Hasta que la garúa hizo gotear el techo

Hoy tuve un día raro, me desperté demasiado temprano y fui a trabajar como todos los días pero a las 6 a.m. Hace años no hacía esto, mientras iba en el taxi recordé los tiempos en que viajaba a esa misma hora hacia mis clases de Derecho Penal Especial con Bramont para llegar a las 7 a.m. Todo vacío, nada de tráfico, al que madruga Dios lo ayuda.

Las veredas mojadas durante la madrugada anunciaban un día más húmedo y sombrío, y así fue. Me puse a pensar que muchas veces suceden milagros; uno no tiene dinero y la suerte se para al lado de uno cuando se encuentra veinte soles en el borde de un jardín. Borrachines, nunca faltan.

Pienso en mi vida y siento que he tenido mucha suerte. Suerte es diferente a Fortuna ¿Quién tuviera todo para vivir tranquilo? Creo que las circunstancias son sabias y siempre determinarán que nos falte algo. A algunos que les falta amor gastan su dinero para conseguirlo; hay otros que tienen salud, pero mueren por tener amor mientras se matan lentamente con su dinero; otros tienen amor y hacen lo posible por alejarlo de su vida. En fin.

Hoy las cosas han sido diferentes, hoy se derramó el antiácido que llevo en mi mochila sobre unos papeles del trabajo que, felizmente, no eran muy importantes. No hubo agua en el baño por la tarde. Me lesioné el dedo índice el sábado y el dolor continua, pero no importa porque hay que trabajar: He visto que hay personas decididas que recién operadas van a trabajar, ¿por qué yo, con una simple luxación en el dedo, no voy a poder hacerlo?. 

Hoy salí de la rutina y llegué temprano. No tomé desayuno en mi casa y por eso compré un pan con chicharrón y un jugo de naranja grande para llevar al tiempo. Hoy desayuné en mi escritorio y nadie me vio. Al menos eso quiero creer.

Hoy garuó hasta que los techos gotearon. Hoy me pidieron nuevamente mi CV porque el que tenían en el archivo estaba mal fotocopiado. Anoté una publicación adicional en el campo de artículos publicados…algo sobre una galaxia muy lejana.

Hoy me saludó el anacoreta que no saluda, aquél que está sentado en el cubículo de su exilio. Hoy también me saludó a medias esa compañera de trabajo seria y que es muy seria, me miró y me saludó sin querer saludarme, bajó su cabeza antes de acabar de decir “…días” y continuó en su camino de dudas.

Hoy en la tarde, me invitaron un sandwich mixto con un jugo de melón. Le dije que estaba a punto de dejar el Sanguchón Campesino para pasarme a este nuevo local porque me gustó su sabor, y además porque queda muy cerca de donde estamos. Luego del comentario, ella me miró sonriente y se recostó sobre mi pecho para luego dormir. Gracias marmota!

Ya es de noche, ha cambiado el ritmo de trabajo, nos han dicho que vamos a trabajar más y más. Ministro de la Re%$&/<#!. Descansaré dos horas y despertaré para volver a dormir.

Sí, estoy agotado, pero me gusta mucho lo que hago, es muy bacán y siento que me pagan por aprender, no por trabajar. Todos mis compañeros son muy chéveres. ¿Luna de miel?, tal vez. Dicen que uno conoce de verdad una situación cuando convive mucho tiempo con ella. Esperemos que sea así. Estas personas valen de verdad.

Escucho un huayno en la tele, ya son las diez y cuarentiuno de la noche, miro mi mochila sucia y la quiero limpiar. Procastinando. Sin embargo sigo tecleando, deseando compartir, queriendo escribir. Este es el resumen de un día fuera de la rutina para mi.

Les recomiendo salir de la rutina, tomen otra ruta y sorpréndanse con el mundo cotidiano.

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