El Vaticano levanta sanción contra el biblista Ariel Álvarez
11:00 p m| 2 ago 16 (RD/BV).- Ariel Álvarez Valdés es un teólogo y biblista argentino que enseñaba en el Seminario Mayor de Santiago del Estero hasta que fue suspendido en sus funciones académicas, en agosto del 2008, por el entonces Secretario de Estado Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone. Después de siete años de haberlo condenado al silencio, el Vaticano levantó finalmente la sanción. Mediante una carta escrita por el mismo Papa, le fue comunicado que Roma ya no mantiene proceso alguno contra él.
En 1997, el cardenal Bertone -entonces Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe- le abrió una causa al Dr. Álvarez Valdés, debido a sus enseñanzas y escritos. Si bien Bertone reconocía expresamente que los libros del biblista no contenían ningún error, decía que provocaban perplejidad y escándalo entre los fieles. El tema que, según Bertone, resultaba más urticante de sus enseñanzas, tal como consta en sus cartas, era la historicidad de Adán y Eva (que Bertone pretendía obligar a Álvarez Valdés a reconocer).
Después de doce años de presiones para que el biblista se retractara (desde 1997), debido a su negativa, en el año 2008 el Vaticano decidió prohibirle “enseñar, escribir, publicar, dar clases y cursos, y hablar por radio y televisión”. Esto llevó a Álvarez Valdés a dejar el ministerio sacerdotal para poder seguir enseñando.
Ahora Francisco, mediante una carta autógrafa, le ha comunicado que “después de estudiar todo, habían dejado el asunto en manos del Obispo local” de Santiago del Estero, con lo cual el Papa reconoce que el Vaticano, que era el que había cuestionado durante doce años al teólogo, y finalmente lo había sancionado en 2008, ya no mantiene litigio alguno con Álvarez Valdés, como vino sucediendo durante todos estos años.
Entrevista a Álvarez Valdés que confirma levantamiento de su sanción
Ante las sospechas de que se hubiera tratado de un mero rumor, Álvarez Valdés confirmó al portal de noticias Religión Digital que la noticia es cierta.
-¿Cómo recibió la noticia del levantamiento de la sanción por parte del Vaticano?
En realidad fui yo quien le escribí al Papa, pidiéndole el levantamiento de mi sanción. En 2008, cuando él era arzobispo de Buenos Aires, hablé con él. Y en esa oportunidad se solidarizó conmigo, pero me dijo que no podía hacer nada. Por eso después, cuando asumió como Papa, le escribí para decirle que ahora sí podía hacer algo.
-¿Cuándo tuvo lugar tu sanción?
El proceso de mi sanción duró doce años. Comenzó en 1997, cuando llegaron las primeras cartas de Roma a mi obispo de Santiago del Estero, diciéndole que habían recibido denuncias contra mí, y que debían hacer analizar mis obras para ver si tenía errores. Y terminó en 2008, cuando Roma le ordena a mi obispo que me prohibiera enseñar.
-¿De quién fue la prohibición de enseñar?
Todo mi conflicto fue pura y exclusivamente con el Vaticano. Nunca tuve problemas con ningún obispo de la diócesis. Más aún: mi problema con Roma comenzó, como dije, en el año 1997, y terminó en 2008. Y durante ese tiempo pasaron tres obispos por la diócesis de Santiago del Estero, que no me dijeron nunca nada de mi doctrina ni de mis escritos. Jamás recibí queja alguna de ellos. Siempre fue el Vaticano quien estuvo detrás de mi silenciamiento, y me mandaba cartas pidiéndome retractaciones.
-¿Qué novedad aporta ahora la carta del Papa Francisco?
Que Roma ha dejado toda la cuestión en manos del obispo diocesano. Lo cual significa que Roma no tiene causa alguna conmigo. Y que es precisamente la noticia que fue publicada. Ésta no dice que me levantaron la sanción, sino que “el Vaticano levantó la sanción”. Lo cual es absolutamente cierto, al dejarla en manos del obispo diocesano. Aclaro que el obispo actual de Santiago del Estero no es ninguno de los tres que estuvieron durante el proceso de mi sanción, sino uno nuevo.
-Pero monseñor Polti, cuando le notificó la sanción, ¿no le dijo que ésta venía de él?
Sí. Pero monseñor Polti llegó a la diócesis en el año 2006. Y mi proceso había comenzado en 1997, nueve años antes. Así que él se encontró con un proceso ya armado hacía mucho tiempo. De todos modos, si nos atenemos a ese escrito de Polti, se confirma una vez más lo que digo: que el Vaticano no tiene ninguna causa conmigo, sino sólo la diócesis. Lo cual es importante decirlo, porque muchos piensan que yo estoy sancionado por Roma.
-Esta decisión del Papa Francisco, ¿es para usted una reivindicación?
En realidad no. Porque el Vaticano ya había reconocido, durante todo el proceso, y por escrito, que yo no tenía ningún error teológico. Que sólo me sancionaban porque había gente que se escandalizaba al leer mis obras. Así que no se trata de una reivindicación de mis obras, sino una aceptación de que los nuevos estudios bíblicos no deben escandalizar a nadie, y que se puede aceptar lo novedoso que el Espíritu Santo va enseñando a las Iglesias, como dice el libro del Apocalipsis.
-¿Sus enseñanzas realmente escandalizaban a los creyentes?
Puede haber habido gente que se escandalizaba. Pero eso no significa que yo estaba equivocado. En los evangelios Jesús muchas veces aparece escandalizando a los fariseos y autoridades religiosas de su época, y eso no significa que Jesús estaba equivocado. Cuando en Pentecostés los apóstoles salieron a predicar en lenguas, dice el libro de Los Hechos que la gente quedaba “perpleja”, que es exactamente el término que usaron para sancionarme a mí. Pero causar perplejidad no necesariamente es malo.
-Después de este levantamiento de su sanción, ¿piensa regresar al ministerio sacerdotal?
Quiero aclarar que yo no he dejado en ningún momento la Iglesia. Sólo he dejado la jerarquía. Pero sigo formando parte de la Iglesia, la sigo amando y sigo trabajando por ella cada día. Pero no volveré al ministerio porque pienso que ahora como teólogo laico puedo aportar más.
Las afirmaciones de Alvarez Valdés que objetó el Vaticano
-Dios no manda los males ni el sufrimiento a los hombres, porque lo que “redime” es el amor, no el dolor.
Bertone: Dios sí manda los males y sufrimientos, porque el dolor es redentor.
-Los milagros sí existen, pero en ellos no se suspenden las leyes de la naturaleza, ya que éstas no se conocen totalmente.
Bertone: En los milagros, sí se suspenden las leyes de la naturaleza.
-El libro de Job es un libro precristiano, que no contiene la respuesta definitiva al tema del sufrimiento. Esta la trae Cristo.
Bertone: El libro de Job no fue superado con la venida de Cristo.
-Los primeros capítulos del Génesis (Adán y Eva, Noé y el diluvio, etc), no contienen historia en el moderno sentido de la palabra.
Bertone: Estos capítulos sí contienen historia.
-La virginidad de María “durante el parto” está basada en los Evangelios apócrifos. En realidad su parto debió de haber sido normal, como el de cualquier muchacha. Eso no menoscaba a María.
Bertone: Aunque la virginidad de María “durante el parto” está basada en los Evangelios apócrifos, María se mantuvo virgen incluso “durante el parto” (es decir, que no hubo ruptura de himen).
-El relato del ángel que habló con María en la anunciación es un género literario. En realidad Dios habló con ella en su corazón, como con nosotros.
Bertone: El ángel de la anunciación es un elemento histórico y real del evangelista Lucas.
-La virgen María no puede aparecerse “físicamente” a nadie, porque ya no tiene cuerpo material. Se trata de “visiones”. Si fuera así, todos la verían.
Bertone: La virgen María se aparece “físicamente” a quienes la ven.
-Los estigmas no son signos de santidad, ni provienen de Dios, porque Dios no puede mandar lastimaduras físicas a la gente.
Bertone: Los estigmas vienen de Dios, y son señal de santidad de una persona.
-La fe en la resurrección no implica necesariamente la separación del alma y el cuerpo. Ésta es una explicación, pero no un dogma.
Bertone: Al morir una persona, se separa el alma del cuerpo; y el alma va al encuentro de Dios, mientras el cuerpo espera la resurrección.
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Fuentes:
Religión Digital / Blog de Xavier Pikaza