Roosegaarde, el holandés que quiere revolucionar las carreteras
Todo se ha vuelto más inteligente estos días, desde los teléfonos y relojes hasta los electrodomésticos y las viviendas. Ahora, le toca el turno a las autopistas y si Daan Roosegaarde se sale con la suya, serán tan bellas como cerebrales.
Como lo concibe el fundador de la empresa de diseño holandesa Studio Roosegaarde, “inteligente” en este caso significa reemplazar antiestéticas luces eléctricas, que consumen energía, con relajantes líneas fluorescentes que marcan los bordes de una carretera.
Un revestimiento gelatinoso foto-luminiscente crea las líneas que se “cargan” por la luz solar en el día y que pueden brillar hasta 10 horas. En días nublados, los paneles solares suministran la potencia de carga.
Artista de la vía
Roosegaarde es un artista, diseñador y autodenominado “tecno-poeta”, recientemente nombrado por uno de los principales periódicos de Holanda como uno de los cinco líderes “verdes” más influyentes del país.
Su misión: cambiar nuestros paisajes centrados en los automóviles para mejorarlos, tanto visual como ambientalmente.
“Cada vez que hablamos sobre innovación y movilidad es extraño cómo nos centramos en los vehículos y, de cierta forma, empujamos a las carreteras hacia una esquina”, destaca Roosegaarde.
“Sin embargo, la infraestructura que tú y yo usamos de hecho domina el paisaje mucho, mucho más. Si los autos están haciéndose más inteligentes, también debería suceder lo mismo con las carreteras”.
“Todo tiene que ver con la seguridad y con una iluminación que es energéticamente neutral”.
Costo monetario y ecológico
En términos de consumo y gastos de energía, la iluminación de las calles no es poca cosa.
Por solo poner un ejemplo, un informe recopilado por la Campaña para Proteger el Campo Inglés (CPRE, por sus siglas en inglés) calcula que a los municipios de Inglaterra le genera un gasto de US$967 millones al año.
Además, eso equivale a casi un tercio de las emisiones de carbono del país.
Por otra parte, ciudades de todo el mundo están optando ya sea por colocar luces inteligentes, que sólo se encienden cuando es necesario, o por apagar completamente las luces en las noches para ahorrar dinero y reducir las emisiones de carbono de las plantas eléctricas.
Senda futurista
El concepto de las líneas luminiscentes está bajo prueba en un tramo de casi 1,4 Km de la Autopista N329 por Oss, a unos 60 kilómetros al suroeste de Ámsterdam.
Desarrollado conjuntamente con la constructora europea Heijmans, es uno de varios conceptos inteligentes imaginados por Roosegaarde para funcionar en autopistas que incluyen:
– pinturas sensibles a la temperatura que cambian de color para alertar a los conductores cuando las carreteras están heladas
– luces interactivas que se encienden cuando los autos se acercan y bajan después de su paso
– “luces de viento” alimentadas por pequeños molinillos que giran usando la corriente de los vehículos al pasar
– carriles de prioridad que tienen bobinas de inducción para recargar autos eléctricos
Otra innovación de Roosegarde, el camino para bicicletas Van Gogh, fue estrenado recientemente en la localidad de Eindhoven, lugar de residencia del pintor desde 1883 hasta 1885.
Inspirada por su obra Noche Estrellada y construido por Heijmans, el camino, que conecta sitios del patrimonio cultural del artista pos impresionista, usa pinturas cargadas de luz solar creando un titilante diseño fluorescente para iluminación nocturna.
Tres a cada lado
Roosegaarde subraya que el material de las líneas luminiscentes es un recubrimiento, no una pintura.
Le tomó un año crearlo. Gracias a un truco óptico, la iluminación de la carretera parece una línea desde la distancia.
En los próximos tres a cinco años el costo bajará y será competitivo con respecto a la actual iluminación de calle
Sin embargo, al verse más de cerca se trata realmente de tres distintas líneas creadas al cortar canales poco profundos en la carretera, que luego se llenan con el gel luminiscente.
“Jugamos con tres líneas porque queríamos aumentar el volumen y, al mismo tiempo, usar tan poco material como fuese posible”.
¿Y son las líneas lo suficientemente brillantes? Roosegaarde asegura que lo son. De hecho, arguye que en caso de niebla son más seguras que las luces colocadas encima de postes.
“Las luces están donde tienen que estar. Sobre la condenada calle, no a ocho metros de altura”, dice.
Roosegaarde se rehúsa a detallar cuánto cuestan las líneas luminiscente por kilómetro, pero destaca que son más fáciles de instalar que los postes de luz, sin contar que son más atractivas.
Además sostiene que a medida que el concepto consiga una adopción más amplia, el costo disminuirá como sucede con la mayoría de las tecnologías nuevas.
“En los próximos tres a cinco años el costo bajará y será competitivo con respecto a la actual iluminación de calle”, dice. “Es algo para el futuro pero, al mismo tiempo, ya es del presente”.
Roosegaarde señala que el gobierno holandés le comisionó una instalación de líneas luminiscentes en la carretera por encima del Afsluitdijk, el icónico dique de 32km que mantiene a raya al Mar de Wadden.
Agrega que funcionarios de Canadá y Medio Oriente también han expresado interés en la tecnología.
“Mi sueño personal es retocar la Ruta 66 de Estados Unidos”.
¿Y por qué el intenso foco sobre las carreteras? Roosegaarde, quien se describe a sí mismo como un “hippie que tiene un plan de negocio”, no puede explicarlo.
“No tengo idea de cómo funciona mi cerebro”, dice en broma.
Sin embargo, acota que siente fascinación por los lugares donde convergen la tecnología, la gente y los espacios públicos, y si puede iluminar ese tipo de intersecciones mucho mejor.
Ken Wysocky
BBC Autos
En: BBC