“La soberbia y el odio” más graves que los “pecados de la carne”

4:00 p.m. | 10 dic 21 (LN/RD).- Con esas palabras el Papa comentó detalles de la dimisión del arzobispo de París, Michel Aupetit, quien asumió que tuvo una relación “ambigua” con una mujer (acercamiento no sexual). Si bien aceptó la renuncia, Francisco explicó que no lo hizo por el pecado, sino por la charlatanería de parte de la opinión pública que dañó la reputación de Aupetit, anulando su autoridad: “fue puesto en el altar de la hipocrecía”. El Papa, sin minimizar el pecado, aprovechó la situación para condenar el parloteo (el chisme), explicar que hay peores pecados que los sexuales, y exponer lo dañino que puede resultar no comprender que un obispo es un pecador “como lo fue San Pedro, como lo soy yo” y como los somos todos.

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En la habitual conferencia de prensa que concedió durante el vuelo que lo trajo de regreso de su viaje de cinco días a la isla de Chipre y a Grecia, el papa Francisco sorprendió no solo por revelar el motivo de la renuncia del arzobispo de París, Michel Aupetit –”pequeñas caricias y masajes que le hacía a la secretaria”-, sino también por defenderlo, al considerar que “los pecados de la carne no son los más graves”.

“Si no conocemos la acusación no podemos condenar”, subrayó el Papa -según la transcripción de la rueda de prensa de Vatican News-, que justo el día que inició su visita a Grecia y Chipre, aceptó la renuncia de Aupetit. Al dimitir, el 26 de noviembre pasado, este prelado había reconocido abiertamente haber tenido un comportamiento “ambiguo” con una mujer, pero había negado tajantemente haber tenido con ella relaciones sexuales, después de un explosivo artículo salido en el semanario francés Le Point.

La renuncia de Aupetit, de 70 años y que era visto por muchos como una estrella en ascenso, cayó como una bomba en el seno de la Iglesia católica francesa, ya golpeada por un terrible informe sobre abusos sexuales. Ante una pregunta sobre la clamorosa salida de Aupetit, el Papa lamentó la “charlatanería” de la opinión pública francesa, que ya había condenado al arzobispo. “Antes de responder les diré: investiguen. Porque está el peligro de decir: está condenado. ¿Pero quién lo ha condenado? La opinión pública, la charlatanería… No sabemos”, dijo.

Acto seguido, puso en la balanza la gravedad de este comportamiento. “Esto es pecado, pero no es de los pecados más graves, porque los pecados de la carne no son los más graves”, indicó. “Los más graves son los que tienen más carácter angelical: la superbia, el odio”, recordó. “Así, Aupetit es pecador, como lo soy yo, como ha sido Pedro, el obispo sobre el cual Jesucristo ha fundado su Iglesia”, dijo el exarzobispo de Buenos Aires, que siempre denostó a los sacerdotes obsesionados por la moral sexual y los pecados “de la cintura para abajo”.

Francisco, que siguió reflexionando sobre los pecados de San Pedro, consideró que si la comunidad de ese tiempo aceptó a un obispo pecador, “que tenía pecados con mucho carácter angelical, como era renegar a Cristo”, se debió a que “era una Iglesia normal, que estaba acostumbrada a sentirse pecadora siempre, era una iglesia humilde”. Y criticó duramente a la Iglesia actual, “que no está acostumbrada a tener un obispo pecador”, sino que pretende que sea un santo. “Todos somos pecadores, pero cuando la charlatanería crece, crece y crece, le saca la fama a una persona. No, no podrá gobernar porque ha perdido la fama, no por su pecado, que es pecado, como el de Pedro, como el mío, como el tuyo, sino por el chusmerío de las personas”, siguió.

Y remató: “Por eso acepté su renuncia, no sobre el altar de la verdad, sino sobre el altar de la hipocresía”.

ENLACE. Transcripción completa de la conferencia de prensa en el avión

 

“El arzobispo de París se perdió por amor… a Cristo”

“Una periodista escribió ‘el arzobispo de París se perdió por amor’ -explicó Mons. Michel Aupetit- ¡pero olvidó el final de la frase! La frase completa es ‘el arzobispo de París se perdió por amor a Cristo'”. Durante su homilía en la iglesia de San Sulpicio de París, ante los ojos de 2.000 fieles, el arzobispo emérito quiso defenderse de las acusaciones que pesan sobre él. De hecho, explicó, “perdí mi vida por amor a Cristo cuando entré en el seminario. Hoy he perdido mi vida por amor a Cristo. Mañana volveré a perder la vida por amor a Cristo”, porque “hay que arriesgarse a amar, como Jesús”. Así, Mons. Aupetit respondió a la revista Paris-Match, que publicó el 8 de diciembre un artículo titulado “Mons. Aupetit, perdido por el amor”, afirmando que había mentido por omisión sobre las relaciones femeninas.

El arzobispo Michel Aupetit, que fue arzobispo de la diócesis de París hasta el 2 de diciembre, fue aplaudido a su paso por la nave de la iglesia de San Sulpicio de la capital francesa. El arzobispo de París, que estuvo al frente de la diócesis durante cuatro años, compartió su emoción y agradeció el cariño de los fieles, antes de invitarlos a la unidad. “La única tarea de un obispo es la unidad”, dijo. “Me preocupa la unidad más allá de las diferencias que podamos tener”. Luego se refirió a la libertad de la que nos enseña Jesús, libertad como testimonio del amor que le da su Padre. Jesús es libre a partir de la libertad que le da su relación de amor con su padre. Libre para la salvación de la humanidad, no para una gloria pasajera que sus contemporáneos pudieran darle”.

Efectivamente, el amor hace libres, continuó Mons. Aupetit, “pero el amor hace correr riesgos”, por ejemplo cuando Jesús fue a comer entre pecadores, o cuando se dejó lavar “por una mujer de mala reputación”. Pero, ¿por qué Jesús corre esos riesgos? Para salvar a estas personas, explicó el obispo Aupetit. “El amor es un riesgo permanente. Si nos quedamos atrincherados en los principios espirituales de precaución, la pregunta será si realmente amamos, si seguimos amando a Jesús”. Finalmente, el arzobispo emérito abandonó el ambón entre nuevos aplausos de los fieles. “En el corazón de los más débiles, de los vulnerables, de los pobres, he reconocido la presencia del Señor, lo reconozco aquí en cada uno de ustedes”, concluyó.

Dimisión tras varios días de crisis

El 2 de diciembre, el Papa aceptó la dimisión del arzobispo Michel Aupetit tras varios días de crisis en la diócesis de París, que comenzaron el martes 23 de noviembre con la publicación de un largo artículo en Le Point sobre la gestión de la diócesis de París por parte del obispo Aupetit y sobre algunos aspectos de su vida privada. También se menciona una vieja historia personal, la de un correo electrónico que sugiere que en 2012 Mons. Aupetit, entonces vicario general de la diócesis de París, habría tenido una relación con una mujer. El arzobispo de París se defendió entonces punto por punto en las ondas de la radio diocesana de la capital. “Quienes me conocieron en su momento y compartieron mi vida cotidiana pueden dar fe de que no llevaba una doble vida como sugiere el artículo”, señaló. “Reconozco, como ya he dicho, que manejé mal la situación con una persona que aparecía cerca de mí en numerosas ocasiones. Este error se lo he confiado a mi guía espiritual y la autoridad eclesiástica se ha dado por enterada”, dijo en esta declaración, concluyendo con la puesta de su vida “en manos del Señor”. “Que me permita servirle cada día en mis hermanos”, concluyó.

Aunque ya no está al frente del gobierno de la diócesis, monseñor Aupetit sigue siendo obispo y miembro del clero parisino. Al igual que su predecesor, el cardenal André Vingt-Trois (ausente el viernes por la noche por motivos de salud), como arzobispo emérito podrá seguir sirviendo a la Iglesia, según modalidades que probablemente se establecerán de acuerdo con su sucesor.

“Por una aventura con una mujer, un arzobispo dimite en tres días. Y por los abusos, ninguno”

La teóloga Anne Soupa, que hace un año se postuló para suceder al cardenal Barbarin al frente de la diócesis de Lyon, criticó abiertamente la doble moral en la Iglesia francesa tras el escándalo por una “relación ambigua” entre el arzobispo de París, Michel Aupetit, y una mujer. Fundamentalmente, el ‘caso Aupetit’ pone de manifiesto “una desproporción que me molesta mucho”. “Por un problema disciplinario de una aventura con una mujer, un arzobispo dimite en tres días. Y por los delitos cometidos contra los niños, ningún obispo ha dimitido en Francia”, denunció Anne Soupa, en la línea de las asociaciones de víctimas, que han exigido la dimisión colectiva del episcopado francés tras las pavorosas conclusiones del ‘informe Sauvé’, que destapaba alrededor de 330.000 casos de abuso en las últimas ocho décadas.

Fuentes

La Nación / Vatican News / Religión Digital / Video: Rome Reports / Foto: Vincenzo Pinto (AFP)

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