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¿Qué es un desastre?. Caso del uso de la Costanera para eventos masivos.

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Un desastre no se mide por la magnitud del evento disruptor (sismo, tsunami, avalancha, huracán, etc), tampoco se mide por el impacto en las infraestructuras (edificios derrumbados, puentes colapsados, casas destruidas, etc.) para que haya un desastre tiene que haber un impacto de una magnitud donde fracaso el uso de los protocolos habituales de control. Por ejemplo, en México en su mayoría los edificios permitieron la evacuación de las personas antes de colapsar (se usó el protocolo de construcción sismo-resistente en su mayoría) por lo tanto las cerca de 500 personas muertas en realidad está lejos del total que potencialmente hubieran muerto si la mayoría de los edificios hubieran colapsado antes de la evacuación, cosa que sucedió en 1985, con el saldo trágico de 10 000 personas, claro que las 500 familias que han perdido a sus seres queridos si pueden decir que el terremoto fue un desastre y claro que lo fue, pero el desastre pudo haber sido mayor. Algo que si ocurrirá en Lima, algo que podría ocurrir en la Costa Verde, si se expone a un millón de personas a escuchar la misa del Papa Francisco, que buena falta hace su visita para llamar la atención acerca de un mal endémico en nuestra sociedad y en especial en sus clase privilegiada dirigente, cito al Papa ”la corrupción sustituye el bien común por un interés particular que contamina toda perspectiva general…” (Fuente: prólogo del libro del Cardenal Peter Turkson, Corrosione).

Un millón de personas en un ambiente confinado, donde puede golpear un tsunami, donde puede originarse una estampida descomunal, donde puede colapsar el acantilado, donde puede caerse los pocos puentes de evacuación (los finalizados y los por finalizar por el actual alcalde), donde habría una elevada concentración de población vulnerable (ancianos, niños, etc), sería solo posible por el capricho, necedad e ignorancia de intereses particulares.