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28/11/16: Premio y medalla al Dr. Fausto Garmendia Lorena

MEDALLA CRISTOBAL LOSADA Y PUGA – PREMIO SOUTHERN 2016

  1. FAUSTO GARMENDIA LORENA*

                                                                 Efraín Gonzales de Olarte

Hace veinte años nuestra Universidad y la empresa Southern Perú Copper Co. unieron esfuerzos para crear este premio que permite reconocer a aquellas personas que, con entrega e inteligencia excepcionales, no solo han hecho contribuciones destacadas en el ámbito de su especialidad, sino que han ampliado el horizonte de nuestras vidas, enseñándonos nuevas maneras de entender al hombre y a su entorno.

Se atribuye alternativamente a Platón o a Hipócrates el siguiente pensamiento: “Donde quiera que se ama el arte de la medicina se ama también a la humanidad” En verdad, no importa quién lo dijo, lo significativo es que la medicina a diferencia de otras profesiones y disciplinas actúa entre la salud y la enfermedad y entre la vida y la muerte. Por ello, es una profesión admirada y respetada al mismo tiempo y tiene que ver con toda la humanidad. Y como diría Arthur Schopenhauer: “ La salud no lo es todo pero sin ella, todo lo demás es nada”.

Por estas consideraciones, para la Pontificia Universidad Católica del Perú es muy significativo que este año la Medalla Cristóbal Losada y Puga a la creatividad científica y el Premio Southern Perú hayan sido otorgados al Dr. Fausto Garmendia Lorena, médico cusqueño, profesor de la Universidad Mayor de San Marcos, maestro de varias generaciones de médicos sanmarquinos, científico, cuyos méritos y contribuciones en Endocrinología y medicina interna son ampliamente reconocidos y, sobre todo, por su larga trayectoria como médico del Hospital Dos de Mayo durante casi cuatro décadas atendiendo a enfermos de todas las clases sociales.

Hijo de Roberto Garmendia Castañeda, abogado, vocal y ex Presidente de la Corte Suprema y parlamentario por el Cusco, hombre de gran sensibilidad social que en un libro titulado “El progreso del Cusco” de 1968 afirmó que “nunca en los 160 años de vida republicana y de existencia del Poder Judicial, un indio ha ganado un juicio en la Corte Suprema”. Roberto Garmendia se casó con Adelina Lorena hija del Dr. Antonio Lorena Rozas, abuelo materno de nuestro homenajeado, reputado médico cusqueño nacido en 1849, con una brillante carrera de médico y de investigador en temas de endocrinología, sus investigaciones sobre el cretinismo, fueron de las primeras contribuciones a este mal endémico entre algunos poblados del valle sagrado de Urubamba, además introductor de los estudios de sociología y antropología en la Universidad del Cusco. Pero quizás sus atributos más importantes fueron su humanismo, su erudición y su entrega a los que menos tienen. Por estas razones el hospital que lleva su nombre en el Cusco fue denominado el “hospital de los pobres” Antonio Lorena.

Con estos precedentes familiares, no es sorprendente que el Dr. Fausto Garmendia haya heredado de sus padres y abuelos esta visión del mundo de valores humanistas y haya seguido la huella de su ilustre abuelo y la inspiración social de sus padres.

Hoy por hoy, tenemos dos paradigmas de la medicina que, en cierta medida se contraponen. La medicina curativa y la medicina preventiva. Por muchas razones, todas ellas valederas, muchos preferimos consultar al médico cuando tenemos algún síntoma anormal o nos enfermamos, entonces nos acordamos de la salud cuando la perdemos o cuando la tenemos comprometida. Este camino nos lleva al sistema de salud curativo (una clínica, un hospital, una posta) que dependiendo de la enfermedad puede ser más o menos accesible para personas de distinta condición socioeconómica. Esta es una aproximación personal al binomio salud/enfermedad.

Por otro lado, tenemos la prevención como vía para anticiparnos a enfermedades, sobre todo aquellas que son mortales cuando se las diagnostican tarde, para ello se requiere de una aproximación más comunitaria, más social, se requiere de todo un sistema médico y de infraestructura al alcance de todos para cubrir los protocolos de la prevención. Este sistema requiere de una inversión importante en un inicio y es asumida por el estado, pero a la larga es un sistema que cuesta menos, que no sólo salva más vidas sino que genera una mayor calidad de vida. Pero además, esta visión va más allá de los temas propiamente médicos y se interesa por una buena alimentación, buenos hábitos deportivos, un medio ambiente saludable, es decir es una aproximación más integral al gran mundo de la salud.

Hasta donde tengo entendido el Doctor Garmendia se ha desempeñado en ambos paradigmas, con un claro sesgo hacia la medicina preventiva. Su manual de Endocrinología, premiado por el Colegio Médico en 2002, uno de los “clásicos” en la enseñanza y práctica de la especialidad, es el mejor ejemplo de su contribución a ambos paradigmas.

Aún más, el Doctor Garmendia ha conciliado de manera admirable el presente con el futuro. En el presente atiende a sus enfermos, contribuye con las campañas de salud pública, investiga y publica sus hallazgos. Hacia el futuro su labor está en la formación de nuevos médicos y de nuevos investigadores, de nuevos discípulos que le darán continuidad a su trabajo. Por eso que, en San Marcos es reconocido como un maestro y se precia de ser “tercamente sanmarquino”, es decir proyecta el espíritu de nuestra universidad más antigua sin cuyos egresados no podríamos explicar la historia del Perú. Estamos seguros que sus discípulos continuarán su obra y su ejemplo.

Por otro lado, este premio es un reconocimiento indirecto a su Alma Mater y a lo que la Universidad Mayor de San Marcos representa, sobre todo en las ciencias médicas con su emblemática Facultad de San Fernando, de la cual el Dr. Garmendia fue Decano.

En nuestro querido Perú, donde la cultura del reconocimiento de los méritos ajenos es muy poco usual, la PUCP y Southern Perú nos sentimos realmente complacidos de premiar trayectorias como la del Dr. Garmendia, quien de manera silenciosa y constante ha dado su vida al apostolado de la medicina tanto en su dimensión clínica como en su dimensión de ampliación del conocimiento, es decir de la investigación.

La Pontificia Universidad Católica del Perú, a punto de cumplir cien años de fecunda labor académica e institucional, se regocija que el Premio Southern y la Medalla Losada y Puga hayan sido otorgados al Dr. Fausto Garmendia Lorena, ilustre médico cusqueño y sanmarquino a tiempo completo, pero sobre todo heredero de una hornada de humanistas cusqueños de la primera mitad del siglo pasado, que pensaron y promovieron la igualdad de oportunidades como una manera de construir una nación de todas las sangres.

Doctor Garmendia permítame, en nombre de mi Universidad, y como su paisano tener el honor de entregarle la Medalla Cristóbal Lozada y Puga.

Lima, 25 de noviembre del 2016

*Ceremonia de entrega del Premio Southern Peru y de la Medalla Cristóbal Lozada y Puga 2016.Centro cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

28/11/16: SABOR A DESARROLLO HUMANO

SABOR A DESARROLLO: LAS POTENCIALIDADES OCULTAS PARA MEJORAR A LOS PERUANOS Y AL PERÚ

Efraín Gonzales de Olarte

Pontificia Universidad Católica del Perú

Hace algunos años comenzó la relación de la PUCP con Gastón Acurio. Yo diría que el origen del proyecto académico de las “Ciencias y artes de la hospitalidad”, fue la idea del “ceviche perfecto”.

El ceviche perfecto no sólo debe ser apetitoso y nutritivo, esta es la parte gastronómica, tiene que beneficiar de manera equitativa  a todos aquellos que intervienen en su elaboración, esta es la parte del desarrollo. Es decir, si los pescadores y los agricultores productores de la cebolla, limón, ají, papa o el camote reciben un precio justo, el transportista y el comerciante obtienen ganancias adecuadas, el cocinero que lo prepara y el mozo que lo sirve reciben una remuneración decente, y si además la pesca o la producción de estos ingredientes no dañan el medio ambiente, estaríamos frente al cebiche perfecto. El cebiche perfecto tendría sabor a desarrollo.

En torno a esta idea es que se comenzó a desarrollar la posibilidad de convertir a la gastronomía en objeto académico, pero aplicado al desarrollo. Normalmente, tenemos una aproximación empírica a la gastronomía, basada sobre todo en la prueba y el error, sin embargo podemos ir más allá en varios aspectos y, con ellos, convertir la gastronomía en un arte y una ciencia capaz de promover un desarrollo en otros niveles. Por ejemplo, todos los ingredientes de la culinaria deberían ser estudiados desde las ciencias biológicas y ambientales, para conocer sus propiedades, sus componentes, sus capacidades nutricionales y sus posibilidades genéticas para mejorarlas, además de los temas de sostenibilidad ambiental. El proceso de producción, con sus componentes tecnológicos, las capacidades humanas, la organización y el marketing, deberían ser estudiados por las ciencias económicas, las ingeniería, la gestión y la ciencias educativas. La difusión nacional e internacional requiere de conocimientos de comercio exterior, de patentes, de políticas de exportación de bienes y servicios. Pero el ingrediente más importante en todos esto es la INNOVACION, en todos los niveles. Es aquí donde ha entrado la Universidad Católica, para darle un soporte científico, socio-económico y humanista a esta nueva “revolución gastronómica” liderada por Gastón Acurio, para promover esta gran potencialidad del Perú y administrarla para el desarrollo económico pero desde una perspectiva de desarrollo humano, es decir de abrir las oportunidades de desarrollo para todos.

Es aquí donde se funda nuestra asociación pues creemos que esta no sólo es una revolución gastronómica, si no es en buena cuenta una propuesta de desarrollo incluyente y sostenible, paradigma que necesitamos promover con urgencia. Pero para ello se requiere profesionales calificados, tanto de nivel universitario como de nivel técnico, se requiere de un sostenido proceso de investigación multidisciplinaria e interdisciplinaria, en la medida que la gastronomía para el desarrollo es una problemática multidimensional.

El desafío es extender el mismo razonamiento a otros bienes y servicios complementarios. Es aquí donde surge la idea de incorporar el proyecto la hotelería y el turismo, que son dos poderosos difusores de la gastronomía. Así nació la idea de las carreras alojadas en la Ciencias y Artes de la Hospitalidad, con tres especialidades y con mallas curriculares compartidas.

La Pontificia Universidad Católica del Perú, quiere incorporar estas nuevas carreras sobre la base de su “modelo educativo” que nos ha demostrado ser exitoso. Los pilares de nuestro modelo son: los estudios generales de dos años, donde los estudiantes reciben una formación multidisciplinaria, que a parte de conocimientos de disciplinas básicas de ciencia y humanidades, les da criterio, espíritu crítico, visión amplia de la realidad y competencias en innovación, trabajo en equipo, aprendizaje autónomo, ética y ciudadanía. En la siguiente etapa, en facultad, reciben la formación profesional que se requiere para trabajar, que incluye las competencias específicas a cada carrera. El modelo también incluye, la interdisciplinariedad o sea el diálogo entre disciplinas, la internacionalización con intercambios de profesores y alumnos, estadías en provincias y en el exterior y un enfoque hacia la investigación como segunda forma de aprendizaje autónomo.

Es dentro de este modelo que hemos calzado estas nuevas carreras y creemos que no sólo son muy necesarias para nuestro desarrollo nacional y de las regiones, sino que, sobre todo, constituyen un desafío de creatividad, factor que debería ser el primer ingrediente para nuestro desarrollo.

La PUCP se enorgullece de haber logrado esta asociación con Gastón Acurio, pues estamos seguros que contribuiremos en la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo y consolidaremos la exportación de cultura peruana como otro eje de desarrollo.

Finalmente, quiero concluir diciendo que la propuesta en la que concordamos todos los que nos encontramos presentes hoy, es en verdad una propuesta que propone incorporar en nuestro modelo de desarrollo la “exportación de cultura” en todas sus formas, tanto como bienes y como servicios. El Perú tiene una gran potencialidad cultural, como la gastronomía, que sólo está necesitando nuevos “gastones”, para darles valor y exportarlos. En la PUCP estamos seguros que esta es la mejor vía para incorporar a todos aquellos peruanos que, teniendo un acervo cultural y productivo, aún no tienen acceso al progreso porque el estilo de crecimiento no está hecho para incluirlos, para incorporarlos y para mejorar sus vidas. El modelo del “cebiche perfecto” creemos que es una vía muy prometedora, porque entre otras razones depende de nuestro esfuerzo y creatividad. La PUCP quiere hacer parte de esta gran empresa de promover actividades y emprendimientos con sabor a desarrollo.

Pando, 26 de noviembre del 2016