Silicon Valley en el Vaticano: articular progreso tecnológico y bien común

3:00 p m| 9 oct 19 (RT/FPVI).- El Vaticano reunió a pesos pesados del Silicon Valley, ganadores del Premio Nobel y expertos en cibernética para discutir el uso ético de la tecnología digital. El seminario de tres días, organizado por oficinas de la Santa Sede con el título “El bien común en la era digital”, sería también aporte para un posible documento papal sobre inteligencia artificial.

Como parte del programa de actividades, los participantes (ejecutivos de empresas como Facebook, Mozilla y LinkedIn, además de especialistas en moral católica, funcionarios de gobierno y banqueros de inversión), fueron recibidos en audiencia por Francisco, quien advirtió contra la “barbarie de la ley del más fuerte” del paradigma tecnocrático.

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“La industria de la tecnología se ha dado el lujo de pensar que cualquier producto que construyera era para el bien común. Esa fue la suposición compartida por mucho tiempo”, dijo Mitchell Baker, presidente ejecutivo de Mozilla en Mountain View, California. “La defensa era que la libertad o la expresión humana se encarnaba en la tecnología que salía de Silicon Valley y era indiscutiblemente buena”, dijo.

El debate tiene lugar precisamente en medio del aumento del espionaje cibernético, la incitación al odio en línea y el uso indebido de datos privados, y demuestra que la industria tiene problemas para responder a estas problemáticas.

El evento, cuya sesión de inauguración estuvo abierta a los medios de comunicación (el resto fue a puertas cerradas, con invitación), es el último ejemplo de cómo el Vaticano trata de mantenerse a la vanguardia en temas tecnológicos y sociales, para influir en los impulsores y agitadores del futuro, independientemente de su religión.

Funcionarios del Vaticano comentaron que podría proporcionar material para una posible encíclica papal, o carta papal a los miembros de la Iglesia, sobre inteligencia artificial, de la misma manera que reuniones con científicos ayudaron a dar forma a la encíclica “Laudato Si” sobre la protección del medio ambiente y el calentamiento global.

La conferencia discutió temas con “jerga” tecnológica que no se escucha comúnmente dentro del Vaticano, tales como algoritmos y blockchain. El papa Francisco se dirigió a los participantes del seminario en el segundo día de actividades.

Gavin Corn, asesor legal asociado y director del equipo de seguridad informática de Facebook, describió cómo retiró -en 24 horas- más de 1,5 millones de copias de la transmisión en directo del atentado de un hombre armado que mató a 51 personas en dos mezquitas de Nueva Zelanda el pasado mes de abril.

“El video se transmitió durante 17 minutos”, dijo Corn. “Fuimos informados por la policía a los siete minutos. Y diez minutos más tarde ya no estaba, y la dirección IP estaba bloqueada. Cuando lo quitamos, el video había sido visto menos de 200 veces”.

Pero eso no fue el final: Corn dijo que Facebook se embarcó en una persecución digital desesperada para eliminar el vídeo por completo de la plataforma. El clip ya había sido descargado en algunos perfiles, por ejemplo, donde también estaba bloqueado. En el lapso de horas, los usuarios crearon alrededor de 900 versiones diferentes del video: lo editaron, o agregaron capturas de pantalla, o lo manipularon de diferentes maneras, todo para hacer más difícil que los algoritmos de la compañía lo encontraran.

“En las primeras 24 horas, bloqueamos 1,5 millones de versiones del video”, dijo Corn. “De ellos, 1,2 millones fueron bloqueados cuando se subió el video”. Pero el video se volvió viral de todos modos, dijo. Incluso estaba alojado en sitios de noticias; se volvió imparable”.

“En este caso, no había una cuestión moral. Todos estuvieron de acuerdo en que el video no debería ser mostrado. Pero el curso moral era extremadamente difícil de tomar porque era imposible moverse lo suficientemente rápido. No puedes ser solo moral en este tiempo. Tienes que ser moral y muy, muy rápido”.

Corn también comentó que era importante que las empresas de tecnología invirtieran en equipos de personas para centrarse en el posible uso poco ético de los productos desde el principio de su desarrollo.

También estuvo presente el empresario y capitalista de riesgo Reid Hoffman, quien se referió a algunas prácticas usuales en Silicon Valley y al comentar cómo decide en qué compañías invertir, respondió que tiene una simple prueba de fuego para determinar si darle a las propuestas una mirada más cercana.

“Quiero invertir en compañías que juegan con uno o más de los siete pecados capitales”, dijo Hoffman, mejor conocido como cofundador de LinkedIn, y agregó que la plataforma de redes profesionales de negocios es la que más encarna el pecado mortal de la codicia. “Al final, LinkedIn está ayudando a alguien a ganar más dinero el año que viene”.

“Ese es un problema que tenemos con la idea de ser morales en un negocio diseñado para ser rentable, y llegar a miles de millones de personas complaciendo la naturaleza humana”, dijo Hoffman.

“Muchas personas que trabajan en el área de inteligencia artificial están determinadas a que esto se desarrolle éticamente”, dijo el obispo Paul Tighe, Secretario del Consejo Pontificio para la Cultura del Vaticano. “Queremos que sea IA para el bien”, dijo.

El objetivo del evento, según el Cardenal Peter Turkson, que abrió la sesión del primer día, es discutir las maneras de hacer que el mundo digital sea más moral, y un mayor contribuyente al bien común en la sociedad.

“Se dice que la tecnología hace que el mundo sea más pequeño”, dijo Turkson, uno de los autores de la encíclica papal sobre cambio climático y protección del planeta, Laudato Sí. “Me gustaría que fuera el caso que no sólo nos hace vecinos, sino también hermanos y hermanas”.

 

Presentación del Seminario “El bien común en la era digital”

Existe un amplio debate sobre las implicaciones sociales, éticas y políticas de los extraordinarios avances en el campo de las tecnologías digitales y, en particular, con respecto a la inteligencia artificial. Temas importantes y fundamentales para los cuales el Papa Francisco con su Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común, ha alentado un diálogo nuevo:

“Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos”.

Y es precisamente sobre esa base que se inspira este seminario. “Para comprender el desarrollo tecnológico de nuestro período histórico –explicó Monseñor Paul Tighe, durante el breafing de presentación– necesitamos ciertamente expertos en la materia, pero hay cuestiones de naturaleza ética y humana sobre el uso de la tecnología que requieren la respuesta de expertos en filosofía y teología”.

El objetivo principal –prosigue el Secretario del Consejo Pontificio para la Cultura– es “crecer en el conocimiento y crecer en la comprensión mutua”. Comprender el significado profundo de la palabra ética porque –dice– todo el mundo habla de ética, pero ¿qué quiere decir ética? Y concluye afirmando que otra manera de contribuir al progreso es reflexionar sobre lo que entendemos por bien común, que –explica Monseñor Tighe– no coincide con “el máximo para el mayor número de personas, sino que debe extenderse a considerar concretamente a los últimos, los excluidos”.

La naturaleza global de la tecnología moderna lo convierte en un enorme desafío, amplió mons. Paul Tighe. “Nuestra definición de ‘moral’ se remonta a cuando todos vivíamos en sociedades en gran medida homogéneas con valores y tradiciones compartidos”, dijo Tighe. “Ahora, el desafío es llegar a valores morales compartidos en la mayor y más diversa comunidad posible”.

Dada la implicación internacional de la investigación con profesionales de tradiciones y culturas muy diferentes, se puede decir que el carácter sinodal fue una de las características del seminario. El objetivo futuro es crear una red de expertos y personas que quieran contribuir caminando juntos hacia respuestas compartidas a los principales desafíos sociales y éticos –entre otras cosas, muy sentidos por el Papa– tales como: los conflictos y la construcción de la paz, el futuro del trabajo y, en consecuencia, los nuevos horizontes para el bien común.

Fueron cuatro las sesiones de este seminario: la primera abordó la búsqueda compartida de los valores, la segunda y la tercera, respectivamente, sobre a la tecnología y al futuro de la guerra en una perspectiva de construcción de la paz; y al futuro del trabajo, y la última sesión, antes de la presentación de los trabajos de discusión de cada grupo con las cinco directrices básicas fundamentales propuestas, se refirió a los horizontes futuros y sus respectivos problemas éticos.

ENLACE. Web oficial del evento con información, programa y enlaces

 

Francisco pide usar la inteligencia artificial para ayudar al hombre y no para esclavizarlo

Durante la audiencia que el Santo Padre ha tenido con los participantes en este Seminario, celebrado del 26 al 28 de septiembre en Roma, les ha instado a poner el progreso al servicio del bien común. Porque, de lo contrario, “conduciría a una desafortunada regresión y a una forma de barbarie dictada por la ley del más fuerte”.

No puede considerarse progreso aquello que es una fuente mayor de desigualdades, les ha dicho el Papa: “Mientras una sola persona sea víctima de un sistema, por muy evolucionado y eficiente que sea, que no logre valorizar la dignidad intrínseca y la contribución de cada persona, su trabajo no estará terminado”.

Citando la Laudato Si, el Papa ha recordado la necesidad de no olvidar la ética en el uso de la tecnología porque, si es el paradigma “tecnocrático dominante” el que rige su control y su uso, limitando otros factores de desarrollo, conlleva “enormes peligros para toda la humanidad”.

Francisco ha puesto como ejemplo la robótica aplicada al mundo del trabajo. “No hay duda de los notables avances e implicaciones cada vez más significativos que tienen en todos los sectores de la acción humana”. Por ejemplo, “puede poner fin a trabajos agotadores, peligrosos y repetitivos que con frecuencia causan sufrimiento, aburrimiento y embrutecimiento”. Pero “si buscan solo el beneficio económico o se realizan con fines tendenciosos, pueden ocasionar un gran perjuicio a la sociedad, privando a miles de personas de su trabajo y poniendo en riesgo su dignidad”.

También la inteligencia artificial puede “favorecer un mayor acceso a las informaciones veraces y, por lo tanto, de análisis correctos”, pero cuenta, asimismo, con potenciales peligros, como el de “hacer circular opiniones tendenciosas y datos falsos que podrían envenenar los debates públicos e incluso manipular las opiniones de millones de personas, hasta el punto de poner en peligro las mismas instituciones que garantizan la convivencia civil pacífica”.

“Por lo tanto, queridos amigos, ha dicho a los participantes en la audiencia, les agradezco su trabajo en un esfuerzo de civilización, que también se medirá por el objetivo de reducir las desigualdades económicas, educativas, tecnológicas, sociales y culturales”. Y les ha recordado que para que la tecnología pueda llevar a un verdadero progreso, éste debe ir acompañado “de una ética basada en una visión del bien común, una ética de la libertad, la responsabilidad y la fraternidad, capaz de favorecer el pleno desarrollo de las personas en relación con los demás y con la creación”.

ENLACE. Discurso completo del Papa a los participantes del seminario

 

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Fuentes:

Fundación Pablo VI / Reuters / Fortune / Vatican News

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