16/04/12: DESIGUALDAD, CRECIMIENTO Y ESTADO

DESIGUALDAD “DURA” Y CRECIMIENTO*
Efraín Gonzales de Olarte

El Perú tiene una aguda desigualdad distribución del ingreso y de la riqueza antes de impuestos. Esta desigualdad “dura” es fatal para el crecimiento de largo plazo, pues se perenniza. Por ello, las políticas redistributivas tienen que estar dirigidas a alterar la distribución antes de impuestos, no después.

Una de las paradojas del crecimiento económico del Perú es que no ha servido para que los escolares puedan comprender lo que leen o realizar una regla de tres. Seguimos a la cola educativa de América Latina, pese a las altas tasas de crecimiento.

La falla es que el modelo de crecimiento no tiene mecanismos endógenos –es decir generados por sus propios componentes- que distribuyan mejor sus frutos, para que las familias tengan mayores ingresos y puedan dar una buena educación a sus hijos. En consecuencia, es el estado el encargado de redistribuir para compensar las desigualdades generadas por el modelo primario exportador y de servicios que tenemos. Pero, nuestro estado es chico e ineficiente.

Chico porque no logra superar el 18% del PBI como presión tributaria, que no alcanza para compensar las desigualdades existentes antes de impuestos. Si el estado dedicara la mitad de estos recursos fiscales a la redistribución -9% del PBI- en educación, salud, infraestructura básica, e investigación, quizás podría revertir la desigualdad, pero para ello tendría que incrementar la presión tributaria a no menos de 24%, lo que significaría una reducción del ahorro privado y, en consecuencia, una reducción de las inversiones y una probable reducción del crecimiento.

Ineficiente, porque no es capaz de invertir y gastar adecuadamente los recursos que tiene. Es decir, si tuviéramos un estado prusiano la desigualdad post impuestos sería menor, aún sin aumentar la presión tributaria.

Las soluciones saltan a la vista, o se aumenta la presión tributaria y se crece menos o se reforma y moderniza el estado, o ambas cosas a la vez. Pero ninguna de estas soluciones ha de resolver el problema de fondo: la desigualdad (dura) de ingresos y riqueza antes de impuestos. En consecuencia, ninguna política redistributiva será efectiva si no hay mecanismos que redistribuyan ingresos y riqueza antes de impuestos, ya sea por políticas de empleo, de innovación tecnológica u otras.

*Publicado en el Suplemento D 1 del diario El Comercio, el 16 de abril del 2012
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19/03/12: Sobre la afirmación de Bill Gates relativa al Perú

¿TIENE RAZÓN BILL GATES?
Efraín Gonzales de Olarte

Las declaraciones de Bill Gates han causado extrañeza o protesta en los medios económicos y políticos peruanos. Pero la verdad es que ha puesto el dedo en la llaga del crecimiento económico peruano: que no es parejo para todos.

El ingreso promedio anual por persona en el Perú es aproximadamente 13mil soles (65mil por familia). Es obvio que la mayoría de peruanos está ganando muy por debajo de este ingreso y una minoría muy por encima. Es evidente, que si analizamos al Perú en base a promedios vamos a tener la impresión de Bill Gates, que ya somos un país que no requiere de ayuda internacional.

En el fondo Gates tiene razón, pues un país con ese nivel de ingreso ya no requiere de la ayuda o de la cooperación internacional y podría andar por si sólo. El problema es que el Perú es un país muy desigual, donde ni el mercado ni el estado han logrado generar menor inequidad. Lo más grave es que hay razones estructurales que reproducen los factores de desigualdad de manera permanente.

Dicho de otra manera, Gates acierta al afirmar que si los peruanos ganaran el ingreso promedio en su mayoría, les alcanzaría para tener una vida más digna, con acceso a más bienes y servicios, a comprar más bienes duraderos y a enviar a sus hijos a institutos superiores y universidades. Pero ese no es el caso por la gran desigualdad existente.

Por otro lado, con ese ingreso no deberíamos recibir más ayuda internacional, pues tenemos los ingresos suficientes para no necesitar pedir donaciones, préstamos o cooperación. El problema es que los que tienen más no están dispuestos a compartir, a invertir para generar más empleo o a pagar más impuestos. Tampoco el estado tiene la capacidad de cobrar más impuestos, ni para redistribuirlo bien. Preferimos resolver la desigualdad con ayuda externa antes que con solidaridad interna.

En el fondo, las fuentes de ingreso y riqueza están muy mal distribuidas en el Perú y esto no es culpa de Gates, que cree que somos un país más equitativo, más solidario y con más estado. Sería bueno que vuelva al Perú para demostrarle que desarrollo no es igual a mayor ingreso promedio, sino a ingreso mejor distribuido.

Publicado en el suplemento D1 de El Comercio del 19-03-2012 Leer más »

20/02/12: PRIMERO LA GENTE

PRIMERO LA GENTE

Efraín Gonzales de Olarte

Las tensiones y conflictos por el uso y abuso de los recursos naturales han sido centrados en torno al agua y la minería. Nuevamente, la gente viene después de las cosas. Si centramos la deliberación en torno al desarrollo humano para encontrar soluciones, veremos que la equidad social es indesligable de la sostenibilidad de la naturaleza.

¡Conga va o no va!, plantea la necesidad de resolver el problema de la equidad social y de la sostenibilidad ambiental de manera simultánea, de lo contrario no habrá solución duradera.

“El desarrollo humano es el proceso de expansión de las libertades y capacidades de las personas para llevar el tipo de vida que valoran y tienen motivos para valorar, ampliando sus opciones para llevar una “buena vida” (A. Sen)”, sin que ello sea a costa de la reducción de las libertades de la generación siguiente. Por ello que todo uso de la naturaleza, extracción de minerales o uso del agua, debe servir para que los habitantes del lugar y de la región aprovechen de manera equitativa sus frutos, sin agotar las posibilidades de desarrollo para sus hijos y nietos.

Para ello es necesario establecer una “deliberación pública razonada” que permita lograr acuerdos sobre la base de “soluciones intermedias” en que las partes estén dispuestas a darse concesiones para lograr acuerdos. De pronto, si se extrema el objetivo de sostenibilidad de la naturaleza, se puede restringir el crecimiento económico y dejar sin empleo e ingresos a la gente, o viceversa. Aquí es necesario evaluar los riesgos de una u otra decisión, sobre la pérdida de libertades y derechos humanos.

Al Estado le toca promover esta deliberación. En un país donde los problemas de desigualdad no se han resuelto en 200 años es necesario aprovechar de esta oportunidad para sentar las bases de una salida que no deje contentos a una parte y descontentos a la otra, sino que deje medios contentos a todos. Para ello, es necesario poner primero a la gente y después a las cosas, o mejor hay que hacer para que las cosas se organicen equitativamente para todos en el presente, sin que les dejemos cerros pelados sin agua a la siguiente generación.Artículo publicado en el Suplemento D 1 de El Comercio, Lima, 20 de febrero del 2012 Leer más »

18/01/12: INTEGRACION PARA LA INCLUSION SOCIAL EN EL PERU

INTEGRACIÓN PARA LA INCLUSIÓN SOCIAL

Efraín Gonzales de Olarte

El Perú es un archipiélago de departamentos y provincias desigualmente integrados, lo que impide una inclusión social más rápida y más efectiva.

En un reciente estudio del autor , en el que se ha estimado el Indice de Integración para la Inclusión Humana (IIIH) hemos encontrado que el departamento más integrado es Lima, con un IIIH= 0.45 (siendo 0: nada integrado y 1: perfectamente integrado), y el menos integrado es Huancavelica con 0.14, tres veces menos integrado que su vecina Lima. Es decir, aún el departamento más moderno está lejos de estar medianamente integrado. Obviamente, el resultado en el desarrollo humano es que Lima tiene un IDH de 0.679 y Huancavelica 0.539, o sea: a mayor integración mayor desarrollo.

El IIIH mide de manera muy simple las carreteras que unen los poblados, el acceso a electricidad y a comunicaciones, como indicador de integración física. El porcentaje de la fuerza laboral asalariada, el acceso al crédito medido por el ratio colocaciones bancarias sobre PBI departamental, miden la integración económica. Y el porcentaje de contribuyentes sobre la fuerza laboral y el gasto estatal como porcentaje del PBI departamental, como indicador de integración al estado. Todos estos indicadores, estimados en porcentajes se suman y se obtiene el IIIH, que nos da una idea multidimensional del grado en que los habitantes de cada departamento participan en los mercados, de cuales son las facilidades que tienen para comunicarse, para trasladarse y para acceder a una fuente de energía, además con cuánto contribuyen al estado y cuánto reciben en bienes y servicios públicos.

En suma, mide el grado en el que participamos en la economía y la sociedad en cada lugar del Perú. Los resultados nos dicen que más que un país somos un archipiélago de departamentos y provincias en proceso de integración. Por ello, cualquier política para impulsar la “inclusión social” no puede hacerse sólo desde la mejora y aumento del gasto social del estado, pasa por mejorar todos los componentes que permiten la integración en sus diferentes facetas. Por ello, a parte del nuevo Ministerio de la Inclusión Social, necesitamos que los otros ministerios coordinen y, sobre todo, que haya acuerdos con el sector privado para la inversión y la generación de empleo.

Publicado en el Suplemento D1 del El Comercio el 19 de diciembre del 2011

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15/11/11: Eficiencia, equidad y sostenibilidad un triángulo imposible para gobernar

EL TRIÁNGULO IMPOSIBLE Y LA GOBERNABILIDAD

Efraín Gonzales de Olarte

Los problemas socio-ambientales en las regiones agro-mineras son en realidad conflictos distributivos, que no tienen soluciones óptimas. En consecuencia requieren de negociaciones que deben tratar de resolver el triángulo imposible, para darle gobernabilidad al gobierno actual.
En las regiones donde coexiste la agricultura y la minería hay tres objetivos que no se pueden alcanzar de manera simultánea: la sostenibilidad medio-ambiental, la equidad social y la eficiencia empresarial. Si las empresas mineras quieren maximizar sus ganancias lo harán a costa de perjudicar a los productores agropecuarios, tanto por el uso alternativo del agua como por la contaminación. Si los pobladores quieren que las empresas mineras, para compensar, les financien proyectos de desarrollo y establezcan controles estrictos sobre los efectos nocivos sobre el medio ambiente, éstas obtendrán menores beneficios, es decir serán menos eficientes. Siempre habrá un conflicto entre ganancias (eficiencia), empleos adecuados, sueldos y salarios (equidad social) y mantenimiento de las condiciones naturales para vivir (sostenibilidad ambiental). Estas tensiones distributivas generan un triángulo imposible de resolver, si cada parte quiere obtener para si el pedazo más grande de la torta, bajo estas circunstancias el conflicto será latente.

En situaciones de triple conflicto no hay solución óptima, alguien o todos tienen que ceder algo para que el conjunto pueda funcionar. Los productores y los pobladores tienen representantes identificados, la naturaleza no y su respuesta ante agresiones, de productores o pobladores que la sobre utilizan y no la respetan, es dejarlos sin recursos en el largo plazo. Además, en estos conflictos hay intereses de muy corto plazo (ingresos para las personas), de corto plazo (ganancias para las empresas) y de largo plazo (salvaguarda del medio ambiente) que se mezclan. Por ello, la intervención del estado es fundamental, pues finalmente es el único que puede representar los intereses de la naturaleza, es el redistribuidor y es el fiscalizador del cumplimiento de los acuerdos negociados.

Para que el estado cumpla con su función se requiere de tres requisitos: 1. La disposición de las partes a ceder de manera transparente y equitativa. 2. Capacidad técnica estatal para que los términos de los acuerdos sean creíbles y eficaces. 3. Mecanismos de control estricto en la ejecución de los acuerdos. Así, la gobernabilidad es posible.

Publicado en el Suplemento D1 del Diario El Comercio, el 14-11-2011

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25/08/11: MORAL PÚBLICA Y ESTILO PRESIDENCIAL

MORAL PÚBLICA Y ESTILO PRESIDENCIAL

Efraín Gonzales de Olarte

Uno de los temas negativos del gobierno que concluyó en julio pasado fue haber hecho casi nada para resolver la crisis moral que heredáramos del fujimorismo. Crisis que se expresa en la corrupción, el transfuguismo, la impunidad, y un gran etc. Para superarla necesitamos de un nuevo” estilo presidencial”.

Los mercados y las sociedades deben funcionar sobre la base de la confianza, la que se funda sobre la verdad, la honradez y el cumplimiento de la ley y la palabra empeñada. Por ello, el progreso, la democracia y el desarrollo son sostenibles en el largo plazo solo si se apoyan sobre principios éticos y en la legalidad.

Cuando esto no sucede aparecen fácilmente los males como la corrupción, que no es otra cosa que el aprovechamiento de los recursos públicos para el provecho privado. El problema es que si no se corta drásticamente las raíces de la corrupción, ésta puede llegar a tener una amplitud tal que haría imposible que el estado logre cumplir con sus funciones. La lucha contra la corrupción no es sólo una batalla moralizadora, sino sobre todo una necesidad para reducir la pobreza y para redistribuir oportunidades de desarrollo.

Por ello, el desafío del Presidente Humala es emprender una cruzada por la recuperación de los principios éticos sobre los cuales debe funcionar su gestión y el Estado, para que su propuesta de inclusión social pueda funcionar.

Para lograr este objetivo hay varias medidas que se deben tomar. Pero para que tengan éxito el “estilo presidencial” es muy importante, pues en el Perú los gobernantes regionales, locales y funcionarios tratan de seguir el estilo del presidente. Así como Fernando Belaúnde hizo de la inauguración de obras su estilo, Alan García se caracterizó por su predisposición al floro ilustrado, Ollanta Humala debería imprimir transparencia, respeto por la honradez, la verdad y la probidad en toda decisión y acto de gobierno. Este sería un factor importante para construir el país sobre la base de la recuperación moral y ética.

Si ello fuera así, no sólo seguiría aumentando la inversión, sino también se recuperaría la confianza en el Estado, sobre la base de una moral pública de rectitud que debería ser emulada en todo nivel.

Publicado en el Suplemento D1 del diario El Comercio del 19 de setiembre del 2011 Leer más »

02/06/11: Qué entendemo por modelo económico o de desarrollo

MODELO ECONÓMICO Y DESARROLLO HUMANO

Efraín Gonzales de Olarte

El modelo económico que adopta un país es una combinación de dos aspectos: 1. Qué sectores productivos lideran el crecimiento y la integración socio-económica. 2. Qué combinación de estado con mercado se escoge. En consecuencia, el modelo es una mezcla de estructura económica con un esquema institucional, que al interactuar de manera adecuada puede generar crecimiento y desarrollo, y si la combinación no es buena genera subdesarrollo y crisis social. Por ello, la construcción de un modelo que genere desarrollo es una tarea delicada y una gran responsabilidad tanto para el gobernante, para el sector privado como para la sociedad civil.

Pero lo más importante es qué se entiende por desarrollo, que a menudo se confunde por incremento del producto o del ingreso por persona, definición que deja de lado las desigualdades y reduce el problema del desarrollo a los bajos ingresos es decir a la pobreza. El verdadero desarrollo es aquel que mejora las capacidades de las personas, les da acceso a oportunidades para realizar sus proyectos y les permite vivir en libertad. Este es el desarrollo humano.

Obviamente, el modelo económico debería ser el medio para lograr estos fines, por ello que en la parte productiva debe generar no sólo más producción e ingresos, sino oportunidades de empleo, de trabajo, de hacer empresa, de crear e innovar y en la parte institucional debe asegurar la mejor combinación entre lo que hace el mercado y lo que debe hacer el estado.

A menudo se habla de modelo tomando en cuenta una sola de sus partes o modelo primario-exportador o modelo industrial, o privatista pro mercado o estatista. Cuando tomamos en cuenta los dos componentes la pregunta central es ¿Qué combinación mercado-estado es capaz de generar el máximo de producción, ingresos, empleo y oportunidades para todos? La respuesta a esta pregunta nos dirá de qué manera se generará o no desarrollo humano en un país o en una región.

La siguiente pregunta es: ¿de qué depende entonces la combinación mercado-estado? En parte depende de cuanta productividad y cuanta equidad generan los sectores productivos, a mayor desigualdad la necesidad de un estado igualador de oportunidades es incuestionable. Pero también hay determinantes políticos e históricos del tamaño y funciones del Estado. En los países con democracias duraderas y estables el estado tiende a ser mediano, sino grande, así los impuestos cobrados para financiar el estado nunca bajan de 25% del producto nacional, los países europeos tienen incluso ratios por encima del 40% y, sin embargo, tienen sectores privados muy competitivos.

En el Perú podríamos definir el modelo económico como primario-exportador y de servicios, pues son estos sectores los más dinámicos para crear riqueza, generar ingresos, empleo y oportunidades. Sin embargo, este modelo por ausencia de un sector industrial integrado internamente (el sector industrial actual funciona integrado al exterior pues importa la mayor parte de sus insumos, tecnología y maquinarias) genera desigualdad de manera estructural, parte de la cual se refleja en altos niveles de pobreza. Frente a esta desigualdad es obvio que el Estado peruano debería convertirse en el igualador de oportunidades, ingresos y bienestar, pero no lo puede hacer por tres razones: 1. El Estado es chico desde el punto de vista fiscal, pues en su conjunto (gobierno centra, gobiernos regionales y locales) sólo logra cobrar entre 16 y 17% del producto nacional con lo cual no alcanza para resolver la desigualdad estructural de largo plazo. 2. El estado es débil, es decir, que pese a tener recursos fiscales no es capaz de gastar con eficacia tanto para mejorar el bienestar de las personas como para mejorar la infraestructura para la producción, porque su organización ya no corresponde a los problemas actuales, no tiene el personal calificado adecuado, no tiene carrera pública y, además, está infestado de corrupción. 3. El estado no es un promotor del crecimiento de aquellos sectores donde se generarían mayores oportunidades de empleo, de creación de empresas, de innovación. Ha abdicado de una labor crucial en países pequeños y no industriales como el Perú, que es la de promover aquellos sectores de transformación industrial y de incorporación de valor agregado.

Por estas razones, es necesario ajustes en el modelo económico del Perú no para cambiarlo drásticamente sino para hacerlo evolucionar hacia un modelo exportador, industrial y de servicios, requerimos de una integración de todos los sectores y regiones para generar más producción, ingreso y oportunidades. Pero requerimos también un estado que pueda cobrar más de 20% del producto como impuestos, pero que con estos recursos sea capaz de hacer su rol plenamente. Por ello es necesaria una reforma del estado, para que funcione mejor la economía. Un modelo corregido estoy seguro que promovería el desarrollo humano.

Lima, mayo 2011

Publicado en PUNTO EDU – PUCP, Lima Leer más »

01/02/11: Etica y participación en la elecciones. La perversión de la política

PERVERSIÓN DE LA POLITICA: Ética y participación en las elecciones

Efraín Gonzales de Olarte

La casi inexistencia de partidos políticos en el Perú está promoviendo la perversión de la política, al trastocar algunas de las motivaciones de los candidatos que participan en las elecciones, generando una moral perversa. Para entender este fenómeno es preciso un análisis microeconómico antes que uno de ciencia política.

¡Juro por Dios y por la plata! es la frase que sintetiza las motivaciones de una buena parte de candidatos que quieren llegar a los distintos niveles de gobierno y al Congreso. Hoy, la participación política pareciera que se hace sobre un cálculo económico antes que sobre motivaciones cívicas o políticas, en una suerte de mercado político que se abre en cada proceso electoral.

Por el lado de la oferta, se conforman movimientos, o los propios partidos establecidos, que ofrecen incorporar candidatos en las listas para el gobierno local, regional, central o para el congreso a cambio de un pago. El reciente testimonio de un potencial candidato al que le querían cobrar 200mil dólares para darle el quinto lugar en la lista para el congreso ilustra esta situación y en las elecciones municipales hay cientos de ejemplos.

Por el lado de la demanda, el cálculo se hace en función de la “tasa de retorno” que se obtendría si se invierte una cierta cantidad de dinero para ser incorporado como candidato y para la campaña electoral. En consecuencia, el objetivo de participar en política se convierte en un negocio, en el cual para asegurar el beneficio esperado una vez electo, hay altas probabilidades de utilizar medios corruptos o ilegales para alcanzarlo.

En esta perspectiva, no importa si uno es de centro, derecha o izquierda, lo importante es pensar que la política puede ser un negocio rentable. Esto no sólo devalúa la política sino que la hace perversa, peor aún, da bases para que la corrupción se institucionalice.

Esta situación obviamente, tiene connotaciones éticas, es decir, parece aceptable participar en las elecciones con estos métodos y de hecho, estos comportamientos, que no son conocidos por los electores son convalidados al momento de elegir y todos somos responsables de nuestra ética. Las reglas del todo vale con tal de alcanzar un cargo de gobierno se ha instalado en el Perú y augura una devaluación de la política.

Razones de peso para abogar por una ley de partidos que reduzca al mínimo estas perversiones. Para abogar por una cruzada ética. Además, es necesario que los ciudadanos tengamos mucho cuidado al elegir por quienes votamos tanto en las elecciones generales, como en las regionales y locales.

Adiós Ciencia Política, bienvenida la Micro Economía Política.

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07/12/10: El cebiche perfecto

EL CEBICHE PERFECTO
Efraín Gonzales de Olarte

El cebiche perfecto de Gastón Acurio no es sólo un plato de nuestra ya famosa cocina peruana, es sobre todo una propuesta de desarrollo humano y sostenible. Si su propuesta pudiera extrapolarse a otros ámbitos productivos, los peruanos podríamos dar un salto a otra dimensión del desarrollo

La búsqueda del “cebiche perfecto” a lo largo de la costa peruana es en parte una aventura culinaria para descubrir o redescubrir sabores e ingredientes, guiada por el sentido del gusto. Pero la parte más interesente e importante, desde mi punto de vista, es aquella de buscar el cebiche socialmente perfecto y sostenible, guiado por la ética del desarrollo. En efecto, cuando Gastón estuvo en la Universidad Católica el pasado noviembre, nos explicó que lo más importante era buscar qué cebiche beneficiaba de manera equitativa a todos aquellos que intervienen en su elaboración. Es decir, si los pescadores y los agricultores productores de la cebolla, el limón, el ají, la papa o el camote reciben un precio justo, el transportista y el comerciante tienen una ganancia adecuada, el cocinero que lo prepara y el mozo que lo sirve reciben una remuneración decente, y si además la pesca o la producción de estos ingredientes no dañaba el medio ambiente, estaríamos probablemente frente al cebiche perfecto. Tendría sabor a desarrollo.

Por ello, creo que Gastón más que un Chef es un promotor del desarrollo, a partir de lo que sabe hacer y esto es notable, pues finalmente si lo que se produce no sirve para que todos los que participan estén mejor , entonces no progresaremos y seguiremos sólo reconociendo el buen sabor sin importar cuanto esfuerzo cuánta equidad hay detrás. Los sentidos seguirán tapando a la razón y a la ética.

Creo que el desafío es extender el mismo razonamiento a todos los productos y buscar el pan perfecto, el oro perfecto, el gas perfecto, la electricidad perfecta, el transporte perfecto, etc. Esto cambiaría drásticamente la ideología del desarrollo, hoy reducida a una competitividad a veces desenfrenada, donde lo importante es producir para ganar mercados sin tomar en cuenta si la mayor productividad está siendo repartida de manera equitativa y si no está afectando el medio ambiente.

Nuestro crecimiento con desigualdad creo que se explica porque nuestros productos son casi todos imperfectos. Gastón nos desafía a cambiar esta situación.

Publicado en el Suplemento D1 del Diario el Comercio, del 6 de diciembre del 2010 Leer más »

19/05/10: DENSIDAD DEL ESTADO PARA EL DESARROLLO HUMANO

LA DENSIDAD DEL ESTADO PARA EL DESARROLLO HUMANO
Efraín Gonzales de Olarte


¿Cuánto hace el estado para promover o facilitar el desarrollo humano? es el tema sobre el cual trata el último Informe del Desarrollo Humano en el Perú, publicado por el PNUD recientemente. Lo más novedoso es el enfoque conceptual sobre desarrollo y sobre el papel del Estado, además de proponer, por primera vez a nivel internacional, un Índice de la Densidad del Estado como indicador de su eficacia para promover el desarrollo humano.

El índice de desarrollo humano (IDH) de la provincia de Lima (0.684) es el más alto del Perú, mientras que la provincia de Paucartambo (Cusco) es el más bajo (0.481). La diferencia entre ambas provincias es similar a la que existe entre un país europeo promedio y un país africano, es decir brechas de 40 a 50 años de desarrollo humano. La desigualdad de las oportunidades que tienen las personas para desarrollarse en su propia provincia es uno de los problemas que no hemos logrado resolver hasta ahora en el Perú.
Frente a tamañas desigualdades es el rol del Estado paliar, sino resolver, las desigualdades de oportunidades. Sin embargo, en el caso peruano se observa que el Estado tampoco ha logrado igualar acceso a servicios aún los más básicos. Así el índice de densidad del estado (IDE) estimado por el PNUD, muestra que la provincia de Arequipa tiene un IDE de 0.916, mientras que la provincia de Condorcanqui (Amazonas) tiene apenas un IDE de 0.304, es decir la presencia y eficacia del Estado peruano tiene desigualdades parecidas a las existentes entre estados europeos medios y estados africanos muy débiles.
Esta diferencia es tanto más grave si tomamos en cuenta que en la estimación del IDE, sólo se consideró 5 indicadores básicos para el desarrollo humano: el derecho a la identidad (DNI), el logro de un buen desempeño educativo, el acceso a un servicio de salud adecuado, tener agua y desagüe dentro de la casa y conexión eléctrica a domicilio.
Es obvio que el desarrollo humano concebido como el proceso de ampliación de las capacidades y oportunidades para que las personas progresen en libertad, que es el enfoque del informe, requiere de un Estado con mayor presencia territorial y con mayor calidad para ofrecer los servicios básicos que las personas tienen derecho.
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