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Gas de esquisto, último motor del cambio climático

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El artículo siguiente escrito por Fidel Castro Ruz en Cuba Debate titulado “La marcha hacia el abismo”, se refiere a dos asuntos, el de la guerra atómica y el del cambio climático, aquí tratamos esta última parte.

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Es bien conocido que el gobierno de Estados Unidos se opuso a los acuerdos de Kyoto sobre el medio ambiente, una línea de conducta que ni siquiera concilió con sus más cercanos aliados, cuyos territorios sufrirían tremendamente y algunos de los cuales, como Holanda, desaparecerían casi por entero.

El planeta marcha hoy sin política sobre este grave problema, mientras los niveles del mar se elevan, las enormes capas de hielo que cubren la Antártida y Groenlandia, donde se acumula más del 90% del agua dulce del mundo, se derriten con creciente ritmo, y ya la humanidad, el pasado 30 de noviembre de 2011, alcanzó oficialmente la cifra de 7 mil millones de habitantes que en las áreas más pobres del mundo crece de forma sostenida e inevitable. ¿Es que acaso los que se han dedicado a bombardear países y matar millones de personas durante los últimos 50 años se pueden preocupar por el destino de los demás pueblos?

Estados Unidos es hoy no solo el promotor de esas guerras, sino también el mayor productor y exportador de armas en el mundo.

Como es conocido, ese poderoso país ha suscrito un convenio para suministrar 60 mil millones de dólares en los próximos años al reino de Arabia Saudita, donde las transnacionales de Estados Unidos y sus aliados extraen cada día 10 millones de barriles de petróleo ligero, es decir, mil millones de dólares en combustible. ¿Qué será de ese país y de la región cuando esas reservas de energía se agoten? No es posible que nuestro mundo globalizado acepte sin chistar el colosal derroche de recursos energéticos que la naturaleza tardó cientos de millones de años en crear, y cuya dilapidación encarece los costos esenciales. No sería en absoluto digno del carácter inteligente atribuido a nuestra especie.

En los últimos 12 meses tal situación se agravó considerablemente a partir de nuevos avances tecnológicos que, lejos de aliviar la tragedia proveniente del derroche de los combustibles fósiles, la agrava considerablemente.

Científicos e investigadores de prestigio mundial venían señalando las consecuencias dramáticas del cambio climático.

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En un excelente documental fílmico del director francés Yann Arthus-Bertrand, titulado Home, y elaborado con la colaboración de prestigiosas y bien informadas personalidades internacionales, publicado a mediados del año 2009, este advirtió al mundo con datos irrebatibles lo que estaba ocurriendo. Con sólidos argumentos exponía las consecuencias nefastas de consumir, en menos de dos siglos, los recursos energéticos creados por la naturaleza en cientos de millones de años; pero lo peor no era el colosal derroche, sino las consecuencias suicidas que para la especie humana tendría. Refiriéndose a la propia existencia de la vida, le reprochaba a la especie humana: “…Te beneficias de un fabuloso legado de 4 000 millones de años suministrado por la Tierra. Solamente tienes 200 000 años, pero ya has cambiado la faz del mundo.”

No culpaba ni podía culpar a nadie hasta ese minuto, señalaba simplemente una realidad objetiva. Sin embargo, hoy tenemos que culparnos todos de que lo sepamos y nada hagamos por tratar de remediarlo.

En sus imágenes y conceptos, los autores de esa obra incluyen memorias, datos e ideas que estamos en el deber de conocer y tomar en cuenta.

En meses recientes, otro fabuloso material fílmico exhibido fue Océanos, elaborado por dos realizadores franceses, considerado el mejor film del año en Cuba; tal vez, a mi juicio, el mejor de esta época.

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Es un material que asombra por la precisión y belleza de las imágenes nunca antes filmadas por cámara alguna: 8 años y 50 millones de euros fueron invertidos en ella. La humanidad tendrá que agradecer esa prueba de la forma en que se expresan los principios de la naturaleza adulterados por el hombre. Los actores no son seres humanos: son los pobladores de los mares del mundo. ¡Un Oscar para ellos!

Lo que motivó para mí el deber de escribir estas líneas no surgió de los hechos referidos hasta aquí, que de una forma u otra he comentado anteriormente, sino de otros que, manejados por intereses de las transnacionales, han estado saliendo a la luz dosificadamente en los últimos meses y sirven a mi juicio como prueba definitiva de la confusión y el caos político que impera en el mundo.

Hace apenas unos meses leí por primera vez algunas noticias sobre la existencia del gas de esquisto. Se afirmaba que Estados Unidos disponía de reservas para suplir sus necesidades de este combustible durante 100 años. Como dispongo en la actualidad de tiempo para indagar sobre temas políticos, económicos y científicos que pueden ser realmente útiles a nuestros pueblos, me comuniqué discretamente con varias personas que residen en Cuba o en el exterior de nuestro país. Curiosamente, ninguna de ellas había escuchado una palabra sobre el asunto. No era desde luego la primera vez que eso sucedía. Uno se asombra de hechos importantes de por sí que se ocultan en un verdadero mar de informaciones, mezcladas con cientos o miles de noticias que circulan por el planeta.

Persistí, no obstante, en mi interés sobre el tema. Han transcurrido solo varios meses y el gas de esquisto no es ya noticia. En vísperas del nuevo año se conocían ya suficientes datos para ver con toda claridad la marcha inexorable del mundo hacia el abismo, amenazado por riesgos tan extremadamente graves como la guerra nuclear y el cambio climático. Del primero, ya hablé; del segundo, en aras de la brevedad, me limitaré a exponer datos conocidos y algunos por conocer que ningún cuadro político o persona sensata debe ignorar.

No vacilo en afirmar que observo ambos hechos con la serenidad de los años vividos, en esta espectacular fase de la historia humana, que han contribuido a la educación de nuestro pueblo valiente y heroico.

El gas se mide en TCF, los cuales pueden referirse a pies cúbicos o metros cúbicos ─no siempre se explica si se trata de uno o de otro─ depende del sistema de medidas que se aplique en un determinado país. Por otro lado, cuando se habla de billones suelen referirse al billón español que significa un millón de millones; tal cifra en inglés se califica como trillón lo cual debe tenerse en cuenta cuando se analizan las referidas al gas que suelen ser voluminosas. Trataré de señalarlo cuando sea necesario.

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El analista norteamericano Daniel Yergin, autor de un voluminoso clásico de historia del petróleo afirmó, según la agencia de noticias IPS, que ya un tercio de todo el gas que se produce en Estados Unidos es gas de esquisto.

“…la explotación de una plataforma con seis pozos puede consumir 170.000 metros cúbicos de agua e incluso provocar efectos dañinos como influir en movimientos sísmicos, contaminar aguas subterráneas y superficiales, y afectar el paisaje.”

El grupo británico BP informa por su parte que “Las reservas probadas de gas convencional o tradicional en el planeta suman 6.608 billones -millón de millones- de pies cúbicos, unos 187 billones de metros cúbicos, […] y los depósitos más grandes están en Rusia (1.580 TCF), Irán (1.045), Qatar (894), y Arabia Saudita y Turkmenistán, con 283 TCF cada uno”. Se trata del gas que se venía produciendo y comercializando.

“Un estudio de la EIA -una agencia gubernamental de Estados Unidos sobre energía- publicado en abril de 2011 encontró prácticamente el mismo volumen (6.620 TCF o 187,4 billones de metros cúbicos) de shale gas recuperable en apenas 32 países, y los gigantes son: China (1.275 TCF), Estados Unidos (862), Argentina (774), México (681), Sudáfrica (485) y Australia (396 TCF)”. Shale gas es gas de esquisto. Obsérvese que de acuerdo a lo que se conoce Argentina y México poseen casi tanto como Estados Unidos. China, con los mayores yacimientos, posee reservas que equivalen a casi el doble de aquellos y un 40% más que Estados Unidos.

“…países secularmente dependientes de proveedores extranjeros contarían con una ingente base de recursos en relación con su consumo, como Francia y Polonia, que importan 98 y 64 por ciento, respectivamente, del gas que consumen, y que tendrían en rocas de esquistos o lutitas reservas superiores a 180 TCF cada uno”.

“Para extraerlo de las lutitas -señala IPS- se apela a un método bautizado ‘fracking’ (fractura hidráulica), con la inyección de grandes cantidades de agua más arenas y aditivos químicos. La huella de carbono (proporción de dióxido de carbono que libera a la atmósfera) es mucho mayor que la generada con la producción de gas convencional.

“Como se trata de bombardear capas de la corteza terrestre con agua y otras sustancias, se incrementa el riesgo de dañar subsuelo, suelos, napas hídricas subterráneas y superficiales, el paisaje y las vías de comunicación si las instalaciones para extraer y transportar la nueva riqueza presentan defectos o errores de manejo.”

Baste señalar que entre las numerosas sustancias químicas que se inyectan con el agua para extraer este gas se encuentran el benceno y el tolueno, que son sustancias terriblemente cancerígenas.

La experta Lourdes Melgar, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, opina que:

“‘Es una tecnología que genera mucho debate y son recursos ubicados en zonas donde no hay agua’…”.

“Las lutitas gasíferas -expresa IPS- son canteras de hidrocarburos no convencionales, encalladas en rocas que las guarecen, por lo que se aplica la fractura hidráulica (conocida en inglés como ‘fracking’) para liberarlas a gran escala.”

“La generación de gas shale involucra altos volúmenes de agua y la excavación y fractura generan grandes cantidades de residuos líquidos, que pueden contener químicos disueltos y otros contaminantes que requieren tratamiento antes de su desecho.”

“La producción de esquisto saltó de 11.037 millones de metros cúbicos en 2000 a 135.840 millones en 2010. En caso de seguir a este ritmo la expansión, en 2035 llegará a cubrir 45 por ciento de la demanda de gas general, según la EIA.

“Investigaciones científicas recientes han alertado del perfil ambiental negativo del gas lutita.

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“Los académicos Robert Howarth, Renee Santoro y Anthony Ingraffea, de la estadounidense Universidad de Cornell, concluyeron que ese hidrocarburo es más contaminante que el petróleo y el gas, según su estudio ‘Metano y la huella de gases de efecto invernadero del gas natural proveniente de formaciones de shale’, difundido en abril pasado en la revista Climatic Change.

“‘La huella carbónica es mayor que la del gas convencional o el petróleo, vistos en cualquier horizonte temporal, pero particularmente en un lapso de 20 años. Comparada con el carbón, es al menos 20 por ciento mayor y tal vez más del doble en 20 años’, resaltó el informe.”

“El metano es uno de los gases de efecto invernadero más contaminantes, responsables del aumento de la temperatura del planeta.”

“‘En áreas activas de extracción (uno o más pozos en un kilómetro), las concentraciones promedio y máximas de metano en pozos de agua potable se incrementaron con proximidad al pozo gasífero más cercano y fueron un peligro de explosión potencial’, cita el texto escrito por Stephen Osborn, Avner Vengosh, Nathaniel Warner y Robert Jackson, de la estatal Universidad de Duke.

“Estos indicadores cuestionan el argumento de la industria de que el esquisto puede sustituir al carbón en la generación eléctrica y, por lo tanto, un recurso para mitigar el cambio climático.

“‘Es una aventura demasiado prematura y riesgosa’.”

“En abril de 2010, el Departamento de Estado de Estados Unidos puso en marcha la Iniciativa Global de Gas Shale para ayudar a los países que buscan aprovechar ese recurso para identificarlo y desarrollarlo, con un eventual beneficio económico para las transnacionales de esa nación.”

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Cambio climático y evolución de los mamíferos

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Los cambios que dieron lugar a los mamíferos, es decir a nuestros antepasados, son muchos. Uno de ellos fue la extinción de los dinosaurios que como se comprenderá se comían todo aquello que podían para mantener el enorme gasto de energía que significaba vivir y moverse cada día. Pero algo debía de haber para que el más antiguo pariente de la zarigüeya apareciese sobre este planeta, y esto parece deberse a los cambios climáticos ocurridos que produjeron cuatro de las seis oleadas de biodiversidad que multiplicaron las especies, según el equipo de investigaciones dirigido por el biólogo Borja Figuereido (y que puede obtenerse en la siguiente dirección: Cenozoic climate change influences mammalian evolutionary dynamics).

Este es un asunto interesante por varias razones, la primera porque se relaciona con la idea de que los cambios climáticos pueden producir cambio a favor de la biodiversidad, aunque también agregaremos que esta es una hipótesis poco apreciada dado que los anteriores cambios en el clima tomaron mucho más tiempo que el que viene produciéndose en la actualidad. De otro lado permite tener una mejor idea de cómo se desarrollaron los mamíferos en contextos climáticos muy distintos a los actuales. Un artículo que trata de la extinción de muchas especies de mamíferos por cambio climático se puede encontrar en: Dr David Nogues-Bravo del Center for Macroecology, Evolution and Climate in University of Copenhagen. “Climate Change Played Major Role in Mass Extinction of Mammals 50,000 Years Ago, Study Finds

Para aquellos que no accedan al artículo citado, reproducimos la noticia de Rosa M. Tristán para EL Mundo que reproducimos a continuación:

La historia de la vida en la Tierra está intrínsecamente ligada a la historia de su clima y sus vaivenes han marcado, en buena medida, la diversidad de los seres que la habitan. Desde hace 65 millones de años, momento en el que desaparecieron los dinosaurios, los mamíferos han evolucionado también al ritmo que han marcado las temperaturasal menos en cuatro grandes cambios climáticos. Las otras dos oleadas de biodiversidad se debieron a la llegada de especies ‘inmigrantes’ que acabaron afectando a las indígenas.
Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores dirigidos por el biólogo Borja Figueirido, actualmente en la Universidad de Málaga, que ha logrado encontrar correlaciones entre la aparición y extinción de más de 500 géneros de mamíferos desde que se hicieron fuertes en la Tierra en el Cenoico, aprovechando el fin de los ‘grandes lagartos’.

En la investigación, publicada en la revista ‘Proceedings of National Academy of Science’ (PNAS) esta semana, se asegura que en los últimos 65 millones de años ha habido seis grandes oleadas de biodiversidaden la evolución de la fauna. Cuatro de ellas, señalan los autores, se debieron a cambios climáticos, algo que no se había podido demostrar cuantitativamente hasta ahora.

Estudios anteriores que se centraron en la conexión entre los cambios en el clima y la evolución en las especies de mamíferos habían detectado la misma diversidad en el registro fósil a lo largo de periodos de tiempo similares.

En este caso, Figueirido decidió seguir el modelo estadístico de Jack Sepkoski, un paleontólogo de la Universidad de Chicago fallecido en 1999, que ha pasado a la historia de la ciencia porque realizó una base de datos con más de 35.000 géneros marinos del Paleozoico, recogiendo datos sobre su aparición y extinción. Sepkoski concluyó que cada 26 millones de años se producían fenómenos cósmicos que provocaban grandes extinciones.

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El método Sepkoski
Figueirido se fue a la Universidad de Brown (EEUU), donde trabaja la viuda de -Sepkoski, Christine M. Janis, y comenzó a trabajar con el mismo método estadístico que Sepkoski, pero aplicándolo a mamíferos que vivieron en Norteamérica, en busca de patrones evolutivos que fueran significativos.

“Consiste en buscar morfologías asociadas con una similar dinámica evolutiva, que es lo que se denomina análisis factorial en modo Q”, explica el paleontólogo Paul Palmqvist, de la Universidad de Málaga. Siguiendo esta metodología, lograron identificar seis agrupaciones diferentes de especies de mamíferos, que habían tenido al mismo tiempo un gran aumento, un pico y una bajada en sus poblaciones.
Así, la fauna del Paleoceno dio paso a la fauna del Eoceno temprano y medio hace unos 50 millones de años y justo entonces, según los autores del trabajo, se produjo un cambio en las temperaturas. Ese altibajo quedó reflejado en los niveles de oxígeno atmosférico que se estudian en los isótopos de los fósiles de microorganismos del fondo del océano. “Son un registro muy fiable porque no ha sufrido variaciones en muchos millones de años”, explica Palmqvist.

El trabajo no sólo encontró una correlación entre la cantidad de diversidad de las especies y los cambios de temperatura, sino también una explicación a la adaptación de los rasgos de las especies a las transformaciones de la vegetación que tenían lugar. Así, tras un periodo de calentamiento hace unos 20 millones de años (Mioceno), la vegetación dominante pasó de los árboles a la sabana de prados, y las especies que más éxito tuvieron son los herbívoros.

El calentamiento actual
Janis reconoce, en una nota de prensa, que es difícil hacer predicciones concretas de cómo el actual cambio climático va a afectar a los mamíferos que ahora habitamos el planeta, pero no oculta que en “este trabajo pone en evidencia que en pasado si tuvo un papel importante”. “Ahora, las perturbaciones, relacionadas a un calentamiento provocado por el ser humano, están desafiando la fauna del mundo actual, lo que acentúa el interés por comprender lo que pasó hace millones de años”, señalan los autores en su artículo.
Palmqvist reconoce que no saben aún las razones por las que tuvieron lugar los cambios en el pasado, pero asegura que seguirán investigando.
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Los escépticos del cambio climático comprueban que estaban equivocados

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Un estudio de la universidad de Berkley conducido por Richard Muller, un científico hasta ahora escéptico respecto de las mediciones sobre el calentamiento del planeta, llegó a la conclusión de que no había error en los cálculos que señalan un aumento de la temperatura.

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Muller reunió a 10 prestigiosos científicos, entre ellos a Saul Perlmutter, ganador del Premio Nobel de este año, y trabajó con fondos de instituciones -como la de los hermanos Koch- incrédulas respecto del calentamiento global.

El equipo trabajó con datos de 40 mil estaciones meteorológicas que operan en el hemisferio norte y desarrollaron una nueva forma de analizar los datos para evitar sesgos relacionados con la ubicación de las estaciones (se creía que los resultados iniciales estaban equivocados porque no descontaban el calor de las ciudades en las que se encuentran muchas de las estaciones meteorológicas).

Los científicos reconstruyeron el clima de los últimos doscientos años y encontraron un comportamiento coincidente con los cálculos hechos por el IPCC y los tan criticados científicos de la universidad de East Anglia que dio lugar al llamado “cliamategate” durante la conferencia de Copenhague.

Los informes han sido publicados en la web de Berkleyearth para comentarios y críticas antes de su publicación científicas. Que según el profesor Muller es la forma en la que deben hacerse estas cosas.

Los hallazgos pueden resumirse de la siguiente manera:

a) el efecto de “islas urbanas de calor” no impacta en los resultados generales.
b) a diferencia de lo sostenido hasta hoy el calentamiento se relaciona más con las variaciones en la temperatura superficial del mar en la zona de la corriente del Golfo -Oscilación del Atlántico Multidecadal (AMO), y no en las variaciones de la TSM en el área de El Niño Oscilación Sur (ENSO)
c) hay suficiente evidencia como para señalar que los cálculos respecto del carácter antropogénico del calentamiento global son correctos.

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Efectos del cambio climático en la selva amazónica y viceversa

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Aún cuando los eventos climáticos de los que hoy nos informamos por los medios de comunicación suelen ser achacados al cambio climático, ello no constituye ninguna evidencia por sí misma. Los ciclos inundaciones sequías suelen tener ciertas regularidades y pueden ser explicados como variaciones dentro de un modelo dinnámico complejo. Incluso podemos muchas veces hablar de ciclos de corta duración empotrados en ciclos de más larga duración, para las escalas terrestres el tiempo puede medirse en siglos o décadas, cuando no en períodos más largos.

Lo que debe preocuparnos es cuando un fenómeno sale de su rango de variación, o cuando además esto se produce de manera contradictoria al ciclo. Por ejemplo, es difícil saber si la dura sequía en el Cuerno de África, y la secuela de hambre que deja a su paso, es consecuencia del cambio climático, o forma parte del ciclo seco que afecta regularmente a la región si no tenemos muchos puntos de comparación en el tiempo. Pero si podemos suponer que los cambios en los flujos de agua en la Amazonía muestran un patrón de comportamiento preocupante dado que en un periodo de cinco años se han producido dos sequías graves.

La salud de la Amazonía es un elemento clave para enfrentar el cambio climático debido a su función como sumidero de carbono. Las sequías sin embargo producen un efecto contrario en la relación entre el bosque amazónico y el ambiente. Menos agua afecta el ciclo de regeneración de las plantas limitando su capacidad para absorber carbono, pero también significa mayor materia orgánica muerta, y por tanto producción de gases efecto invernadero. En condiciones regulares ello se equilibra cuando en los años siguientes las lluvias reverdecen el bosque de manera que en los años siguientes se anula este efecto. Pero, ¿qué pasa cuando sobreviene una nueva sequía antes de que la recuperación culmine, o incluso su capacidad de retención de carbono se eleve? Lo que ocurre es que el proceso de degeneración se acelera y el nuevo punto de estabilización puede ubicarse muy por debajo de las capacidades actuales. Esto es lo que parece demostrar el estudio de Liang Xiu de la universidad de Boston. Para hacernos una idea de este impacto podemos comparar la emisión de CO2 de los EEUU de Norteamérica en el 2009 que alcanzó los 5,400 millones de toneladas con los 5,00 millones de toneladas producidas por la Amazonía en 2005.

Como parte del estudio los científicos elaboraron un mapa haciendo uso de información satelital (MODIS y TRMM), y teniendo como guía los promedio de lluvia y los umbrales sobre los que se definen las sequías, llegaron a la conclusión de que en el 2010 el área afectada es cuatro veces más grande que en la sequía de 2005. La gravedad de la sequía fue confirmada por Marcos Costa de la Universidad Federal de Viçosa en Brasil que dijo que “el año pasado fue el más seco de los 109 años de registro del nivel de aguas del Rio Negro en Manaos.

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Nuevo record de la temperatura global en julio del 2011

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La NOAA informó que este ha sido el julio más caliente desde los registros iniciados en 1880. LA extensión de hielo en el ártico es la menor desde 1979, fecha de inicio de los registros. El promedio de extensión del hielo marino del Ártico durante julio fue de 21,6 por ciento por debajo del promedio. La medida fue 210.000 kilómetros cuadrados por debajo del mínimo récord anterior de julio de 2007.

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El océano tuvo una temperatura de 0,57C° por encima del promedio del siglo XX, y la cifra para la temperatura terrestre fue de 0,84C° mayor.

Ni El Niño ni La Niña estuvieron presentes durante julio de 2011. Según el Centro de Predicción Climática de la NOAA, El Niño condiciones neutrales se espera que continúen en el otoño del Hemisferio Norte de 2011, con una probabilidad igual de ENSO-neutral o probabilidad de La Niña a partir de entonces.

Pero como suele ocurrir con los promedios ellos esconden algunas diferencias importantes. Así la costa peruana y chilena, como el norte argentino, aparecen con temperaturas por debajo del promedio 1971-2000.
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El cambio climático en el pasado

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Las grandes enseñanzas sobre el cambio climático y sus efectos en nuestro planeta tienen sustento en el pasado, pero no en lo que ha ocrrido en los últimos siglos, ni en los últimos milenos, sino en lo que pasó hace millones de años. Los estudios sobre el paleoclima han ayudado enormemente a comprender la compleja dinámica atmosférica y ha generar modelos actuales de predicción del cambio climático.

Es en esta línea que el Committee on the Importance of Deep-Time Geologic Records for Understanding Climate Change Impacts, el Board on Earth Sciences and Resources y la Division on Earth and Life Studies han publicado eel 2011 el libor “Understanding Earth’s Deep Past: Lessons for Our Climate Future”

CONTENIDO

1 INTRODUCCIÓN
Comité ENCARGADO y alcance de este estudio

2 LECCIONES DE LOS MUNDOS CALIENTE DEL PASADO

La sensibilidad del clima al aumento de CO2 en un mundo más cálido,
Estabilidad climática en el polo y los trópicos, y gradientes latitudinales de temperatura
Los procesos hidrológicos y el ciclo global del agua en un mundo más cálido.
Las fluctuaciones del nivel del mar y la capa de hielo en un mundo más cálido.
Expansión de la hipoxia Oceánica en un mundo más cálido.
Respuesta biótica a un mundo más cálido.

3. TRANSICIONES CLIMÁTICAS, PUNTOS DE INFLEXIÓN, Y EL PUNTO DE NO RETORNO

Transiciones entre Icehouse y greenhouse.
¿Cuánto duraron los efectos invernadero en el pasado?

4 DESCIFRANDO EL CLIMA DEL PASADO, CONCILIACIÓN ENTRE LOS MODELOS Y LAS OBSERVACIONES

Capacidades y limitaciones de los modelos climáticos
Indicadores de la sensibilidad climática a través del tiempo-proxies para el CO2 y la temperatura del mar
Los indicadores de climas regionales
Los indicadores de pH oceánico y Redox

5 IMPLEMENTACIÓN DE UNA AGENDA DE DE INVESTIGACIÓN DEL CLIMA DEL PASADO REMOTO.

Criterios para priorizar una agenda de investigación sobre el Clima en el pasado remoto
Estrategias y herramientas para implementar el programa de investigación
Educación y Extensión, Pasos hacia una comunidad más amplia de conocimientos sobre los climas en el pasado remoto

6 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

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El carbono, los bosques tropicales y los proyectos REDD

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Dando vueltas por la red, y como suele suceder, me encontré con un artículo que trataba de un proyecto de la NASA, más particularmente del Jet Propulsion Laboratory dedicado a la exploración del sistema solar, y encargado de grandes proyectos relacionados con las ciencias de la tierra.

Entre los estudios que viene haciendo hay uno dedicado estudiar sobre el ciclo del carbono en el planeta, la pregunta parece simple ¿cuánto carbono produce y cuánto procesa el planeta? Pero la respuesta es compleja e implica entre otras cosas conocer la dinámica de los bosques y la cubierta vegetal en la superficie terrestre. Un avance en esta dirección es el mapa que presenta la JPL sobre los bosques tropicales, su extensión, y la cantidad de carbono almacenada en los bosques tropicales.

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“La deforestación y la degradación de los bosques contribuyen con el 15 al 20 por ciento de las emisiones globales de carbono, y la mayor parte de esa contribución proviene de las regiones tropicales. Los bosques tropicales almacenan grandes cantidades de carbono en la madera y raíces de sus árboles. Cuando los árboles se cortan y se descomponen o se queman, el carbono es liberado a la atmósfera.” Sostiene la agencia de la NASA.

Para obtener el mapa, el equipo utilizó datos del Geoscience Laser Altimeter System a bordo del satélite ICESat de la NASA. Los investigadores analizaron información de más de 3 millones de mediciones sobre la altura de las copas de los árboles. Con la ayuda de los datos correspondientes tomados en tierra, se calcula la cantidad de biomasa por encima del suelo y por lo tanto, la cantidad de carbono que contiene el bosque, con una resolución de 100 km2 .

El equipo entonces extrapola estos datos diferenciando los tipos de paisajes para producir un mapa continuo utilizando imágenes tomadas desde el style=”color:#0000CC;”>Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer (MODIS) de la nave Terra de la NASA, del satélite QuikScat de vientos y el Shuttle Radar Topography Mission.

El mapa revela que en la década de 2000, los bosques en los 75 países tropicales estudiados contenían 247 mil millones de toneladas de carbono. Para tener una idea de su importancia hay que considerar que anualmente se liberan unos 10 millones de toneladas de carbono a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles combinados y los cambios de uso del suelo.

“Estos patrones de almacenamiento de carbono dependen del clima, el suelo, la topografía y la historia de las perturbaciones humanas o naturales de los bosques”, dijo Saatchi. “Las áreas que a menudo son afectadas por las perturbaciones naturales o humanas, tienen un menor almacenamiento de carbono.”

LA cantidad de carbono, junto con información sobre la incertidumbre de las mediciones, son importantes para los países que planean participar en programa Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD +) del. Un esfuerzo internacional para crear un valor financiero para el carbono almacenado en los bosques. Ofrece incentivos para los países para preservar sus bosques en el interés de reducir las emisiones de carbono, e invertir en actividades de baja emisión de carbono.

El mapa también proporciona una mejor indicación de la salud y la longevidad de los bosques y cómo contribuyen al ciclo global del carbono y el funcionamiento general del sistema terrestre.

Fuente: http://www.jpl.nasa.gov/news/news.cfm?release=2011-165
PAra una estimación de la biomasa de carbón CLICK AQUÍ Sigue leyendo

Nota sobre la energía nuclear

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En el mundo de hoy la producción de energía enfrenta crecientes problemas para garantizar niveles seguros de abastecimiento. En este mes la subida de precios de petróleo producida por la inestabilidad política en los principales países productores, y la crisis nuclear de Japón como consecuencia del terremoto del 11 de marzo, han puesto en tensión al sector energía, y reaviva las discusiones sobre las energías renovables.

En el último informe de la EIA se sostiene que hay reservas suficientes de petróleo, gas y carbón, para mantener, y aún incrementar la cantidad de energía disponible. De otro lado hay muchas voces en aumento que señalan que el nivel de energía necesaria para mantener el sistema mundial aún sin crecer, es un factor de cambio climático y pone en riesgo la vida de todos.

Lo cierto es que las fuentes renovables son aún insuficientes y requieren mucha inversión. Las hidroeléctricas son cuestionadas por sus impactos ambientales, la energía solar no logra despegar, y el uso de las mareas o corrientes marinas no recién empieza.

En medio de esta discusión la energía nuclear ha recuperado posiciones, aún entre sus antiguos detractores, que ven en ella una fuente inagotable. Esta alternativa enfrenta retos técnicos, científicos, políticos, y logísticos de enorme responsabilidad, por los terribles efectos que puede tener un mal manejo de ella. Muchos países con muchas centrales de energía nuclear requieren de capacidades técno-científicas que no están disponibles, implica la posibilidad del surgimiento de nuevas potencias nucleares, implica a además incrementar la producción de uranio y controlar los desechos.

Este ha sido sin embargo el camino por el que han optado los países con mayor desarrollo relativo. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía Atómica hay 431 centrales nucleares, y se estaban construyendo 55 en 2009, a lo que hay que sumar las cuatro que planea Chile para el 2020. Al mismo tiempo Alemania está a punto de redefinir su política al respecto anunciando que han tomado tres meses para reflexionar sobre el tema.

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Calentamiento global, lluvias y sequías

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El último número de Scientific American de marzo 2011, trae un interesante artículo de Julian P. Sachs (profesor de oceanografía en la Universidad de Washington y Conor L. Myhrvold (graduado en geociencias en Princeton) nos alertan sobre cambios en la banda húmeda ecuatorial. Aunque menos conocida que El NIño o La Niña, la banda húmeda tiene una gran influencia sobre el clima del planeta. Ubicada en la zona de convergencia intertropical (ITCZ por sus siglas en inglés) ella se mueve hacia el sur o norte según la inclinación de la Tierra respecto del sol. Pero de acuerdo con recientes estudios, ella estaría siendo también afectada por el calentamiento global, lo que puee afectar fuertmente la precipitación de la que se nutre la agricultura entre el trópico de cáncer y el de capricornio.

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Tomado de: vagaries of the weather

Aún mas, los autores sugieren que la “banda húmeda” se está desplazando lo que produce un acentuamiento de los fenómenos climáticos regulares (monzones, huracanas, tormentas, sequías, desplazamiento de masas de calor hacia los polos, etc.).

Hasta ahora hay evidencia de un desplazamiento hacia el norte coincidente con el periodo de aumento de la temperatura entre el año 800 y 1,100 de nuestra era: y una relación entre una posición más ajustada con la línea ecuatorial y la llamada “pequeña edad del hielo” (1,400 – 1800 DC).

El desplazamiento actual, al que contribuye el calentamiento global, puede hacer “subir” la banda más grados al norte que hace 1,200 años y tener como consecuencia sequías tremendas en el sur, y exacerbación de las lluvias al norte. Sigue leyendo

Tendencias mundiales de la temperatura desde 2500 A.C. a 2040 D.C

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Resumimos un artículo de Longe Range Weather sobre este tema.

Hasta hace poco, las temperaturas globales eran solo un grado Fahrenheit más caliente que la media global del siglo 20.Desde agosto de 2007 hasta febrero de 2008, la temperatura media de la Tierra cayó a 57 grados, la media que correspondía hace 200. Desde entonces, la lectura media ha sido fluctuante. (Ver gráfico)

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Cliff Harris y Randy Mann, creen que el calentamiento e incluso el enfriamiento de las temperaturas globales son el resultado de ciclos climáticos de largo plazo, la actividad solar, los patrones de la superficie del mar la temperatura y muchos factores más. Sin embargo, las actividades humanas como la quema de combustibles fósiles, la deforestación masiva, la sustitución de las superficies de hierba con asfalto y concreto, el efecto “Isla de Calor” producido por las ciudades, están empeorando las condiciones para las próximas décadas.

Desde la década de 1940 hasta los 70 la Weather Science Foundation de Crystal Lake, Illinois, determinó que los períodos cálidos, fríos, húmedos y secos del planeta fueron el resultado de la alternancia de ciclos climáticos de corto plazo y largo plazo. Estos investigadores concluyeron que el clima siempre cambiante de la Tierra ha influido en las migraciones mundiales de humanos y animales, en las economías regionales, la religión la ciencia y las artes, así como sobre las formas cambiantes del gobierno.

Nuestra reciente disminución de la temperatura de la Tierra puede ser una combinación de los ciclos climáticos, tanto a largo plazo y a corto plazo, disminución de la actividad solar y el desarrollo de un fuerte de larga duración como La Niña, el enfriamiento actual de la temperatura superficial del mar en el centro-sur del Océano Pacífico. Actualmente la actividad de las manchas solares, desde finales de la década de 2000, se encuentra en sus niveles más bajos desde ‘La Pequeña Edad de Hielo’ que concluyó a finales del siglo XIX. Este “hechizo fresco”, sin embargo, puede ser sólo una breve interrupción a la tendencia al calentamiento global de la Tierra. Sólo el tiempo lo dirá.

Sobre la base de estas predicciones, parece que las lecturas mucho más caliente se puede esperar para el planeta Tierra, sobre todo por la década de 2030, que con el tiempo superará los 1.998 lectura más global de 58,3 grados. Es muy posible que podríamos ver una temperatura media en los años 60 bajo. Hasta entonces, este “período de reflexión” puede durar desde unos pocos meses para el tiempo que hace varios años, especialmente si la actividad de manchas solares sigue siendo muy bajo.

Nosotros creemos que nuestro prolongado ciclo de climas extremos es el peor de los últimos 1,000 años, y puede aún ser más severo. Wheeler, un famoso climatólogo de los años 30 descubrió que aproximadamente cada 102 años se produce un ciclo mucho más cálido y seco clima afecta a nuestro planeta. El último pico fue en 1936. Durante ese tiempo, el calor extremo y sequía, combinada con una multitud de problemas durante la “Gran Depresión”, hizo las condiciones de vida casi insoportable.

La próxima fase climática “cálida y seca” está programada para principios de la década de 2030, y se espera que alcance su máximo hacia el 2038. Sin embargo, debemos recordar, que los períodos más fríos de la Tierra, por lo general han seguido el calor excesivo. Tal fue el caso cuando nuestro planeta se trasladó desde el Período Cálido Medieval entre 900 y 1300 dC a la súbita “Pequeña Edad de Hielo ‘, que alcanzó su punto máximo en el siglo 17.

A finales de este siglo 21 podría haber un enfriamiento que de lugar a la expansión de los glaciares en todo el mundo, incluso en las latitudes medias. Podríamos ver incluso una nueva Gran Edad de Hielo. Sobre la base de datos climáticos a largo plazo, estas glaciaciones importantes se han repetido aproximadamente cada 11.500 años.
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