Archivo de la categoría: 09.1 Los Lugares de José María Arguedas

Presenta fichas sobre ‘lugares’ o espacios simbólicos consignados en la obra poética y antropológica del escritor que pudieron haber sido inspirados por la infancia del autor en San Juan de Lucanas.

El huayno

“Al final, hacían callar la orquesta, y con arpa, guitarra, bandurria y canto, prendía la fiesta de ellos; y hasta las avenidas, donde cruzaban los autos de lujo, llegaba el huayno, la voz del charango y de las quenas. El canto de la sierra, en quechua o en castellano, el alma de las quebradas, de la puna y de los ríos, de los montes de retama, de kiswar y de k’eñwa.”

(J. M. Arguedas, Yawar Fiesta. Lima: Horizonte, 1980: 101)

A este trozo de la novela le precede la descripción de la migración desde Lucanas a Lima, facilitada por la construcción de la carretera Nazca-Puquio. Estableciendo una analogía entre las costumbres limeñas, que pretenden ser más cercanas a lo europeo culturalmente y a lo estadounidense materialmente, los migrantes lucaninos traen consigo su riqueza cultural, sin negar otras influencias (se menciona al jazz, el tango y la rumba).

 

La singularidad del huayno es la reivindicación de Arguedas de identificarla con la voz de todo un pueblo; para el autor solamente ella puede transmitir la congoja, la sensibilidad, la ternura contenida en ellos. Y no acaba aquí, a través de huayno y en general de la música, se reconstruye un ambiente similar al de origen. Las quebradas, la puna y los ríos regresan y están próximos otra vez, la naturaleza se siente y se recuerda hondo a través de las evocaciones del huayno. La música es un lugar fundamental, pues sólo ella puede como por arte de magia traer de vuelta aquello que se añora.

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San Pedro, capital de provincia

“El ultimo golpe que sufrió San Pedro, como consecuencia de su ruina, fue la decisión del gobierno de cambiar la capital de la provincia a una más antigua e india población próxima que, durante siglos, fue considerada con desprecio por los opulentos mineros de San Pedro. “
(José María Arguedas, Todas las Sangres, Ediciones PEISA: Lima, 1973:80)
José María Arguedas no piensa que San Pedro y los demás espacios que crea en su narrativa son “islas”, por lo que reconoce en citas como esta la influencia de decisiones externas sobre todo de políticas gubernamentales en la constitución de la actualidad político y social de San Pedro.

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Patio de Casa Hacienda

“ El gran corredor de su patio aparecía nítidamente ornamentado por un empedrado de guijarros negros y blancos que formaban una especie de dibujos de alfombra. Las columnas de sillares blancos que sostenían el techo del corredor mostraban muy pocas reparaciones de cemento (…) Pero en mayo y abril florecían de campanillas acules y rojas que hacían llegar de las zonas más tibias a uno que otro picaflor fornido que danzaba para la dueña del patio.”
(José María Arguedas, Todas las Sangres, Ediciones PEISA: Lima, 1973:186)

En esta cita se presenta una descripción del patio de Doña Adelaida, personaje que representa al poder económico y social dentro de la sociedad andina. Caracterizado por su amplitud y elegancia, el patio, es no solo un lugar de adorno en la casa hacienda sino un espacio socialmente relevante.

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Hacienda ‘La Providencia’

“(…) con gran lucidez las extensas lomas de ‘La Providencia’; las ruinas de los centenares de andenes incaicos que bajaban desde la parte mansa de los cerros hasta el rio; toda una zona de rocas y tierras negras, escarpadas, casi abismales, ahora cubiertas de arbustos que permitían ver, sin embargo, la línea de los antiguos andenes, su altura, su ordenamiento.”

(José María Arguedas, Todas las Sangres, Ediciones PEISA: Lima, 1973:251)

La Hacienda, otro eje fundamental para la sierra peruana, no es solo una construcción contemporánea como espacio de producción. Tal parece recordar Arguedas en esta cita, que la agricultura articula la región desde hace mucho tiempo, haciendo un especial recuerdo en el incanato.

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“La Esmeralda”

“(…) en cambio habrá hecho el trabajo previo que para nosotros sería más violento: liquidar a ese loco fanático del Bruno y a la tropa de hambrientos cholos de San Pedro, que se hacen llamar “caballeros”, “señores”, “viracochas”. Necesitamos el agua del río y la pampa de “La Esmeralda”.”
(J.M. Arguedas. Todas las sangres. Milla Batres: Lima 1980:70)

La pampa de San Pedro era codiciada por su extensión y fertilidad. Empobrecidos los señores y vecinos no pudieron hacer nada frente a la industria y el capitalismo.

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“Moyas”

“Se llamaban “moyas” en esa región del Perú a las tierras de pasto de la zona fría, próxima a los nevados. Los “colonos” fueron arrojados cada vez más arriba, y no solo los siervos sino las comunidades libres.”
(J.M. Arguedas. Todas las sangres. Milla Batres: Lima 1980:32)
Al caer la producción de las minas que poseían de los “señores” de la zona éstos volvieron sus cabezas hacia las tierras de los indios y comuneros buscando en la agricultura su forma de mantenerse económica y socialmente. Las buenas tierras, cerca de las quebradas y valles, fueron usurpadas y en menor medida compradas por los “vecinos” de San Pedro y otros pueblos.

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“Kacharparly pata”

“Don Fermín entró al taller del platero por el patio. Ocupaba una de las últimas casas, hacia el oeste, camino de la costa; el patio era una especie de andén que formaba como el segundo piso de otro más bajo en que concluía el pueblo. Allí, en el bajo, solían despedir a los viajeros, antes de la construcción de la carretera. Los despedían con himnos tristes, especialmente a los reclutas. A ese andén donde se cantaba, siempre entre lágrimas de las mujeres y de los niños, se llama, como en todos los pueblos antiguos, “Kacharparly pata”, campo del desgarramiento.”
(J.M. Arguedas. Todas las sangres. Milla Batres: Lima 1980:43)

“Solían despedir”. Podría sugerir que antes de la construcción de la carretera la gente no dejaba tanto el pueblo, las despedidas eran entonces motivo de reunión de todo el pueblo, era la pérdida de parte de la familia y de la sociedad en su conjunto, por una lucha que no es la suya.

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La Pampa de Maíz

“Para él acaso. No para mí. Todo está calculado ¿Ve usted esa pampa donde el maíz crece tan alegremente? Tiene unos ciento cincuenta dueños, todos vecinos, señores arruinados. Mi hermano y yo poseemos una sexta parte. Los cubriremos de relave. La planta eléctrica habrá que construirla bajo ese lindo andén que es la pampa. (…)”

(Todas las Sangres pp. 50) ó también (J.M. Arguedas. Todas las sangres. Milla Batres: Lima 1980:40)

Las pampas de maíz es parte recurrente del paisaje que nos muestra el autor en “Todas las Sangres”. Esta cita específica nos hace referencia a acontecimientos reales de la experiencia minera de San Juan de Lucanas: El cubrimiento de las pampas de maíz con los residuos o relaves mineros.
Aquí se resalta con las palabras la belleza de los campos de maíz (…) dónde el maíz crece tan alegremente (…) para a continuación introducirnos al contraste violento, que genera un fuerte impacto al lector, al dibujarnos la imagen muerta de estos. Este efecto no parece ser casual, por el contrario parece ser representativo de lo que representa la disputa entre el mundo de don Bruno y don Fermín. Por un lado uno más entregado a la vida del campo, tratado de defender a sus indios de las cosas externas y dañinas, como queriendo resguardar lo que para él se presenta como “su naturaleza”. Por otro lado, don Fermín encargado de la explotación de la mina, ambicionando un mayor capital y rechazando lo tradicional. No ve de la misma manera que nos hace ver con aquella frase (…) donde el maíz crece tan alegremente (…) la imagen devastadora de la desaparición de la pampa de maíz.

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K`antu, flor de la cantuta

“¿Por qué no exprimes flores de k`antu hasta llenar un lavatorio de sangre, y bañas con ella todas las noches la piedra de la casa cural? Si no has conseguido aplacar con rezos el hielo que hace llorar a ese infante en el centro de la piedra porque tus oraciones son de lata y no llegan al cielo, obedece la receta de los layk`as; baña la piedra con zumo rojo de k`antu: el niño sentirá el calor del Apukintu hasta dormirse. Las campanillas del k´antu están bailando en el racimo a estas horas con el viento”

J.M. Arguedas. Todas las Sangres, Peisa 2001:110-12

La flor de la cantuta es un elemento recurrente a lo largo de la obra “Todas las Sangres” de José María Arguedas. Esta flor a sido bautizada como la “la flor nacional del Perú” se conoce también como la flor sagrada de los incas. Su uso es recurrente en festividades a lo largo del Perú, tanto como ornamento así como ofrenda. En la primera parte del libro se nos introduce a la vida del pueblo y a su ambiente festivo, donde la flor de la cantuta tiene un lugar protagónico.
Como se verá a lo largo de la obra de José María Arguedas, la animación y propiedades humanas de los elementos que componen el paisaje está presente. En esta cita en particular se hace referencia a la capacidad del zumo de la flor de la cantuta para dar calor a la piedra. Probablemente asociado su fuerte color rojo, con el color del fuego.

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Mina

“Cuando los setecientos hombres, y toda la población de la mina, colmaban la pequeña plaza, el caballo salió de la mina, solo, tan apresuradamente ensillado. Miró los campos, los techos de calamina, la profunda quebrada por donde el río grande corría, y descubrió a la multitud reunida frente a una pequeña iglesia (…)”

(José María Arguedas, Todas las Sangres, Ediciones PEISA: Lima, 1973:176)

La minería es parte de los tres temas centrales en la narrativa de Arguedas (Comunidad –Hacienda – Mina), en esta cita el autor no habla especificamente de la mina propia sino de la visión de un poblado cercano a ella. “Ver desde la mina” puede ser considerada una forma de aproximación a la vida de las comunidades dedicadas a la producción minera.

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