Adviento: Voces y actitudes para vivir el camino a la Navidad

6:00 p.m. | 2 dic 20 (VTN/AL).- El domingo 29 de noviembre comenzó el Adviento, tiempo que nos llama a renovar la esperanza y prepararnos para la llegada de Cristo. Días que nos llevan a mirar con confianza el futuro, sobre todo este año que enfrentamos la pandemia. Para inspirar nuestra reflexión y actitud estas semanas, el medio oficial del Vaticano ha destacado la carta pastoral del Arzobispo de Lima, Mons. Carlos Castillo, quien señala que el sufrimiento causado por la pandemia y por la corrupción, “nos ha enseñado a estar vigilantes y afianzar nuestra sensibilidad cristiana”, disposición esencial para el Adviento. Vatican News también difundió un video del jesuita peruano Juan Bytton con un mensaje sobre la esperanza que explica el sentido del Adviento. Reunimos además otras reflexiones para estas semanas.

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Cuando pensamos en el Adviento, nos sentimos inmersos en una atmósfera especial de luz y de penumbra, de silencio y, al mismo tiempo, de música, de maravilla y de alegría contenida. Es un período de cuatro semanas que transcurre moviéndose hacia a la Navidad. Nos impulsa al camino y, al mismo tiempo, nos pone en espera. Esperar al Señor significa preparar nuestros corazones, nuestras intenciones, dar un nuevo rumbo a nuestras vidas. Así lo explicó el Papa Francisco:

“El Adviento nos invita a un esfuerzo de vigilancia, mirando más allá de nosotros mismos, alargando la mente y el corazón para abrirnos a las necesidades de la gente, de los hermanos y al deseo de un mundo nuevo. Es el deseo de tantos pueblos martirizados por el hambre, por la injusticia, por la guerra; es el deseo de los pobres, de los débiles, de los abandonados. Este es un tiempo oportuno para abrir nuestros corazones, para hacernos preguntas concretas sobre cómo y por quién gastamos nuestras vidas”.

El padre Juan Bytton SJ nos recuerda que la palabra Adviento tiene su origen en la expresión latina “adventus” que significa esperar la venida de alguien. Por eso, los creyentes en Dios pedimos que venga, que se haga cercano, que se haga uno de nosotros. “Él también nos invita a ser cercanos unos a otros”, explica el padre Juan, “y nos llama a, en el contexto de la pandemia, a hacernos tres preguntas: ¿qué espero?, ¿desde dónde espero y ¿cómo espero?”.

Para el P. Bytton “la esperanza es el signo del cristianismo, pero parte de hechos concretos, por ejemplo, una madre que espera que su hijo llegue a casa, o un jornalero o jornalera que espera el fin del mes para pagar sus obligaciones o un migrante que tiene que escapar de su país para buscar tierra firme y gente que lo acoja. La esperanza ha marcado la humanidad a lo largo de la historia, y creemos en un dios que es esperanza porque creemos en un dios que es cercano”.

“Si les preguntara”, medita el jesuita peruano, “¿qué esperamos? seguramente contestaríamos: que acabe esta pandemia, que llegue una vacuna, pero también esperamos el fin de tantas pandemias que azotan la humanidad como: el hambre, la corrupción, la indiferencia, el daño ecológico. Por eso recurrimos a la palabra de Dios, porque la esperanza es el eje transversal de la Biblia. Porque la Palabra se hace esperanza. Nuestro Dios encarnado es un Dios que se hace esperanza frente a un pueblo que espera y frente a un pueblo que camina, un Dios que espera con nosotros y en nosotros”.

Abramos los ojos, el Señor Jesús viene. Carta Pastoral del Arzobispo de Lima

La Carta Pastoral que monseñor Castillo dirige a los fieles de Lima inicia afirmando: “Comenzamos el Adviento 2020 bajo el signo de la esperanza. Parecía que la estábamos perdiendo, pero hemos comenzado a despertar, a levantarnos y renovarnos. En medio del azote trágico de la Pandemia, de la corrupción y de las ambiciones desmedidas, hemos aprendido a no bajar la guardia, a seguir vigilantes, afianzar nuestra sensibilidad humana y cristiana, y recuperar nuestra dignidad”. De esta manera invita a vivir una espiritualidad de ojos abiertos, no cerrados, sabiendo identificar a Jesús en los más vulnerables y descartados de la sociedad.

“Este año litúrgico 2020-2021, nos exigirá tener los ojos abiertos hacia nuestra Patria”, adelanta Monseñor Castillo en su Carta Pastoral: “El anhelo de renacer, de regenerarnos desde el amor gratuito hacia nuestro pueblo, se ha plasmado estos días en el sentir esperanzado de nuestros jóvenes. No puede ser defraudado”.

El Arzobispo explicó que este tiempo de esperanza requiere “apertura constante y movimiento ingenioso. Apertura de ojos y de corazón, así como movimiento misionero y solidario”: “Jesús llega sin avisar, en cada tiempo y circunstancia, en cada problema y desafío, en cada acontecimiento personal, social y nacional. Vendrá definitivamente y para esperarlo requerimos acogerlo con ojos y brazos abiertos, una reflexión inteligente, y el amor entrañable en el corazón. Nuestra espiritualidad se abre al Otro que nos visita y que clama en el otro que sufre”, expresó Monseñor Carlos.

En otro momento, monseñor Castillo hizo un llamado a que, a puertas del Bicentenario del Perú, miremos cara a cara nuestros problemas más álgidos: “fortalezcamos todo lo bueno que se avanzó para no retroceder, y corrijamos todo lo que aún nos entrampa”, resaltó.

ENLACE. Carta Pastoral por el tiempo de Adviento 2020 (Arzobispado de Lima)

 

Encontrar al Señor en el ser humano que sufre

El mismo día, Mons. Castillo también dedico su homilía al primer domingo de Adviento, e insistió en el importante llamado a mantenernos “despiertos y vigilantes” para aprender a identificar a Jesús escondido en el rostro del hermano que sufre: “en este Adviento desarrollemos la sensibilidad de esperar y encontrar el sentido de las cosas, encontrar a Dios mismo en el corazón de los que sufren, y así, construir una Patria distinta que tiene en cuenta al último y no se desentiende del dolor ajeno”, comentó durante su homilía.

Reflexionando sobre el Evangelio de Marcos (13,33-37), explicó que, cuando Jesús promete que volverá, la pequeña comunidad que se había formado en Galilea, empezó a darse cuenta que habían pasado 3 años y el Señor no regresaba. A partir de eso, la comunidad intentó ver de qué otra manera puede hacerse presente Jesús en la vida humana: “esto hizo posible la madurez de la comunidad, porque aprendieron que las cosas no pueden suceder por desesperación, sino que hay un camino ancho y de esperanza que debe saber abrirse. Hoy ya son más de 20 siglos que vamos viviendo en la Iglesia gracias a esa primera pequeña comunidad”.

A través de la Parábola de hoy, el Señor nos llama a estar atentos a nuestra historia, reconociendo todo lo que hemos de corregir y hemos de avanzar: “No se puede seguir adelante y tener esperanza si uno no corrige. Por eso, este Tiempo de Adviento es también de penitencia, de conversión y de oración, para que, en esta espera, renovemos aquellas cosas que están mal y afirmemos las buenas cosas que hacemos”, indicó el Primado del Perú.

 

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Fuentes:

Vatican News / Arzobispado de Lima / Foto: Conexión Migrante

 

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