El Vaticano insiste: Celebraciones sin fieles por coronavirus

8:00 p.m. | 28 mar 20 (VN/OPV).- La Pascua de 2020 será recordada como la del año donde los ritos de las diferentes celebraciones quedaron reducidos a lo básico e imprescindible, cuando no suprimidos. Desde el Vaticano se ha difundido un decreto titulado “En tiempo de COVID-19” (publicado el 19, y luego actualizado el 25 de marzo) en el que ofrece “indicaciones generales y algunas sugerencias” sobre la manera de celebrar la liturgia de la Semana Santa. Además, una entrevista publicada en Vatican News explica cada uno de los puntos del documento.

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A través de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el Vaticano emitió el decreto “En tiempo de COVID-19”. El documento, fechado el 19 de marzo, tuvo la firma del cardenal Robert Sarah y el respaldo del arzobispo secretario Arthur Roche, quienes reconocieron que se adoptaban algunas medidas en las celebraciones como fruto del “difícil tiempo que estamos viviendo a causa de la pandemia”.

Luego, el 25 de marzo, fue anunciado una actualización a esa normativa, “considerado la rápida evolución de la pandemia del COVID-19 y teniendo en cuenta las observaciones recibidas de las Conferencias Episcopales”.

Es importante considerar ambas versiones del documento, ya que el primero ofrece normativas base, que luego tiene dos modificaciones importantes: la actualización viene a prohibir las celebraciones con fieles en todos los países afectados por el virus y cuyas autoridades han limitado las concentraciones públicas y limita la adoración de la Cruz del Viernes Santo solo al celebrante.

Este es la reseña ofrecida por la revista Vida Nueva sobre la primera versión del decreto:

1. La fecha de la Semana Santa se mantiene: Doctrina de la fe considera inamovible la fiesta en tanto que es el “corazón del año litúrgico” que se configura precedida por la Cuaresma, el Triduo Pascual y “coronada” por Pentecostés.

2. La misa crismal se puede posponer: “El obispo, valorando el caso concreto en los diversos países, tiene la facultad de posponerla a una fecha posterior”, relata el documento.

3. Jueves Santo: misa sin pueblo, lavatorio ni monumento: Sobre la eucaristía del Jueves Santo, “se concede excepcionalmente a todos los sacerdotes la facultad de celebrar en este día la misa sin el pueblo, en un lugar adecuado”. Incluso se dispensa a los sacerdotes que no pueden celebrar la misa: “Rezarán las vísperas”. “El lavatorio de los pies, que es facultativo, se omite”, sentencia el decreto, en una clara referencia a un gesto que podría ser foco de contagio del coronavirus. De la misma manera se suprime la procesión y el monumento. “El Santísimo Sacramento se reserva en el sagrario”, explicita la Santa Sede, sin hacer referencia a la llamada Hora Santa.

4. Vienes Santo, sin aclarar la adoración de la cruz: “En las iglesias catedrales y parroquias, en la medida de la posibilidad real establecida por aquellos a quienes compete, el obispo/párroco celebra la Pasión del Señor”, narra el decreto vaticano que instituye una “especial intención por los enfermos, los muertos, quien ha sufrido alguna pérdida”.

El documento de Doctrina de la Fe no hacer referencia alguna a la adoración física de la cruz, pero se presupone que el gesto se elimina, al menos en países como España, en los que los obispos ya han manifestado que se suprime todo gesto de veneración de las imágenes como los besamanos y los besapiés.

5. Domingo de Pascua y Vigilia Pascual: sin fuego ni aspersión: El cardenal Robert Sarah de nuevo deja en manos de los pastores su celebración “en la medida de la posibilidad real”. En cualquier caso en el inicio de la eucaristía, “se omite el fuego, se enciente el cirio y, omitida la procesión, se hace el pregón pascual”.

También se omiten todos los gestos de la liturgia bautismal y simplemente “se renuevan las promesas bautismales”. De esta manera, se da por hecho que no habrá bautismo, bendición de la fuente ni rito de aspersión al pueblo. Como alternativa a no poder celebrar la vigilia, se invita rezar el oficio de lectura para el domingo de Pascua.

6. Las procesiones, en septiembre: Por último, y como un anexo final, una referencia a las “expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual”, se deja en manos del obispo diocesano trasladas todas estas iniciativas pastorales. Es más, pone una fecha como sugerencia: “Por ejemplo, el 14 y el 15 de septiembre”.

7. Celebraciones telemáticas en directo, no grabadas: El cardenal Sarah detalla en el texto que los católicos pueden seguir las celebraciones desde sus hogares a través de los medios de comunicación de forma telemática. Eso sí, aclara que se seguirán “en directo, no grabados”.

8. La Conferencia Episcopal de cada país decide: El Decreto detalla que “los obispos darán indicaciones, de acuerdo con la Conferencia Episcopal, para que en la iglesia catedral y en las iglesias parroquiales, incluso sin la participación física de los fieles, el obispo y los párrocos celebren los misterios litúrgicos del Triduo Pascual”. Eso sí, Culto Divino pide a los pastores que avises a los fieles del inicio de la celebración para que “puedan unirse en oración desde su propias casas”.

Actualización al documento

Esta misma semana, se actualizó el mencionado decreto con las siguientes indicaciones:

Considerado la rápida evolución de la pandemia del Covid-19 y teniendo en cuenta las observaciones recibidas de las Conferencias Episcopales, esta Congregación ofrece una actualización de las indicaciones generales y de las sugerencias ya dadas a los Obispos en el anterior decreto del 19 de marzo de 2020.

Dado que la fecha de la Pascua no puede ser trasladada, en los países afectados por la enfermedad, donde se han previsto restricciones sobre las reuniones y la movilidad de las personas, los Obispos y los presbíteros celebren los ritos de la Semana Santa sin la presencia del pueblo y en un lugar adecuado, evitando la concelebración y omitiendo el saludo de paz.

Los fieles sean avisados de la hora del inicio de las celebraciones, de modo que puedan unirse en oración desde sus propias casas. Podrán ser de gran ayuda los medios de comunicación telemática en directo, no grabados. En todo caso, es importante dedicar un tiempo oportuno a la oración, valorando, sobre todo, la Liturgia Horarum.

Las Conferencias Episcopales y cada una de las diócesis no dejen de ofrecer subsidios para ayudar en la oración familiar y personal.

1. Domingo de Ramos. La Conmemoración de la Entrada del Señor en Jerusalén se celebre en el interior del edificio sagrado; en las iglesias catedrales se adopte la segunda forma prevista del Misal Romano; en las iglesias parroquiales y en los demás lugares, la tercera.

2. Misa crismal. Valorando la situación concreta en los diversos países, las Conferencias Episcopales podrán dar indicaciones sobre un posible traslado a otra fecha.

3. Jueves Santo. Se omita el lavatorio de los pies, que ya es facultativo. Al final de la Misa en la Cena del Señor, se omita también la procesión y el Santísimo Sacramento se reserve en el sagrario. En este día, se concede excepcionalmente a los presbíteros la facultad de celebrar la Misa, sin la presencia del pueblo, en lugar adecuado.

4. Viernes Santo. En la oración universal, los Obispos se encargarán de preparar una especial intención por los que se encuentran en situación de peligro, los enfermos, los difuntos (cf. Missale Romanum). La adoración de la Cruz con el beso se limite solo al celebrante.

5. Vigilia Pascual. Se celebre solo en las iglesias catedrales y parroquiales. Para la liturgia bautismal, se mantenga solo la renovación de las promesas bautismales (cf. Missale Romanum).

Las expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual, a juicio del Obispo diocesano podrán ser trasladadas a otros días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre.

Un decreto para detener el contagio pero no la oración

“En este momento de prueba debemos tratar de detener el contagio, sin detener nuestra oración, al contrario, multiplicándola”. El Arzobispo Arthur Roche, Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, explicó a Vatican News el nuevo decreto del Dicasterio para las celebraciones de la Pascua en tiempos de pandemia.

Excelencia, un nuevo decreto de la Congregación para el Culto Divino ofrece indicaciones para la celebración del Triduo Pascual una semana después de la difusión en la página web del Dicasterio de un texto inicial. ¿Cuáles son las razones de esta actualización?

Es evidente para todos que vivimos en tiempos de emergencia, con situaciones que cambian rápidamente. Las crisis de esta magnitud a veces requieren nuevos desarrollos y actualizaciones. El primer texto data de varios días atrás. Las actualizaciones, incluso las significativas, se han vuelto indispensables y, sobre todo, nos hemos confrontado con los episcopados de los países más afectados por la pandemia. Hemos tratado de tener en cuenta las observaciones que nos han llegado.

En primer lugar, la fecha de la Pascua no se pospuso como algunos imaginaron, dada la situación de los países afectados por el Covid 19. ¿Por qué?

La fecha de la Pascua no puede ser pospuesta. La celebraremos después de la preparación de este tiempo especial de Cuaresma, tan marcado por el dolor, el miedo, la incertidumbre. Hace unas semanas recibimos las cenizas en nuestras cabezas, y se nos recordó que somos polvo y en polvo nos convertiremos. Pero somos polvo amado por Dios, redimido por Dios. Jesús sufrió en la cruz pero superó la muerte y creemos en la resurrección de los cuerpos, en la vida eterna.

La Pascua es la fiesta de esta victoria sobre la muerte. En los países afectados por la enfermedad, donde existen restricciones establecidas por las autoridades civiles para evitar las reuniones y movimientos masivos de personas, los obispos y sacerdotes celebrarán los ritos de la Semana Santa sin el pueblo y en un lugar adecuado, evitando la concelebración y omitiendo el intercambio de la paz.

Impacta esta Pascua celebrada sin la presencia de los fieles, sin el pueblo de Dios…

Es muy doloroso. Hemos visto, sin embargo, en esta época de aislamiento, cómo se ha multiplicado la creatividad de los sacerdotes, que encuentran maneras de estar cerca del pueblo con todos los medios disponibles hoy en día. Mucha gente sigue la misa del Santo Padre diariamente desde Santa Marta, y siguen otras celebraciones a través de los medios sociales. Muchos fieles rezan el rosario conectándose a través de la radio, la televisión o la web.

Vivimos un momento excepcional. No olvidemos que Jesús habla de la oración personal invitándonos a rezarla en nuestras habitaciones y por lo tanto en nuestras casas. Sabemos que por su naturaleza la fe cristiana es relación y comunidad: la oración común y la participación común en la mesa eucarística es fundamental.

Pero en este momento de prueba debemos tratar de detener el contagio, sin detener nuestra oración, al contrario, multiplicándola. Es importante que los fieles sean advertidos del momento en que comienzan las celebraciones, para que puedan unirse a la oración en sus hogares y seguirlos en vivo, participando en ellas de esta manera.

Información relacionada:
Fuentes:

Vatican News / Vida Nueva / Oficina de Prensa Vaticana / Foto: Getty – OPV

 

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