Vaticano dice no al diaconado femenino… por ahora

2:00 p.m. | 11 dic 25 (AM/DD).- El último informe de la comisión de estudio –creada años atrás por el papa Francisco– concluye que, por ahora, no hay certezas históricas ni teológicas que permitan admitir a mujeres al diaconado “como grado del orden sagrado”. Aun así, precisa que “el juicio no es definitivo” y recomienda mantener “un enfoque prudencial”. El documento sí propone ampliar los ministerios laicales para mujeres y fortalecer su participación en los espacios de toma de decisiones. La síntesis, entregada a León XIV tras años de trabajo, hace públicos detalles del proceso, incluidos los resultados de votaciones y observaciones.

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El Vaticano difundió un informe de síntesis sobre los temas centrales abordados por la comisión de estudio sobre el diaconado femenino, en el que afirma que “la perspectiva puramente histórica no permite llegar a ninguna certeza definitiva” y que, “en último análisis, la cuestión debe resolverse en el plano doctrinal”. Señala también que las mujeres no pueden ser admitidas al diaconado “entendido como grado del orden sagrado”, aunque evita un “no” inequívoco a las diaconisas: sostiene que, si bien la “evaluación es sólida… no permite formular en este momento un juicio definitivo, como ocurre con la ordenación sacerdotal”.

El informe —enviado al papa León el 18 de septiembre para ayudarlo en su discernimiento y publicado esta semana— es un documento de siete páginas que resume el trabajo realizado por la comisión en los últimos años, preparado por el cardenal Giuseppe Petrocchi, presidente del grupo. La comisión fue creada por el papa Francisco en 2020, después de que él señalara que la comisión anterior, constituida en 2016, no había llegado a un acuerdo sobre el papel histórico de las mujeres diáconos. El grupo de 2020 trabajó en 2021 y 2022, luego entró en receso y se reactivó en 2025, una vez que el informe final del Sínodo sobre la Sinodalidad —que solicitaba continuar el discernimiento sobre este tema— fue dotado de estatus magisterial por el papa Francisco.

El documento incluye un llamado a estudiar con rigor el diaconado como tal, más allá de la pregunta sobre el diaconado femenino, porque, como señala el cardenal Petrocchi, “en muchas diócesis del mundo no existe el ministerio del diaconado, y en continentes enteros esta institución sacramental es casi inexistente. Allí donde está activo, las actividades de los diáconos suelen coincidir con funciones propias de los ministerios laicales o de los ministerios litúrgicos, generando interrogantes en el Pueblo de Dios sobre el significado específico de su ordenación”.

Con todo, tras su reactivación en 2025, la comisión pareció tomar distancia de la polémica pregunta sobre el diaconado femenino. En ese momento expresó “especial interés” por la tesis de que “es oportuno ampliar ahora el acceso de las mujeres a los ministerios instituidos para el servicio de la comunidad”. Recordó que las dos cartas apostólicas del papa Francisco —Spiritus Domini y Antiquum Ministerium, aun reafirmando la Ordinatio Sacerdotalis (1994) de Juan Pablo II “sobre la reserva de la ordenación sacerdotal solo a los varones”, también favorecen una mayor participación de las mujeres en funciones ministeriales.

La comisión sostiene que “corresponde ahora al discernimiento de los pastores evaluar qué otros ministerios pueden introducirse para responder a las necesidades concretas de la Iglesia en nuestro tiempo, asegurando así un adecuado reconocimiento eclesial del diaconado de los bautizados, en particular de las mujeres”. Concluye: “Este reconocimiento será un signo profético, especialmente allí donde las mujeres continúan sufriendo situaciones de discriminación de género”.

En su informe al papa León, el cardenal Petrocchi escribió: “Los problemas relativos a la ordenación diaconal de mujeres quedan abiertos a un ulterior estudio teológico y pastoral, manteniendo firme el principio de la communio hierarchica, que asigna al Magisterio de la Iglesia la decisión final sobre estos temas, como respuesta autorizada a las preguntas presentes en algunos sectores del Pueblo de Dios”. El documento ofrece un detalle del trabajo de la comisión e indica los votos a favor y en contra de las proposiciones tratadas en sus sesiones.

Según el informe, la comisión de 2016 ya había afirmado que “la Iglesia ha reconocido en distintos momentos, lugares y formas el título de diácono/diaconisa aplicado a mujeres, aunque atribuyéndole un significado no unívoco”. El cardenal Petrocchi señala que esta conclusión coincide con la proposición de la Comisión Teológica Internacional de 2022, según la cual “parece evidente que este ministerio no fue concebido como el simple equivalente femenino del diaconado masculino”.

La comisión de 2020 llegó unánimemente a la misma conclusión en 2021, añadiendo que el diaconado femenino “no parece haber tenido un carácter sacramental”. El cardenal Petrocchi explica que las fuentes bíblicas y patrísticas llevaron a la comisión a concluir que “en general, el diaconado femenino fue concebido como un ministerio sui generis [de naturaleza propia]” y que, “a diferencia del episcopado, del presbiterado y del diaconado conferido a los varones, no se sitúa dentro de la línea de sucesión apostólica”.

El informe muestra que en 2021 la comisión estaba dividida sobre si el diaconado femenino debía entenderse o instituirse como “el tercer grado del Orden sagrado”. Sin embargo, votó unánimemente a favor de establecer otros posibles ministerios “que puedan contribuir a la sinergia entre hombres y mujeres”, lo que requeriría formación.

En julio de 2022, la comisión votó (siete a favor, uno en contra) que el estado actual de la “investigación histórica y la indagación teológica, excluye la posibilidad de avanzar en la dirección de la admisión de mujeres al diaconado entendido como un grado del sacramento del Orden”, y que, “a la luz de la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio eclesial, esta evaluación es sólida, aunque no permite hoy formular un juicio definitivo, como en el caso de la ordenación sacerdotal”. Esta decisión pareció dar por concluido el trabajo del grupo hasta su reactivación en 2025. La comisión celebró su última sesión en febrero de 2025. El informe indica que recibió una “cantidad considerable” de aportes escritos, aunque solo de 22 “grupos o personas”, procedentes de “unos pocos países”.

“Por consiguiente”, afirma, “aunque el material es abundante y en algunos casos sólidamente argumentado, no puede considerarse como la voz del Sínodo y menos aún como la del conjunto del Pueblo de Dios”. Recuerda que “la naturaleza marcadamente problemática del tema y la ausencia de un consenso suficiente” también eran evidentes en los documentos preparatorios del Sínodo sobre la Sinodalidad. Señala, por ejemplo, que algunos consideran la ordenación de mujeres diáconos como “inaceptable, por estar en discontinuidad con la Tradición”, o que podría conducir a una “peligrosa confusión antropológica, que alinearía a la Iglesia con el espíritu de la época”. También subraya que “algunas Iglesias se oponen firmemente a esta perspectiva” y que “en el documento final del Sínodo, la proposición 60 —sobre el estudio de la posibilidad del diaconado femenino— obtuvo el mayor número de votos en contra (el no obtuvo 97 votos)”. El párrafo fue aprobado con 263 votos a favor.

El informe señala que los argumentos a favor del diaconado femenino “se apoyan en ideas vinculadas a cuestiones de antropología teológica” y con frecuencia entran en tensión con la “Tradición de la Iglesia católica (y ortodoxa)”, que solo admite a varones bautizados al Orden sagrado. Sin embargo, indica que los argumentos “teológicos y culturales” que abogan por una apertura al diaconado femenino sostienen que estas posiciones de la Tradición parecen contradecir:

  • la igualdad del “varón” y la “mujer” como imagen de Dios (Gn 1,27);
  • la igual dignidad de ambos géneros, basada en este dato bíblico;
  • la confesión de fe según la cual “ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, varón ni mujer, pues todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gal 3,28);
  • el desarrollo social, que garantiza a ambos géneros igual acceso a todas las funciones institucionales y operativas (incluso a los niveles superiores) de la vida política y administrativa de la comunidad civil.

El documento añade que “por estas razones, muchas peticiones no se limitan a solicitar la admisión de mujeres al sacramento del diaconado, sino que sostienen que los otros grados del Orden sagrado (presbiterado y episcopado) deberían también abrirse a las mujeres”. Indica: “El argumento que se funda en la masculinidad de Jesucristo es visto como una perspectiva sexista y estrecha, que conduce a la discriminación de la mujer. Según estas posiciones, la repraesentatio Christi [la representación sacramental de Cristo] ya no debería vincularse a categorías de género, sino centrarse en la mediación ministerial de la salvación ejercida por hombres y mujeres”. Afirma que estas peticiones argumentan que, dado que la ordenación al diaconado permanente no es ad sacerdotium (para el sacerdocio) sino ad ministerium (para el servicio), la exclusión de las mujeres no parecería justificada, puesto que ellas también pueden representar a Cristo como diakonos (servidora/diaconisa).

El informe dice que, en la documentación recibida por la comisión, muchas mujeres describieron su trabajo para la Iglesia —a menudo vivido con gran dedicación— como si fuera un criterio suficiente para la ordenación diaconal. Otras hablaron de un fuerte “sentimiento” de haber sido llamadas, como si ello constituyera la prueba necesaria para garantizar a la Iglesia la validez de su vocación y exigir que esta convicción fuese aceptada. Muchas ya ejercían funciones diaconales, especialmente en comunidades sin sacerdote, y consideraban que “merecían” recibir la ordenación porque, de algún modo, habían adquirido ese derecho. Otras simplemente expresaron su deseo de la ordenación como signo de visibilidad, autoridad, respeto, respaldo y, sobre todo, igualdad.

Durante su tercera sesión, la comisión se dividió exactamente por la mitad (cinco votos a favor y cinco en contra) respecto de la siguiente tesis: “La masculinidad de Cristo, y por tanto la masculinidad de quienes reciben el Orden sagrado, no es accidental, sino parte integrante de la identidad sacramental, que preserva el orden divino de la salvación en Cristo. Alterar esta realidad no sería un simple ajuste del ministerio, sino una ruptura del significado nupcial de la salvación”.

Al final de su presentación al Papa, el cardenal Petrocchi destacó que la documentación de las distintas comisiones muestra “una intensa dialéctica teórica y existencial entre dos orientaciones teológicas”, evidente también en la forma en que votaron sus miembros. Explica que una corriente “insiste en la afirmación de que la ordenación del diácono es ad ministerium [para el servicio], y no ad sacerdotium [para el sacerdocio], y que este factor abriría el camino a la ordenación de diaconisas”. La otra corriente “insiste en la unidad del sacramento del Orden, junto con el significado esponsal de los tres grados que lo constituyen” —es decir, el episcopado, el presbiterado y el diaconado— y rechaza “la hipótesis del diaconado femenino”.

Añade: “También señala que, si se aprobara la admisión de mujeres al primer grado del Orden sagrado, sería inexplicable su exclusión de los otros grados”. Dadas estas posiciones contrapuestas y “la falta de convergencia sobre polaridades doctrinales y pastorales fundamentales”, el cardenal aboga por mantener “una línea de evaluación prudencial sobre el tema del diaconado para mujeres”, acompañada de estudios más amplios, “esforzándose, con sabia clarividencia, por explorar estos horizontes eclesiales”.

Considera “indispensable, como condición previa para un ulterior discernimiento, promover un examen crítico riguroso y amplio” sobre el “diaconado mismo”, en lo referente a su “identidad” sacramental y su “misión” eclesial. Subraya que ambas comisiones “coincidieron unánimemente en señalar la necesidad de ampliar los ‘espacios compartidos’ donde las mujeres puedan expresar una participación y corresponsabilidad adecuadas en los centros neurálgicos de toma de decisiones en la Iglesia, incluso mediante la creación de nuevos ministerios laicales”. Añade que la comisión ha insistido en “la urgencia de valorar la ‘diaconía bautismal’ [el servicio] como fundamento de todo ministerio eclesial”. En este contexto, afirma, “la ‘dimensión mariana’ como alma de toda ‘diaconía’ en la Iglesia y en la humanidad debe ser cada vez mejor comprendida y desarrollada”.

LEER. Síntesis de informe (oficial, solo en italiano)

VIDEO. El Vaticano pide seguir una “línea prudencial” sobre el diaconado femenino

Declaración de Discerning Deacons sobre el Informe de la Comisión Petrocchi

Con la publicación del informe de la Comisión Petrocchi sobre las mujeres llamadas a servir como diáconas, Discerning Deacons reafirma su compromiso con el discernimiento continuo sobre el acceso de las mujeres al ministerio diaconal y emite la siguiente declaración:

“Agradecemos la dedicación del Santo Padre al estudio de la importante cuestión de la ordenación de mujeres como diáconas, así como su transparencia al hacer público el resumen de la Comisión.

Este momento no debe verse como una conclusión. Más bien, es un llamado renovado a escuchar más profundamente y a tomar en serio los testimonios de las mujeres cuya vocación ha sido reconocida desde hace mucho tiempo a nivel local. Nuestra Iglesia y el mundo entero se enfrentan a retos pastorales muy reales. Las mujeres ya sirven con habilidad pastoral, perspicacia teológica y celo evangelizador para satisfacer estas necesidades. Instamos a que en futuras etapas de discernimiento se dé mayor visibilidad a las voces y experiencias pastorales de las mujeres que ya están sirviendo con corazón diaconal en tantas comunidades.

Reconocemos tanto las limitaciones como la gran cantidad de aportaciones consideradas por la Comisión. Esperamos una explicación más completa de cómo se llegó a las conclusiones del informe, cómo se recopilaron, evaluaron e interpretaron los testimonios, y cómo se compartirá con el Pueblo de Dios el discernimiento que se llevó a cabo, en un gesto de confianza y transparencia.

El informe contiene, en ocasiones, lo que parecen ser afirmaciones contradictorias, así como notas al pie que hacen referencia a documentos no publicados a los que no pueden acceder los lectores laicos. También tiene un tono que descarta la experiencia vivida por las mujeres, su dedicación, fidelidad y sentido de la vocación, reduciéndola a una demanda de reconocimiento. Al compartir una visión más completa de sus procesos, la Comisión puede modelar la apertura, la responsabilidad y el espíritu consultivo esenciales para el camino sinodal en el que se inició este proceso, a medida que se lleva a cabo un mayor discernimiento.

En este momento, Discerning Deacons mantiene la esperanza. El trabajo de esta Comisión no es un juicio definitivo. El camino sinodal global muestra que el Pueblo de Dios anhela una Iglesia que escuche con humildad, se comprometa con la experiencia vivida y busque la guía del Espíritu Santo. Confiamos en que el camino a seguir incluirá una consulta más amplia, genuinamente transparente y plenamente inclusiva, para que la Iglesia pueda percibir fielmente cómo Dios llama a todo su pueblo a servir.

Nos comprometemos a seguir caminando juntos en diálogo, oración y misión, comprometidos con el fomento de una Iglesia que sea a la vez sinodal y misionera, y con la animación del servicio pastoral y la diaconía a los que todos los fieles están llamados en virtud del bautismo.

El Documento Final del Sínodo sobre la Sinodalidad afirma claramente: ‘Lo que viene del Espíritu Santo no puede detenerse. También sigue abierta la cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal y es necesario proseguir con el discernimiento a este respecto’. Discerning Deacons permanece comprometido con la Iglesia y con contribuir a su discernimiento continuo”.

Esta declaración cuenta con el respaldo de la Junta Directiva de Discerning Deacons. Esta organización involucra a los católicos en un discernimiento activo sobre el papel de las mujeres en la Iglesia y la renovación del diaconado para que la Iglesia pueda servir a todo el pueblo de Dios en todo el mundo.

LEER. Comunicado de Women’s Ordination Conference sobre el Informe

LEER. Comunicado de FutureChurch sobre el Informe

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