El Papa recibió a Karekin II y recordó a los mártires armenios

Armenios y el Papa Francisco

11.00 p m| 15 may 14 (AGENCIAS/BV).- El Papa Francisco ha recibido en audiencia, la mañana del jueves 8 de mayo en el Palacio Apostólico, a Karekin II, Patriarca y Katholikós de la Iglesia Armenia, que tiene unos 10 millones de fieles. Además Armenia es oficialmente la primera nación cristiana de la historia, aunque se separó de la Iglesia católica en el s.V.

Sin abordar en forma directa el tema del genocidio, el pontífice señaló que la sangre derramada invita a recorrer el camino de la unidad. “El ecumenismo del sufrimiento, el ecumenismo del martirio, el ecumenismo de la sangre son un poderoso recordatorio para caminar por el camino de la reconciliación entre las Iglesias, con determinación y abandono confiado al Espíritu“, dijo Francisco.

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El Papa consideró que es “una gracia especial poder encontrarnos en esta casa, al lado de la tumba del apóstol Pedro y compartir un momento de fraternidad y de oración”. El Santo Padre recordó que entre las ocasiones de encuentro entre los ortodoxos armenios y Roma figura “la Conmemoración de los Testimonios de la Fe del siglo XX, que se realizó durante el Jubileo del 2000, a la cual su santidad Karekin II participó”, y aunque no citó explícitamente el genocidio armenio por los turcos, precisó que “el número de los discípulos que esparcieron su sangre por Cristo, en los trágicos acontecimientos del siglo pasado, es seguramente superior a la de los mártires de los primeros siglos”, en el cual “los hijos de la nación armenia tienen un lugar de honor”.

El genocidio armenio se debió a la deportación forzosa y exterminio de aproximadamente entre 1,5 y 2 millones de personas, por el gobierno de los “Jóvenes Turcos” en el Imperio Otomano, desde 1915 hasta 1923.

Las muertes fueron provocadas en masacres y extremas marchas forzadas en las deportaciones. Turquía no niega el exterminio pero señala se debió a luchas interétnicas, enfermedades y desnutrición durante la Primera Guerra Mundial y no a un plan de limpieza étnica (más información debajo).

El Papa señaló que así “como en la Iglesia antigua, la sangre de los mártires se volvió semilla de nuevos cristianos” precisó que “el ecumenismo del sufrimiento, el ecumenismo del martirio y el ecumenismo de la sangre, son una llamada potente a caminar por la vía de la reconciliación entre las Iglesias, con decisión y confiado abandono en la acción del Espíritu Santo”.

“Sentimos el deber, señaló Francisco, de recorrer esta senda de fraternidad también por la deuda de gratitud que tenemos con el sufrimiento de tantos hermanos nuestros que fue salvífica porqué está unida a la pasión de Cristo”.

A este propósito el Papa saludó a Karekin II por su apoyo efectivo al diálogo ecuménico y, en particular, a los trabajos de la Comisión conjunta para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias ortodoxas orientales, así como por el notable aporte teológica en esa sede del Catolicosado de todos los Armenios.

“Recemos unos por otros -concluyó el Obispo de Roma- para que el Espíritu Santo nos ilumine y guíe hacia el día, tan deseado, en que podamos compartir la mesa eucarística. Y que interceda por el pueblo armenio, ahora y por siempre, la Toda Santa Madre de Dios”.

Finalizado el encuentro, el Papa Francisco y Su Santidad Karekin rezaron juntos en la capilla Redemptoris Mater.

Su Santidad Karekin II fue elegido 132° Patriarca Supremo y Katholikós de todos los armenios en 1999. La Iglesia Armenia tiene dos catolicosados y dos patriarcados. Los dos catolicosados: Etchmiadzin y Antelias, son independientes desde el punto de vista administrativo, pero están en plena comunión. El Patriarcado Armenio de Jerusalén y el Patriarcado Armenio de Constantinopla dependen de Etchmiadzin para los asuntos espirituales. Desde el Concilio Vaticano II, se han desarrollado nuevas relaciones entre la Iglesia católica y la Iglesia Armenia.


Más sobre el genocidio en Armenia

El pueblo armenio y sus territorios históricos padecieron, durante siglos, el hostigamiento y acoso mortal por parte de los más grandes imperios agresivos. Algunas de las consecuencias fatales de los últimos asedios fueron: la usurpación de sus legítimos territorios por Turquía y el terrible genocidio del pueblo armenio (1915 – 1923) perpetrado por el mismo estado turco, en el que más de un millón y medio de armenios fueron asesinados.

La intolerancia, el fanatismo religioso, la ambición territorial, la supuesta superioridad de la Turquía Otomana (panturquismo) y, fundamentalmente, la ignorancia, fueron algunos de los factores de persecución al primer pueblo cristiano de la historia.

Durante los últimos años de existencia del Imperio Otomano, el pueblo armenio presentaba características diferentes a los demás. Es un pueblo con particularidades culturales, que ha mantenido su religión y sus tradiciones, a pesar de la mayoría islámica que lo rodea, su economía ha permitido la constitución de una burguesía próspera, que se desarrolla dentro de un sistema donde la movilidad social es dinámica y cuyos valores e ideología se contraponen a las estructuras dominantes.

En Turquía, el grupo de los “Jóvenes Turcos”, que se ha formado principalmente en el exilio, constituyó un partido de carácter nacionalista llamado Teshkilati Mahsusa que buscó imponer un orden regional diferente y que pretendía apoderarse de los recursos y riquezas conseguidos por otras comunidades.

En el año 1915, Taalat Pashà, a la sazón titular del Ministerio del Interior turco, firma el decreto que ordena el exterminio de los armenios. El marco de la Primera Guerra Mundial ofrece una excelente oportunidad para la masacre. Se suceden escenas desgarradoras, en donde las casas son incendiadas con sus ocupantes dentro, las mujeres violadas y mutiladas, los niños arrojados a los ríos. En las provincias de oriente, Erezum, Bitlis, Dijabakir, Trebizonda, Sivas y Kharput el exterminio es masivo y gran parte de los sobrevivientes perderán sus vidas por causa del hambre y el agotamiento en las forzadas marchas hacia el exilio.

El genocidio armenio quedó por largo tiempo en un segundo plano frente al holocausto de los judíos durante el nazismo. El gobierno turco presionó cuanto pudo a los gobiernos del mundo para el ocultamiento de lo ocurrido, no sólo a fin de mantener una imagen exterior, sino también para preservar la nueva identidad sobre la cual se construyó la nación.


Armenia: Primer pueblo cristiano de la historia

El pueblo y la cultura armenios tienen una existencia que proviene de un pasado muy remoto. Ocupantes de las tierras situadas entre los mares Negro, Caspio y Mediterráneo, sus límites geográficos han sido siempre variables por falta de accidentes naturales que los delimiten claramente, pero se caracteriza por ser una región geográfica situada en las alturas con respecto a las tierras vecinas.

En el siglo IV a.C. fue conquistada por Ciro el Grande. Alejandro de Macedonia la incluye en el mundo helenístico al avanzar sobre Oriente y a su muerte queda bajo el gobierno de los seleúcidas. A éstos suceden los arsácidas y en la época de Tigranes alcanza su máxima prosperidad funcionando como un estado tapón entre Roma y Persia, beneficiándose de su situación geográfica de pasaje y del comercio entre ambos, hasta que Trajano la convierte en provincia romana.

Luego para el siglo III d.C. el rey de Armenia Tirídates III persigue al cristianismo pero finalmente es catequizado y bautizado por Gregorio el Iluminado y convierte a Armenia en el primer reino que hace del cristianismo su religión oficial, de allí que la Iglesia fundada lleve el nombre de Gregoriana y tenga características particulares desde el momento que, en el siglo V y frente a la controversia sobre la doble naturaleza de Cristo, adopta el monoficismo y desconoce el poder temporal del Obispo de Roma. La cabeza de la Iglesia fue desde entonces para el pueblo armenio, el Kathólicos.


Fuente:

AICA / Religión en Libertad / Rome Reports / Rebelion.org

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