Los mensajes de Francisco en una Semana Santa inédita

6:00 p.m. | 15 abr 20 (LN/ABC).- El Papa culminó una Semana Santa extraordinaria -celebraciones reducidas a lo esencial y sin fieles- con un llamado a los líderes de un mundo “abrumado” por la pandemia, a unirse y dejar de lado la indiferencia, el egoísmo, y la división. También concedió una entrevista en la que contó cómo lleva espiritualmente esta coyuntura y reflexionó sobre lo que nos dejaría el final de esta cuarentena.

Además, dirigió una carta a los miembros de los movimientos populares mundiales, en quienes reconoció a los trabajadores más humildes. Para ellos, dijo el Papa, tal vez haya que pensar en un “salario universal”, pues son quienes más sufren los efectos de esta cuarentena, por pérdida de trabajo, ingreso reducido y condiciones desfavorables de supervivencia.

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Las 20 mejores frases de la Semana Santa 2020 del papa Francisco

El coronavirus ha provocado que la Semana Santa de 2020 sea inolvidable en todo el mundo. Las imágenes de las principales celebraciones cristianas en el Vaticano dan fe de lo histórico de lo vivido durante el confinamiento. Unas celebraciones que se han reducido a lo esencial, suprimiendo gestos como la procesión del Domingo de Ramos, el lavatorio de los pies del Jueves Santo o algunos de los ritos de la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual.

En esta ocasión, Jorge Mario Bergoglio ha presidido todas las celebraciones en el entorno de la basílica de San Pedro, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección. En total, ha pronunciado 7 homilías, alocuciones u oraciones que la revista Vida Nueva sintetizó en las 20 mejores frases de Francisco.

8 de abril. Audiencia General del Miércoles Santo

1) “No olvidemos, hermanos y hermanas, que la cruz es la cátedra de Dios. Nos hará bien mirar al Crucificado en silencio y ver quién es nuestro Señor: El que no señala a nadie con el dedo, ni siquiera contra los que le están crucificando, sino que abre los brazos a todos”.

2) “La Pascua nos dice que Dios puede convertir todo en bien. Que con Él podemos confiar verdaderamente en que todo saldrá bien. Y esta no es una ilusión, porque la muerte y resurrección de Jesús no son una ilusión: ¡fue una verdad! Por eso en la mañana de Pascua se nos dice: “¡No tengáis miedo!”. Y las angustiosas preguntas sobre el mal no se esfuman de repente, pero encuentran en el Resucitado la base sólida que nos permite no naufragar”.

9 de abril. Santa Misa en la Cena del Señor el Jueves Santo

3) “No puedo dejar pasar esta misa sin recordar a los sacerdotes que ofrecen la vida por el Señor, que son los servidores. En Italia ya han muerto más de 60 atendiendo a los enfermos los hospitales. Con los médicos y las enfermeras son los santos de la puerta del lado, que sirviendo han entregado la vida”.

4) “El perdón es la medida con la que nosotros seremos medidos, como has perdonado serás perdonado. No tengáis miedo de perdonar y cuando os entran las dudas, mirad a Cristo, sed valientes arriesgándonos a perdonar, a consolar. Si no podéis dar el perdón sacramental en un momento dado, ofreced el consuelo de un hermano que acompaña y deja la puerta abierta para que vuelva”.

11 de abril. Vigilia Pascual

5) “En esta noche conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza; es una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismo, no es una palmadita en la espalda o unas palabras de ánimo de circunstancia, con una sonrisa pasajera. No. Es un don del Cielo, que no podíamos alcanzar por nosotros mismos”

6) “El anuncio de la esperanza no se tiene que confinar en nuestros recintos sagrados, sino que hay que llevarlo a todos. Porque todos necesitan ser reconfortados y, si no lo hacemos nosotros, que hemos palpado con nuestras manos el Verbo de la vida, ¿quién lo hará? Qué hermoso es ser cristianos que consuelan, que llevan las cargas de los demás, que animan, que son mensajeros de vida en tiempos de muerte”.

12 de abril. Bendición Urbi et Orbi

7) “En estas semanas, la vida de millones de personas cambió repentinamente. Para muchos, permanecer en casa ha sido una ocasión para reflexionar, para detener el frenético ritmo de vida, para estar con los seres queridos y disfrutar de su compañía. Pero también es para muchos un tiempo de preocupación por el futuro que se presenta incierto, por el trabajo que corre el riesgo de perderse y por las demás consecuencias que la crisis actual trae consigo”.

8) “Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia. Que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes viven en las periferias, a los prófugos y a los que no tienen un hogar. Que estos hermanos y hermanas más débiles, que habitan en las ciudades y periferias de cada rincón del mundo, no se sientan solos”.

9) “La solidaridad es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares y a la tentación de volver al pasado, con el riesgo de poner a dura prueba la convivencia pacífica y el desarrollo de las próximas generaciones”.

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El Papa: así estoy viviendo la emergencia de la pandemia

El papa Francisco ha concedido su primera entrevista extensa sobre la crisis mundial causada por la pandemia de coronavirus al escritor y periodista británico Austen Ivereigh, autor de la biografía de referencia, “El Gran Reformador” (Ediciones B, Madrid, 2015), y del mejor libro sobre el pontificado, “Wounded Sepherd (“Pastor herido” (Holt, Nueva York, 2019).

-Santo Padre, ¿cómo está viviendo la pandemia y encierro, tanto en la Casa Santa Marta como el Vaticano en general, en lo práctico y en lo espiritual?

La Curia trata de sacar adelante el trabajo, de vivir normalmente, organizándose por turnos para que no toda la gente esté junta en el mismo momento. Una cosa bien pensada. Mantenemos las medidas establecidas por las autoridades sanitarias. Aquí en Casa Santa Marta se han hecho dos turnos de comida, que ayudan bastante a aliviar el impacto. Cada uno trabaja en su oficina o desde su habitación con medios digitales. Todo el mundo está trabajando; aquí no hay ociosos.

¿Cómo lo vivo yo espiritualmente? Rezo más, porque creo que debo hacerlo, y pienso en la gente. Es algo que me preocupa: la gente. Pensar en la gente a mí me unge, me hace bien, me saca del egoísmo. Por supuesto tengo mis egoísmos: el martes viene el confesor, o sea que ahí arreglo las otras cosas. Pienso en mis responsabilidades de ahora y ya para el después.

¿Cuál va a ser mi servicio como obispo de Roma, como cabeza de la iglesia, en el después? Este después ya empezó a mostrar que va a ser un después trágico, un después doloroso, por eso conviene pensar desde ahora. Se ha organizado a través del Dicasterio del Desarrollo Humano Integral una comisión que trabaja en esto y se reúne conmigo.

La gran preocupación mía –al menos la que siento en la oración– es cómo acompañar al pueblo de Dios y estar más cercano a él. Este es el significado de la misa de las siete de la mañana en “streaming”, que mucha gente sigue y se siente acompañada; de algunas intervenciones mías, y del acto del 27 de marzo en la plaza de San Pedro. Y de un trabajo bastante intenso a través de la Limosnería Apostólica, de presencia para acompañar las situaciones de hambre y enfermedad. Estoy viviendo este momento con mucha incertidumbre. Es un momento de mucha inventiva, de creatividad.

-¿Se puede entender la crisis y su impacto económico como una oportunidad de una conversión ecológica, de revisar prioridades y nuestros modos de vivir?¿Ve posibilidad de una sociedad y economía menos líquidas y más humanas?

Hay un dicho español: Dios perdona siempre, nosotros de vez en cuando, la naturaleza nunca. Las catástrofes parciales no fueron atendidas. Hoy día, ¿quién habla de los incendios de Australia? ¿De que hace un año y medio un barco cruzó el Polo Norte porque se podía navegar porque se habían disuelto los glaciares? ¿Quién habla de inundaciones? No sé si es la venganza, pero es la respuesta de la naturaleza.

Me viene otra vez a la mente un verso de Virgilio: “Meminisce iuvavit”. Recuperar la memoria, porque la memoria nos va a ayudar. Este es un tiempo para recuperar memoria. No es la primera peste de la humanidad. Las otras pasaron a ser anécdotas. Debemos recuperar la memoria de las raíces, de la tradición, que es memoriosa. En los Ejercicios de San Ignacio, la primera semana, y la contemplación para alcanzar el amor en la cuarta semana, están totalmente signadas por la memoria. Es una conversión con la memoria.

Esta crisis nos afecta a todos: a ricos y a pobres. Es una llamada de atención contra la hipocresía. A mí me preocupa la hipocresía de ciertos personajes políticos que hablan de sumarse a la crisis, que hablan del hambre en el mundo, y mientras hablan de eso fabrican armas. Es el momento de convertirnos de esa hipocresía funcional. Este es un tiempo de coherencia. O somos coherentes o perdimos todo.

ENLACE. Leer aquí entrevista completa

ENLACE. Austen Ivereigh: “Francisco nos dio una hoja de ruta para este mundo en crisis”

La carta del papa Francisco en respaldo a los movimientos sociales

El papa Francisco les envió un mensaje a las organizaciones sociales en medio de la crisis sanitaria y económica por la expansión del coronavirus. El Sumo Pontífice les agradeció a los movimientos populares por la asistencia que brindan en las zonas más carenciadas del país y manifestó que “tal vez sea el tiempo de pensar un salario universal” para aquellos a los que “las cuarentenas se les hacen insoportables”.

“Si la lucha contra el Covid es una guerra, ustedes son un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras. Un ejército sin más armas que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo”, escribió Francisco en una carta dirigida a los “hermanos y hermanas” de los movimientos sociales. “Sé que muchas veces no se los reconoce como es debido porque para este sistema son verdaderamente invisibles. A las periferias no llegan las soluciones del mercado y escasea la presencia protectora del Estado”, dijo el Papa.

“Muchas veces mastican bronca e impotencia al ver las desigualdades que persisten incluso en momentos donde se acaban todas las excusas para sostener privilegios”, indicó Jorge Bergoglio.

Francisco destacó el trabajo de las personas, sobre todo las mujeres, que preparan comida en los comedores comunitarios y los campesinos y agricultores familiares que producen “alimentos sin destruir la naturaleza, sin acapararlos ni especular con la necesidad del pueblo”.

El Sumo Pontífice subrayó que los movimientos sociales acompañan a las personas más perjudicadas por la cuarentena obligatoria decretada por el gobierno para frenar el avance del coronavirus.

“Qué difícil es quedarse en casa para aquel que vive en una pequeña vivienda precaria o que directamente carece de un techo”, remarcó. También mencionó entre los más perjudicados por el confinamiento a las personas privadas de su libertad y aquellos que sufren adicciones.

“Espero que los gobiernos entiendan que los paradigmas tecnocráticos (sean estadocéntricos, sean mercadocéntricos) no son suficientes para abordar esta crisis ni los otros grandes problemas de la humanidad”, apuntó.

ENLACE. Carta completa a los movimientos populares

ENLACE. Reacciones en el mundo a la carta del Papa a los movimientos populares

Información relacionada:
Fuentes:

La Nación / ABC.es / Vida Nueva / Foto: Oficina de Prensa Vaticana

 

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2 pensamientos en “Los mensajes de Francisco en una Semana Santa inédita

  • 17 abril, 2020 al 10:35 am
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    Buenos dias reportaje muy interesante , ya que después de este confinamiento toda la humanidad deberá hacer un pare al estilo de vida que se a venido llevando por el consumismo y la competencia dejando a un lado el humanismo.

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    • 29 mayo, 2020 al 9:49 am
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      Definitivamente estas en lo cierto y comparto la idea que planteas con hacer un pare al estilo de vida, espero que esto nos lleve a una reflexión total en todos los aspectos. Debemos hacer un cambio pero ya!!!.

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