08/03/12: Detección Indirecta del Engaño: Buscando el Cambio.

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Interesante Articulo De Rafael López Pérez, Presidente Del Club De Lenguaje No Verbal
Gianna

Detección Indirecta del Engaño: Buscando el Cambio.
8 marzo, 2012

Club del Lenguaje No Verbal
Rafael López Perez

Estudios realizados (DePaulo & Bell, 1996; DePaulo & Kashy, 1998; Kashy & DePaulo, 1996) han demostrado que la gente durante el transcurso de sus actividades diarias miente en un 25% de sus interacciones con otros.
Esto prueba que es una conducta muy constante en la socialización del ser humano, sin embargo, ¿tú te crees capaz de detectar cuando alguien te está mintiendo? Si no te miran a los ojos, si su postura cambia, si se nota nervioso, o si se mueve mucho, pues esos son algunos de los estereotipos más populares para descifrar a quien está mintiendo, pero el que sean los más populares no quiere decir que sean los más certeros.
Estos estereotipos caen dentro de lo que Christian L. Hart (Texas Woman University), Derek G. Filmore (East Central University) y James D. Griffith (Shippensburg University), llaman detección directa del engaño, que para ellos no es tan efectiva a la hora de evidenciar mentiras ya que se basa en una identificación explícita de patrones concretos, la cual, diversos análisis bibliográficos han demostrado no ser tan precisa. En cambio, ellos proponen la detección indirecta de mentiras o del engaño, bajo la hipótesis de que observar simples cambios de conducta más allá de seguir algún patrón de conductas específico, es un método mucho más certero. Para ello han realizado un estudio donde se le pidió a 104 estudiantes universitarios de psicología (53 hombres y 51 mujeres) contrastar detección directa vs. detección indirecta en 20 entrevistas (10 hombres y 10 mujeres) grabadas en video.


A todos los entrevistados se les hacían las mismas cuatro preguntas, pidiéndole a la mitad de ellos que mintiera en su respuesta a la cuarta pregunta. Los estudiantes se dividieron en grupos y se les pidió a cada grupo por separado realizar una de dos instrucciones: a unos determinar si las personas en las entrevistas mentían o decían la verdad al contestar la cuarta pregunta, y a los otros grupos se les ordenó registrar si los entrevistados mostraban cambios en su conducta, en su lenguaje corporal o variaciones al hablar, al responder a la cuarta pregunta.
Los resultados de la investigación arrojaron que los grupos de detección indirecta, que se guiaban por registrar los cambios en conducta de los entrevistados, identificaron con mayor precisión quienes mentían en la cuarta pregunta, mientras que los grupos de detección directa, basados en determinar directamente quienes mentían y quienes no, obtuvieron una precisión muy cercana a la que se hubiera obtenido por mera probabilidad.
Esto apoya pues su hipótesis de que el observar simples cambios en la conducta de las personas que mienten, puede ser una estrategia mucho más productiva que buscar conductas específicas a la hora de detectar mentiras. Más allá de que existan conductas o patrones de conductas universales en las personas al mentir, lo que es evidente es que la gente que miente sí manifiesta ligeros o sutiles cambios de conducta, que en cada uno pueden ser únicos y/o diferentes. Para los investigadores, el hecho de que los participantes desconocieran el propósito de su experimento previno que ellos desviaran su atención hacia los clásicos estereotipos de detección, los cuales parecen más bien desorientar a la gente. En cambio el cuerpo creciente de evidencia sugiere que si la gente puede ser alejada de sus estrategias de detección estereotípicas de mentiras, puede entonces detectar pistas significativas e importantes sobre las conductas de los mentirosos, que de otra forma hubieran pasado desapercibidas. Finalmente proponen estudiar a futuro las diferentes variantes de detección indirecta que pudiera haber y dentro de entornos más reales para alcanzar una detección del engaño más precisa.

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