Trece razones para una puesta al día en la moral sexual católica

11.00 p m| 21 ago 14 (BUENA VOZ).- Cuando la postura moral de la Iglesia respecto a cuestiones como el uso de la píldora anticonceptiva, el recurrir a métodos de fertilización asistida o -en otro plano- la posibilidad de comunión para los divorciados vueltos a casar, intenta articular con el pensamiento actual, deja la percepción de una Iglesia aislada de la opinión pública en temas de sexualidad.

Con ese argumento, Cristián Barría plantea trece razones por las cuales muchos fieles de hoy piensan que el magisterio de la Iglesia debe abrirse a un diálogo comunitario y ponerse al día, ya que en la renovación del pensamiento cristiano en la modernidad -dice Barría- la moral sexual ha quedado rezagada. Texto publicado en “Selecciones de Teología”.

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El último concilio inició una profunda renovación en muchos niveles, pero la vida del hombre moderno ha cambiado radicalmente en sus aspectos social y cultural, pasando de una concepción más estática a otra más dinámica y evolutiva que exige nuevos análisis y nuevas síntesis. Es por ello que describimos ahora varias formas en las que se expresa esta crisis ya que existe un desfase entre lo nuevo y la enseñanza clásica de la jerarquía, lo cual nos debe interpelar.


Los laicos católicos no han recibido, en el sentido técnico de la expresión, la enseñanza oficial sobre regulación de la natalidad

En el tema de la regulación de la natalidad, los fieles se guían por su propia conciencia de creyentes y toman sus decisiones según su situación vital, discrepando de la enseñanza oficial. Así, las encuestas de opinión muestran que,en su inmensa mayoría, los católicos consideran legítimo el uso de los anticonceptivos orales.

Además, algunas parejas que ya tienen hijos recurren a un método más drástico de regulación de la natalidad: la esterilización quirúrgica. Por ello, en EEUU, incluso en los hospitales públicos dirigidos por congregaciones religiosas católicas, dicha esterilización es practicada por un 20% de ellos.

Y si el recurso a la píldora y los dispositivos intrauterinos es igualmente masivo en la población católica y practicante que en la que no lo es, y no existe la recepción de una doctrina proclamada durante más de 40 años, eso debe dar que pensar.


Los teólogos morales discrepan mayoritariamente de la enseñanza oficial

Los teólogos especialistas en moral,cuya labor es reflexionar en profundidad sobre los temas religiosos, teniendo en cuenta los avances del saber moderno en medicina, psicología o filosofía, ya han evolucionado hacia posturas más afines a la modernidad en el tema de la sexualidad.

Bernard Häring, sacerdote alemán consejero de PauloVI, es considerado uno de los más grandes teólogos morales en la Iglesia del siglo XX. Él era partidario de una renovación en la moral sexual, pero fue enjuiciado por Roma durante dos años, siendo finalmente absuelto en 1975. Según este autor, una mayoría de los teólogos morales son disidentes en moral sexual.

A Charles Curran, uno de los más respetados teólogos morales norteamericanos se le quitó la autorización de impartir teología moral, debiendo enseñar en universidades cristianas no católicas.

También en 2001 fue enjuiciado por la Congregación para la Doctrina de la Fe de Roma probablemente el más grande moralista de habla española, el padre Marciano Vidal. Se le reprocharon en especial sus orientaciones innovadoras en materia de moral sexual, como su aceptación moral de métodos anticonceptivos y, en casos de urgencia, la utilización de la píldora del día después.


Muchos sacerdotes discrepan de la enseñanza oficial

La enseñanza oficial tampoco es compartida por muchos de los pastores que están en contacto con los feligreses y conocen sus problemas cotidianos. Por ello, actualmente parece que la mayoría de sacerdotes discrepa de la enseñanza oficial en el tema de la contracepción. Ya en el sínodo de obispos de 1980, dedicado al tema de la familia, el obispo Quinn, presidente de la conferencia episcopal estadounidense, pidió cambios en la doctrina moral, informando entonces que en Estados Unidos solo un 29% de los sacerdotes consideraba que el uso de anticonceptivos era inmoral.

Un sacerdote y teólogo de orientación innovadora en este tema fue Albino Luciani, que llegó a ser Papa con el nombre de Juan Pablo I. Ya en 1968 había dado una opinión novedosa al respecto, pero cuando Pablo VI tomó una decisión, guardó respetuoso silencio. Más tarde, al inicio de su labor papal manifestó su intención de abordar ese tema, pero no pudo realizarlo por su prematura muerte recién elegido Papa.

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Fuente:

Revista Selecciones de Teología

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