El judaísmo de Jesús: ¿Qué dicen especialistas judíos?

Jesus Judio

11.00 p m| 22 may 14 (THE TABLET/BV).- Estudios judíos modernos sobre el Nuevo Testamento se refieren a cómo las enseñanzas de Cristo se originan y son nutridas por el judaísmo. De acuerdo con un experto en el campo, esto puede servir para un mayor entendimiento entre ambas religiones. De hecho, estudiosos del Nuevo Testamento han dedicado gran cantidad de tiempo en estudiar al Jesús histórico y en las últimas décadas gran parte ha girado en torno a su condición de judío. Sin embargo la perspectiva de expertos judíos en el tema se mantiene poco conocida.

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El despertar cristiano al judaísmo de Jesús se dio a finales del siglo XIX, pero recibió mayor atención cuando los cristianos se interesaron mucho más por los judíos y el judaísmo a la luz de la Shoah. Desde los años 1960, un deseo de reconciliación y una mayor comprensión del judaísmo se convirtió en lugar común, plasmado en el Concilio Vaticano II y la publicación de Nostra Aetate en 1965.

Ahora casi todos los estudios cristianos toman en serio los rasgos judíos de Jesús, pero lo que es menos conocido es el trabajo de estudiosos judíos que de manera similar han despertado al hecho de que el judaísmo nutrió a “Jesús el Judío”.

En la última parte del siglo XX, David Flusser y Géza Vermes, quienes fundamentaron su trabajo sobre las bases dejadas por un pequeño número de estudiosos judíos a principios del siglo XX (en particular, Martin Buber, Joseph Klausner y Claude Montefiore), son sucedidos por tres nuevos eruditos judíos: Shmuley Boteach, Daniel Boyarin y Amy-Jill Levine.

Mientras Flusser retrata a Jesús como una figura carismática cuya enseñanza demostró un extraordinario sentido de estar en “misión”, Vermes representa a Jesús como un “galileo piadoso” y un hombre santo. Por lo tanto, Jesús era un maestro carismático, sanador y profeta. Vermes en particular, ha tenido el mayor impacto, y lo demuestra el título de su primer libro, “Jesús el Judío”, que en 1973 parecía revolucionario, pero ahora se da por sentado en el estudio especializado del Nuevo Testamento.

En la última década, Amy-Jill Levine asumió el relevo de Géza Vermes, destacando como la especialista más importante en el Nuevo Testamento de su generación. En “The Misunderstood Jew: the Church and the scandal of the Jewish Jesus” (2006), argumentó que “Jesús era un buen Judío” que enseñó a los judíos en tierra judía.

A Levine le preocupan particularmente las interpretaciones antijudías, que surgen de los evangelios y epístolas. Esto sucede sobre todo cuando, en un intento de ubicar a Jesús como único, las personas y/o líderes judíos de su tiempo son representados de forma monolítica, obsesivamente sujeto a las reglas, que nos les importan los pobres y marginados, y particularmente opresivos con las mujeres. Sin embargo, Levine también alienta a los judíos a apreciar a Jesús en continuidad con otros líderes y profetas de Israel. Ella describe cómo Jesús se vistió, comió, enseñó y rezó como un judío, argumentó como un judío con otros judíos, y cómo congregó seguidores. Para que los judíos consideren más el Nuevo Testamento, deben ir más allá de sus estereotipos, Levine afirma.

“Muchos judíos consideran que varias ideas cristianas no tienen sentido”, explica Levine: “¿Cómo puede alguien creer en una concepción virginal? ¿Cómo podría alguien volver de entre los muertos?” Piensan que es una forma de paganismo, pero cuando señaló que estas afirmaciones cristianas encuentran raíces en el contexto del Judaísmo del Segundo Templo, se sorprenden”.

Estos malentendidos surgen porque “los judios no preguntan formalmente sobre el cristianismo”. El respeto es recíproco, dice ella. “Si yo quiero que mis vecinos cristianos respeten el judaísmo… entonces tengo que respetarlos, y eso significa saber algo acerca de ellos más allá de Papá Noel y el Conejo de Pascua. Necesito saber lo que dicen sus textos, y conversar con ellos acerca de cómo los entienden… Hay otra razón por la que los judios tienen que aprender sobre el cristianismo: entenderlo es una forma de fortalecer su identidad.

El “Jewish Annotated New Testament” (2011), coeditado por Levine y Marc Z. Brettler, no sólo está escrito completamente por judíos sino que está dirigido, al menos en parte, a lectores tanto judíos como cristianos que “desean conocer más sobre el entorno judío en el Nuevo Testamento”. Ambos editores coinciden en que la obra es testimonio de lo mucho que el tema ha cambiado desde que lo abordaron hace décadas.

“Hace 20 o 30 años, no había suficientes judíos trabajando en esta materia”, dice Brettler. “Pero se ha vuelto más natural a lo largo de las últimas décadas que parte de lo que haces mientras estudias rabínicos, además de estudiar estos textos en hebreo y arameo, es estudiar el Nuevo Testamento”.

En “Kosher Jesús” (2012), Shmuley Boteach argumenta que el auténtico Jesús fue un judío observante de la Torá y un opositor activo de Roma. Como Montefiore, quien vio a Jesús como un judio protoliberal, el Jesús de Boteach es un espejo de su propia versión del judaísmo: tradicional y comprometido con la Torá. Retrata a Jesús como “un maestro observante de la Torá que instruyó a sus seguidores a mantener cada letra de la Ley, cuyas enseñanzas son citadas extensamente en la Biblia y escritos rabínicos, quien luchó contra el paganismo romano y la persecución del pueblo judío, y murió a manos de Poncio Pilatos por su rebelión contra Roma, y del que los judíos no tienen nada que ver con su asesinato”.

La obra de Daniel Boyarin “The Jewish Gospels: the story of the Jewish Christ” (2011) sostiene que Jesús fue acogido por muchos judíos, porque sus enseñanzas mesiánicas estaban en línea con las creencias judías. No solo era Jesús y sus seguidores judíos, sino que propone un vínculo judío con las interpretaciones cristológicas propuestas por la Iglesia Primitiva.

“Si bien a estas alturas casi todo el mundo, cristianos y no cristianos, están felices y satisfechos refiriéndose a Jesús, el ser humano, como judío, quiero ir un paso más allá de eso”, escribe Boyarin. “Me gustaría que veamos también que Cristo -el Mesías Divino- es un judío. La cristología, o las primeras ideas acerca de Cristo, es también un discurso judío y no -hasta mucho después- un discurso antijudío. Así, los pensamientos básicos subyacentes de los que tanto la Trinidad y la Encarnación crecieron, están en el mundo en que Jesús nació, y al que se refieren en los evangelios de Marcos y Juan”.

En otras palabras, el papel mesiánico que “encajó” en Jesús no estaba, como muchos podrían creerlo, elaborado por el hecho de que los cristianos buscaron retratarlo como tal. Más bien, era una expectativa judía ya existente que Jesús trató de cumplir. Boyarin sostiene que la cristología no fue creada por Jesús, sino que simplemente se ajustó a Él. Lo que vino a ser conocido como el cristianismo llegó mucho después, cuando líderes políticos y religiosos trataron de imponer una nueva ortodoxia religiosa que no estuvo presente durante la vida de Jesús.

El lector puede pensar que esto es un cuadro complejo, pero hoy en día, judíos y cristianos tienen mucho que ganar debido a esta pérdida de simplicidad: una comprensión realista del potencial intelectual y espiritual inherente en el judaísmo y el cristianismo antes de estar bien definidos y, hasta recientemente, como religiones opuestas; y lo más importante, una mejor apreciación de las ideas cruciales sobre Jesús el Judío .


Fuente:

“Jesus and the Jews” de Edward Kessler. Publicado en The Tablet.

* Edward Kessler es el fundador del Woolf Institute. Su nuevo libro, “Jews, Christians and Muslims in Encounter”, es una publicación de SCM Press.

Puntuación: 4.50 / Votos: 4

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