13/05/13: Las desigualdades personal y funcional en el Perú se retroalimentan

DESIGUALDAD ESTRUCTURAL SIN SOLUCIÓN

Efraín Gonzales de Olarte

La desigual distribución de los ingresas en el Perú  se origina en una rigidez estructural que impide que la concentración del ingreso, en las ganancias y rentas,  promueva inversiones capaces de generar empleos decentes con mayores ingresos personales.

Recientemente Latinvex ha publicado que el PBI por persona del Perú ha alcanzado 11,403 dólares ajustado por el poder de compra a nivel internacional. Tomemos esta cifra como base para evaluar el ingreso personal disponible (IPD)  y la forma como se distribuye. En el Perú el IPD representa el 75% del PBI. Según esto cada peruano debería recibir un ingreso de 8,600 dólares al año, es decir unos 1,860 soles al mes en promedio al tipo de cambio actual. Según los datos del INEI el ingreso promedio mensual de los trabajadores es de 1,370 soles. La pregunta obvia es quién o quiénes están ganando los 494 soles restantes soles que faltan para llegar al promedio.

El tema central es que la mayor parte de los trabajadores peruanos tienen un ingreso por debajo de 1,860 y una minoría tiene por encima o muy por encima, de ahí la desigualdad personal y familiar de ingresos, que es un problema que no logra resolver el actual modelo económico peruano, pese al crecimiento.

El otro tema es que los ingresos salariales promedio han crecido a una menor tasa que el PBI, lo cual hace que la distribución funcional se concentra en las ganancias y las rentas (70% del ingreso), mientras que los ingresos de los trabajadores alcanzan sólo el 30%.

La desigualdad de ingresos personales es obviamente un problema social que, creo,  sólo se puede resolver en el largo plazo, con mejoras educativas que sirvan para conseguir mejores trabajos, con remuneraciones mayores.

La desigualdad funcional es un problema macroeconómico en la medida que la demanda de los trabajadores es relativamente pequeña para promover mayores inversiones en la producción de bienes salariales, lo que empeora en la medida que es preferible importar estos bienes, dada la sobrevaluación del tipo de cambio. Esto no ayuda a generar más empleos “decentes”, yendo en contra de la reducción de la desigualdad del ingreso personal.

Así, la desigualdad distributiva no parece tener solución en el actual modelo económico y en las políticas públicas que lo promueven.

Publicado en el Suplemento D1 de El Comercio, 13 de mayo 2013

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16/04/13: Investigación científica y desarrollo

EL TUNEL DE LA CIENCIA Y EL DESARROLLO

Efraín Gonzales de Olarte

El desarrollo de las ciencias básicas: astronomía, física, química, biología y geología,  ha permitido a la humanidad progresar materialmente y en el conocimiento de lo que la rodea. El Túnel de la Ciencia sintetiza el avance de los descubrimientos de estas ciencias y sus aplicaciones, que nos han llevado al desarrollo actual.

El Instituto Max Planck de Alemania ha instalado en la PUCP el “Túnel de la Ciencia”, con doce estaciones, donde se explica de manera didáctica desde los orígenes del universo hasta su futuro, pasando por el nano cosmos, las moléculas y células, el origen de la vida, la arquitectura del cerebro y el mundo de los sentidos, hasta las tecnología del futuro y los efectos del hombre “desarrollado” sobre la naturaleza. Es pues, una revisión de todo lo que hasta ahora sabemos, a partir de las investigaciones científicas.

Al final de la visita nos damos cuenta que todos estos avances se han hecho en los países desarrollados y que a nosotros sólo nos queda, en el mejor de los casos, buscar aplicaciones prácticas de la ciencia para crear nuevas tecnologías, adaptar las ya existentes y, quizás, aspirar a participar en investigación aplicada y en algo de investigación básica. Pero nada o poco de ello se está haciendo en el Perú.

El Túnel de la Ciencia por un lado nos maravilla, pero por otro lado nos da una cachetada al ubicarnos tan sólo como país primario-exportador y como nuevo centro gastronómico, pero sobre todo como simples usuarios de la tecnología que podemos importar.

Es claro que la diferencia entre desarrollo y subdesarrollo es tener, o no, investigación científica y tecnológica y si aspiramos a un desarrollo equitativo y sostenible  el estado y el sector privado deben tomar en serio el impulso de la investigación, sobre todo en ciencias aplicadas y en innovación tecnológica.

Afortunadamente, hay nuevos aires tanto en el gobierno como en CONCYTEC que parecieran haber aquilatado el déficit que tenemos. Sólo faltan dos cosas: 1. Una política de ciencia y tecnología aplicada al desarrollo. 2. Un esquema institucional para llevarlo a cabo, aquí el rol de las universidades es crucial.

Mientras tanto, es imprescindible que los escolares visiten el Túnel de la Ciencia.

Publicado en el Suplemento D1, El Comercio 15 de abril 2013

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25/02/13: Pobreza y desarrollo humano

POBREZA: ¿OBJETIVA O SUBJETIVA?

Efraín Gonzales de Olarte

La pobreza entendida como  privación es una situación objetiva, pero cuando se trata de definir qué tipo de carencia es, la pobreza se puede hacer subjetiva. Esta distinción tiene   efectos importantes  en las políticas públicas.

En las comunidades andinas el “huaccha” es el pobre, porque no tiene familia ni parientes, es el que está esta privado de una red social no mercantil que lo proteja. En la sociedad oficial, es pobre el que tiene un ingreso que no le permite satisfacer sus necesidades básicas y el que tiene un ingreso que no le alcanza para comer es un pobre extremo. El que no tiene un ingreso “adecuado” no puede vivir en una sociedad de mercado, está privado de participar en la división del trabajo a través del consumo. En ambos casos la pobreza es objetiva, o no tienes una red social o no tienes  plata.

Sin embargo, la pobreza así vista es la que conceptualizamos los que no somos pobres sobre los pobres. La consideramos como carencias de los otros con respecto a ciertos estándares definidos en base a necesidades biológicas, sociales y culturales. Pero cuando los pobres piensan en su propia situación obviamente hay un cambio de percepción. Por un lado, tienen necesidades objetivas para vivir que son absolutas como la comida, el abrigo, la vivienda, pero por otro, tienen necesidades definidas por el contexto social en el que viven y sus preferencias, por ejemplo hoy el que no sabe leer tiene dificultades para interactuar o el que no tiene un teléfono celular no puede comunicarse. El no tener estas capacidades o estos aparatos los privan de una vida a la que aspiran. Esta es una pobreza relativa, que tiene un componente subjetivo personal. Es la autopercepción de su propia situación en relación a otros.

Por ello, la pobreza relativa está muy vinculada con la desigualdad y plantea problemas importantes a las políticas públicas anti pobreza, pues a diferencia de la pobreza absoluta, donde los programas públicos para reducirla apuntan a alimentos suficientes, agua y desagüe, vivienda y ropa, en la pobreza relativa hay que tomar en cuenta las aspiraciones de los pobres. Por ello, el mejor medio para reducir la pobreza es generar empleo y dar educación, son soluciones que empoderan.

Publicado en el Suplemento D1 de El Comercio, lunes 18 de febrero 2013

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22/01/13: Más gente calificada = más desarrollo

BECA 18 Y DESARROLLO
Efraín Gonzales de Olarte

Ningún país se ha desarrollado en base a la exportación de materias primas. Todos aquellos clasificados como tales han basado su desarrollo en gente mediana y altamente calificada.

El énfasis puesto por el gobierno en otorgar becas a los mejores alumnos de colegios públicos para estudiar carreras universitarias tanto en universidad nacionales como extranjeras es una gran noticia para el desarrollo. Por ello, el programa “Beca 18” debe ser apoyado y complementado por políticas de empleo.

El gobierno de Brasil ha decidido enviar cien mil estudiantes al exterior para emprender maestría y doctorados. Para ello ha de utilizar los recursos proporcionados por su reciente boom petrolero, para evitar una revaluación del Real. Ese gobierno piensa en grande, sabe que la sexta potencia mundial sólo se mantendrá en base a profesionales y técnicos con la mejor educación superior posible.

Este es un ejemplo a seguir, obviamente en la dimensión que nos corresponde. El Perú debería aspirar a enviar a veinte mil estudiantes universitarios, debidamente seleccionados, a hacer maestrías y doctorados al exterior con los recursos del canon, durante los próximos diez años, para que retornen con los conocimientos de frontera en ciencia, tecnología y humanidades.

Es imprescindible que haya un compromiso de retorno al término de los estudios, basado en un contrato de trabajo –o una promesa firme- en una empresa privada o pública, o en una institución de desarrollo (universidades, ONGs, agencias de cooperación internacional, gobiernos regionales y locales, centros de desarrollo). La idea es comprometer a los sectores económicos a emplear a los maestros y doctores al retorno, lo que obligaría a las empresas e instituciones a tener planes de desarrollo de largo plazo, en los que incorporen gente altamente calificada, como parte de su estrategia de competitividad o de desarrollo institucional.

El gobierno debe fijar una política de largo plazo concordada con empresas e instituciones, para que este esfuerzo no termine generando una fuga adicional de cerebros. Beca 18 es una inversión en capital humano que hace el país, que aumentará la oferta de gente calificada en el largo plazo, pero si no se crea demanda para esta oferta de nada servirá todo el esfuerzo. Por ello, es fundamental definir políticas sectoriales de empleo sobre la base de Beca 18 y modificar el uso del canon.
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29/10/12: CAPACIDADES HUMANAS Y TERCERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN EL PERÚ

LA TERCERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y EL PERÚ
Efraín Gonzales de Olarte

El desafío para el Perú es cambiar los determinantes del crecimiento económico. En lugar de ser sólo un país primario exportador debemos aspirar a ser también un país industrial, pero para ello necesitamos capacidades humanas dedicadas a la ciencia y la tecnología e instituciones capaces de tomar el reto.

La discusión sobre el desarrollo en el Perú se ha reducido a cómo hacemos para atraer al capital extranjero para que invierta en minería, servicios o energía. No hay iniciativas que propongan como factor de crecimiento el invertir en nueva industria: robotizada, con impresoras digitales, informatizada, aprovechando las potencialidades que tiene el Perú para la creación de nuevos materiales en base a la riqueza natural –mineral y vegetal- que tenemos.

No se trata de hacer ciencia básica, pues ni al estado ni al sector privado se les ocurriría tamaña audacia, además las universidades públicas son incapaces de gastar en investigación los más de dos mil millones de soles que les ha dado el canon. Se trata de innovar y adaptar la tecnología ya existente –generada en otros países- a necesidades peruanas y, de pronto por ahí, aparecer con alguna innovación original. Hay que convencerse de que podríamos hacer de las capacidades humanas, mal llamadas capital humano, el principal factor de desarrollo del Perú.

Esto significaría que podríamos pensar en incorporarnos a la tercera revolución industrial, con una producción que incorpore el soporte digital, la robótica, la informática, que trabaje con nuevos materiales, que genere cooperación inter-industrial, que cree nuevos productos, todo en escalas flexibles. Necesitamos tecnologías que puedan implementarse con pequeñas, medianas y grandes inversiones. Es decir, al alcance de empresarios de todo tamaño. Aunque parezca mentira, la tercera revolución industrial está al alcance del Perú, sólo se trata de ver quien o quienes se atreven a promover la innovación aplicada a los negocios.

Creo que esto es posible con el grupo de universidades que hacen investigación, que ya aparecen en los rankings y que tienen capacidades humanas, a mi modo ver desperdiciadas. Lo que está faltando es una política y liderazgo. De pronto la solución es crear un Ministerio de Educación Superior, Ciencia e Innovación que lidere e impulse esta revolución en el Perú.

Publicado en el Suplemento D1 de El Comercio, 29-10-2012 Leer más »

04/10/12: Universidades y desarrollo

UNIVERSIDADES PÚBLICAS: ¿PRIVATIZACIÓN SOLAPADA?
Efraín Gonzales de Olarte

Las universidades públicas tienen recursos limitados para mejorar la formación de sus alumnos y casi nada para la investigación. El no dotarles de más recursos fiscales y de una política de largo plazo es propio de quien considera la educación pública un gasto antes que una inversión. Esto es un error.

Esta semana ha sido notorio que varias universidades han publicado avisos en periódicos pidiendo que los recursos, que ellas generan por iniciativa propia, no se utilicen para mejorar los sueldos de los catedráticos y piden al gobierno que estos aumentos se hagan con transferencias corrientes.

Este hecho es realmente insólito por dos razones: 1. Porque en países que aspiran a llamarse emergentes, como el Perú, los gobiernos hacen todo lo posible para incrementar los recursos de sus universidades –públicas y privadas- pues consideran que el verdadero desarrollo sólo se logra con más investigación en ciencia y tecnología y con mejores profesionales. Ejemplo: Brasil, Chile, China, México. 2. Porque el Estado peruano tiene hoy más recursos fiscales que nunca y, paradójicamente, no tiene capacidad de gasto, sin embargo chicanea a las universidades.

Es pues un absurdo pedir a las universidades públicas que comiencen a generar fuentes de ingreso si quieren que sus profesores ganen más. Esto en la práctica es ir a una privatización solapada, pero además es una pésima idea si se piensa en desarrollo de largo plazo. No sé a quien se le ha ocurrido que las universidades públicas tienen capacidad de generar recursos económicos, más allá de los derechos por examen de ingreso que cobran y que es su fuente adicional de ingresos. Ir más allá es imposible. Sólo sería posible si: 1. Las universidades tuvieran capacidad de generar recursos para la investigación, para lo cual debería existir un sector privado que demande investigaciones aplicadas a sus negocios, esto en el Perú no se da. 2. El sector público tuviera una política de promover la investigación, como lo hacen México o Brasil. 3. Si las universidades públicas comenzaran a cobrar pensiones como en el caso de Chile, pero esto equivaldría a su privatización.

Es obvio, que este gobierno y el Estado peruano no tienen una política para la Educación Superior, que convierta a las universidades en agentes del desarrollo de largo plazo.

Lima, 1 de octubre 2012
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15/08/12: A un año del susto

UN AÑO DESPUES DEL SUSTO

Efraín Gonzales de Olarte

Un año después del susto de escoger entre el SIDA y el cáncer, el Perú sigue en piloto automático en lo económico y uno se pregunta dónde está el piloto en los político. Es obvio que ha sido un año de transición en varios temas y que podría esperarse mejoras sustantivas en lo social y lo distributivo.

Al escuchar el discurso del Presidente Humala en fiestas patrias, un año después de las dramáticas elecciones del año pasado, pareciera que la economía ha ido bien casi sin intervenciones importantes del MEF o del BCRP, en piloto automático. Este es el resultado de una transformación importante de la orientación económica del gobierno, que pasó de las metas de equidad a las metas de eficiencia, obviamente para tranquilidad del sector empresarial y para la decepción de muchos de los que votaron por él.

Es aquí donde se encuentra el nudo político, pues está comprobado por la experiencia de los doce años pasados que este tipo de crecimiento basado en la eficiencia, no lleva a la equidad y que para que se dé mejoras distributivas se requiere de un mayor y más eficiente gasto estatal y, sobre todo, de un estado capaz de ejecutar con efectividad las políticas distributivas. La otra alternativa es modificar el modelo de crecimiento y acercarlo al que se prometió en la gran transformación, con intensidad en las políticas sectoriales.

El problema del gobierno es que no ha logrado afinar la maquinaria del estado para manejar con efectos importantes en la igualdad, las políticas sociales y sectoriales, es decir el darle gusto al sector empresarial genera un descontento entre los que votaron por el Humala redistribucionista. El gobierno se encuentra entre dos fuegos: el sector liberal que pide más de lo mismo, con mejor política social y los sectores que votaron por él y que piden, a menudo a través de las protestas sociales, volver a los objetivos de crecimiento con redistribución.

Mientras el gobierno no resuelva esta tensión la gobernabilidad del Perú será complicada. Por ello, se tiene la impresión que falta el piloto político capaz de fortalecer el estado, de generar progresivamente políticas sectoriales, en coordinación con los gobiernos regionales. El discurso insinuó tímidamente esta posibilidad. Ese es el camino.

Publicado en el suplemento D1 de El Comercio, del 6 de agosto del 2012

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09/07/12: CRECIMIENTO EN BASE A LA INTELIGENCIA

EL PAIS DE LAS REVOLUCIONES PASADAS
Efraín Gonzales de Olarte

Mientras nuestros vecinos, Brasil, Colombia y Chile, están preocupados por hacer parte de la tercera revolución industrial, los peruanos nos preocupamos por exportar materias primas.

La tercera revolución industrial, científico-técnica o revolución de la inteligencia, define la nueva era del desarrollo. En el Perú nos vanagloriamos de tener altas tasas de crecimiento, mejores a las de varios países desarrollados, sin embargo, no tenemos en cuenta la “calidad de nuestro crecimiento”, basado en exportaciones de materias primas, construcción, comercio, algo de manufactura y servicios, todos ellos correspondientes a la primera y segunda revoluciones industriales. Seguimos pensando que podemos desarrollarnos en base a revoluciones pasadas.

Según el Nobel Joseph Stiglitz los países que funcionan en base a recursos naturales tienden a ser pobres y desiguales en el largo plazo. A esto le llama la “maldición de los recursos naturales”. Sólo algunos aprovecharon sus recursos para cambiar su factores de crecimiento, v.g.: Bostwana y Australia. Al Perú, para tener viabilidad, le falta tener la inteligencia de usar los recursos obtenidos por las exportaciones primarias para crear otras fuentes de riqueza e ingresos. Los países del norte lo hicieron en base a la industrialización en los siglos XIX y XX, hoy lo hacen en base a la tercera revolución industrial, que integra energía renovable, tecnología de las comunicaciones y robótica, siendo el principal factor la gente capacitada y calificada. Crecimiento gracias a la inteligencia aplicada.

Para aspirar a este salto, se requiere de un gobierno, una clase empresarial y una academia que sean capaces de cooperar para entrar en la tercera revolución, aun sin haber pasado por la segunda revolución a plenitud. Como el gobierno está ahogado en los problemas sociales de los recursos naturales, sólo quedan aquellos empresarios y las universidades que avizoran otra calidad de crecimiento, que se base en la investigación aplicada, la innovación conjunta y la transferencia tecnológica. Si se conformara este “núcleo revolucionario” habría esperanza de cambiar nuestro vetusto modelo de desarrollo. El Perú puede hacerlo, hay gente capacitada, empresas (algunas) y universidades (pocas) que podrían dar el primer impulso.

Necesitamos urgentemente dejar las revoluciones pasadas y entrar en el futuro. De lo contrario las Congas, Espinares y otras más, seguirán confirmando la maldición de los recursos naturales.
Publicado en el Sumplemento D1 de El Comercio, 9 de julio 2012 Leer más »

23/05/12: CONDICIONES PARA LA INCLUSIÓN SOCIAL

Efraín Gonzales de Olarte

La inclusión social es la pertenencia participativa en la sociedad en la que viven las personas es, sin duda, la condición esencial para conseguir la expansión de sus capacidades (capabilities) y desempeños (functionings). Sin embargo, dicha inclusión requiere de un contexto físico, económico, institucional y cultural que la facilite, es decir requiere de mecanismos concretos de integración en la sociedad. La inclusión social es la condición sine quanon para el desarrollo humano, en cambio la integración es el medio instrumental para l inclusión social.

Para integrarse, las personas requieren en primer término el poder establecerse en el espacio y tener las facilidades para moverse e interactuar en determinado lugar, para lo cual el acceso a una vivienda, disponer de energía y otros servicios, y de vías de comunicación permite su integración física. En segundo lugar, el acceso a los mercados de bienes, servicios, trabajo o de crédito es la forma fenoménica de la integración económica de la sociedad capitalista, quien no puede participar en los mercados estará fuera de la división social del trabajo y no podrá conseguir los satisfactores necesarios para su desarrollo humano. No obstante, el mercado no es el único y, en muchos casos es incapaz, de suministrar una serie de bienes y servicios, sobre todo cuando los mercados están poco desarrollados, tienen fallas, son incompletos o simplemente no existen, lo que hace que existan sectores excluidos de ellos. Si esto sucede, el Estado es el que suplanta, complementa o reemplaza al mercado e integra a las personas en la sociedad poniendo a disposición de ellas los bienes y servicios, pero sobre todo legitimando el derecho de pertenecer a la sociedad por el simple hecho de ser alguien nacido en un país. Esta es la inclusión estatal. En cuarto lugar, la integración cultural. La cultura entendida como el modo ser colectivo de partes o de toda la sociedad tiene componentes éticos y estéticos que se traducen en costumbres, reglas de comportamiento consuetudinario, manifestaciones artísticas, prácticas religiosas y muchas más, permite amalgamar la integración social al generar referentes colectivos.

Si existe integración con todos los componente señalados la inclusión social discurrirá de manera fluida. Por ello, es importante poder evaluar y estimar los medios de integración.

Los componentes de la integración, cualquiera que ellos sean, tienen la ventaja de constituir metas para las distintas políticas, acciones y agencia, tanto para los gobiernos en sus distintos niveles como para el sector privado con y sin fines de lucro. Es decir, tiene un carácter práctico y operativo.

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14/05/12: UNIVERSIDADES PERUANAS Y DESARROLLO

UNIVERSIDAD Y DESARROLLO*
Efraín Gonzales de Olarte

¿Cuál es la contribución de las universidades al desarrollo del Perú. ¿Producen profesionales de calidad? ¿Hacen suficiente investigación aplicada al desarrollo? ¿Obtienen un retorno positivo en el largo plazo para el país y para las regiones?

Salvo tres o cuatro universidades peruanas, la casi totalidad de las más de 120 universidades no figuran en los rankings mundiales en un lugar decoroso. Esto significa que las universidades públicas y privadas, donde estudian las mayorías, no tienen un nivel que las convierta en factor de desarrollo. Los rankings clasifican a las universidades por: 1. La calidad de sus profesores, en las universidades del norte no es posible ser catedrático sin un doctorado, aquí cualquier licenciado o bachiller lo puede ser. 2. Por el número de publicaciones arbitradas por pares, en el Perú sólo tres universidades aparecen con este tipo de publicaciones. 3. Por el número de citaciones de los artículos o libros publicados por sus profesores, es decir por la reputación y calidad de ellos. 4. Por el acceso virtual a los resultados de las investigaciones y a las tesis de maestría y doctorado presentadas anualmente.

Aquellas universidades que se esfuerzan por tener estos atributos, que tienen buenos profesores y buenos alumnos, buena infraestructura, presupuestos de investigación y sueldos decentes para sus profesores, son un factor de desarrollo. Si vemos los rankings todas las universidades que están por debajo del puesto 500 pertenecen a países desarrollados o países en los cuáles el estado le da importancia a la educación superior como México, Brasil o la India.

En el Perú no hay consciencia de la importancia de la universidad para el desarrollo, lo que se refleja en los magros presupuestos de las universidades públicas y los bajos sueldos de sus catedráticos, y en la bajísima calidad de las universidades privadas que se atreven a ofrecer educación superior con gasto por alumno que no permite tener buenos profesores ni menos hacer investigación. Por ello, la universidad en el Perú no es un factor de desarrollo, sino un espacio estacionario.

El gobierno debería plantear una política universitaria guiada por los criterios de los rankings internacionales, con una meta para que, por lo menos veinte universidades, puedan llegar a ellos. Entonces la universidad peruana será factor de desarrollo.

*Publicado en el Suplemento D1 de El Comercio, 14 de mayo 2012 Leer más »