“¡Estoy con ustedes!”: León XIV respalda los movimientos populares

1:00 p.m. | 18 nov 25 (VTN/RVN).- El Papa reafirmó el apoyo de la Iglesia a los movimientos populares, retomando el ímpetu que el papa Francisco imprimió a este camino. Cientos de líderes sociales de diversos países se reunieron en Roma para su V Encuentro Mundial, que reivindicó el valor de las luchas comunitarias por tierra, techo y trabajo. León XIV recordó que esta lucha no es ideología, sino Evangelio en acción, y subrayó que la fe no puede desentenderse del dolor de los pueblos ni de quienes construyen alternativas desde abajo. “Son un antídoto frente a sistemas que reproducen desigualdades”, les dijo.

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Ante el V Encuentro Mundial de Movimientos Populares, esta publicación ofrece un recuento del diagnóstico global trazado por el Papa, sus principales denuncias y llamados, así como una lectura del pulso del encuentro y de su declaración final, que convoca a “organizar la esperanza” frente a un modelo que excluye. El texto concluye con una reflexión sobre la noviolencia activa como clave de la acción transformadora de estos movimientos y sobre el significado profundo del mensaje de León XIV —”¡Estoy con ustedes!”— entendido no como consigna política, sino como un compromiso evangélico de acompañamiento y de construcción de una cultura del encuentro.

El Papa: Los Movimientos populares, antídoto contra la indiferencia

Pueblos desposeídos, llevados a la pobreza; migrantes vulnerables, víctimas de abusos y tratados como basura. A esto se suma la proliferación desenfrenada de drogas, tanto antiguas como nuevas (como el fentanilo); inundaciones y tsunamis que exponen la crisis climática; el lucro, cada vez más idolatrado, al igual que el culto al cuerpo y al bienestar físico. Y, de nuevo, una justicia que parece estar fallando; nuevas tecnologías que incrementan el progreso tanto como la desigualdad; desempleo, marginación, explotación; una tendencia general de injusticias sociales, y la creciente brecha entre una pequeña minoría —el 1% de la población— de ricos y la gran mayoría de pobres.

León XIV dibuja un retrato impregnado de amargo realismo de la época actual en su discurso a los Movimientos Populares, recibidos en el Aula Pablo VI, con motivo de su V Encuentro Internacional en Roma. Es un mensaje salpicado de referencias a las enseñanzas de su predecesor, el papa Francisco, quien promovió estos encuentros, y del Papa autor de la primera encíclica social, León XIII y la Rerum novarum. El actual pontífice denunció el aumento de la injusticia social, así como los “daños colaterales” causados por las nuevas tecnologías, el cambio climático, el trato inhumano a los migrantes y la proliferación de drogas.

Y complementó esas denuncias con llamamientos a la acción, la profecía, la poesía y, sobre todo, la esperanza: de cambio, de un camino renovado de justicia, amor y paz, de cosas nuevas. Rerum novarum, en efecto. Así como fue “nuevo” y también “bueno” izar la bandera en el Vaticano hace diez años con las palabras Tierra, Techo y Trabajo: “Haciéndome eco de las peticiones de Francisco, hoy digo: Tierra, techo y trabajo son derechos sagrados, por los que vale la pena luchar, y quiero que me escuchen decir: ¡Estoy con ustedes!, ¡Estoy con ustedes!”.

Unas dos mil personas estaban presentes en el Aula Pablo VI para escuchar al papa León XIV. Entre ellas, representantes de las “periferias” de todos los continentes: De pobres organizados, cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros. Llegaron en procesión desde el Spin Time Lab, el edificio en el barrio de Esquilino ocupado con fines habitacionales y sociales por unas 400 personas en situaciones de emergencia, que se convirtió en la sede de los Movimientos Populares en Roma.

León evocó su paso por Perú, donde pudo conocer esa realidad y “una Iglesia que acompaña a las personas en sus dolores, en sus alegrías, en sus luchas y en sus esperanzas (…) es un antídoto contra una indiferencia estructural que se va extendiendo y que no toma en serio el drama de los pueblos despojados, saqueados y reducidos a la pobreza”, advirtió. También recordó la importancia de las periferias y que “mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo”, señaló.

Y al día siguiente los movimientos vivieron su peregrinación jubilar acompañados por obispos y otros representantes de sus diócesis. Este fue el “sueño” de Francisco, quien deseaba que este grupo social, a menudo rechazado o marginado por las instituciones, fuera acogido en el corazón de la Iglesia. Este sueño lo hizo realidad León, quien, como afirmó al comienzo de su discurso, pretende continuar el camino iniciado por Jorge Mario Bergoglio, quien “en los últimos años ha dialogado a menudo con su realidad, destacando su importancia profética en el contexto de un mundo marcado por problemas de diversa índole”.


Abuso hacia los migrantes y necesidades primarias insatisfechas

Problemas dramáticos, empezando por el de los migrantes. “Los Estados tienen el derecho y el deber de proteger sus fronteras, pero esto debe equilibrarse con la obligación moral de proporcionar refugio”, afirma León XIV. Condena el “abuso de los migrantes vulnerables”, en el que “no estamos presenciando el ejercicio legítimo de la soberanía nacional, sino más bien delitos graves cometidos o tolerados por el Estado”. Y luego insistió: “Se están adoptando medidas cada vez más inhumanas, -incluso celebradas políticamente- para tratar a esos ‘indeseables’ como si fueran basura y no seres humanos”.

Con igual fuerza, León XIV señala el impacto negativo del desarrollo tecnológico en la salud, la educación, el empleo, el transporte, la urbanización, las comunicaciones, la seguridad y la defensa. En primer lugar, destaca la “paradoja” de la falta de tierra, alimento, vivienda y trabajo digno para millones de personas, mientras que “los teléfonos celulares, las redes sociales e incluso la inteligencia artificial están al alcance de millones”. Esto incluye a los pobres: “Asegurémonos de que, cuando se satisfagan las necesidades más sofisticadas, no se descuiden las fundamentales”.


Crisis climática y crisis “virtual”

En resumen, el Papa habla de una “mala gestión” que “genera y aumenta las desigualdades con el pretexto del progreso. Y al no tener como eje central la dignidad humana, el sistema también fracasa en materia de justicia”. Uno por uno, el pontífice enumera los “daños colaterales”; en primer lugar, la crisis climática, quizás el ejemplo más evidente con sus fenómenos meteorológicos extremos. “¿Quiénes son los que más sufren? Siempre son los más pobres”. Tanto quienes ven “lo poco que tienen” arrasado por el agua; como “los campesinos, los agricultores y las poblaciones indígenas” que pierden sus tierras, identidades y producción local debido a la “desertificación” del territorio.

Luego está la crisis alimentada por las redes sociales: “¿Cómo puede un joven pobre vivir con esperanza y sin ansiedad cuando las redes sociales exaltan constantemente un consumo desenfrenado y un éxito económico totalmente inalcanzable?”, pregunta el Papa. ¿Y cómo olvidar la adicción a los juegos de azar digitales, con plataformas diseñadas para crear “necesidad compulsiva” y “adicción”?


La devastación causada por las drogas antiguas y nuevas

El Obispo de Roma no permanece en silencio, pues, ante la “novedad” o, mejor dicho, la “ambigüedad” de la industria farmacéutica: “En la cultura actual, no sin la ayuda de ciertas campañas publicitarias, se propaga una especie de culto al bienestar físico, casi una idolatría del cuerpo, y, en esta visión, el misterio del dolor se interpreta de manera reduccionista; esto puede llevar incluso a la dependencia de los analgésicos, cuya venta, obviamente, aumenta los beneficios de las propias empresas productoras”.

En particular, el Papa mira a su tierra natal, Estados Unidos, devastada por la adicción a los opioides: “Pensemos, por ejemplo, en el fentanilo, la droga de la muerte, la segunda causa de muerte entre los pobres de ese país. La proliferación de nuevas drogas sintéticas, cada vez más letales, no es sólo un delito de los traficantes de drogas, sino una realidad que tiene que ver con la producción de medicamentos y sus ganancias, carentes de una ética global”, enfatiza León XIV.


Extracción de minerales en países pobres

Y también critica el desarrollo de nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones basadas en la extracción de minerales del subsuelo de países pobres. El coltán en la República Democrática del Congo, por nombrar solo un caso, cuya extracción “depende de la violencia paramilitar, el trabajo infantil y el desplazamiento de población”. O el litio, el “oro blanco” que alimenta la competencia entre grandes potencias y corporaciones y representa “una grave amenaza para la soberanía y la estabilidad de los Estados pobres”, con empresarios y políticos que “se jactan de promover golpes de Estado y otras formas de desestabilización política” solo para apoderarse de él.

El panorama es devastador, pero el papa León se siente alentado. Le anima ver cómo los movimientos populares, la sociedad civil y la Iglesia se enfrentan a “estas nuevas formas de deshumanización, testimoniando constantemente que quienes lo necesitan son nuestro prójimo, nuestros hermanos y hermanas”.

LEER. Discurso completo de León XIV a los participantes del Encuentro

VIDEO. León XIV reivindica las tres “T”: tierra, techo y trabajo, como derechos sagrados

Declaración final: Organizar la esperanza con una alianza frente a la exclusión

El Encuentro de los Movimientos Populares concluyó con una Declaración conjunta firmada por organizaciones de base de todo el planeta en la que piden que se respeten los derechos a la tierra, el techo y el trabajo para todas las personas, como base de la justicia social. En la plenaria que cerró la reunión recordaron el proceso colectivo iniciado en el año 2014, con el apoyo de Francisco para fortalecer el diálogo entre la Iglesia y los movimientos populares. Y celebraron el acompañamiento y el respaldo de León XIV. “Ahora, el pontífice nos ha asegurado que está con nosotros, animándonos a perseverar en la misión de llevar la esperanza a las periferias”, señalaron entre aplausos.

En su Declaración, los movimientos populares resaltan que “en el actual contexto de desigualdad creciente y profundos cambios”, se dan nuevos desafíos que no pueden dejar indiferente y que, como humanidad, “necesitamos transformar para que todas las personas puedan vivir en plena dignidad”. Y desgranan algunas de las crisis que asolan el mundo: los más de 50 conflictos armados activos que siembran muerte y desolación, las crecientes desigualdades económicas, la precariedad laboral que se agrava a nivel mundial, el drama que miles de migrantes en distintas partes del mundo enfrentan cada día.

También “el crecimiento alarmante del odio hacia los más pobres”, los incendios que han arrasado con millones de hectáreas de bosques en todo el planeta, la contaminación de las aguas, la sobreexplotación de los minerales necesarios para la nueva tecnología y el armamentismo y “la urgencia de reparar el daño medioambiental causado por un modelo depredador”.

Los movimientos populares, formados por campesinos, cartoneros, costureras, pescadores, artesanos y otros trabajadores humildes que se han organizado para hacer valer sus derechos, recogen también la invitación lanzada por el papa León XIV: “ver las cosas nuevas desde la periferia y valorar el compromiso de ustedes, que no se limita a protestar, sino que busca soluciones”, les dijo el Pontífice.

Así, las organizaciones plantean una serie de estrategias y herramientas que ayudarán a fortalecer a los movimientos populares, a profundizar su vínculo con la Iglesia, a satisfacer las necesidades materiales de quienes viven en las periferias y a renovar la faz de la tierra. Proponen, entre otras cosas, “comprometerse con acciones estructurales, económicas y políticas que nos unan”, como el derecho al trabajo digno y seguro, los derechos laborales y sociales universales, la paz unida a la justicia social, la soberanía económica, que pasa por “la cancelación de las deudas externas ilegítimas que ahogan nuestros países y condicionan políticas públicas en favor del pueblo”.

También reclaman igualdad de género, derechos para los migrantes y democracia popular “para disputar las decisiones a las élites económicas y financieras que hoy secuestran la democracia”. Y claman por una justicia ecológica y soberanía sobre los bienes comunes, para “enfrentar la crisis climática desde la perspectiva de los pueblos, rechazando el modelo extractivista y las falsas soluciones que mercantilizan la naturaleza”.

Se han comprometido, además, a fortalecer el vínculo de los movimientos populares con la Iglesia y a llevar a sus comunidades el mensaje del Papa. “Queremos promover nuevas formas de presencia y testimonio, que ayuden a despertar la conciencia de amplios sectores de nuestros países e inspiren a más personas”, subrayan.

El cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que ha participado en la organización del Encuentro de los movimientos populares, asistió a la plenaria final para mostrar el acompañamiento de la Iglesia. “El papa León XIV cuenta con ustedes para continuar el diálogo, para que sigan rezando por él o, como dijo el papa Francisco, para aquellos a quienes les cuesta rezar, para que envíen buenas vibras. Y cuenta con ustedes para que le ayuden”, señaló. Y precisó: “Cuando sientan que hay algo que él, o la Santa Sede o la Iglesia podrían o deberían hacer, no sean tímidos, continuen con el diálogo que se ha establecido de una forma tan maravillosa durante este encuentro mundial”.

LEER. Declaración final del V Encuentro Mundial de Movimientos Populares

VIDEO. V Encuentro Mundial de Movimientos Populares 2025. Testimonios.

Reflexión: Teología encarnada de la noviolencia

“¡Estoy con ustedes!” es el mensaje del papa León XIV en el V Encuentro Mundial de los Movimientos Populares. Un apoyo inequívoco a las estrategias y herramientas de noviolencia activa que estos movimientos están desarrollando en diferentes partes del mundo para producir un cambio social desde una cultura de violencia, militarización y descarte a una cultura del encuentro. Los movimientos populares son hoy una teología relacional viva de noviolencia encarnada en el mundo.

El pasado mayo en la Arena de la Paz de Verona, el papa León XIV ya lo había dicho: “La noviolencia como método y como estilo debe caracterizar nuestras decisiones, nuestras relaciones, nuestras acciones”. El mensaje en esta reunión es un paso más. Supone no solo una continuación de un proceso iniciado con el papa Francisco sino un apoyo a la estrategia organizativa de esta iniciativa y sus estrategias de denuncia y acción profética.

La declaración final del es un reconocimiento también al apoyo del papa León XIV: “Agradecemos profundamente las palabras del papa León XIV: ‘¡Estoy con ustedes!’, un apoyo de enorme valor para caminar juntos, Iglesia universal y local, en las estrategias de noviolencia activa que desarrollamos como denuncia y acción profética contra la exclusión y la inhumanidad”.

Y es en este reconocimiento mutuo, como diría la teóloga Emilce Cuda, secretaria de la Comisión Pontifica para América Latina y participante en el evento, donde se fragua una relación fraterna de amor entre los Movimientos Populares y la Iglesia, universal y local a través del papa Francisco y ahora del papa León XIV. Las palabras de reconocimiento mutuo son la expresión de esta cultura del encuentro encarnada, teología viva y vivida.

Es la constatación de una ética relacional de reconocimiento mutuo, de acompañamiento, de caminar juntos en sinodalidad que hace a estos movimientos y su acción en el mundo protagonistas, sujetos históricos reconocidos y acompañados por la Iglesia. Emilce Cuda, lo señaló explícitamente: “Poner en valor la palabra que viene de las periferias”. Eso es lo que ha hecho el papa Léon XIV. Reconocer la palabra y el testimonio de acción de los movimimientos populares del mundo. El acompañamiento del pontífice es un gesto que se encarna en la acogida a los movimientos populares en la audiencia junto a ellos.


Noviolencia activa

Ahora la pregunta que debemos hacernos ante ese “¡estoy con ustedes!” es precisamente la de preguntarnos dónde están los movimientos populares en el mundo, dónde se encarna su testimonio de acción y su palabra. Y la respuesta es contundente: los movimientos populares están salvando vidas humanas en el mediterráneo, protegiendo migrantes frente al ICE en Estados Unidos, en los boicots frente a la injusticia, en las manifestaciones y protestas de los trabajadores de la economía informal, en las ocupaciones de tierra y de techo de los excluidos, en las campañas frente al desarme, la guerra y el genocidio, en las vigilias y las oraciones que reclaman paz y justicia.

Están en las luchas frente al extractivismo minero y la protección de la Creación, en las denuncias ante los tribunales nacionales e internacionales, en las negociaciones colectivas por los derechos de los trabajadores, en el diálogo social, en la construcción de modelos agrícolas alternativos, en la construcción de cooperativas energéticas, en las campañas de incidencia política, en la defensa de acceso a medicamentos, en la construcción de puentes frente a la polarización, en la Global Sumud Flotilla… en todas esas estrategias que denominamos noviolencia activa, resistencia civil “desarmada y desarmante”, esperanza organizada. Los movimientos popualares están donde se “pone el cuerpo” para encarnar el mensaje del Evangelio.

“¡Estoy con ustedes!” significa precisamente eso: estoy con ustedes en todas y cada una de esas acciones en las que ponen el cuerpo frente a la exclusión y la inhumanidad. Lo señaló el Santo Padre y lo hizo dos veces para quienes no quisieran escuchar en el Aula Pablo VI del Vaticano: “Quiero que me oigan, que me escuchen decir: ¡También yo! ¡Estoy con ustedes!”. Y ese mensaje no es un mensaje político, es un mensaje profundo desde el Evangelio de Jesús.

“¡Estoy con ustedes!” es una llamada a la organización de la esperanza a través de la participación directa de los cuerpos en la arena pública. No es un mensaje político, es un mensaje profético, un apostolado de noviolencia para cambiar el mundo. Es una llamada a la creación de una red mundial de comunidades organizadas noviolentas que encarnen la esperanza de un mundo hambriento de justicia y paz. Y es una llamada a hacerlo con la capacidad suficiente como para producir cambios reales y sentarse en las mesas de negociación donde se toman las decisiones.

“¡Estoy con ustedes!” es la expresión concreta y sencilla de una teología encarnada, viva que nos apela a todas y todos a poner el cuerpo para encarnar el mensaje de Jesús en el mundo.

VIDEO. León XIV: ¿Pedir tierra, casa y trabajo para los excluidos es algo “nuevo”?

Solidaridad organizada: el corazón de los Movimientos Populares

El padre Mattia Ferrari, capellán de la ONG Mediterránea y coordinador del Encuentro Mundial de Movimientos Populares, considera que el camino iniciado hace una década por estas organizaciones ha sido fundamental para reconocer a los pobres y a los pueblos como protagonistas de la historia. En diálogo con Radio Vaticana – Vatican News, destacó que el proceso impulsado por el papa Francisco permitió comprender que “la solidaridad también es una forma de hacer historia”.

Según el sacerdote italiano, la primera etapa de los Movimientos Populares ayudó a dar visibilidad a las luchas sociales y a fortalecer los lazos entre la Iglesia y quienes trabajan por la justicia desde las periferias. “Hoy —afirmó— tenemos un mandato muy importante: organizar la esperanza”. Esa tarea, explicó, pasa por “curar las relaciones” entre los pueblos, las instituciones y la propia Iglesia, para que el Evangelio se traduzca en gestos concretos de fraternidad.

Ferrari también expresó su gratitud al papa León por la exhortación apostólica Dilexi te, en la que se reconoce el papel de los Movimientos Populares dentro de la historia del amor de la Iglesia por los pobres. “Es muy significativo que el Papa haya incluido a los movimientos en ese capítulo”, señaló, porque esto confirma que su acción es parte viva del camino eclesial. En efecto, el Pontífice escribe que “los líderes populares, entonces, son aquellos que tienen la capacidad de incorporar a todos. No les tienen asco ni miedo a los jóvenes lastimados y crucificados”. Asimismo, sostiene:

“Los movimientos populares, efectivamente, nos invitan a superar “esa idea de las políticas sociales concebidas como una política hacia los pobres pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos. Si los políticos y los profesionales no los escuchan, “la democracia se atrofia, se convierte en un nominalismo, una formalidad, pierde representatividad, se va desencarnando porque deja afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad, en la construcción de su destino”. Lo mismo se debe decir de las instituciones de la Iglesia”.

Para el presbítero, uno de los puntos más luminosos del documento es que “la Iglesia no solo ayuda a los pobres, sino que los ama”. Ese amor, sostuvo, “tiene un valor político, no es solo una emoción”. Amar a los pobres como los ama Jesús —dijo— es el núcleo del compromiso de la Iglesia y de los movimientos que buscan transformar la realidad desde abajo. “La Iglesia camina junto a los Movimientos Populares, los reconoce y dialoga con ellos. Eso es la cultura del encuentro”, afirmó. Y concluyó: “Si queremos construir la paz, debemos construir la cultura del encuentro, donde las relaciones sean el fundamento de un nuevo modo de vivir juntos”.

VIDEO. P. Mattia Ferrari: V Encuentro Mundial de Movimientos Populares


VIDEO. La Iglesia y Movimientos Populares, juntos frente al desafío de la desigualdad

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