Adiós a Javier Darío Restrepo, maestro de la ética y el periodismo

1:00 p.m. | 7 nov 19 (CK/FG).- En las redacciones de periódicos de América Latina suelen presentarse dilemas éticos a diario. Y uno de los referentes en ese tema, la ética, era el periodista colombiano Javier Darío Restrepo, quien falleció en octubre a los 87 años. Fue maestro de la Fundación Gabo desde 1995, organización que fomenta la buena práctica periodística, y exdirector de la revista católica Vida Nueva (Colombia), entre otros cargos de importancia.

Fue sacerdote por 17 años, etapa en la que descubrió su pasión por el periodismo, pero abandonó ese camino para poder dedicarse de lleno a la labor de comunicar. Sin embargo, su fuerte vínculo con el catolicismo nunca se perdió, lo que se refleja en parte de su obra (más de 20 libros) y en su trabajo. Reunimos reseñas de su vida, de sus lecciones y comentarios de personas cercanas que dan testimonio de su actividad hasta sus últimos días.


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El periodista, escritor, docente y maestro de ética de la Fundación Gabo, Javier Darío Restrepo, murió el domingo 6 de octubre en Bogotá, Colombia, a los 87 años de edad. Desde el año 2000, el maestro Restrepo, como era conocido, dirigió el Consultorio de ética periodística de la Fundación Gabo, y se convirtió en un “pilar y guía en el periodismo ético de Iberoamérica”, según describió esta fundación.

Sin embargo, su labor periodística se remonta a 1957, la que practicó en diferentes medios como la radio, televisión y los impresos. El llamado por el periodismo lo tuvo en el seminario donde estudió para ser sacerdote, una vida que también practicó por 17 años, según lo narra el cronista colombiano Alberto Salcedo Ramos en una semblanza de Restrepo escrita en 2005.

Luego de dirigir periódicos religiosos comenzó a colaborar en diarios y revistas nacionales. “A esas alturas, por cierto, Restrepo sintió que nadar en las dos aguas lo había conducido a un limbo incómodo: los sacerdotes consideraban que no era uno de los suyos sino un reportero con sotana. A los periodistas también les parecía advenedizo. Dispuso entonces acabar de un solo dolor con la ambigüedad, y se decidió por el periodismo”, escribió Salcedo Ramos.

En una entrevista con el diario local El Espectador, el mismo Restrepo contó con detalle qué fue lo que lo motivó a hacer ese cambio. “La decisión llega en un momento en que la curia de Bogotá rechaza una solicitud que yo había hecho para casar a un par de universitarios de la Nacional. Tenía mucha ilusión de unirlos, eran muchachos que habían seguido lo que yo decía por radio y me habían pedido como un gran favor que los casara”.

Y continuó: “Entonces algunos burócratas de la iglesia dicen: ‘Como usted está más activo en materias de periodismo que en materia pastoral no vemos por qué razón le vamos a dar esa licencia, por tanto olvídelo’. Eso para mí fue la gota que rebosó todo y me obligó a pensar: ‘Estos señores tienen la razón, yo estoy jugando más en la cancha del periodismo que en la de la religión y es hora de decidir, porque nadie puede pasarse la vida jugando en dos canchas al tiempo. Decidí que me dedicaría completamente a la actividad periodística y es una decisión de la que nunca me he arrepentido”.

En sus 17 años sirviendo como sacerdote, promovió el respeto por el otro, la humanidad, las riquezas del alma. Esas bases más adelante le permitirían ver crear conceptos como “la humanización de la noticia” y pensar por encima de todo en la gente, pues, según decía, “el periodismo que es corporativo no es periodismo”, comentó Hernán Restrepo, uno de sus amigos y discípulos más cercanos.

“Definiría a Javier Darío como un cristiano ejemplar, en todo el sentido de la palabra”, ha dicho Pilar Torres Silva, quien durante su paso por la dirección de PPC en Colombia lo trajo a esta casa periodística, donde fungió como director de Vida Nueva Colombia desde sus inicios, en 2010, hasta 2018.

“El verdadero patrón de los periodistas es la opinión publica, no los grupos económicos. Una noticia solo es noticia si afecta a mucha gente y se debe explicar en un lenguaje sencillo, como si se estuviera conversando entre amigos, me enseñaba”, cuenta Ignacio Gómez, fundador de la Fundación de la Libertad de Prensa (Flip).

En su trabajo como cronista cubrió no sólo el conflicto colombiano sino el de otros países como en El Líbano y Guatemala. “Cuando llegaba a los hoteles después de cumplir sus jornadas, tomaba papel y lápiz para escribirle cartas a su hija María José, en las cuales le contaba los pormenores de la violencia que le tocaba cubrir. Lo que en principio parecía el ejercicio casual de un padre nostálgico, se convirtió después de un tiempo en el libro Testigo de seis guerras”, narró Salcedo Ramos.

ENLACE. Semblanza completa escrita por Alberto Salcedo Ramos, publicada Semana (2005)

“La peregrinación de Restrepo con los originales debajo del brazo duró dos años. Planeta fue una de las tres casas editoras que le rechazaron el manuscrito, pero curiosamente fue Planeta la que al fin terminó publicándolo, cuando el libro se ganó el Premio de Periodismo Germán Arciniegas, que organiza la editorial”. Este premio no fue el único. Su trayectoria periodística la que le valió múltiples reconocimientos y premios tanto en Colombia como en el mundo.

Uno de los más recientes fue el reconocimiento Excelencia Periodística del Premio Gabo en 2014. Se destacan también el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar de Colombia en 1985 y 1986 ambos en la categoría televisión, así como el Simón Bolívar A la vida y obra de un periodista en 1997.

También recibió el premio nacional del Círculo de Periodistas de Bogotá en la categoría de prensa en 1993; así como los premios San Gabriel del Episcopado Colombiano en 1994, el ya mencionado Germán Arciniegas de la Editorial Planeta en 1995 por su libro “Testigo de Seis Guerras” y el Premio latinoamericano a la ética periodística otorgado por el Centro Latinoamericano de Periodismo (CELAP), auspiciado por la Universidad Internacional de la Florida, en 1997, informó la Fundación Gabo.

Se destacó también por su defensa de la libertad de prensa. De hecho fue director de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) de Colombia, y fue columnista de los diarios El Espectador, El Colombiano y El Heraldo.

Su muerte, fue sorpresiva. Apenas dos días antes, el 4 de octubre, el maestro Restrepo participó del Festival Gabo de Periodismo en Medellín donde presentó su libro “La constelación ética”. En su libro reflexiona sobre el buen hacer en el periodismo, dijo la Fundación Gabo.

ENLACE. Javier Darío Restrepo, el zumbido del oficio

Muchos de los 22 libros de los que es autor están dedicados al estudio y análisis de la ética periodísticas, pero se destacan otros como “Cartas de Guerra” o “La revolución de las sotanas” (periodismo religioso). Apenas se dio a conocer su fallecimiento, diferentes medios e instituciones, así como periodistas expresaron sus condolencias y cariño por el que era considerado por muchas generaciones el maestro de periodismo.

La Fundación Gabo, de la que hizo parte por 24 años como maestro de talleres, miembro del consejo rector, director del consultorio ético y “consejero y guía”, fue de las primeras en pronunciarse. “Nos deja huérfanos de su bonhomía y sabiduría. Descanse en paz”, señala parte de su mensaje.

10 cualidades de un buen periodista, según Javier Darío Restrepo

Hasta el último de sus días, Javier Darío Restrepo (1932 – 2019) dio lecciones de periodismo. Sus enseñanzas no eran las de un catedrático encumbrado que teorizaba sobre el oficio, sino las de un maestro experimentado que se forjó como periodista haciendo reportería en el terreno, hablando con las personas, contrastando fuentes y acumulando vivencias que se encargó de compartir sin reserva alguna a tantísimas generaciones de periodistas en Iberoamérica.

Javier Darío Restrepo (q.e.p.d.) dejó un legado memorable y digno de repasar una y otra vez, pero es indispensable que los periodistas, sea en tiempos de calma o de crisis, puedan hacer un pare, contar hasta diez y que por cada número que enuncien, listen las lecciones que este maestro del periodismo ofreció mediante el “Decálogo del buen periodista”:

1. El buen periodista ha de ser, ante todo, una buena persona: José Martí lo dijo con una metáfora: detrás de un buen periódico hay “una mano enguantada que lo escribe y unos labios sin mancha que lo dictan”. Como obra del espíritu que es, el buen periódico solo puede ser producido por buenas personas, que son el punto de partida para llegar a ser buenos periodistas.

2. El buen periodista ha de estar orgulloso de su profesión: Sonó como una novedad cuando Kapuscinski lo dijo en un taller en México y lo repitió en Buenos Aires: “Hay que sentir orgullo y respeto por lo que uno hace”.

ENLACE. Leer artículo completo (Fundación Gabo)

3 reflexiones finales de Javier Darío Restrepo en el Consultorio Ético de la Fundación Gabo

La pasión encendida de quien da sus primeros pasos en el periodismo y el sosiego de aquel que ha padecido y disfrutado por igual en la práctica del oficio. Esa conjunción, peculiar y a su vez mística, caracterizaba a Javier Darío Restrepo (1932 – 2019), quien cada semana respondía sagradamente las preguntas de periodistas de todas las edades, y de las más variadas procedencias, a través del Consultorio Ético de la Fundación Gabo, el cual dirigió con tino desde el 2000 hasta el 6 de octubre de 2019.

Fueron más de 2000 las inquietudes atendidas en el Consultorio Ético desde que fue creado hace 19 años y en todo instante Restrepo se mantenía atento, como buen maestro, a intercambiar experiencias y dar consejos a sus colegas sobre situaciones cotidianas que se enfrentan en el periodismo y que ponen a prueba la ética profesional.

Compartimos tres reflexiones finales de un periodista cuyo legado vivirá en todos aquellos que crean y contribuyan al fortalecimiento de un oficio que exige, como profesaba el maestro Restrepo, una decidida vocación de servicio público.

ENLACE. Estas fueron las últimas preguntas respondidas por Restrepo en el Consultorio Ético

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Fuentes:

Centro Knight / Fundación Gabo / El Telégrafo / RCN Radio / La Nación

Puntuación: 3 / Votos: 2

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