El Evangelio según Mafalda

10:00 a.m. | 9 oct 20 (AL/DLF).- Se opuso a las guerras, al rearme nuclear y a la injusticia. Como a muchos niñas, no le gusta la sopa y ama los panqueques. Así es Mafalda, personaje creado por el humorista Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino, quien falleció días atrás a los 88 años. Su herencia para el mundo es esa niña contestataria, rebelde, pacifista y preocupada por la humanidad, pero que no termina de entender el mundo de los adultos. En homenaje a Quino, reunimos una reseña a un libro que explora las conexiones de Mafalda y el Evangelio, algunas tiras que evocan al pensamiento cristiano, y una anécdota: fue mencionada durante un cónclave que eligió un Papa.

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Este 30 de septiembre, a los 88 años de edad, falleció el caricaturista Joaquín Salvador Lavado, mejor conocido como Quino, quien adquirió fama internacional entre las décadas de los 60 y 70 gracias a su personaje Mafalda, una niña que se muestra preocupada por la humanidad y la paz mundial, y que se rebela contra el mundo legado por sus mayores.

En el año 2018 el escritor Marco dal Corso publicó en italiano un libro que explora las conexiones entre Mafalda y el Evangelio en un libro que se titula así, Il Vangelo secondo Mafalda. “Escuchando a Mafalda y la actualidad de su pensamiento, también el pensamiento religioso se pregunta sobre el problema de la pobreza”, explica del Corso. “Cuando la pobreza se manifiesta como empobrecimiento, como proceso de exclusión, con Mafalda aprendemos a combatirla”.

Desde 1964 hasta 1973 se publica la tira de Mafalda en la prensa argentina, hasta pasar a ser un personaje muy amado en otros lugares, también en Europa. Los amigos de Mafalda son Felipe, Guille, Manolito, Susanita, y con ellos comparte la visión perpleja ante un mundo que no le encaja. Para el autor, Mafalda es alguien que no permite que ante la pobreza la religión espiritualice, sino que la obliga a actuar: “Ningún mensaje espiritualizante podrá evitarlo, y es preciso dar nombre a las cosas y desenmascarar la pobreza: es injusticia”.

No evadir la realidad

La sociedad de la competición y no de la colaboración lleva a una perversa exclusión social. Mafalda lo sabe y lo denuncia y “ayuda al pensamiento religioso a no evadirse de la realidad”. Leer a Mafalda no puede ser un ejercicio nostálgico sino que como dijo Umberto Eco, “en Mafalda se reflejan las tendencias de una juventud inquieta, que asumen el aspecto paradójico del disenso infantil, de un excema psicológico de reacción a los mass media, de una urticaria moral a la lógica de los bloques”.

Dal Corso ve en la mirada impertinente de Mafalda cómo se conjugan con “la pasión por la justicia y la predilección por los pobres”, un carisma útil y fecundo ante la globalización excluyente. Este autor es profesor en el Instituto Teológico Interprovincial San Bernardino y ha escrito otros volúmenes sobre la hospitalidad, el diálogo interreligioso e incluso sobre Biblia y fútbol.

El “pensamiento cristiano” de Mafalda en viñetas

La tira de humor gráfico que Quino realizó entre 1964 y 1973, presenta a una Mafalda contrariada en gran medida por la convulsión universal creada por los gobiernos y por un mundo en permanente conflicto regido por los adultos, por una humanidad que simplemente no tiene cabida en su lógica.

Sin embargo –como escribió el periodista colombiano Daniel Samper en el prólogo del libro Toda Mafalda-, “Dios no es ocioso”, y no permite que todo ese desastre mundial ocurra sólo porque sí.

“Simplemente -agrega-, es mucho más listo que todos nosotros, y para desenterrar los cables subterráneos que unen estos acontecimientos, quizá necesitaba la ayuda de alguien capaz de atar cabos invisibles, de alguien con la malicia suficiente para sembrar el pánico con una pregunta que a primera vista aparece inocente, de alguien que abrigue severas sospechas sobre la perversidad de este planeta y la mísera condición humana, de alguien que riegue a su paso la duda y la inseguridad: de alguien, en suma, como Mafalda.

Daniel Samper agrega que a Mafalda -y a sus amigos: Felipe, Guille, Manolito y Susanita-, además de las tensiones políticas, les preocupan temas como el racismo, la aventura espacial, la superpoblación, las milicias, la Guerra Fría, la desigualdad, la dignidad, la conciencia y la justicia. Y -señala-, “hay incluso un lugar para Dios”.

Por último, si bien en Mafalda existe pensamiento cristiano y crítica a la religiosidad superficial, la tira cómica de Quino no fue concebida bajo ninguna religión.

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Fuentes:

Aleteia / Desde la Fe / Foto: El País

 

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