Renuncian obispos de Chile por los escándalos de pederastia

1:00 p m| 18 may 18 (LN/LT/T13).- Tras enfrentar graves denuncias de abusos sexuales, y después de tres días de encuentros con el papa Francisco, 34 obispos chilenos presentaron en masa su renuncia al Santo Padre “para que decida libremente con respecto a cada uno de nosotros”. Entre los 34 está Juan Barros, acusado de encubrir al sacerdote pedófilo Fernando Karadima.

En una declaración leída por el obispo Juan Ignacio González, también pidieron perdón “por el dolor causado a las víctimas, al Papa, al pueblo de Dios y al país por nuestros graves errores y omisiones”. González explicó que “todos están en plenas funciones” hasta que el Papa acepte o rechace las renuncias presentadas por todos los miembros del episcopado, un hecho sin precedente en la historia del Vaticano.

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“Queremos anunciar que todos los obispos presentes en Roma, por escrito, hemos puesto nuestros cargos en las manos el Santo Padre para que libremente decida con respecto a cada uno de nosotros”. Estas fueron las declaraciones que entregaron durante la mañana de este viernes los obispos chilenos en una conferencia de prensa encabezada por Fernando Ramos, obispo auxiliar de Santiago y secretario general de la Conferencia Episcopal.

El lunes, en medio de gran hermetismo, el Papa se reunió por primera vez con los 34 obispos chilenos a quienes había convocado a una reunión de emergencia para analizar los “abusos de poder, sexuales y de conciencia” ocurridos en Chile en las últimas décadas. Francisco compartió con los obispos sus conclusiones del informe realizado en territorio chileno por el arzobispo Charles Scicluna. En ese primer cara a cara grupal, el Papa les entregó un texto para meditar y orar. Fueron tres días de reuniones.

Qué pasó. En 2015, la designación de Juan Barros, obispo del grupo de Karadima, en la ciudad de Osorno, reavivó el escándalo por los abusos perpetrados en las décadas de 1970 y 1980 por el carismático sacerdote Fernando Karadima, prelado cercano a las clases acomodadas y al poder -en plena dictadura de Augusto Pinochet-, condenado en 2011 por el Vaticano a una vida de silencio y penitencia.

El nombramiento de Barros, realizado por Francisco, provocó una verdadera rebelión entre los fieles y grupos de víctimas, que acusaron a Barros de haber encubierto los crímenes de Karadima. El Papa respaldó a Barros en diversas oportunidades.

Todo esto marcó a fuego el viaje de Francisco a Chile en enero pasado. Al regresar al Vaticano, y en una virtual marcha atrás, el exarzobispo de Buenos Aires decidió enviar una misión especial a Chile encabezada por el arzobispo maltés, Charles Scicluna, máximo experto en pedofilia del Vaticano.

Tras leer el informe de Scicluna, fruto de entrevistas con más de 60 personas, el 8 de abril el Papa les escribió una dramática carta a los obispos chilenos. En la misiva admitió haber incurrido en “graves equivocaciones” en la percepción de la situación y, en una acción drástica, los convocó a Roma para tomar medidas de “corto, mediano y largo plazo”, para reparar el daño.

En la declaración de hoy en la que, en medio de gran expectativa, anunciaron la renuncia en bloque de todo el episcopado, los obispos aseguraron que “estos días de honesto diálogo con el Papa han sido un hito dentro de un proceso de cambio profundo”, conducido por su jefe máximo. Hubo mucha autocrítica en la declaración de los obispos, que sorprendieron al pedir dos veces perdón a las víctimas a las que maltrataron y difamaron durante años, a quienes incluso le agradecieron su “valentía y perseverancia”.

“Gracias a las víctimas, por su perseverancia y su valentía, a pesar de las enormes dificultades personales, espirituales, sociales y familiares que han debido afrontar, tantas veces en medio de la incomprensión y de los ataques de la propia comunidad eclesial”, señalaron. “Una vez más, imploramos su perdón y su ayuda para seguir avanzando en el camino de la curación y cicatrización de las heridas”, agregaron.

Los obispos aseguraron asimismo su voluntad de “restablecer la justicia y contribuir a la reparación del daño causado, para reimpulsar la misión profética de la Iglesia en Chile, cuyo centro siempre debió estar en Cristo”.

“Queremos que el rostro del Señor vuelva a resplandecer en nuestra Iglesia y a ello nos comprometemos. Con humildad y esperanza les pedimos a todos que nos ayuden a recorrer este camino”, concluyeron.

Fernando Ramos, obispo auxiliar de Santiago y secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, precisó cómo fue el proceso por el cual se llegó a esta renuncia en masa del episocopado, algo sin precedente en la historia reciente del Vaticano. Y detalló que el martes, cuando tuvieron su reunión, el Papa les leyó un documento en el que expresaba sus conclusiones y reflexiones en torno al informe realizado por monseñor Charles Scicluna, su enviado especial a Chile. “El texto del Papa indica con claridad una serie de hechos absolutamente reprobables que han ocurrido en la Iglesia Chilena en relación a los inaceptables abusos de poder, de conciencia y sexuales, y que han llevado a que ella haya disminuido el vigor profético que la caracterizaba”, dijo.

“En las siguientes tres reuniones, cada obispo pudo expresar su reacción, opinión y visión, sobre lo señalado por el Papa. En este contexto de diálogo y discernimiento, se fueron presentando varias sugerencias de medidas a adoptar para enfrentar esta gran crisis, así como también fue madurando la idea de que, para estar en mayor sintonía con la voluntad del Santo Padre, era conveniente declarar nuestra más absoluta disponibilidad para poner nuestros cargos pastorales en las manos del Papa”, aseguró.

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“De esta forma, podíamos hacer un gesto colegial y solidario, para asumir -no sin dolor- los graves hechos ocurridos y para que el Santo Padre pudiera, libremente, disponer de todos nosotros. Fue así que en el día de ayer, por escrito, manifestamos esta disponibilidad, poniendo nuestros cargos a disposición del Papa. Así él podrá, en las siguientes semanas, decidir si acepta o rechaza lo que hemos señalado”, apuntó.

Juan Carlo Cruz, una de las víctimas más emblemáticas de Karadima, que fue invitado por el Papa a Santa Marta a fines de abril y que había reclamado acciones concretas, reaccionó a la noticia de la dimisión en masa del episcopado con gran satisfacción: “Obispos chilenos TODOS renunciados. Inédito y bien. Esto cambia las cosas para siempre”, indicó en un tuit.

 

El Papa habla de “hechos delictivos”: Documento y carta

Además de la carta, hecha pública, que el Papa ha entregado a los obispos chilenos, la cadena chilena Tele 13 ha publicado el documento reservado que Jorge Mario Bergoglio les leyó a los prelados el martes. En el texto, de 10 páginas, Francisco habla de “hechos delictivos” y “escándalo”. “Duele constatar que, en este último periodo de la historia de la Iglesia chilena, esta inspiración profética perdió fuerza para dar lugar a lo que podríamos denominar una transformación en su centro”, advierte. Y añade: “La Iglesia chilena se ensimismó de tal forma que las consecuencias de todo este proceso tuvieron un precio muy elevado: su pecado se volvió el centro de atención. La dolorosa y vergonzosa constatación de abusos sexuales a menores, de abusos de poder y de conciencia por parte de ministros de la Iglesia, así como la forma en que estas situaciones han sido abordadas, deja en evidencia este cambio de centro eclesial”.

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Asimismo, indica que “es sintomático notar en el informe presentado por la ‘Misión especial’ que todos los declarantes, incluso los miembros del Consejo Nacional para la Prevención del Abuso de Menores de Edad y Acompañamiento de las Víctimas, han señalado la insuficiente atención pastoral prestada hasta el momento a todos los que se han visto envueltos, de un modo u otro, en una causa canónica de delicta graviora”. “Los problemas que hoy se viven dentro de la comunidad eclesial no se solucionan solamente abordando los casos concretos y reduciéndolos a remoción de personas; esto (y lo digo claramente) hay que hacerlo, pero no es suficiente, hay que ir más allá. Sería irresponsable de nuestra parte no ahondar en buscar las raíces y las estructuras que permitieron que estos acontecimientos concretos se sucedieran y perpetuasen”, ahonda.

Y vuelve a hablar de cambiar a algunas personas: “Confesar el pecado es necesario, buscar remediarlo es urgente, conocer las raíces del mismo es sabiduría para el presente-futuro. Sería grave omisión de nuestra parte no ahondar en las raíces. Es más, creer que solo la remoción de las personas, sin más, generaría la salud del cuerpo es una gran falacia. No hay duda que ayudaría y es necesario hacerlo, pero repito, no alcanza”.

Y en la página 9, en una nota al pie, el siguiente mensaje: “Mis enviados han podido confirmar que algunos religiosos expulsados de su orden a causa de la inmoralidad de su conducta y tras haberse minimizado la absoluta gravedad de sus hechos delictivos atribuyéndolos a simple debilidad o falta moral, habrían sido acogidos en otras diócesis e incluso, en modo más que imprudente, se les habrían confiado cargos diocesanos o parroquiales que implican un contacto cotidiano y directo con menores de edad”.

Además, continúa: “La investigación demuestra que existen graves defectos en el modo de gestionar los casos de delicta graviora que corroboran algunos datos preocupantes que comenzaron a saberse en algunos Dicasterios romanos. Especialmente en el modo de recibir las denuncias o notitae criminis, pues en no pocos casos han sido calificados muy superficialmente como inverosímiles lo que eran graves indicios de un efectivo delito”.

Asimismo, Francisco apunta a que se pudo constatar también “la existencia de presuntos delitos investigados solo a destiempo o incluso nunca investigados, con el consiguiente escándalo para los denunciantes y para todos aquellos que conocían las presuntas víctimas, familias, amigos, comunidades parroquiales. En otros casos, se ha constatado la existencia de gravísimas negligencias en la protección de los niños/as y de los niños/as vulnerables por parte de los Obispos y Superiores religiosos, de los cuales tienen una especial responsabilidad en la tarea de proteger al pueblo de Dios”.

El Papa además dice sentir “vergüenza” por las declaraciones que “certifican presiones ejercidas sobre aquellos que debían llevar adelante la instrucción de los procesos penales o incluso la destrucción de documentos comprometedores por parte de encargados de archivos eclesiásticos, evidenciando así una absoluta falta de respeto por el procedimiento canónico y, más aún, unas prácticas reprobables que deberán ser evitadas en el futuro”.

“En la misma línea y para poder corroborar que el problema no pertenece a solo un grupo de personas, en el caso de muchos abusadores se detectaron ya graves problemas en ellos en su etapa de formación en el seminario o noviciado. De hecho, constan en las actas de la ‘Misión especial’ graves acusaciones contra algunos Obispos o Superiores que habrían confiado dichas instituciones educativas a sacerdotes sospechosos de homosexualidad activa”, concluye.

 

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Fuentes:

La Tercera / La Nación / Tele13 / Vatican News

Puntuación: 5 / Votos: 4

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Un pensamiento en “Renuncian obispos de Chile por los escándalos de pederastia

  • 18 mayo, 2018 al 7:02 pm
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    Que dolor, que vergüenza, pero solo la verdad sana el Cuerpo y el Alma.
    Dios acompañe y de mas fortaleza a los Hermanos Chilenos Pueblo y comunidad religiosa.

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