Abusos en la Iglesia: “Basta de palabras, es hora de actuar”
8:00 p.m. | 4 nov 20 (RE/VN).- Después de 8 meses ha concluido la primera edición del Curso de Protección de Menores organizado por la Pontificia Universidad Gregoriana y el Instituto de Teología de Vida Religiosa (España). En la conferencia de clausura, el P. Hans Zollner, jesuita que lidera los esfuerzos contra los abusos desde el Vaticano, explicó la urgencia que deben sentir las instancias globales y locales de la Iglesia por pasar a la acción. Prevención, acompañamiento, responsabilidad, y transparencia fueron otros temas que desarrolló Zollner en su exposición. Incluimos enlaces al programa detallado del curso, así como a videoconferencias de apoyo al curso.
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“Han pasado al menos veinte años desde que en la Iglesia se empezó a hablar del tema de los abusos. Fue en Estados Unidos y Canadá. En la Iglesia hablamos mucho. Basta ya de palabras, tenemos que actuar. Los tres últimos Papas nos han hablado, han cambiado las leyes, han hablado claro, pero en muchas partes del mundo no hay la acción correspondiente”. Con esta claridad y rotundidad ha comenzado Hans Zollner, director del Centre for Child Protection de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, su conferencia en la clausura del I Encuentro de protección de menores.
“Mucha gente no confía más en las palabras de la Iglesia porque hemos perdido buena parte nuestra credibilidad. La credibilidad se adquiere como una consecuencia: cuando hago lo que digo. Punto. Por eso nuestras palabras están sometidas al juicio de nuestra acción correspondiente”, ha dicho antes de añadir: “Hay que admitir los crímenes del pasado sin autodefenderse. Esto es fundamental. Podemos trabajar en la prevención, pero esta no será creíble —así se nos dirá— si no admitimos los crímenes”.
Zollner ha recalcado que en estas décadas se han elaborado, documento, normas, protocolos, actualizaciones, encuentros con víctimas –contó cómo el papa Francisco durante la pandemia está en contacto telefónico con muchas víctimas con las que le gustaría haberse encontrado–, siendo el último elemento destacado la cumbre vaticana de presidentes de conferencias episcopales y el vademécum elaborado posteriormente.
En este sentido en la Iglesia el horizonte se ha abierto en transparencia hacia las autoridades civiles y eclesiásticas, a otras formas de abusos que no son solamente de naturaleza sexual y del abuso infantil se ampliado el foco a los adultos vulnerables, el hecho de afrontar los casos de encubrimiento, algo que se recoge en el motu proprio Vos estis lux mundi del 7 de mayo de 2019. A partir de ahí han proliferado las oficinas diocesanas, muchas de ellas coordinadas por laicos especialistas.
Atender a las víctimas
Tras el repaso a los pasos dados en legislación, documentos o pasos dados por los pontífices o las diócesis, Zollner señaló algunos retos de futuro como la “atención a las víctimas: para su propio bien, el de la Iglesia y el de la sociedad” insistiendo en “cuidar a los traumatizados espiritualmente”. Otro retos son “asumir la propia responsabilidad, buscar aliados, establecer lugares seguros y la renovación espiritual”.
El jesuita ha pedido “recibir la realidad de la víctima con apertura” en la escucha de su perspectiva y su dolor. Aunque reconoce que “escuchar con el corazón no es fácil cuando una persona te grita y está justamente agresiva” por lo que ha sufrido. Pero es importante porque “solo escuchando la realidad de esta experiencia puedo comprender algo más de lo que ha vivido y destruido la vida y la fe de una persona” en la Iglesia. Para ello ha rechazado actitudes de autodefensa, creando espacio para dar voz y presencia a las víctimas, que “es con quienes está Jesús y su corazón”.
“¿Qué está en mis manos? ¿Qué puedo hacer?”
Esto se aplica en las veces que la Iglesia, ante las críticas, no ha asumido su propia responsabilidad minimizando el problema o sin comprenderlo del todo. Para Zollner, “la confianza puesta en la Iglesia por las víctimas en su momento implica una responsabilidad mayor”. Por ello apeló a aportar por la conversión, la purificación, la humildad o la paciencia. Para este cambio, invitó a buscar aliados para la protección y la prevención. También invitó a ayudarse de la experiencia profesional de una auditoría independiente más allá de los círculos eclesiales.
Otro reto es la formación, prevención y la creación de ambientes de protección seguros (el llamado safeguarding). Para ello pidió cambios en la formación de los laicos, religiosos y sacerdotes en este sentido. “¿Qué está en mis manos? ¿Qué puedo hacer?” son preguntas claves que ha invitado a hacerse personalmente y como Iglesia para asumir las propias responsabilidades y desarrollar las competencias personales.
También ha pedido una “reforma espiritual” que pueda “gestionar las propias resistencias, incomodidad ante cuestiones sobre la sexualidad, la fe, el liderazgo de la Iglesia o el cansancio hacia la cuestión de la protección”. Invitando a desarrollar una “eclesiología de la vulnerabilidad” que crea en la reconciliación respecto a la comunidad y como consecuencia la Iglesia ganará en credibilidad. Incluso ha invitado Zollner a llevar a la propia oración la actual misión de la Iglesia frente a las víctimas. Y es que, ha señalado, la mayoría de las víctimas todavía están dentro de la Iglesia.
Sobre el curso
En su intervención, Carlos Martínez Oliveras, coordinador del curso, ha apuntado que con esta propuesta “hemos querido reafirmar nuestro compromiso para secundar las iniciativas eclesiales y aportar nuestro humilde grano de arena para que jamás puedan volver a repetirse, encubrirse o perpetuarse situaciones tan lacerantes”.
Una propuesta que se ha organizado en “16 temas desde los factores de riesgo y protección, la problemática del sexo en internet, el abuso intrafamiliar, las señales para identificar a los abusadores o la atención pastoral a las víctimas y supervivientes, así como a sus familias y comunidades de referencia”, apuntó.
“Los abusos a menores, y ahora me refiero el ámbito intrafamiliar dentro de las sociedades en general, son una lacra social de dimensiones preocupantes contra la que hay que luchar con todas las fuerzas. En esta batalla, la Iglesia, después de haber actuado dentro, puede jugar un papel fundamental y prestar su experiencia renovada a la sociedad. Así demostrará su credibilidad y su compromiso”, añadió Oliveras.
ENLACES: Web del curso / Programa detallado del curso
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Antecedentes en Buena Voz Noticias:
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Fuentes:
Revista Vida Nueva / Revista Ecclesia / Instituto Teológico de Vida Religiosa