Encuentro del Papa con católicos transexuales, no binarios

4:00 p.m. | 17 oct 24 (RVN/ABC).- Francisco ha recibido en la Santa Sede a un grupo de católicos que, como él suele decir, están en la “frontera”. En Casa Santa Marta, donde reside desde el inicio de su pontificado, el Papa escuchó las historias de dolor, soledad y redención de una delegación de católicos transexuales y no binarios. Un pedido compartido fue que la Iglesia “deje atrás el enfoque negativo” hacia las personas con diversidad de género. El encuentro fue promovido por New Ways Ministry, una organización -fundada en 1977- que brinda apoyo pastoral a la comunidad católica LGTBIQ+.

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La reunión de 80 minutos con el Papa, según reportó Reuters y la web de New Ways Ministry (NWM), fue celebrada en privado e incluyó a Jeannine Gramick, la religiosa católica que trabaja más de 50 años en NWM con personas LGTBIQ+, así como los testimonios de Nicole Santamaría, una mujer intersexual de El Salvador que emigró a EE.UU. por amenazas de muerte; Michael Sennett, un hombre transexual y estudiante de posgrado de teología; el diácono Raymond y su esposa Laurie Dever, padres de una hija transexual cuya difícil transición le llevó a un intento de suicidio. También estuvo presente la endocrinóloga y codirectora de una clínica que proporciona atención hormonal de afirmación de género para adultos, Cynthia Herrick.

NWM es una organización católica que educa y aboga por la equidad, la inclusión y la justicia para las personas LGTBIQ+, preparando líderes para construir puentes de diálogo dentro de la Iglesia y la sociedad civil desde 1977. Gramick organizó la reunión con motivo de la publicación en abril de Dignitas infinita, un documento aprobado por el Papa en el que el prefecto del dicasterio, el teólogo y cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, ofrece una especie de revisión de la doctrina social de la Iglesia e identifica una serie de amenazas a la dignidad humana, entre ellas la pobreza, la pena de muerte, la guerra, la muerte asistida, el aborto, los abusos sexuales, las operaciones de cambio de sexo y el maltrato a las mujeres.

La religiosa, según la nota publicada por NWM, quería que Francisco escuchara directamente el relato de estas personas que se definen como católicos transexuales y no binarios. Lo mismo hizo con un grupo de obispos católicos estadounidenses, en 2023 y 2024, para que conocieran de primera mano sus historias. “Agradezco al papa Francisco que haya estado dispuesto a escuchar las experiencias de las personas intersexuales y transexuales”, señaló Gramick. “Solo atendiendo las historias de estas personas, así como de quienes las cuidan y se preocupan por ellas, la Iglesia podrá escuchar plenamente la voz del Espíritu Santo que llama a la comunidad católica a romper con viejas enseñanzas y prácticas mal informadas”, agregó.

Entre los temas que se hablaron, ha trascendido que los presentes en la reunión pidieron al Papa que revocase la prohibición de la Iglesia católica a la atención de afirmación de género. “Realmente quería compartir con el Papa la alegría que siento por ser una persona transgénero católica”, dijo Michael Sennett, que en su testimonio explicó a Francisco “la alegría que me da la terapia de reemplazo hormonal y las cirugías a las que me he sometido que me hacen sentir cómodo en mi cuerpo”.

“Las hormonas y las cirugías no son sólo transformaciones físicas. Son afirmaciones sagradas de quién soy a los ojos de Dios. No he interferido en el plan de Dios para la creación. Simplemente me he convertido más plenamente en la persona que Dios creó para mí”, agregó Sennett, transexual y estudiante de teología. Contó su historia de marginación y sufrimiento al luchar por definir su género en un contexto católico, pero dijo que encontró consuelo en las palabras de algunos clérigos que le ofrecieron acogida y comprensión.

“Reconocemos las preocupaciones de la Iglesia con la teoría de género, pero hemos aprendido que simplemente no hay conexión entre esta teoría y las personas transgénero, personas que lidian con la disforia de género tal y como la define la profesión médica, algo que claramente no es una elección personal o el resultado de alguna ideología”, dijeron el diácono Raymond Dever y su esposa, Laurie, en su testimonio al Papa. Ellos bregaron durante 10 años para ayudar a su hija transexual, que intentó suicidarse mientras atravesaba su difícil transición. Raymond se declaró impactado por “la asombrosa falta de compasión de gran parte de la Iglesia hacia las personas transexuales”, e instó a la Iglesia a replantearse su forma de relacionarse con estas cuestiones.

Citando las estadísticas sobre transexualidad en Estados Unidos, Cynthia Herrick, codirectora de una clínica de medicina de género, afirmó que las cirugías de reafirmación de género tienen un profundo impacto en el bienestar de las personas. “Numerosos pacientes me han dicho que esta atención les ha salvado la vida”, afirmó.

El Papa escuchaba los relatos “con miradas muy afligidas cuando la gente describía los momentos de sufrimiento por los que habían pasado. Agarraba su cruz pectoral y su rostro parecía visiblemente perturbado”, dijo Francis DeBernardo, director ejecutivo de New Ways Ministry (NWM), en una entrevista con RNS. DeBernardo dijo que Francisco también parecía “contento” cuando escuchó las historias de redención y el impacto positivo de la transición de género. “Repitió una y otra vez que nosotros, es decir, la Iglesia, tenemos que pensar en la persona”, afirmó.

Al final de la reunión, la religiosa Gramick instó al Papa a repensar la postura del Vaticano sobre el género y dijo que el jefe de su departamento doctrinal también debería escuchar las historias de los católicos LGTBIQ+, dijo DeBernardo. “El grupo pidió al Papa que se deje atrás el enfoque negativo de la Iglesia hacia las personas con diversidad de género, y que anime a los líderes de la Iglesia a escuchar con más atención las vidas y la fe de las personas LGTBIQ+”, dice el comunicado de NWM.

Esta ha sido la segunda reunión que el personal de NWM ha mantenido con el Papa, la primera tuvo lugar el 17 de octubre del año pasado. Francisco ha mostrado una apertura personal y acogida hacia los católicos LGTBIQ+, pero ha evitado cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad o el género. “Creo que es el estilo del papa Francisco ser modelo de comportamiento en lugar de hacer declaraciones”, dijo DeBernardo.

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La historia de Nicole Santamaría

La página web de New Ways Ministry ya ha publicado el testimonio de Santamaría, que compartío con el santo padre. “Mi nombre es Nicole Santamaria y soy una mujer con muchas identidades, porque soy hija, hermana, cuidadora, terapeuta, etc., pero sobre todo nací mujer indígena, intersexual”, señala. “Y por esas identidades me vi obligada a huir y me convertí en inmigrante. Sí, mis identidades oscilan entre comunidades que históricamente han sido invisibilizadas, perseguidas, incluso exterminadas”. Santamaría nació el mismo día en que estalló la guerra civil en El Salvador. “Y en medio de la confusión social, el miedo y la muerte, mi madre, profesora y estudiante de sociología en la universidad, dio a luz a su tercer bebé, yo”.

“El pediatra aconsejó a mis padres que ‘arreglaran el defecto'”, dice. “Como tenía un clítoris alargado, reconstruyeron mis genitales para poder tener un niño y hacer como si nada hubiera pasado. Mi madre, dado el contexto social, encontró alivio al criar a un niño en lugar de a una niña en medio de una guerra”. Pero todo cambió cuando tenía tres años. “Mi hermano me descubrió jugando con un vestido y las muñecas de nuestra hermana. Ese día mi padre me dio mi primera paliza”, apunta Santamaría. “Con el paso de los años, los castigos por decir que era una niña aumentaron y se intensificaron. Cuando mis pechos empezaron a desarrollarse, mi padre calentaba una moneda y presionaba mis pezones hasta extraerles la grasa”.


“Nací y moriré católica”

A los 11 tuvo su primer período. Y fue ahí cuando encontró la primera palabra de amor en relación a lo que le estaba ocurriendo. “El director del colegio jesuita al que asistía me llamó aparte y me preguntó si sabía lo que me estaba pasando. No supe qué responder. Me dijo: ‘Sabes que los ángeles no son ni hombres ni mujeres. Sólo sirven y alaban a Dios a través de sus actos de ayuda a los humanos. Cada vez que alguien te diga algo hiriente, recuerda que eres como un ángel. Tienes una misión en este mundo, alabar y servir a Dios y a tu prójimo'”.

Sus palabras, recuerda Santamaría, “se quedaron en mi corazón, y aunque no sabía exactamente qué le estaba pasando a mi cuerpo, sabía que yo era diferente a los demás niños y niñas”. A los 16 se independizó y se mudó a Costa Rica, donde “ya empezaba a escuchar nuevas terminologías, como transexual, transgénero, travesti, etc.”. Fue allí donde comenzó a entender lo que ocurría: “Encontré una endocrinóloga, quien me confundió con una mujer cisgénero que quería hacer la transición a hombre. Cuando le expliqué mi situación, me mandó hacer exámenes médicos y determinó que era una mujer hermafrodita. Resulta que tenía útero y ovarios y un clítoris que intentaron hacer pasar por pene. A día de hoy no sé qué procedimientos quirúrgicos me hicieron cuando era bebé”, asegura.

En 2015, sufrió un atentado contra su vida; y en 2019, finalmente, tuvo la oportunidad “de acceder a una cirugía de ‘normalización vaginal’, que incluyó una histerectomía (…) las personas intersexuales o hermafroditas somos las más invisibles, incluso dentro de la comunidad LGBTIQ+”, asegura Santamaría. “Nacemos con una condición física que no encaja en los parámetros socioculturales, por lo que nuestros cuerpos son mutilados sin consentimiento y nuestras identidades son forzadas a encajar en lo masculino o lo femenino”, relata, aunque la realidad es que no es una condición tan extraña: las personas intersexuales son tan comunes como las pelirrojas.

“Trabajo con la comunidad trans porque, aunque no es toda mi experiencia, puedo entender el sufrimiento de expresar tu identidad y de ser excluida, violentada y hasta exterminada, ya que además me obligaron a ser criada en un género que no era el biológico”, subraya.

Asimismo, asevera que ella nació “en la fe católica, fui bautizada católica y moriré en mi fe, cumpliendo el mandamiento ignaciano de ‘En todo amar y servir’. En esta vida, Dios me puso al servicio de lo que se cree inexistente, de lo despreciado, de lo condenado, del misterio. El Espíritu Santo también creó y se manifiesta en algunos de nuestros cuerpos. Como mujer intersexual o hermafrodita, me siento cerca de Dios, de su amor, de su misericordia y de su misterio”. Y, ahora, este testimonio también ha llegado al Papa.

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Fuentes

Revista Vida Nueva / ABC.es / Religion News Service / New Ways Ministry (2) / Video: Rome Reports / Foto: New Ways Ministry

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