Los motivos de un cónclave sin favoritos

Cónclave sin favoritos

3.00 p m| 12 mar 13 (NCR/BV).-  Ha causado sorpresa que hasta el inicio del cónclave no se han perfilado favoritos para las votaciones, aún cuando el Papa Emérito Benedicto XVI anunció su renuncia hace un mes. En el cónclave anterior todo el mundo reconoció que Ratzinger era el favorito para cuando se inició. Lo mismo sucedió con Pablo VI y Pío XII. Y aunque la elección de Juan Pablo II fue una sorpresa, se tenían favoritos antes de iniciar el cónclave: Giovanni Benelli y Giuseppe Siri.

En esta publicación Thomas Reese desarrolla estas cuatro hipótesis que explican la ausencia de claros favoritos: la falta de tiempo que han tenido para conocerse entre los cardenales, la división en la curia romana, que ningún cardenal tiene el perfil idóneo para el momento que vive la Iglesia o lo opuesto, varios cardenales con las capacidades necesarias.

1. Les faltó tiempo a los cardenales para conocerse entre ellos. Hay que recordar que 24 de ellos fueron nombrados el año pasado (una quinta parte de los electores). Mientras que los cardenales curiales y los de más jerarquía conocen bien el universo de electores, los nuevos recién están ubicando los rostros con los perfiles biográficos. Ciertamente los cardenales de fuera de Roma saben muy poco el uno del otro. Ese fue el argumento de los que no querían apresurar el cónclave. ¿Por qué apurarse? Es lo más importante que los cardenales harán en sus vidas.

2. La curia romana está tan dividida que no es capaz de organizar una campaña exitosa como lo hizo en el último cónclave para el cardenal Ratzinger. Del mismo modo, los italianos están divididos. Cuando se trata de política en la Iglesia, ellos son los principales protagonistas, mientras que los cardenales de fuera de Roma son de las “ligas menores”. Hasta ahora, los “extranjeros” no saben ni siquiera a quién dirigir una contra campaña, aunque los Vatileaks revelaron y exacerbaron las divisiones dentro de la curia. Una facción es leal al cardenal Tarcisio Bertone, y sus oponentes creen que ha sido el peor Secretario de Estado de la historia. No pueden trabajar juntos. Incluso en la facción anti-Bertone no están necesariamente de acuerdo en otros temas, excepto en su oposición a él.

3. El colegio cardenalicio está lleno de alumnos poco destacados. Esta explicación sostiene que no hay miembros sobresalientes que sean tan brillantes que capten la atención de todos. Incluso los cardenales lo reconocen y por eso les está resultando difícil formarse una opinión. No hay un Martini, ni Ratzinger, ni Pacelli, ni Montini, ni Benelli en este grupo. Los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI pusieron tanto énfasis en la lealtad, a la hora de seleccionar obispos y cardenales, que no existen los talentos necesarios para ser Papa. Por otra parte, difícilmente Christoph Schönborn o Gianfranco Ravasi tuvieron alguna nota mediocre en su vida estudiantil. Pero, ¿la eminencia académica es suficiente esta vez?

4. O podría ser que hay muchos candidatos calificados, y por ende resulta complicado para los cardenales decidirse por alguno en particular.

Artículo de Thomas Reese publicado en National Catholic Reporter.

 

 

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