Educadores cristianos: No tengan miedo del ChatGPT

4:00 p.m. | 1 mar 23 (RNS/UCA).- Es el sueño de muchos estudiantes: el hada de la redacción. Un estudiante pregunta en una página web sobre cualquier tema, y en unos 20 segundos aparece una redacción completa, con introducción, argumentos de apoyo y conclusión. Y si no le gusta esa primera versión, puede pedir otra. Eso es exactamente lo que ofrece hoy en día el aplicativo en línea ChatGPT (basado en Inteligencia Artificial), que ha puesto sobre la mesa discusiones -que recién empiezan- sobre su alcance. Las instituciones cristianas de educación superior deben considerar las implicaciones de estas poderosas herramientas, tanto desde el punto de vista práctico como teológico.

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La tecnología Generative Pre-trained Transformer llegó a los pasillos de institutos y campus universitarios a finales del otoño de 2022, y es realmente la nueva tendencia. ChatGPT puede escribir redacciones sobre casi todos los temas imaginables, emulando el estilo de escritura humano y un contenido fiable. Puede escribir desde varias perspectivas y con múltiples voces. Incluso puede escribir en primera persona o como si fuera un personaje histórico.

ChatGPT presagia el mundo que los humanos pronto habitarán y compartirán junto a las máquinas. A medida que esta tecnología se generaliza, las instituciones cristianas de educación superior deben considerar las implicaciones de estas poderosas herramientas, desde el punto de vista práctico y teológico. Cuando las nuevas tecnologías afectan tan profundamente al trabajo de nuestros estudiantes, de nuestro profesorado y de las comunidades a las que queremos servir, nos corresponde a nosotros marcar el camino, en la práctica, como líderes de pensamiento y, lo que es más importante, como cristianos llamados a ser el pueblo redimido de Dios y agentes de redención en el mundo.

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Así que, aunque hacer pasar ChatGPT por trabajo original puede no ser diferente de cualquier otra forma de hacer trampas, también se lo considera una oportunidad para ayudar a los estudiantes a discernir la diferencia entre el camino fácil y el valor de desarrollar sus propias habilidades de escritura y pensamiento crítico.

Con ese espíritu, una profesora de idiomas de la Universidad Calvin pidió recientemente a su clase que utilizara ChatGPT para generar una autobiografía en la lengua extranjera que estaban estudiando utilizando sólo palabras clave y datos específicos. También les pidió que escribieran su propia autobiografía y la compararan con la generada por la IA. El resultado del software era lingüísticamente bello y detallado, un espejo en el que los estudiantes podían mirarse y aprender sobre el idioma y sobre sí mismos.

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Pero también les ponía ante la disyuntiva de elegir en qué tipo de persona quieren convertirse. Un estudiante tentado a presentar como suya una obra escrita por ChatGPT puede practicar la verdad o el engaño. Enfrentado a esa elección, el alumno está aprendiendo algo mucho más importante que el contenido de su trabajo: está formando el contenido de su carácter. Como cualquier tecnología emergente, nos impulsa a reflexionar sobre cuestiones del interior.

Eso es lo que hace que la educación cristiana sea tan valiosa. Los alumnos de las instituciones cristianas crecerán en conocimientos durante su estancia en nuestras escuelas. Pero es más importante que sean formados por una comunidad que busca la verdad, valora la integridad y considera la creación de Dios, incluidas las nuevas tecnologías, con curiosidad, asombro y discernimiento. “Lo que llegan a ser” es más importante que “lo que saben” o “la calificación obtenida”.

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Al centrarnos en este aspecto de su desarrollo, estamos preparando su educación y su fe para el futuro. Puede que un chatbot sea capaz de escribir un memorándum por ellos en el trabajo, pero no será capaz de actuar como agentes de transformación de Cristo en el mundo a través de una honestidad poco común y una integridad sin concesiones. Como nos recuerda el Libro de los Proverbios: “Quien camina en integridad, camina seguro”.

Estas cuestiones no harán sino volverse más complejas y exigentes a medida que avance la inteligencia artificial. Nuestra facultad y nuestro personal están reflexionando activamente sobre las realidades liminales creadas por el Oculus de Meta, el arte generado por DALL-E y el entretenimiento en el contexto de los E-Sports. ¿Cómo nos enfrentamos a estos avances como cristianos? ¿Cómo aplicamos con valentía nuestra fe tanto a los problemas como a las oportunidades que surgen a medida que se difuminan las líneas entre la experiencia humana y la tecnológica? ¿Qué podemos aprender sobre nuestra relación con Dios y con los demás?

Hay una ironía en el hecho de que ChatGPT, al obligarnos a explorar nuestras relaciones con máquinas similares a los humanos, también nos da la oportunidad de explorar nuestra propia humanidad. A medida que los estudiantes se enfrentan a un panorama cada vez más complejo de desafíos tecnológicos, nosotros, como educadores cristianos, debemos asumir la carga con ellos, proporcionar un espacio para el debate y caminar a su lado mientras consideran las implicaciones que esto tiene en su fe. Es a lo que Dios nos ha llamado.

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¿Podrá el ChatGPT sustituir a las personas en el futuro?

Mucha gente se siente satisfecha con este tipo de aplicaciones en la era digital, pero muchos otros, están profundamente preocupados por el futuro de los jóvenes que crecerán y construirán la sociedad con su propio esfuerzo y verdadero talento. No veo ChatGPT sólo desde la perspectiva de las ventajas y desventajas, sino de una manera más amplia y reflexiva. No defiendo las preocupaciones ni menosprecio la invención de ChatGPT.

En primer lugar, ChatGPT es realmente inteligente y útil y puede sustituir a las personas y a los cerebros humanos en la capacidad de pensar. Sin embargo, no es más que “Inteligencia Artificial” creada por manos y mentes humanas. Es cierto que la gente no busca crear algo más inteligente que ellos mismos para que un día pueda dominarlo todo, incluidos sus creadores. Seguro que los creadores de ChatGPT han considerado formas fiables de gestionarlo en caso de anomalías. E incluso cuando está por encima de su nivel salarial, otras personas están dispuestas a solucionar sus problemas.

También debemos dar gracias a Dios por ChatGPT, un regalo maravilloso, ya que, por ejemplo, nadie nacido en los años 90 se atrevía a pensar que las máquinas sustituirían por completo a los humanos. Ha habido robots que han hecho tareas domésticas, han servido y han realizado servicios comerciales, pero también han fracasado. Sin embargo, ChatGPT da un nuevo aire. Cuanto más perfecto es, más perfecto es Dios innumerables veces. Así que, sabiendo utilizar ChatGPT como un regalo de Dios, no hacemos nada malo.

La gente tendrá que abordar cuestiones éticas sobre muchas áreas, especialmente la educación cuando hagan un mal uso de ChatGPT. Dios da a las personas la inteligencia suficiente para controlar lo que producen, por lo que habrá normas y reglamentos para abordar las cuestiones difíciles. Creo que ChatGPT y cualquier otro desarrollo más inteligente que él nunca podrán sustituir a los humanos bajo la dimensión emocional. ChatGPT no sabe mostrar compasión por la gente necesitada, ni sabe disculparse cuando ofende a la gente. La razón es que estas historias salen del corazón, no sólo de la mente.

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