Narrativas del uso del espacio y la construcción de la identidad en Utec

Autor: PIERO FIORALISSO ABRAHAM

Introducción

Esta investigación surge como un esfuerzo por entender cuáles son los elementos que forman parte del proceso, muchas veces conflictivo, de configuración del espacio social de una comunidad campesina, desde la perspectiva de los actores sociales que participan en el proceso. Generalmente, el espacio es entendido como el marco físico neutro sobre el cual transcurren las actividades cotidianas de los individuos y colectividades y se deja de lado la capacidad que tiene este en la misma constitución de las formas culturales de los grupos sociales que lo habitan. A su vez, desde el otro extremo, se tiende a omitir que las configuraciones físicas que adopta el espacio responden a una tensión entre los deseos e intenciones de los miembros de estos grupos por su control, y que esta tensión se enmarca en procesos que pueden tener una duración que sobrepasa el momento presente de sus habitantes.

En tal sentido, el objetivo de esta investigación es explorar la relación existente entre las narrativas en torno al uso y significado del espacio, la configuración espacial y la construcción de la identidad cultural de la comunidad campesina en el centro poblado de Utec. Para este fin, el trabajo se desarrollará en torno a tres ejes: el primero, se refiere a los elementos que nutren dichas narrativas acerca del espacio y su uso, el segundo, tratará sobre los factores que han influido en la configuración del espacio de dicha comunidad y, finamente, como tercer punto, se explorará cuál es el rol de la identidad cultural de la comunidad en la configuración de su espacio.

Para llevar a cabo este estudio, se utiliza un enfoque de investigación que privilegia los puntos de vista particulares de los miembros de la comunidad campesina. Para ello, se realizó un trabajo de campo durante la semana del 04 al 11 de mayo donde se   realizaron entrevistas a profundidad que giraron en torno al uso y significados del espacio. Y se observó personal y participativamente los lugares que sirven de escenarios de las prácticas cotidianas que se dan en el pueblo. Finalmente, a través de las historias de vida de alguno de sus miembros se buscó Identificar los eventos o procesos que transformaron el espacio en lugares significativos.

Aproximaciones a la cultura

En el hablar cotidiano es muy común considerar como cultura a las manifestaciones artísticas elevadas y prácticas depuradas de determinado grupo que se proclama poseedor de preferencias y saberes superiores, sin embargo, desde las ciencias sociales, el concepto de cultura ha adquirido otros significados. El concepto de cultura ha ido evolucionando según las teorías que han tratado de explicarlas en sus contextos históricos. De este modo, hasta la segunda mitad del siglo pasado, el concepto de cultura según el cual las condiciones materiales de reproducción social determinaban las prácticas y creencias de los grupos sociales, era ampliamente aceptado. En contraposición a estos enfoques surgió otro que define a la cultura como el   espacio de las prácticas simbólicas que dan forma a la vida cotidiana, donde lo económico y lo político no se presentan como causa sino que están está integrados en dichas prácticas (López Maguiña, 2001).

Según este enfoque la cultura es ante todo un sistema de representaciones compartido en el cual los individuos poseen los mismos marcos conceptuales que les permiten interpretar, comunicar y comprender el mundo social en el que viven (Hall, 2010). En este sentido, cuando los individuos interactúan en procesos comunicativos están produciendo cultura. La comunicación solo es posible si los símbolos utilizados portan el mismo sentido para los involucrados en el proceso. Este sentido no es inherente del símbolo o la representación, sino que se fija socialmente.

No obstante, este acercamiento a la cultura estría incompleto si no consideramos los procesos de formación de dichos sentidos. Para Foucault, las cosas significan algo dentro de un determinado contexto histórico (Hall, 2010) por lo que no se debe de perder de vista las relaciones de poder que han dado origen a dicho contexto. Es precisamente como resultado de la acción del balance de fuerzas que se despliegan en estas redes que los sentidos se fijan en las prácticas sociales y los discursos que configuran una determinada cultura. Huber menciona que cuando fuerzas externas actúan sobre una cultura los significados entran en negociación, y el resultado es una configuración híbrida donde emergen formas socioculturales nuevas que destruyen y reconstruyen identidades. Para, este autor, toda cultura es ante todo heterogénea y “multicultural”. (Huber, 2002)

Identidades Culturales

Hall (2010) menciona que los teóricos modernos consideran que los cambios culturales están fragmentando los paisajes culturales que daban coherencia al individuo y estabilizaban su posición en la sociedad. En esta línea de pensamiento, Huber señala que los individuos ya no se sitúan en la sociedad de acuerdo a su linaje, casta o clase sino a una identidad que ellos mismos deben crear y que está cada vez más fragmentada. Esta pérdida de unidad es referida muchas veces como una dislocación del individuo (Huber, 2002).

Este enunciado supone que si el individuo está fragmentado, posee más de una identidad, y esta responde a las situaciones y sistemas culturales que la interpelan (Ibid). En otras palabras, no se nace con una identidad única y fija sino que esta es múltiple y se va formando de acuerdo a las representaciones con las que el individuo se identifica, según Hall (2010), solo se sabe qué es ser algo por manera en que ese algo es representado. Huber añade que en las sociedades actuales, los individuos ya no se definen tanto por la nacionalidad sino por la adscripción a “neo-tribus” que se forman en torno a intereses comunes independientemente de la proximidad física (Huber, 2002).

No obstante, para Damonte, esta hibridación cultural y su consecuente desanclaje de referentes territoriales, no es un impedimento para que grupos sociales en algún momento recreen identidades territoriales en lo que reclamen como su territorio. La defensa de este también puede ser entendida como la defensa de su identidad cultural, puesto que espacio y cultura están estrechamente relacionados. Los hombres al producir cultura producen espacio (Damonte, 2011).

Espacio Social

Desde mediados del siglo pasado el espacio ha sido reconocido como un tema central al momento de estudiar grupos humanos y mucho se ha teorizado con respecto a este. Lo primero que podríamos decir en relación al espacio es que es una entidad real percibida por los seres humanos a través de su aparato perceptual,   Edward Casey afirma que esta percepción solo es posible si existe un sujeto corporal que percibe y un lugar que influye en dicho sujeto (Casey, 1996).

Lo importante de este enfoque es que reconoce la interdependencia existente entre cuerpo y espacio. Le otorga al primero un rol fundamental en la constitución del segundo y a la vez señala la manera en la que el segundo influye al primero. Según Casey, tener cultura significa habitar un lugar donde esta pueda echar raíces, por lo que si existe una cultura, esta debe existir en un lugar concreto. Pero para poder ser “localizada”, la cultura necesita de un cuerpo que la “incorpore” y la lleve al lugar, un cuerpo que participe de dicha cultura, es decir, que esté “enculturado” y que, a través de sus prácticas y discursos cotidianos, “encultura” a su entorno (Ibid).

Asimismo, Setha Low dice que los seres humanos “escriben” de manera duradera su presencia en el espacio que ocupan y que forman con este una relación significativa (Low, 1988). Cuando los grupos humanos transportan su cultura hacia el espacio y lo dotan de significados y símbolos generan lugares (Damonte, 2011). Estos solo pueden ser construidos socialmente y dentro de la relación estrecha que existe entre los grupos humanos y sus espacios de reproducción social.

Que el espacio esté culturizado y por lo tanto saturado de representaciones implica que porta significados. Sin embargo, no se debe entender que estos significados son únicos e inmutables, si no por el contrario, el espacio puede representar distintas cosas para distintos grupos sociales que comparten un mismo entorno. Estas representaciones no necesariamente pueden ser compatibles, por tal motivo, el espacio social se constituye como un escenario en constante redefinición donde se pueden dar disputas de sentidos.

Como señala Ulrich Oslender, el espacio es ante todo político y está saturado de redes complejas de relaciones de poder y saber que se reflejan en paisajes materiales y discursivos de negociación, dominación y resistencia (Oslender, 2002). Damonte añade que la definición de espacio social, como espacio de luchas, propuesta por Lefevbre y retomada por Oslender, es útil porque reconoce su carácter multivocálico, es decir, que puede ser producido por más de una voz, su naturaleza multidiemnsional, ya que estas voces constituyen capas de significados que se superponen y finalmente porque ponen de manifiesto que formas de vivir en un espacio pueden coexistir en conflicto (Damonte, 2011).

Damonte indica que cuando un espacio es apropiado o delimitado social, política o culturalmente estamos asistiendo a la constitución de un territorio. Añade, que esta apropiación es muchas veces conflictiva puesto que un proyecto de dominación territorial suprime proyectos alternos para ese mismo espacio. Por lo tanto, para este autor, todo territorio es una construcción social que busca fijar límites a un determinado espacio de reproducción social y que para ello se vale de prácticas y discursos que se enmarcan en redes de poder y pueden tener como componentes constitutivos elementos étnicos, religiosos o de identidad cultural muy presentes (Ibid).

Diseño metodológico

Enfoque:

Para esta investigación se utilizará un enfoque cualitativo, ya que este privilegia las experiencias personales y las historias de vida de los actores sociales desde su propia subjetividad. Este acercamiento permite conocer cómo se ha dado el proceso de configuración espacial de una comunidad campesina desde el propio punto de vista de los involucrados.

A través del análisis de narrativas alrededor del espacio social se puede trascender la simple historia entendida como concatenación de hechos e indagar qué sucesos perduran en la memoria colectiva de una comunidad y qué es lo que representan para sus miembros. Se trata de recrear la historia del lugar que les sirve como espacio de reproducción pero teniendo en cuenta los símbolos y significados que han sido incorporados al entorno y a los eventos sucedidos en este.

Precisamente por esto, se ha escogido como unidad de análisis para esta investigación las narrativas acerca del espacio y como unidades de observación a todo aquel que siendo miembro del pueblo o participando de las actividades diarias de este, tenga memorias acerca de los procesos que organizaron y reorganizaron el paisaje físico y cultural en lo referido al espacio o tenga algo que decir con respecto a este tema.

No obstante no debe entenderse narrativa solo como historias personales u opiniones acerca del espacio, para fines de este trabajo la narrativa es entendida como el conjunto de los discursos y las prácticas sociales que giran en torno a la producción del espacio. Discursos porque cuentan historias y transmiten ideas, y prácticas porque a través del quehacer cotidiano se despliegan y reinterpretan los significados ligados a su espacio de reproducción social.

Muestra

A pesar de que la propuesta del trabajo reconoce la importancia de registrar todas las voces, presenta mayor disposición al encuentro con aquellos que albergan mayor cantidad de recuerdos. Es por esto, que la población objetivo es ante todo una población adulta mayor que ha atravesado junto a su pueblo los momentos más relevantes de transformación y que pueden dar cuenta de un antes y un después.

Por otro lado, definir la narrativa como practica social, abre la posibilidad de conducir la investigación hacia el terreno de las actividades cotidianas, en este sentido, lo que los miembros del pueblo hacen con y en el espacio es igual de significativo que lo que dicen de él y merece la misma atención. Para abarcar este aspecto, se propone la observación e interpretación de las acciones y flujos de los pobladores en su entorno como una forma de contar en actos una compartida almacenada en la memoria colectiva del pueblo.

La importancia de este acercamiento radica en que, como se mencionó anteriormente, el espacio social se constituye como escenario de luchas sociales y las narrativas espaciales tienen la capacidad de reflejar estas dinámicas. Esto se debe a que pueden presentar visiones distintas acerca de un mismo lugar que pueden estar en conflicto, en superposición o cohabitar el espacio sin estar en competencia.

Para efectos de esta investigación se tomó como población muestral a las comunidades campesinas y como muestra a la comunidad campesina de Utec. Se optó de este modo porque las comunidades campesinas tienen la característica de a la vez de estar insertos en dinámicas locales también participan de procesos globales (Ortiz, 1999) y por lo tanto su identidad y prácticas culturales siempre están en constante negociación con aquellas otras que provienen de agentes externos. Se eligió el trabajo en Utec en particular debido a que en menos de un siglo esta comunidad ha atravesado transformaciones dramáticas en su estructura social, cultural y espacial debido a su inserción abrupta al mercado global y su consecuente lógica de explotación. Esto ha dado como resultado la aparición de configuraciones sociales y espaciales particulares que de cierta manera pueden ser de interés para un estudio más amplio acerca de dinámicas espaciales en comunidades campesinas.

Técnicas de recojo de Información:

El método principal de recojo de información utilizado en este estudio es un trabajo de campo que reúne las técnicas tradicionales de la etnografía utilizada en antropología así como también técnicas empleadas desde otras disciplinas como el estudio del territorio a través de mapas ampliamente utilizado en la geografía cultural. La información a recoger es básicamente de tres tipos: por un lado, como narrativa se presenta tanto en forma de relatos como en forma de prácticas sociales y por el otro, en forma de registros escritos en documentos y mapas.

Para el caso del recojo de información de narrativas como relatos se planea el uso de las siguientes herramientas:

Entrevista a profundidad abierta

Entrevista semi-estructurada temática

Historias de vida

Conversaciones casuales

Para el caso de narrativas como prácticas sociales se planea como herramientas de recojo de información

Observación personal

Observación participante

Finalmente, para el recojo de información en documentos históricos y oficiales se realizará un trabajo de archivo centrado en mapas y documentos oficiales.

El pueblo en sus inicios: los años de 1940

Según nos cuentan los pobladores de Utec, en los años 40’s, el pueblo era un lugar muy diferente a lo que es ahora. Estaba despoblado y contaba con pocas casas construidas de adobe, algunas con techo de paja y otras con techo de tejas. La mayoría de calles, que con el paso del tiempo fue necesario abrir, aún no existían.

El lugar que hoy ocupa la plaza era un espacio abierto de tierra, en sus alrededores se encontraban pircas que cercaban las numerosas huertas que formaban el pueblo y que pertenecían a los pobladores de San Juan. En los huertos había calabazas y verduras, productos que eran muy apreciados por gente de otros pueblos como Lucanas o Puquio que bajaban a Utec a comprarlos.

Mirando a la plaza se encontraba el panteón viejo, en lo que hoy es la casa cural; a continuación, la capilla con su torre rústica de piedra que tuvo que ser desarmada antes de que se derrumbe debido a que ya estaba muy deteriorada por los años. La que existe hoy fue construida posteriormente. En el otro frente de la plaza, en lo que hoy es el salón donde se realiza la asamblea comunal de los domingos se construyó la primera escuelita.

Las casas que se ven en la actualidad, según uno de los pobladores más antiguos de Utec fueron construidas tiempo después, en ese entonces las que existían eran solo de un piso. Cuando llega el consorcio minero, la gente de otros lugares empieza a migrar al pueblo en busca de trabajo, poco a poco llegaron a sobrepasar las mil personas en la época de mayor auge; de esta manera Utec se pobló. Toda esta cantidad de gente que necesitaba un lugar donde alojarse se repartió entre los campamentos, que la empresa empezó a construir en las afueras del pueblo, y las viviendas del pueblo, donde los pobladores alquilaban las habitaciones que les sobraban e, incluso, empezaron a vender los terrenos donde antes estaban sus huertas a los recién llegados. En las nuevas construcciones se empezó a utilizar la calamina como material de techado y las casas llegaron a ser de dos pisos. Y así se empezó a urbanizar.

No obstante, no eran solo los forasteros los que trabajaban en la empresa, los pobladores también lo hacían. No era inusual, que en una familia del pueblo se pudiera encontrar algunas personas dedicadas a la actividad minera, otros a la agricultura y ganadería y que a la vez ofrecieran algún servicio urbano a los forasteros. Nos cuentan que cuando recién llegó la empresa, las condiciones laborales eran muy precarias, y los jóvenes de Utec que trabajan en la mina, lo hacían a mano, con comba y barreta y sin ninguna medida de seguridad, por lo que no era extraño que las muertes por accidentes y deterioro físico fueran frecuentes.

La reconfiguración del espacio, producto de la sobrepoblación, también se vio reflejada en otros aspectos como la educación. Semejante cantidad de obreros que llegaron con su familia o constituyeron una en el pueblo, significó también un aumento crítico en el número de niños en edad escolar que necesitaban asistir a la escuela. Las instalaciones de la escuelita del pueblo no tenían capacidad para albergar a la cantidad de alumnos que con el paso del tiempo seguía aumentado y fue preciso hacer ampliaciones y traslados. Y así, después de estar en la plaza, la escuela pasó a funcionar en la parte alta del pueblo y a su vez la escuela de mujeres, recién constituida, en el terreno de lo que después sería el hotel de empleados. En los años 70’s, cuando Velazco hizo la educación mixta las escuelas se unieron, se construyó el colegio en la periferia del centro poblado y en la parte alta solo quedó el jardín inicial. Cabe mencionar que tal fue la magnitud del fenómeno educativo en Utec, que el colegio fue reconocido como centro de educación técnico – industrial y los alumnos al terminar su educación egresaban con títulos técnicos, este hecho fomentó una mayor concurrencia de alumnos, inclusive desde otro pueblos llegaba para ir al colegio, en consecuencia el número de alumnos del colegio rodeaba los 300 cada año.

Ilustración 1: Wawa Wasi “Los Mineritos”

 

 

 

 

Otro cambio importante giró en torno al abastecimiento de agua. En un inicio, cuando la empresa llegó e hizo sus instalaciones, el pueblo tuvo que compartir con ella el agua que usaba para regar vegetales. Luego, según recuerdan hoy los entrevistaos, con los trabajos en la mina el agua de los manantiales empezó a filtrarse hacia el interior del cerro y los pozos de agua que mantenían las huertas de la gente desaparecieron. La empresa ante la necesidad de agua construyó una bomba que impulsaba el agua del río hasta un tanque que se encontraba en la cima del cerro, esta era alimentada por energía eléctrica que producía la misma empresa. Desde este tanque el agua era distribuida al pueblo y a las instalaciones de la empresa.

De este modo ingreso de la empresa también significó el deterioro de las chacras y el retroceso de las huertas asediadas por la falta de agua, el exceso de población y la falta de mecanismos de control de desechos asociados con las nuevas características urbanas del pueblo.

La empresa y sus construcciones

Nos comentan que la primera empresa que llegó al pueblo, aprovechando la falta de leyes que reglamentaran la minería en los años 50´s, quiso implantar una política de apropiación indiscriminada de los espacios que el pueblo utilizaba para sus actividades cotidianas, pero en ese entonces los pobladores de Utec no permitieron que esto suceda y la empresa tuvo que ceder. Esta experiencia sirvió para que la empresa adopte otro enfoque para aproximarse al pueblo y sus recursos.

Carreteras

Para dar inicio de sus actividades mineras, la empresa necesitaba vías de acceso al pueblo y a los lugares de excavación por las cuales transportar maquinarias y vehículos. Era imprescindible construir carreteras y caminos más amplios tanto desde el exterior como en el interior del pueblo. Nos cuentan que el terreno elegido para este fin fue el de las falderas de los cerros en la zona de los retamales donde inicialmente se encontraban algunas chacras que lo primeros pobladores de Utec mantenían. Antes de la apertura de esta vía de acceso, la única forma de llegar a lugares tan lejanos como Ica o Nazca, era a en burros. Las construcciones futuras de la empresa se realizarían en las zonas aledañas a la carretera y sus ramales.

Los ramales de la carretera servían para comunicar las instalaciones de la empresa que se encontraban en la zona alta del pueblo con la planta y con la carretera que salía del pueblo. Hoy en día está en desuso ya que un huayco la desconectó de la vía principal, se puede observar como el pasto ha ganado terreno en la vía ya que no transitan más vehículos por ahí y sin gente habitando esas zonas no es necesario rehabilitarla.

Los campamentos

A finales de la década de las 40´s llegaron los campamentos mineros que eran construcciones destinadas a albergar a los trabajadores de la empresa. Nos cuentan que el primero de ellos se levantó en la parte alta de la ladera del cerro que domina la vista sobre el pueblo. El campamento Saramarca, fue el siguiente y fue construido más cerca al pueblo en la falda del cerro, un poco más arriba de lo que posteriormente sería el hospital minero. Al igual que la carretera, algunos pobladores nos comentan que los campamentos fueron construidos sobre terrenos que la empresa había adquirido legalmente a través de denuncios en los que se encontraban huertas que los miembros del pueblo cuidaban.   Y así los campamentos se fueron construyendo uno a uno conforme la población de obreros empezó a crecer y la necesidad de vivienda se hizo apremiante. El último campamento que se construyó fue el que queda al lado de la pampa conocida como pampa relave.

Los campamentos eran de dos tipos: unos diseñados para ser habitados por los obreros y sus familias y otros para ser habitados por solteros. Las casas de los campamentos que hoy se encuentran deterioradas y deshabitadas tenían tres divisiones (comedor, dormitorio y sala) y una cocina más adentro. Los obreros se iban mudando de campamento en campamento conforme crecía el número de personas en la familia.

Los pobladores recuerdan que la convivencia en estos lugares no era fácil porque las casas al estar agrupadas en pabellones, se encontraban unas muy próximas a las otras y los problemas domésticos, peleas y comportamientos alterados producto del consumo de alcohol perturbaban la paz del lugar con mucha frecuencia. El hecho de que los pabellones familiares y de solteros fueran colindantes aumentaba la potencialidad de conflictos debido a las necesidades divergentes de ambos grupo. La empresa trataba de minimizar estos conflictos y regular el comportamiento de los obreros a través charlas y visitas de asistentas sociales que formaban parte de la empresa, , no obstante, no se contempló una solución que implicara el rediseño de los espacios de convivencia.

Cuando los obreros no lograban conseguir un espacio en el campamento tenían que recurrir a los habitantes del pueblo que alquilaban cuartos en sus casas y permanecer ahí hasta que la empresa les habilitara lugar. Sin embargo, por lo que nos cuentan, muchas veces esta opción era la más conveniente, ya que las casas del pueblo eran más tranquilas.

También nos mencionaron que la gente que vivía en casas del pueblo no se sentía amenazada de transitar por los campamentos a cualquier hora ya que estos nunca representaron un peligro para los habitantes del pueblo. Además, la empresa tenía agentes de seguridad que vigilaban los campamentos. Estos hacían rondas por los pabellones para asegurarse de que no ingresaran gentes externas.

Otras instalaciones

A inicios de los 50’s se construyó la hidroeléctrica que proveería de energía a la empresa para que pueda operar. De este modo se pudo hacer las bocatomas y abrir los socavones. La apertura de operaciones trajo consigo el aumento de trabajadores. Conversando con algunos habitantes actuales del pueblo que llegaron en la época del auge de la empresa, estos nos comentan que cuando llegaron había mucha gente y se podía encontrar todos los servicios que se brindan en cualquier centro urbano.

La empresa puso al servicio de los obreros mineros un hospital, antes de la construcción de este, ante una enfermedad o accidente, las personas debían ser trasladadas a San Juan para ser tratadas ya que el pueblo no tenía siquiera una posta médica. Según los recuerdos de un antiguo trabajador minero, este hospital estaba muy bien equipado y contaba con un personal amplio de doctores y enfermeras, la atención era gratuita para los obreros, de gran calidad y no eran infrecuentes los descansos médicos remunerados.

En la actualidad, se puede encontrar junto al hospital las construcciones de lo que fue el almacén. Nos comentan que en este lugar se podía encontrar todo tipo de víveres, ya que la empresa se encargaba de llevar productos de distintos lugares de procedencia hasta el pueblo, a tal punto que muchas de los bienes que se vendían en este lugar no se podían encontrar en los pueblos de la zona, solo en Utec. La empresa ofrecía a los trabajadores crédito para el consumo y la cuenta era descontada directamente de sus sueldos. Los obreros encontraban conveniente realizar las compras ahí porque los precios eran más cómodos que en otros lugares, además tenían la ventaja de ser los únicos que podían comprar ahí porque a los comuneros no se les permitía.

Otra construcción importante de la empresa en esta zona fue el hotel de empleados, el cual alojaban a los empleados de mayor rango de la empresa, como los ingenieros y superintendentes. Además, la empresa construyó el comedor de obreros, que daba en concesión a las personas que estaban en capacidad de dar el servicio de comida. Eran los obreros solteros los que asistían con mayor frecuencia este lugar. Uno de las señales que manifestaban la abundancia del pueblo en ese entonces era la cantidad, calidad y variedad de comida que se consumía. Cuando la empresa se vino abajo, el comedor lo empezaron a manejar los trabajadores y la comida empezó a escasear.

Otra construcción que vale la pena mencionar por su tamaño e importancia fue el aserradero, que se encontraba detrás del colegio. En este lugar acumulaban y trabajaban la madera con la que proveían a la empresa para que pueda operar en la planta y la mina. En la actualidad, como sucede con el resto de construcciones, solo quedan los ambientes abandonados del taller.

Entonces, se desprende de estos sucesos que la entrada de la empresa minera significó para el pueblo de Utec un acercamiento a formas de organización del espacio urbanas expresadas en la implementación de servicios con los que el pueblo no había contado antes, no obstante, estos servicios no fueron accesibles para todos. El negar el acceso a estos a algunos sectores de la población produjo espacios segregados donde un grupo se beneficiaba de la nueva urbanidad del pueblo y otro no.

El sindicato y sus conquistas

Nos comenta un ex trabajador de la empresa minera durante uno de nuestros recorridos por el pueblo que uno de los motores que impulsó grandes cambios en el pueblo fue el sindicato de trabajadores mineros. Durante los años 70´s y 80´s estas organizaciones tuvieron mucha fuerza. El sindicato de trabajadores de la mina de Utec no fue la excepción. Su fuerza radicaba en su capacidad para negociar con la empresa minera distintos asuntos que consideraban importantes de conseguir, entre estos beneficios sociales para los trabajadores y la implementación de servicios

Fue gracias al sindicato que el pueblo contó con una carnicería y una verdulería, los productos que acá se vendían eran de calidad y venían desde Lima, además, en coordinación con la empresa se logró construir un camal donde se sacrificaba a los animales. Nos cuentan también que fue por el sindicato que en el año 85 aproximadamente se instaló una antena de televisión que transmitía al pueblo la señal abierta.

Una actividad que tenía mucha acogida entre los pobladores era los bailes quincenales que se daban en el salón amplio del sindicato que era uno de los pocos lugares que tenía luz eléctrica. Para participar en estos se debía pagar entrada y dentro repartían comida, bebidas y tocaban orquestas del pueblo como Los Jahuayes o Los Reflejos. Muchas veces estos bailes se organizaban con el objetivo de recolectar fondos para alguna actividad como por ejemplo el viaje de promoción de los alumnos del colegio.

En este mismo salón se proyectaban películas que el sindicato hacía traer desde Lima. Para que la gente asista se contrataba a un par de muchachos para que difundan en el pueblo con altavoz el título y tema de la película a proyectar. Las películas variaban cada semana.

El sindicato logro importantes beneficios sociales para los trabajadores de la empresa, tanto así que los 1ro de mayo y para navidad la empresa entregaba pavos y canastas de víveres con los que se hacían grandes cenas, además de juguetes a todos los hijos de los obreros.

Así, el sindicato con su poder de representación y negociación frente a la empresa se mostró como una fuerza transformadora del espacio. Las rastros materiales de sus conquistas dan fe de su afán urbanizador, en lo que se podría considerar como un esfuerzo por llegar a ser un pueblo moderno donde se pudieran encontrar todos los servicios urbanos propios de las ciudades más importantes.

Lugares de ocio

Una de las actividades que resultaron de la confluencia de tanta gente en el pueblo fueron los campeonatos de futbol, Estos se constituyeron en la actividad del domingo por excelencia.

Los campeonatos eran organizados por los obreros de la empresa con el respaldo de esta con mucha seriedad y tenían el nivel de los torneos profesionales que se realizaban en cualquier otra parte del mundo. Los árbitros eran oficiales, los arcos contaban con mallas, los jugadores debían usar chimpunes y camiseta, entre otras cosas.

La sobrepoblación del pueblo también se reflejaba en los campeonatos de futbol, en cada torneo participaban más de 10 equipos, los cuales se organizaban por lugar de trabajo: planta, mina, niveles, talleres; o procedencia: pueblo y foráneos. Los equipos que siempre campeonaban eran el pueblo y el unión mina. Terminado el campeonato se hacía una selección de los mejores jugadores de todos los equipos y este seleccionado iba a jugar a otros lados, incluso participaban en la Copa Perú.

La cancha de futbol, ubicada al lado de la pampa relave, servía de escenario para los encuentros. Alrededor de esta se congregaba gran cantidad de personas que asistían a alentar a su equipo en un ambiente de fiesta. La gente vendía comida y bebidas, sacaban tocadiscos y ponían música, cuando el partido acababa la fiesta seguía en el pueblo, en las bodegas y cantinas.

En la parte alta del pueblo se construyó la cancha de fulbito, en esta también se organizaban campeonatos pero solo de algunos equipos. La canchita también se usaba para los campeonatos de vóley, no obstante los equipos participantes no estaban definidos por su posición en la empresa minera o su procedencia, sino por su pertenecía a cualquiera de los cuatro barrios de Utec (Santa Rosa, Saramarca, Silva alegre y Miraflores). Al igual que en los campeonatos de fútbol, se llevaba comida y se hacían parrilladas, pero según el recuerdo de un antiguo jugador de fútbol los torneos en este espacio eran más tranquilos.

 Los niños y sus lugares

Una pobladora que nació en Utec nos comenta que cuando era niña jugaba en la plaza y se iba de paseo al rio, pero que también tenía que trabajar en la chacra en sus tiempos libres. Esta situación no cambio mucho con el paso de los años, ya que pudimos recoger historias de personas que llegaron al pueblo cuando eran niños en los tiempos de auge de la empresa en las que mencionan también que sus días transcurrían entre los juegos en la escuela, la plaza y el trabajo en la chacra.

Los lugares de juego preferidos de los chicos y jóvenes eran la plaza y lo que hoy es el patio del jardín inicial, que está al lado de uno de los campamentos que se sitúan en la parte superior del pueblo, en estos espacios jugaban tanto los chicos que vivían en los campamentos como los chicos del pueblo y entre ellos.

Los más jóvenes y trabajadores de la empresa participaban de los carnavales, se iban al río o al campo a cazar perdices.

Cierre de la empresa

Cuando los metales se empezaron a devaluar en el mercado internacional la empresa empezó a tener problemas para operar y producto de sus deudas fue transferida al banco minero y finalmente a los trabajadores. No obstante, estos no pudieron hacerla trabajar en la magnitud que lo había venido haciendo durante las últimas décadas, de la noche a la mañana los obreros de la empresa se quedaron sin trabajo. Esta situación los obligó a emigrar a otras ciudades en busca de nuevas oportunidades.

Nos comentan que de los más de 500 trabajadores que eran después que la empresa quebró los que se quedaron fueron los que estaban luchando por la obtención de sus beneficios sociales. Estos que eran un número aproximado de 300, al no ser remunerados empezaron a destartalar los campamentos de la empresa a manera de compensación. Después de que fueran compensados, cada uno partió por su lado y en el pueblo solo quedaron alrededor de 15 mineros con sus familias.

La comunidad sufrió una gran transformación social, demográficamente se redujo a alrededor de 100 habitantes y muchas de las casas y los campamentos casi en su totalidad quedaron abandonados. El pueblo empezó a tener el ambiente desolado que hoy se aprecia. Es común encontrar en las casas de Utec candados que aseguran sus puertas que no han sido removidos en años, y en los campamentos rastros de haber sido saqueados durante años al punto que solo se mantiene en pie la estructura de la construcción sin techo ni ventanas ni puertas y mucho menos las acabados y accesorios como camas, baños y cocinas.

Nos dicen que para el momento que la mina cerró muchos de los trabajadores habían logrado acumular un capital y tenían propiedades o negocios en los pueblos cercanos y rápidamente se fueron. Otro tanto, empezó a vender sus propiedades, casas y chacras, o a alquilar sus casas a las personas del pueblo que para ese entonces no tenían donde vivir, y también partieron. Uno de los lugares que mencionan como destino es la costa ya que es en esta región donde se encuentran las ciudades que cuentan con más servicios y por lo tanto existían más oportunidades de conseguir un trabajo.

Otro efecto del cierre de la empresa, fue que el pueblo se quedó sin agua debido a que ya no había quien produjera energía para hacer funcionar la máquina que bombeaba el agua al tanque principal en lo alto del cerro. Los miembros del pueblo se vieron en la necesidad de desmantelar la tubería antigua para reutilizar los tubos y recoger agua de un riachuelo situado en la parte alta del pueblo. Ahora tienen agua pero es la misma que utilizan para el riego y en la época de riego esta se tiene que racionalizar por lo que el flujo es cortado durante ciertas horas.

Utec hoy: representaciones espaciales en la Comunidad Campesina

Configuración espacial de Utec

Utec es un pueblo de poco más de 100 habitantes que se encuentra en la parte alta de una quebrada que forma el río San Juan. Su superficie se encuentra en una pendiente que abarca un área de pampas y laderas de cerros, resultado de esta disposición geográfica en el pueblo se puede observar una parte alta y una parte baja.   Este entorno sirve como plataforma para que los pobladores de Utec realicen las actividades que aseguran su reproducción social y al que los pobladores hacen continuas referencias en sus relatos.

Un recorrido por las calles de Utec refleja rápidamente que es un pueblo en el cual el proceso de urbanización ha quedado inconcluso. La plaza central y unos tramos de dos calles que la circundan son las únicas superficies pavimentadas, el resto de calles son caminos no muy anchos a los que la vegetación ha ganado terreno. El pueblo no tiene más de cuatro manzanas de largo por cuatro de ancho y sus casas, la mayoría abandonadas, están construidas a base de adobe con un empastado superficial. Algunas tienen base de piedra y el material de techado varía entre las tejas y las calaminas. Solo tiene algunos caminos por los cuales es posible movilizarse en vehículos, el resto son sendas para ser transitadas a pie.

El pueblo puede ser visualizado como un conjunto de círculos concéntricos donde en su nivel más externo se pueden ver los cerros que rodean al pueblo, estos contienen tanto los pastos donde los miembros de la como unidad han llevado a sus animales a comer por décadas como también las bocaminas, perforaciones, túneles y galerías que son huellas de un trabajo minero intensivo. En este nivel también se pueden encontrar las chacras de los comuneros y muchos árboles de eucaliptos que crecen silvestres.

En el círculo medio se pueden ver las construcciones de las empresas mineras que han trabajado la zona durante décadas, alguna de ellas aún se encuentran operativas como la planta de procesamiento del mineral, el hotel de empleados o el lugar de depósito del relave; otras permanecen abandonadas desde la quiebra de la empresa anterior, entre estas últimas encontramos los campamentos mineros, el comedor de empleados, el almacén y el hospital para obreros. Finalmente, en el círculo menor se encuentra el centro poblado con sus edificaciones urbanas. La iglesia, el salón de asambleas comunales y las casas de los miembros del pueblo son parte de su paisaje material.

No obstante no debe considerarse como espacios independientes y autónomos porque en la zona donde la empresa tiene mayor presencia también se pueden encontrar edificaciones como casas, corrales o los colegios del pueblo. Del mismo modo en los campamentos mineros que no se encuentran en escombros viven y realizan sus actividades cotidianas algunos miembros del pueblo. Sin embargo, no todas las construcciones de la empresa son de libre accesibilidad. La residencia de empleados que es la edificación más moderna del pueblo así como las instalaciones de la planta de procesamiento estas cercados por un muro hecho con las calaminas de los campamentos abandonados y que da la impresión de amurallar dichas edificaciones. Además, guardias de seguridad vigilan las 24 horas del día el acceso a estos espacios.

Esta configuración espacial actual del pueblo de Utec es producto de un proceso histórico que tuvo como actores principales a las empresas mineras que trabajaron en la zona, los trabajadores y sus agrupaciones y los pobladores mismos del lugar. La coexistencia en el mismo espacio social, de estos grupos inmersos en lógicas divergentes de relación con la tierra y sus recursos, significó la superposición de visiones acerca del uso del espacio y su significado. Esta superposición, a veces sin tensiones y otras conflictivas, dejaron marcas duraderas en el paisaje material y cultural del pueblo. Como se mencionó anteriormente, el espacio social es ante todo un espacio político, donde los actores que lo habitan buscan imponer un dominio simbólico y físico sobre él. La fisionomía del pueblo de Utec antes descrita no es más que un reflejo de esta lucha por el control del espacio, su delimitación y su significado.

Como se puede apreciar en el siguiente mapa de la zona urbana del pueblo de Utec construido en relación con los lotes mineros asignados a la empresa minera. El centro poblado se encuentra rodeado por instalaciones y edificaciones de la empresa minera, pero a la vez en estos espacios también se pueden encontrar edificaciones pertenecientes al primero.

  • Propiedades de la comunidad Campesina de Utec asentadas sobre territorio de la comunidad
  • Propiedades superficiales de la empresa Minera asentadas sobre sus lotes mineros
  • Propiedades superficiales de la Comunidad asentadas sobre lotes mineros

 

 

 

 

No obstante este proceso mencionado no está acabado ya que el espacio social nunca deja de reformularse en función a las prácticas sociales que se desarrollan en su seno. Un día común en el pueblo de Utec comienza con la salida al alba de los miembros de la comunidad hacia sus chacras para trabajar sus tierras o cuidar sus animales. A continuación, el movimiento se da al interior del pueblo, los niños y jóvenes cruzan la plaza en dirección a la escuela y los trabajadores mineros hacen lo propio hacia las instalaciones de la planta.

Este movimiento se completa con la llegada del bus de maestros procedentes de Puquio y otro vehículo adicional que llega al pueblo a recoger personas para transportarlas a Puquio donde venden sus productos agrícolas. Además, se puede observar   a algunas personas que se dirigen a las tiendas de la plaza a comprar o que se trasladan desde una hacia alguna otra casa que cuidan, alquilan o poseen. La mañana transcurre con muy poca gente en las calles, algunas señoras aprovechan las horas de luz para tomar sol en las esquinas de las calles que rodean las plazas o en las gradas de la entrada a sus casas y si hay alguna actividad que salte a la vista es el trabajo de los mineros en las instalaciones de la planta y en los cerros conforme avanza el día los comuneros empiezan a llegar al pueblo procedentes de sus chacras, los mineros toman su turno de refrigerio y los niños salen de la escuela con lo que las calles cobran vida momentáneamente, no obstante después de esto la tarde sigue el mismo patrón de escasa actividad que la mañana hasta que terminada la tarde y el turno laboral la calle nuevamente se anima. En estos momentos del día los lugares que presentan mayor movimiento son la plaza del pueblo donde los niños pasan horas jugando y la loza deportiva donde se reúnen los trabajadores de la empresa y miembros del pueblo para jugar fulbito hasta que muera la luz de la tarde. En la noche se puede encontrar a algunos jóvenes conversando en las esquinas hasta que el frio empieza a arreciar.

Otros elementos presentes en las calles del pueblo son los animales domésticos de los pobladores. Es común observar perros, vacas, chanchos y gallinas deambulando por las calles en busca de alimento. En la parte exterior del pueblo pero muy próximos a este se pueden observar los basurales donde la gente acumula los desechos sólidos producto de sus actividades cotidiana. Cabe resaltar que el pueblo no cuenta con un sistema de agua potable y alcantarillado

 

Narrativas espaciales en la Comunidad de Utec

Como se ha podido observar a lo largo de este trabajo, la configuración del espacio en el pueblo de Utec responde principalmente a la acción de la diada empresa minera – comunidad campesina. Por este motivo en las narrativas de los pobladores de Utec la empresa minera es un referente constante. Para efectos del análisis de estas narrativas, se ha hecho una división temática en base a los temas que los pobladores manifestaban como relevantes, no obstante, todos estos temas están atravesados por la relación empresa – comunidad antes mencionada. Son cuatro los temas que se pudieron identificar: narrativas en torno a la identidad, narrativas en torno a la propiedad, narrativas en torno a la actividad económica y narrativas en torno a la planificación urbana.

Narrativas en torno a la identidad

Como se mencionó en la parte teórica de esta investigación, el espacio se transforma en lugar a través de un proceso de culturalización en el cuál el hombre carga de símbolos y significados el entorno que habita y lo empieza a reconocer como propio.

Me quedé, es difícil, son 42 años, estuve fuera de mi pueblo 50 y tantos años, he ido un rato nomas, la gente me desconoce [….]. [Utec es un] pueblo bonito, no hace mucho frio, no como Puquio o San Juan. Tiene bonito clima. (Poblador de Utec ex – minero foráneo)

Me gusta Utec porque es mi pueblo, donde nací y crecí. Me voy un rato y regreso [….] [Es un ] pueblo sano, no es como la costa con su enfermedades. Los enfermos mejoran en Utec por los remedios y hierbas y clima, en la costa inyección nomas, acá hierbas y el temperamento está bien en la sierra, el doctor dice. (Pobladora nativa de Utec agricultora)

Todos se fueron cuando se fue la mina, los trabajadores y los comuneros, se compraron sus casas en otros lados. Yo me quedé porque me acostumbré, me gusta el ambiente libre, que no tiene contaminación, [en otros lados] mucho calor, me envejezco más rápido, [ellos] se han ido y han fallecido. (Poblador de Utec ex minero foráneo)

Como señala Casey, el lugar tiene el poder de reunir en configuraciones particulares el paisaje material con cuerpos que experimentan y entidades incorpóreas como memorias e historias (Casey, 1996). En esta misma línea, Setha Low también enfatiza esta capacidad del espacio para retener memorias que implican gente y eventos. (Low, 1988). Por su parte Oslender citando a Lefevbre nos dice que los espacios de representación son aquellos espacios construidos que representan formas de conocimiento local, de naturaleza dinámica y saturados de significados. Estas construcciones están arraigadas en las experiencias, en la historia del pueblo y en la historia de cada individuo de ese pueblo. (Lefevbre, 1991; citado en Oslender,2002) Los siguientes testimonios dan cuenta de este hecho:

Yo jugaba acá, en esto que era pampa. Venían chicas, chicos, jugábamos. Yo me pensionaba acá abajo y venía a buscarlos. Jugábamos hasta cansarnos. Carnaval, ya, para qué. [También] íbamos al campo a cazar perdices. (Poblador de Utec ex – minero foráneo)

De niña jugaba en la plaza, hasta temprano, no como ahora tarde. Jugábamos escondidas, bailábamos. Hombres y mujeres cada uno por su lado. Tenía 7 u 8 años. De paseo me iba al río. Los domingos, a veces. A la chacra iba a trabajar. (Pobladora nativa de Utec agricultora)

No obstante, como se mencionó anteriormente, es difícil delimitar la identidad de una colectividad cuando se piensa en términos de homogeneidad o de inmutabilidad. Como explica Huber, en la actualidad la identidad es múltiple, desterritorializada y responde al sistema cultural o contexto que la interpela. Un poblador de Utec ante la pregunta “¿Cómo se considera la gente de acá? ¿Mineros o agricultores?”, responde:

Bueno, por ahora, agricultura, no hay minería todavía, en cuanto haya minería, ya. (Poblador nativo de Utec agricultor y ex-minero)

La agricultura no es productiva por falta de agua. Falta agua por falta de tecnología. La ganadería no da para vivir porque el ganado es criollo y tarda mucho en crecer, se necesita ganado mejorado. Estas actividades se hacen por tradición. (Poblador de Utec minero)

Igual, mis hijos me dicen que no siembre, que ya para qué, pero esa es mi costumbre, sino estaría sentado por gusto, con la pensión nomás y con eso no puedo estar, […] La gente de acá lo hace por costumbre, no quieren dejar sus costumbres, tal vez podrían hacer otra cosa, pero con lo que tienen están conformes, no quieren hacer otra cosa, yo quiero hacer piscicultura, pero no quieren, no apoyan. (Poblador de Utec ex – minero foráneo)

Sin embargo, como indica Damonte, este desanclaje no necesariamente anula la activación de una identidad cultural referida al territorio de un grupo, sobre todo cuando este se ve amenazado por un agente externo. (Damonte, 2011)

No, los de la empresa nunca les han dicho que no lleven su ganado, los comuneros no se dejan, el pasto no puede atajarse, porque es pasto de la comunidad. Cuando suban las reses lo van a desaparecer, va a estar calato. (Poblador de Utec ex – minero foráneo)

En 55 la primera empresa quería apropiarse de todo, como no había leyes. El pueblo mantuvo su posición de a mi pueblo no, y a algunos llevaron a la cárcel y de ahí arreglaron. (Poblador de Utec ex minero foráneo)

[Es de la] comunidad, nosotros compramos [la hacienda Viseca]. Cuando Cochapata quiso entrar a Viseca, no dejamos. Libramos la Viseca. (Pobladora nativa de Utec agricultora)

Narrativas en torno a la propiedad

Todos los grupos sociales tienen espacios de reproducción social donde llevan a cabo sus actividades cotidianas, por otro lado, el espacio debido a su poder de reunión puede contener a más de un grupo con visiones distintas acerca de la realidad social. Es por este motivo que el espacio social es ante todo un espacio político (Oslender, 2002), donde se dan continuas luchas por controlar su significado. Como dice Damonte, un espacio se convierte en territorio cuando es apropiado y delimitado social, política o culturalmente. (Damonte, 2011 ). En este sentido, las narrativas territoriales sirven de sustento a los proyectos territoriales que buscan un control excluyente del territorio. Estos elementos se pueden observar en las narrativas que siguen:

Los cerros del frente es de otra comunal, Cochapata. De la raya para abajo es de Utec […] Viseca también es de la comunidad, ahí tienen su chacras. Hasta abajo, se pierde hasta abajo, hasta santa rosa. […] Desde Viseca parte de UTEC, Todo esto pertenece a UTEC. Le pertenece a la comunidad. Estos cerros son de Utec, pero de arriba para allá es de Acola. Santa barbara. […]Todo esto es pueblo, el estadio, todo. (Poblador de Utec ex minero)

Antes esa tierra era de nadie. Después se ha delimitado, antes no había, tierras de nadie. Antes de Naranjos no había minería en el pueblo. Primero estuvo a manos del consorcio, después del banco minero, después se les cede la mina a los trabajadores [….] al final se le vendió a Rio Azul. Una vez que ya la venta, Rio Azul entra como dueño de todos los territorios de su denuncio. [Sin embargo, la empresa] pastizales nunca nos ha negado. Pastizales están comiendo los animales. Acá han quedado de acuerdo con la comunidad, han levantado un plano catastral de lo que es de ellos, Hasta ahora está así. (Poblador nativo de Utec ex minero y agricultor)

En los años 90’s se le adjudicó terrenos a la comunidad que incluía terrenos privados [de la empresa minera], en una asamblea comunal se decidió reconocer los territorios privados a sus dueños. […] La empresa tiene 10 lotes, la comunidad está fuera de esos lotes. La empresa no toca tierras comunales, no opera superficialmente en tierras de la comunidad. (Poblador minero)

Ha transferido terrenos comunales a la empresa y eso causa problemas, peligro. Por eso la empresa quiere prohibir, ya es mi terreno. Ese es su terreno de la propiedad de la empresa. Pero, en si no se sabe si han vendido o no. Pero hay indicios de que ha transferido. La otra parte está pidiendo la nulidad de ese contrato que han hecho, los que no le conviene que la empresa declare que son terrenos de la empresa ahora, los que están en esos terrenos. (Poblador de Utec ex minero)

Campamentos, pampa relave, hotel, es de la empresa, la gente dice que lo ha vendido, la tierra comunal, pero ¿qué vas a sembrar ahí? El campamento está en tierra comunal y tenemos todo el derecho, pero no queremos enfrentarnos, no queremos hacer guerra. ¿Por qué no dijeron antes “esta planta llévatela de acá no la queremos”? En ese tiempo era machismo, ahora dice la ley la planta debe ser fuera del pueblo, 5 kilómetros, y ¿a dónde le vamos a decir que lleve? […] lamentablemente, así lo hicieron, ya está hecho y así están siguiendo. Nosotros no podemos decir “saca tu planta” porque es antigua. Si tratan de hacer nuevo, ahí no los dejamos. […] esto era de la comunidad, es planta antigua que han rehabilitado, pero fue comprado por las anteriores empresas, ya no es de la comunidad, es de la empresa. La comunidad se ha dejado, ha debido apropiárselo cuando estaba abandonado porque está dentro de la tierra comunal. Nos hemos dormido.

La empresa ahora ha pedido que se le devuelvan sus terrenos y bueno como nosotros no utilizamos ¿para qué vamos a oponernos? porque acá ¿qué voy yo a sembrar?, pero hay que hacer también con razones, si quieres la tierra yo que necesito, dame.   (Poblador de Utec ex minero agricultor)

[El territorio es] de la comunidad, la empresa dice que es suyo. Pero no es así. […] El terreno superficialmente es de la comunidad, subterráneamente es de la empresa. Eso ha explicado la ministra de energía y minas, ella ha dicho “Empresa con la comunidad tienen que tener diálogo no pueden pelear por el terreno”. Si quieren romper tienen que pedir permiso al dueño de la chacra. […] Pero ellos quieren libre ser dueños, por eso están en problemas con la comunidad. […] Ellos dicen que tantas hectáreas es la propiedad de la empresa pero como la comunidad está, no pueden. Dicen que el pueblo debe irse a otro sitio. (Poblador de Utec ex minero)

Como se puede observar en estos testimonios, hay visiones opuestas acerca de lo que es propiedad de la empresa minera y si interfiere con el espacio que la comunidad reconoce como territorio. Si bien es claro que subterráneamente la empresa minera está permitida de usar el territorio, la discusión surge en torno a la propiedad superficial. Por un lado, unos relatos enuncia que todo lo superficial le pertenece al pueblo y que la empresa de alguna u otra manera ha logrado apropiárselo y busca desplazarlos, también hay otros testimonios que apelan a que todas las transacciones de tierras han sido legales y por lo tanto la empresa minera tiene el derecho de hacer uso de ellas y además de que no interfiere con la propiedad comunal. Sea como fuere, estas narrativas están inmersas en relaciones de poder e intereses específicos antagónicos que defienden proyectos de dominación territorial particulares y coexisten en superposición conflictiva dentro de un mismo espacio social.

Narrativas en torno a la actividad económicas

En las narrativas que siguen a continuación se puede tomar como común denominador la escasez de recursos como base que sustenta todo el argumento. La lucha discursiva se centra en establecer qué recursos son fundamentales para vivir y de qué manera. Los que tienen como sustento la agricultura ven a la empresa minera como una entidad que compite con ellos por los pocos recursos naturales con los que cuentan para subsistir. Por su parte, los que consideran que el desarrollo del pueblo está en las actividades extractivas, consideran la oposición de estos pobladores como un retraso propio de la tradición que no les permite mirar a futuro. Estos elementos los podemos encontrar a continuación:

A un hombre que viene a comprar, ahora se va a san juan porque ahora hay poca cosecha y ya no hay para vender, solo para comer. Arriba hay cosecha porque tienen bastante agua. Este año no ha llovido mucho. Por agua ya no siembran algunos. […] había agua, de san juan, arriba, antes había un pozo, venia cada domingo, había que pagar. Ahí se regaba la chacra, bastante agua. Antes, había que pagar a un peón para que traiga agua de arriba y traía, ahora ya no vienen con agua, para San Juan nomás. […Ahora] Puquiura nomás, para acá abajo, este año más, no ha llovido. […] antes la empresa sacaba de abajo, del rio, con la tubo. Ya no hay, ya se prohibieron, a nosotros que teníamos agua, ahora se pierde el agua, ya casi no hay para la huerta, ya no alcanza. Ya secando, secando y ha secado. […] Había chacra. La mina ha malogrado la chacra, con lo que escarban y botan. Con el aguacero nomas sembraban en las falderas, sin aguacero todo está seco. (Pobladora nativa de Utec y agricultora)

La agricultura no es productiva por falta de agua. Falta agua por falta de tecnología. La ganadería no da para vivir porque el ganado es criollo y tarda mucho en crecer, se necesita ganado mejorado. Estas actividades se hacen por tradición […] el agua que utiliza [la empresa minera] es el agua del río, solo toma 3 pulgadas con lo que no afecta las chacras de Viseca. La comunidad toma agua de otra fuente, de un manantial que es parte de sus tierras. (Poblador de Utec minero)

Como señala Damonte, en la economía capitalista actual el valor de la tierra como elemento productivo parece haber sido sobrepasado por el valor de los recursos guardados en ella. Lo que origina una tensión entre el dominio local del espacio social de reproducción y el valor que dicho espacio representa para las élites. (Damonte, 2011).

No me conviene que trabaje la empresa porque malogran los terrenos. Las filtraciones de agua, agua no tiene ahorita Utec, ha tenido agua y ahora no hay. Cuando la empresa vino hizo sus instalaciones y utilizaron el agua y el pueblo ya no tiene agua, se ha filtrado para abajo, ahora de donde va a sacar. La mina contamina malogra las chacras, hacen carreteras, la gente viene, caminan, ensucian.

[…] necesitamos sacar agua para regar nuestras alfalfas, nosotros vivimos de eso, nuestros animales comen y si no regamos con que, ahí se han secado maíces por falta de agua, ahí está nuestro canal listo, ahora vamos a exigir, ya le he dicho al a mi gente que vamos a reunirnos y vamos a zapatear y si no nos hacen caso vamos de frente [a la empresa] hay que protestar, sino cómo consigues.

Abajo en el manantial, esta para que nos ayude el consejo arriba, llevas te hacen legalizar para que puedas pedir préstamo para ganadería, pero tienes que tener tierras si no con qué vas a mantener, acá falta agua, algunos tenemos las chacra otros no. […] proyectos, formar una empresa, piscicultura, ganadería, pero ganadería necesita, dos tres hectáreas, pero un pedacito que siembras que te va a aguantar, acá no hay tierras suficientes, tenemos tierras pequeñitas, eso da para comer, y para vender.  (Poblador de Utec ex minero agricultor foráneo)

Como se puede observar, la presencia de la empresa minera no solo causa aceptación o rechazo, sino también posiciones intermedias. Es común en los relatos que aparezcan argumentos si no contradictorios, por lo menos divergente con respecto a la minería. Como bien lo explican Revesz y Diez, la comunidad campesina nunca es un polo con intereses claros ni armónicos sino que puede exhibir toda la complejidad de cualquier espacio social donde se dan tensiones, existen conflictos históricos y pueden tener visiones de desarrollo contrapuestas. (Revesz y Diez, 2006)

Se dedican a agricultura, ahí están las chacras, maizales, hay un rio que baja de donde viene el agua que riega. Buscan gente que ayuden a trabajar. El trabajo de acá jala poco, si abren las minas, gente va a venir de donde sea, antes era así. La comunidad queda más o menos bien. Hay gente que queda desocupada domingo y si quiere ganarse su grano ayudan en la chacra. (Poblador foráneo ex minero)

[Los que no trabajaban en la empresa minera] no hacía nada. La chara pues, su chacra, su ganadito. Así tenían pues, en poca escala, tenían para sobrevivir. Sus hijos trabajaban. […] ahora está empezando, ojala que esto empiece y haya auge. Es lo que necesitamos los pobladores de acá. Nosotros los viejos tenemos nietos, tenemos hijos que son jóvenes que en algún momento van a necesitar un trabajo; nos van a dar ayuda también, porque sin trabajo esto está peor que cementerio. […] ahora los trabajadores están, aunque sea, con lo poco que hay. Antes, toda la gente de acá se iba a la costa a buscar trabajo. Pero es muy necesario que haya trabajo, entonces con el trabajo que va a dar la empresa estamos arriba, hay progresos, y si no fuera así, no valemos nada pues, este pueblito se va a pique. Hasta nuestro colegio esta por colapsar, falta de alumnos porque no hay habitantes. (Poblador nativo ex minero agricultor)

 

Por otro lado, como señala Huber citando los trabajos de Golte, la baja productividad de la agricultura andina obliga a que se utilice la máxima capacidad de trabajo posible para hacer la subsistencia del grupo viable. Por este motivo el trabajo trasciende el ámbito económico y se convierte en el punto central para la existencia social. El autor añade que debido a los cambios estructurales que han experimentado las sociedades tradicionales en la modernidad, el trabajo sigue teniendo valoración pero ha perdido sus cualidades trascendentales y culmina en el poder adquisitivo y por lo tanto en el poder consumir. (Huber, ) Esta visión del trabajo es clara en los testimonios que enuncian que las actividades agropecuarias no son productivas porque requieren de mucho trabajo para lo que dan en retorno.

La agricultura no es productiva por falta de agua. Falta agua por falta de tecnología. La ganadería no da para vivir porque el ganado es criollo y tarda mucho en crecer, se necesita ganado mejorado. Estas actividades se hacen por tradición […] el agua que utiliza [la empresa minera] es el agua del río, solo toma 3 pulgadas con lo que no afecta las chacras de Viseca. La comunidad toma agua de otra fuente, de un manantial que es parte de sus tierras. (Poblador de Utec minero)

La agricultura si da para vivir, La tierra da para producir dos veces al año, pero no hay agua. Es para consumir, algunos llevan a puquio, otros a Ica. De eso viven la gente, las comunidades, de la agricultura, si hay mina viven de eso, compran, se van a puquio a comprar. […]La agricultura no es rentable como en la costa, a las justas para comer. Si fuese como de la costa, claro.

Los jóvenes cuando van a la empresa ya no quieren ir a la chacra porque su salario es estable, mensual o quincenal, en cambio la chacra no. Te pagan 35, en la chacra 25 con desayuno y almuerzo y cena. Así por ahí también va. Los mayores [….] solo les queda trabajar en la chacra, los que tienen chacra. Algunos van a ayudar a la chacra si no tienen tierra. Pagan en plata o en grano. Pero mejor en grano porque la plata se va en parar la olla. (Poblador foráneo ex minero)

La mina da trabajo al 70% de la población de jóvenes (30 jóvenes). Y los jóvenes que quieran volver tienen prioridad para trabajar en la empresa. (Poblador minero)

También tengo terrenos en san juan, en Utec también, pero he tenido que vender porque no hay peones que quieren trabajar porque quieren que le paguen mucho, incluido almuerzo, cena, cigarro coca, cañazo, por eso ya no los contrato. Por eso ya no quiero, yo siembro pedazos nomas. [Antes] sembrábamos nosotros en partición. Cada hombre trabajaba y se le pagaba 20 centavos el jornal, después 50, 1.50 y 5 soles y con la mina peor. Yo [a la chacra] voy a mirar nomas, voy a buscar peones en San Juan porque ya no hay en Utec, todos están en la mina. Yo soy sola. (Pobladora nativa agricultora)

[Al pueblo] le gusta la empresa, quieren que haya estabilidad en el trabajo y que amplié [más gente] como antes.   Pero ahora no, contaditos nomas entran. Si [la mina] comienza a botar [mineral] cambia el ambiente, va a venir gente de donde sea, y va a haber movimiento, no será para acá nomás, hasta puquio, muchos de los pueblos aledaños van a venir a buscar trabajo acá, esa gente ya queda ahí, van a traer sus esposas sus hijo, la escuela aumenta, ahora unos cuantos alumnitos, aquellos tiempos 350 alumnos. Antes bastante niños. […] Mejora, va a haber negocio, hasta yo mismo pondría poner mi tiendita, en mi casa, antes esa casa era de otro y hace poco la compré, antes era tienda pero había gente. Ahora pienso rehabilitarla. (Poblador foráneo ex minero)

Como se puede apreciar en estos relatos, la minería en el contexto comunal no siempre causa rechazo también pueden coexistir posiciones ambiguas y hasta favorables. Como indica Diez, una miembro de una comunidad puede oponerse al proyecto minero y al mismo tiempo esperar obtener trabajo gracias a él. Además, el trabajo es conceptualizado como una actividad que da acceso a recursos económicos a través de los cuales se pueden satisfacer necesidades de consumo y no como una finalidad en sí.

Narrativas en torno a la planificación urbana

Las narrativas que siguen giran en torno al espacio urbano, su planificación y la proyección a futuro de los pobladores con respecto este. La urbanización es el tema central que guía las argumentaciones. Para Huber, los flujos culturales externos nunca son recibidos pasivamente por las culturas locales, sino que son resistidos, apropiados y resignificados. (Huber) Añade que en las sociedades rurales de la sierra ayacuchana hay una tendencia hacia la urbanización producto de elementos modernizantes que han introducidos nuevos conceptos acerca de que es ser un pueblo o una comunidad. En el caso de Utec, este pueblo desde sus inicios estuvo en contacto intensivo con migrantes de procedencias culturales distintas en un contexto de trabajo propio de ciudades industriales. Este hecho sumado con el flujo constante de gente que salió del pueblo y los medios de comunicación introducidos gracias a las conquistas del sindicato de trabajadores parecen haber sido los vehículos de las ideas que sus pobladores intentan materializar en la actualidad.

Los pobladores con los que conversamos asumen antes de la llegada de la empresa minera, la construcción de calles, casas y la plaza no había nada, solo huertas. En esta visión teleológica de la sociedad, el trabajo de la tierra es un estadío previo cercano a la nada y cuyo desarrollo natural es llegar a la urbanidad. En este sentido la construcción de calles y plazas era algo que debía suceder pues es lo que sucede en los pueblos

[Se abrió] porque era necesidad que la calle sea así, tenía que haber una calle. Otra calle iba a haber por ahí, ya estaban construyendo para que pase la calle para allá, pero quedo así, porque lo impidieron las autoridades. Las autoridades no se preocupan. Otra calle donde está esa gente, ahí no había calle, para ese lado se abrió también la calle. [… La plaza] pura tierra había, no había parque, nada […] puras huertas, chocitas había, unas cuantas casas [….] cuando llego la empresa minera, el consorcio minero, ahí es cuando recién empieza la gente a migrar de distintos sitios. No había nada, solo huertas. Con la llegada de la minería recién llega lo urbano.Con enganche y reenganche. Ya comenzaron a trabajar, empezaron a construir sus casas. (Comunero ex minero agricultor nativo)

[Antes] las casas no eran de dos pisos. Bajos nomas eran. Como mi abuelita falleció, vinieron sus nietos, se ha dejado de prenda. Entonces, ya la contratista ha vendido. Ha hecho altos. (Comunero agricultor nativo )

Otro elemento que podemos identificar de estas narrativas es que se tiene claro que la responsabilidad en torno a la planificación, financiamiento y ejecución de las obras en el pueblo depende de la organización de los pobladores en coordinación con las autoridades locales y municipales. No obstante, no es inusual solicitarle a la empresa minera apoyo en recursos para llevar a cabo las obras.

Las autoridades y los comuneros, son los que tienen que regir y hacer ordenanzas a sus comuneros, para trabajar los caminos, para hacer la limpieza, para limpiar las acequias que quedan tapadas con la lluvia. […] depende de nuestra comunidad con el señor alcalde qué organización podemos hacer con respecto a las cosas que nos faltan. En Viseca nos falta cambio de captación de nuestra agua, porque es un gran peligro. Eso es lo que vamos a planificar y reclamar al estado […] eso debería ser preocupación de nuestras autoridades, eso para embellecimiento de nuestro pueblo. También pensamos en pavimentar. Eso tenemos que verlo con las autoridades comunales, el agente municipal y la municipalidad. [….] también, podemos pedirle ayuda [a la empresa]. Hasta ahora no nos niega ninguna ayuda, nos está dando, nos está favoreciendo a pesar que recién está empezando. Seguramente que ahora cuando empieza nos va a dar más ayuda. Nos ayuda así, cuando nosotros pedimos, antes las empresas no nos daba nunca nada, pero acá si, ahora nos están dando. Por mi parte estoy agradecido, por parte de mi comunidad por tantas cosas. Puede haber un desarrollo habiendo buena reciprocidad con la empresa y el pueblo, eso es lo que se quiere, de otra manera no hay acuerdos. Eso es lo que nosotros queremos, y la empresa con el tiempo va a ser grande. (Comunero ex minero agricultor nativo)

Me gustaría, agua potable, desagüe, asfaltamiento, los principales. Las veredas y las calles deberían ser más anchas, pero no van a querer los comuneros porque algunos tienen huerta adentro de la casa. Ya habría que cambiar las casas. […] Ahora ultimo ha mejorado esto [la plaza], esto está más presentable, Isaac, y el presidente traen plantas para sembrar. Al presidente le decimos queremos plantar y ya. (No comunero ex minero foráneo)

Sin embargo, ante la opción de acudir a la empresa minera las opiniones son variadas. Los más radicales, ante la pasividad de las autoridades, consideran que la empresa debe asumir el vacío dejado debido a esta falta de gestión. La respuesta tímida del resto de pobladores indica que hay una relación de poder asimétrica con la empresa y que demasiadas exigencias podrían ahuyentarla con lo que el pueblo quedaría nuevamente paralizado.

[La empresa] paga el funcionamiento de la posta, puso el internet satelital, tiene el proyecto de agua potable y desagüe. (Poblador minero)

[…] toda la vereda, desagüe, agua potable, el cementerio mejorarlo, dejarlo bonito, lamentablemente no hay apoyo del consejo municipal, no apoyan. Cualquier apoyo que pide tiene que darme. […]Acá no tienen nada, nombre nomas [comunidad], no pueden apoyar. Últimamente es casa comunal. […] estoy peleando para eso, para pintar y el cementerio. Si el presidente fuera, estaría peleando allá, las autoridades tenemos que ir todos a decir lo que necesitamos. […] Yo puedo pero necesito el apoyo de la comunidad, pero no hacen porque tienen miedo, he mandado oficios y los que han firmado han sido amenazados con que la mina va a cerrar, los asustan para que no te apoyen, dicen que la empresa va a cerrar. […]Hay que conversar, dialogar, pero no tenerle miedo, pero la gente ya no te apoya y te quedas solo.

Ahorita la empresa debe estar haciendo obras con el pueblo, tiene plata, por eso ha venido acá. Él [el presidente de la comunidad] no pide nada, nos falta desagüe, mejoramiento del agua potable, él tiene derecho sobre la empresa, se pone a trabajar con la empresa, que trabaje pero tiene que pedir [….] Lo que yo digo tienen que hacerme caso, tienen que darme. Voy a pedir un pintor para pintar la plaza para fiestas patronales. (Poblador foráneo ex minero agricultor)

Otra característica de estas narrativas es su llamado al ordenamiento. En estos relatos no solo se reconoce la importancia que se le da al contar con calles y plazas hechas de concreto o piedra, sino que se apela al comportamiento que se debe tener en un pueblo urbanizado. Como menciona Hall solo se sabe lo que es ser algo a través de como ese algo es representado. En este sentido, solo se sabe lo que es ser u n pueblo urbanizado, a través de la idea que se tiene de un pueblo así, es decir, sin animales ni basura en las calles, con calles amplias y pavimentadas.

Un alcalde quiso hacer chanchería, Américo, para hacer crianza de chancho, en vez de criar aquí [en la chanchería] los dejan sueltos en el pueblo, tendrán flojera de traer la comida. En otros lados no se ve ni un chancho en todo el campamento ni gallinas, en cambio acá están. [Los tachos son] nuevos, algunos que somos educados guardamos la basurita, otros que no somos educados, donde caiga. No va a botarlo para acá por allá. (Poblador foráneo ex minero)

 

Tiene que cambiar la cara de la plaza. Cuando yo pido el consejo [municipal] debería comprar [….] Hay que continuar las calles principales. La gente tiene que acordar en una reunión. La mayoría tiene que acordar en una reunión, no se puede meter a la prepo. Tiene que hacer de acuerdo con toda la comunidad. Sino el dueño te puede denunciar por meterte y construir en su propiedad.

[…] pero hay un tremendo desorden porque no se cumple [las reglas], no hacen caso. Él les tiene que decir en una reunión, que hay que limpiar para las fiestas. […] Los animales deben estar en su corral […] hay animales bastantes canes, hay muchos perros que están en la calle ensuciando y vamos a limpiar. […] Las vacas deben caminar fuera del pueblo, no por el medio. […] Se le comunica [a los pobladores] que los animales no pueden estar en las calles porque ensucian, si los encuentran en la calle los llevan al matadero y los dueños no pueden hacer nada porque ya están informados.

Yo quisiera que mejore, que haya más ambiente, más comercio, más gente, el colegio, más alumnos, antes había 200, 300, ahora ni 20 con el tiempo los profesores se van yendo. Que haya trabajo pero que haya más alumnos. (Poblador foráneo ex minero agricultor)

Conclusiones

Podemos concluir que la presencia de la minería en el pueblo de Utec ha sido un factor determinante para las formaciones culturales y espaciales que hoy se observan en el pueblo. La empresa minera es un referente constante en todas sus historias del pasado y sus anhelos futuros.

Sin embargo, esta referencia no se presenta sin conflicto en el pueblo puesto que la actividad minera desde sus inicios se sentó sobre un espacio que poseía una lógica propia y divergente acerca de la relación del hombre con la tierra. El ingreso de la empresa minera significó una disminución en el recurso que servían de base para la subsistencia del pueblo pero a la vez significó también la entrada a la urbanidad a través del poblamiento del lugar y el acceso a servicios con los que Utec no había contado antes.

Aún hoy se puede percibir en los relatos de los pobladores cierta ambivalencia cuando se refieren a la empresa minera, por un lado la identifican como una competidora por los escasos recursos que tiene el pueblo, pero a la vez reconocen su potencial para impulsar el desarrollo del pueblo.

Por este motivo, es difícil hablar de la identidad de los pobladores de Utec si es que se hace una contraposición entre la minería y la agricultura, lo rural y lo urbano. Como se ha mencionado a lo largo de esta investigación, la identidad cultural de las colectividades está cada vez más desanclada de los referentes tradicionales que daban sentido y organizaban la vida social, el territorio, la religión o la adscripción étnica no necesariamente determinan una identificación con algo más grande que sobrepasa al individuo. Lo que se puede asegurar es que los pobladores de Utec se identifican con las múltiples representaciones que coexisten en su paisaje cultural en configuraciones que pueden presentarse en conflicto o superponerse sin tensión. Representaciones a las que acuden en contextos determinados y que activan según el sistema cultural con el que se enfrenten. Como menciona Huber, la cultura solo puede ser entendida en su heterogeneidad y la identidad en su multiplicidad.

Finalmente, el paisaje material del pueblo de Utec es el resultado de un proceso histórico de interacción entre agentes sociales inmersos en lógicas distintas. Como se mencionó anteriormente el espacio social es ante todo un espacio político donde los actores que lo habitan buscan imponer un dominio simbólico y físico. La configuración espacial del pueblo refleja las luchas entre la comunidad, la empresa minera y las agrupaciones de trabajadores por imponer sus propias visiones acerca del espacio, su uso y su significado. Las huellas físicas observables son producto de dicha negociación. No obstante dicho proceso nunca está concluido por lo que el espacio se reconfigura constantemente. Las visiones acerca de la propiedad de la empresa minera y su influencia en el espacio que la comunidad reconoce como suyo, son los nuevos motores que empujan el reacomodo del espacio social en el pueblo.

 

Bibliografía

CASEY, Edward (1996). “How to Get from Space to Place in a Fairly Short Stretch of Time: Phenomenological Prolegomena”. En Steven Feld y Keith Basso eds. Senses of Place. Santa Fe, New Mexico: School of American Research Press, pp.: 13-52.

CRAMPTON, Jeremy (2001). “Maps as a Social Constructions: power, communication and visualization”. En Progress in Human Geography, Vol. 25, núm. 2, pp.: 235 – 252.

DAMONTE, Gerardo (2011). Construyendo territorios: narrativas territoriales aymaras contemporáneas. Lima: GRADE.

DIEZ, Alejandro (2006). El triángulo sin cúpula (o los actores desregulados en los conflictos sociales) Perú hoy: nuevos rostros en la escena nacional .Lima: DESCO.

HALL, Stuart (2010). Sin garantías: trayectorias y problemáticas en estudios culturales / Eduardo Restrepo, Catherine Walsh y Víctor Vich, editores. Bogotá: Envión Editores; Lima: IEP.

HUBER, Ludwig (2002). Consumo, cultura e identidad en el mundo globalizado: Estudios de caso en los andes. Lima: IEP.

LÓPEZ MAGUIÑA, Santiago, ed (2001). Estudios culturales: discursos, poderes, pulsiones. Lima: Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales.

LOW, Setha, ed (1988). The Anthropology of Space and Place: Locating Culture. Malden, MA; Oxford: Blackwell.

ORTIZ,          Alejandro (1999). “El individuo andino, autóctono y cosmopolita”. En carlos Ivan Degregori y Gonzalo Portocarrero, editores. Cultura y globalización. Lima: Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales.

OSLENDER, Ulrich (2002). “Espacio, lugar y movimientos sociales: hacia una “espacialidad de resistencia””. En Scripta Nova, Vol. VI, núm. 115, 1 de junio de 2002.

SCHENSUL, Stephen L. (1999). Essential ethnographic methods: observations, interviews and questionnaires. Walnut Creek, CA: AltaMira Press.

 

 

 

Puntuación: 0 / Votos: 0

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *