Francisco a comunicadores: Oportunidad y peligro con la inteligencia artificial
3:00 p.m. | 1 feb 24 (CL/ED).- En días cercanos al anuncio del mensaje para la 58 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, Francisco ha dirigido varias reflexiones a los comunicadores del mundo, enfatizando en el uso de la inteligencia artificial y sus implicaciones éticas (misma preocupación que transmitió en su mensaje para la Jornada Mundial por la Paz). Además, ha insistido en el peligro de la desinformación como alimento de conflictos, en la necesidad de rescatar la vocación en la labor de comunicar, y en seguir un camino que sepa “combinar la información con la reflexión, la palabra con la escucha, el discernimiento con el amor”.
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Claves del mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
El Papa publicó el mensaje el 24 de enero durante la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas y comunicadores, bajo el título “Inteligencia artificial y sabiduría del corazón: para una comunicación plenamente humana”. Es un tema al que Francisco ha dedicado mucha atención en los últimos meses, sobre todo cuando la humanidad vive una época que “corre el riesgo de ser rica en tecnología y pobre en humanidad, nuestra reflexión sólo puede partir del corazón humano”.
1. Descifrar la sabiduría del corazón. El Papa aseguró que sólo recuperando la sabiduría del corazón “podremos leer e interpretar la novedad de nuestro tiempo y redescubrir el camino de una comunicación plenamente humana” en medio de los avances tan vertiginosos. Describe el corazón no como una unidad abstracta, sino que “bíblicamente” el corazón es “la sede de la libertad y de las decisiones más importantes de la vida” y, especialmente, “el lugar interior del encuentro con Dios”. La sabiduría del corazón es “esa virtud que nos permite entrelazar el todo y las partes, las decisiones y sus consecuencias, las capacidades y las fragilidades, el pasado y el futuro, el yo y el nosotros”. Por tanto, “no podemos esperar esta sabiduría de las máquinas” aún cuando “las máquinas poseen una capacidad inconmensurablemente mayor que los humanos para almacenar datos y correlacionarlos entre sí”, pero “corresponde al hombre descifrar su significado”.
2. Contrarrestar la desinformación ¿Oportunidad o peligro? Es un dilema siempre latente al hablar de los sistemas de inteligencia artificial. Francisco señala que “pueden contribuir al proceso de liberación de la ignorancia y facilitar el intercambio de información entre pueblos y generaciones diferentes”. Sin embargo, al mismo tiempo “pueden ser instrumentos de contaminación cognitiva, de alteración de la realidad a través de narrativas parcial o totalmente falsas” que se creen —y se comparten— como si fueran verdaderas.
Él mismo ha mencionado que fue víctima de estas manipulaciones de la IA cuando circularon fotos (deepfakes) que “parecen perfectamente verosímiles pero que son falsas”. Por ello, ha invitado a actuar preventivamente y proponer modelos de regulación ética para “frenar las implicaciones nocivas y discriminatorias, socialmente injustas, de los sistemas de inteligencia artificial y contrarrestar su uso en la reducción del pluralismo, la polarización de la opinión pública o la construcción de un pensamiento único”.
3. Implicaciones éticas. A pesar de los prometedores avances “estamos llamados a crecer juntos, en humanidad y como humanidad”. El reto consiste en “dar un salto cualitativo para estar a la altura de una sociedad compleja, multiétnica, pluralista, multirreligiosa y multicultural”. Para Francisco “es inaceptable que el uso de la inteligencia artificial conduzca a un pensamiento anónimo, a un ensamblaje de datos no certificados, a una negligencia colectiva de responsabilidad editorial”. En este sentido, la información está ligada a la relación existencial: “Implica el cuerpo, el estar en la realidad; exige poner en relación no sólo datos, sino también las experiencias; exige el rostro, la mirada y la compasión más que el intercambio”.
También la inteligencia artificial “podrá contribuir positivamente en el campo de la comunicación si no anula el papel del periodismo sobre el terreno” y, por el contrario, “lo respalda”. Aquí prima un tema ético: la responsabilidad directa del comunicador sobre los contenidos que genera y devolver a cada ser humano el papel de sujeto, con capacidad crítica, respecto de la misma comunicación.
4. Discernir juntos. Son muchas las interrogantes en torno a las secuelas de la inteligencia artificial, “la respuesta no está escrita, depende de nosotros”, dice Francisco. Corresponde a cada quien “si se convierte en alimento de algoritmos o en cambio sí alimenta su corazón con la libertad”. Agrega que la sabiduría del corazón “madura sacando provecho del tiempo y comprendiendo las debilidades”. Una tarea que crece “en la alianza entre generaciones, entre quienes tienen memoria del pasado y quienes tienen visión de futuro”.
El Papa explica que en un “todos juntos” crecerá “la capacidad de discernir, de vigilar, de ver las cosas a partir de su cumplimiento. Para no perder nuestra humanidad, busquemos la Sabiduría que es anterior a todas las cosas”. En definitiva, la sabiduría “nos ayudará también a orientar los sistemas de inteligencia artificial a una comunicación plenamente humana”.
5. Preguntas cruciales. Surgen una serie de preguntas para reflexionar sobre el presente y el futuro, punto central de todo el Mensaje pontificio: ¿Cómo proteger la profesionalidad y la dignidad de los trabajadores del ámbito de la comunicación y la información, junto con la de los usuarios de todo el mundo? ¿Cómo garantizar la interoperabilidad de las plataformas? ¿Cómo garantizar que las empresas que desarrollan plataformas digitales asuman la responsabilidad de lo que difunden y de lo cual obtienen beneficios, del mismo modo que los editores de los medios de comunicación tradicionales? ¿Cómo hacer más transparentes los criterios en los que se basan los algoritmos de indexación y desindexación y los motores de búsqueda, capaces de exaltar o cancelar personas y opiniones, historias y culturas?
LEER. Mensaje completo
VIDEO. Francisco sobre la IA: “Corremos el riesgo de perdernos en un pantano desconocido”
“Vuelvan a las raíces de su vocación”
Días antes, el Papa recibió en audiencia privada a más de un centenar de miembros de la Asociación de Periodistas Acreditados ante la Santa Sede. Les agradeció no solo por lo que escriben y transmiten, sino también por la perseverancia y paciencia al seguir día tras día las noticias que llegan de la Santa Sede y de la Iglesia, “relatando lo que sucede en una institución que trasciende el ‘aquí y ahora’, y nuestras propias vidas”. También resaltó “la delicadeza y el respeto” que muestran cuando “tratan los temas sobre los escándalos de la Iglesia”, sobre todo en relación a los abusos.
Por otro lado, Francisco advirtió a los vaticanistas el riesgo de deformar la actualidad religiosa. “La deforman tanto con el registro alto o ideológico, como con el registro bajo que lo convierte en un espectáculo. El efecto global es el de una doble deformación de la imagen de la Iglesia: el primer registro tiende a insertarla en un marco político, el segundo tiende a relegarla a noticia ligera”, ha manifestado Francisco en el discurso que ha dirigido ante 150 periodistas de todo el mundo.
El obispo de Roma elogió a los profesionales de la información el esfuerzo “para mantener esta mirada que sabe ver detrás de las apariencias, que sabe captar la sustancia, que no quiere ceder ante la superficialidad de los estereotipos y de las fórmulas prefabricadas de información-entretenimiento”.
Para el Papa, “ser periodista es una vocación, un poco como la de un médico, que elige amar a la humanidad curando sus enfermedades” y agregó que “también lo hace, en cierto sentido, el periodista, que elige tocar las heridas de la sociedad y del mundo”. Al tiempo, ha invitado a los presentes a volver al origen de su profesión: “Deseo que vuelvan a las raíces de esta vocación, que la recuerden, ¡cuánta necesidad de saber y contar por un lado, y cuánta necesidad de cultivar un amor incondicional por la verdad, por el otro!”.
VIDEO. Francisco pide a los periodistas no “deformar la información religiosa”
“El comunicador es siempre un constructor de puentes”
En un encuentro con periodistas italianos, a fines de enero, el Papa perfiló las características que, a su juicio, deben tener los comunicadores. “Contar lo bueno y lo bello de nuestras comunidades con cercanía”, para “hacer protagonistas a quienes normalmente terminan como figurantes o ni siquiera son tenidos en cuenta”, remarcó el Pontífice, recordando la importancia de una comunicación constructiva, protegida de los pecados que la minan, ante todo el de la desinformación.
Sobre la implicación de quienes narran la Iglesia a través de sus medios de comunicación, no se puede dejar de “partir del corazón” para hacer posible la “cercanía” y afirmar la verdad sin separarla de la caridad. “¡Nunca separen los hechos del corazón! Y después, tengan valor. No es casualidad que el ‘coraje’ venga del corazón. Quien tiene corazón tiene también el valor de ser alternativo, sin volverse polémico o agresivo; de ser creíble, sin pretender imponer su propio punto de vista; de ser un constructor de puentes”. La persona, en definitiva, es el fundamento y la meta “de todo servicio de todo artículo, de todo programa”. Hay que servir a la persona y decir la verdad “con respeto y competencia”. Evitar, o más bien gobernar, todos los instrumentos de manipulación, de contaminación cognitiva y de “alteración de la realidad”, porque el hombre sigue marcando la diferencia.
“Cuántos conflictos alimentados por fake news, desarmar el lenguaje”
A inicios de enero, el Papa recibió a una delegación de la Sociedad de Publicistas Católicos de Alemania. En el texto, una reflexión sobre el papel fundamental de la comunicación en el contexto de guerra actual: “¡Cuántos conflictos hoy en día, en lugar de ser extinguidos por el diálogo, son alimentados por noticias falsas o declaraciones incendiarias en los medios de comunicación! Por eso es tanto más importante que ustedes, fuertes en sus raíces cristianas y en la fe vivida cotidianamente, ‘desmilitarizados’ en el corazón por el Evangelio, apoyen el desarme del lenguaje”.
Francisco ofrece indicaciones prácticas para esta misión: “Fomentar tonos de paz y comprensión, construir puentes, estar disponibles para escuchar, ejercer una comunicación respetuosa hacia el otro y sus razones. Hay una necesidad urgente de esto en la sociedad, pero la Iglesia también necesita una comunicación que sea a la vez amable y profética”, subraya el Pontífice. En cualquier caso, subraya, “es importante no tener una actitud introvertida, sino ‘salir’ para llevar el mensaje cristiano a todos los ámbitos de la vida, utilizando los medios y las posibilidades disponibles hoy”. Porque, reitera, “una Iglesia preocupada sobre todo por sí misma se enferma de autorreferencialidad”. La Iglesia, en cambio, “es misión” y los comunicadores católicos “no pueden dejar de implicarse y permanecer, por así decirlo, ‘neutrales’ respecto al mensaje que transmiten”.
De ahí la invitación a centrar la atención, a través de su trabajo, en las capas sociales más débiles: “Ustedes proceden de un país próspero y desarrollado -señala el Papa-, pero incluso allí encuentran, a veces escondidas, no pocas penurias. Pienso en el fenómeno de la pobreza infantil, en las familias que no saben cómo pagar sus facturas y en la situación de tantos emigrantes y refugiados, que Alemania ha acogido en gran número”. En estas periferias humanas “el Dios del amor está esperando la buena noticia de nuestra caridad: está esperando que los cristianos salgamos y vayamos hacia la gente de los márgenes”. Y para ello “hacen falta también comunicadores que den relieve a las historias y a los rostros de aquellos a los que pocos o nadie presta atención”.
“Cuando comuniquen, por tanto, piensen siempre en los rostros de la gente, especialmente de los pobres y los sencillos, y partan de ellos, de su realidad, de sus dramas y de sus esperanzas, ¡aunque hacerlo signifique ir contracorriente y gastar las suelas de los zapatos!”.
VIDEO. Por una comunicación plenamente humana