L’Osservatore Romano: Existe un procedimiento para la remoción de obispos negligentes

7:00 p m| 31 mar 17 (LO/VI/BV).- Los obispos deben ejercer un cuidado especial para no causar daño moral o espiritual, al no abordar con la diligencia debida las acusaciones de abusos por parte de sacerdotes. El periódico vaticano L’Osservatore Romano ha recordado, de esta forma, que rige para toda la Iglesia un procedimiento de remoción de obispos negligentes en el ejercicio de ésta y otras funciones. Por otro lado, miembros de la Comisión Pontificia para la protección de menores prometieron que proseguirán con su trabajo incluso sin la participación de víctimas de abuso en la Comisión, pero en un comunicado el domingo, manifestaron su apoyo a Marie Collins -quien recién renunció- y, por separado, varios miembros dijeron estar absolutamente de acuerdo con sus críticas a la oficina de Doctrina.

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El Vaticano recordó que desde septiembre del 2016 rige un procedimiento para la remoción de obispos, eparcas u otros integrantes de la comunidad religiosa ante “causas graves”. Entre ellas figuran la negligencia de los obispos ante casos de abusos sexuales contra menores y adultos vulnerables.

Así lo reiteró el propio Papa Francisco en la edición del sábado del diario L’Osservatore Romano, órgano de difusión del Vaticano que en Argentina publica Editorial Perfil. El matutino reiteró la carta que el sumo pontífice había publicado en junio de 2016, titulada “Como una madre amorosa”, que hace hincapié en cómo la Iglesia “cuida y protege con afecto particular a los más pequeños e indefensos”.

En los cinco artículos de L’Osservatore, se explica detalladamente cuál es el proceso por el que pasa un integrante de la comunidad religiosa al momento de ser removido. Es decir, desde el momento en el que es denunciado hasta el cuando debe de defenderse. De todas formas, el diario se resalta que “la Congregación toma sus determinaciones reunida en sesión ordinaria”, y que de decidirse la expulsión se lo debe de “exhortar fraternalmente al obispo a presentar su renuncia en un plazo de 15 días”. Aún así, la aprobación específica para la remoción depende del Pontífice.

Además, el protocolo papal advierte de la importancia de la atención vigilante con la puesta en práctica de un canon del Código de derecho canónico y de las Iglesias orientales, aún así no podría tratarse de un procedimiento penal porque solo apunta a los casos de “negligencia”.

El Papa apuntó también a que aquellos religiosos que tengan responsabilidad de una iglesia o comunidad de fieles, pueden ser “legítimamente removidos de su cargo si por negligencia ha puesto u omitido actos que hayan provocado un daño grave a los otros”. La “investigación” por la cual tendría que someterse corresponde a las cuatro Congregaciones competentes: obispos, evangelización de los pueblos, Iglesias orientales e Institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica.


Miembros de la Comisión anti-abusos respaldan a Marie Collins

Miembros de la Comisión Pontificia para la protección de menores del Papa Francisco en materia de abuso sexual prometieron el domingo que proseguirán con su trabajo incluso sin la participación de víctimas de abuso en la Comisión, tras la renuncia de una respetada defensora de menores.

La Comisión concluyó el domingo una junta plenaria asegurando que encontraría “nuevos caminos” para garantizar que víctimas de abuso sexual de parte del clero sean quienes tracen e informen sobre sus labores. Sin embargo, no ofrecieron detalles ni anunciaron si otras víctimas serían nombradas miembros del panel más adelante.

La irlandesa Marie Collins, víctima de abuso sexual y una de las fundadoras de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, renunció el 1 de marzo tras denunciar una “inaceptable” resistencia a las propuestas de la Comisión por parte de la oficina de doctrina del Vaticano, la cual es responsable de procesar casos contra sacerdotes responsables de abuso sexual.

Collins mencionó en especial el presunto rechazo de la Congregación de la Doctrina de la Fe a implementar propuestas aprobadas por el Papa y a colaborar con la comisión.

En un comunicado emitido el domingo, la comisión manifestó su apoyo a Collins y, por separado, varios miembros dijeron estar absolutamente de acuerdo con sus críticas a la oficina de Doctrina.

“Lo que ha dicho Marie es la verdad”, señaló Catherine Bonnet, una psiquiatra infantil francesa y autora de publicaciones sobre abuso infantil. “Es más que la voz de una sobreviviente; ella tiene un punto de vista general sobre lo que es necesario”.

La baronesa Sheila Hollins, una psiquiatra y especialista en abuso infantil, dijo que la Iglesia se ha inclinado a ver el problema de abuso por parte de clérigos desde un punto de vista puramente canónico o desde la perspectiva jurídica, cuando de hecho se requiere un enfoque multidisciplinario para atender el trauma perdurable que sufren las víctimas.

“Algunos líderes de la Iglesia lo entienden, y algunos líderes no”, comentó Hollins.


O’Malley: las víctimas deben seguir teniendo voz

“¿Cómo pueden seguir teniendo una voz potente en nuestro trabajo las víctimas/supervivientes y cómo pueden seguir ayudándonos a orientarnos?”. Se lo preguntó el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston y Presidente de la Comisión Pontificia para la protección de menores, durante la introducción de un seminario que se realizó esta semana en la Pontificia Universidad Gregoriana sobre el papel de la educación en la prevención de la pederastia.

También subrayó que esa pregunta será “un argumento central” de la misma comisión en la asamblea plenaria, que se está reuniendo esta semana hasta el próximo domingo, por primera vez desde la renuncia de Marie Collins, mujer irlandesa que, cuando era niña, sufrió los abusos de un sacerdote. O’Malley agradeció a los cardenales Parolin, Ouellet, Farrel y Braz de Aviz por su colaboración. “Que no haya dudas”, dijo el purpurado capuchino, sin referirse explícitamente al caso Collins. “Papa Francisco está completamente comprometido para arrancar el escándalo del abuso sexual en la Iglesia”.

“Nuestro fin último en programas como el de hoy es seguir aprendiendo las maneras para desarrollar e implementar programas exhaustivos y rigurosos para tutelar a los más vulnerables de los abusos sexuales”, dijo O’Malley.

“He expresado en varias ocasiones mis firmes convicciones personales sobre estos temas, incluido el curso que se llevó a cabo en Roma para los nuevos obispos en septiembre del año pasado. Simplemente no hay justificación en nuestros días para fracasar en la implementación de estándares concretos de protección para nuestros niños, jóvenes y adultos vulnerables. Como creyentes en Jesucristo, estamos llamados a reformar y renovar todas las instituciones de nuestra Iglesia. Pero Dios también nos ha llamado a ser testimonios y firmes defensores en nuestras sociedades y en todas las instituciones públicas. Y debemos, seguramente, afrontar el mal de los abusos sexuales de los sacerdotes”.

“En el Consistorio de febrero de 2015, dije a mis hermanos cardenales y a Papa Francisco que abusar de niños y de los más vulnerables ‘no es un problema católico o solo clerical. Es un problema humano. En el mundo de comunicaciones instantáneas de hoy, nuestro pueblo católico se está volviendo más consciente del problema de los abusos sexuales en la Iglesia y pide que nosotros, que somos sus pastores, demos los pasos necesarios para proteger a los niños encomendados a nuestro cuidado’. Es este el compromiso que ha unido a los miembros de nuestra Comisión (de los cinco continentes) para ofrecer nuestra experiencia y consejo a nuestro Santo Padre. Papa Francisco nos encomendó la misión de ‘promover la responsabilidad local en las Iglesias particulares’ y de ofrecer asistencia ‘mediante el intercambio de best-practices y programas de educación, formación y desarrollo, y desarrollando respuestas adecuadas al abuso sexual’. Este trabajo incluye a todas nuestras instituciones educativas en las Iglesias locales”.

“Puedo decir solo pocas palabras sobre Francisco”, continuó el cardenal estadounidense. “Cuando muchas personas hablan de nuestro Santo Padre, lo llaman ‘el Papa Reformador’. Pero lo que yo he notado es que ellos normalmente hablan de las reformas de las estructuras. Nuestro Santo Padre nos recuerda que primero nosotros debemos hablar de la reforma de los corazones (de la verdadera conversión). Esta es nuestra tarea hoy. No es algo que lograremos en una noche. Pero podemos educar verdaderamente a las personas para que cambien sus corazones y sus mentes. El trabajo de ofrecer ambientes seguros en todas las instituciones católicas es una parte crucial de esto. Que no haya dudas: Francisco está completamente comprometido en arrancar el escándalo del abuso sexual en la Iglesia”.

“Permítanme –dijo O’Malley– despedirme con una última reflexión. Todos estos programas mejores y best practices no ayudarán a nada si nosotros fracasamos al poner a las víctimas y a los que sobrevivieron al abuso sexual en primer lugar. Nuestra Comisión ha adoptado el ‘principio de prioridad’, antes la víctima, y será un argumento central durante nuestra asamblea plenaria de esta semana: ¿Cómo pueden seguir teniendo una voz potente en nuestro trabajo las víctimas/supervivientes y cómo pueden seguir ayudándonos a orientarnos?”

“Deseo agradecerles por haberse unido a nuestra Comisión y a nuestros socios hoy. El motor que guía jornadas de estudio como esta es la conciencia de que nunca podemos volvernos indulgentes en este trabajo y que debemos seguir aprendiendo de la experiencia e incluso de nuestros errores. Hacer que nuestra Iglesia sea verdaderamente segura para cada uno exige nuestra colaboración en todos los niveles. Durante estos últimos tres años, en nuestros encuentros con las Iglesias locales del mundo, un tema que ha surgido a menudo es la necesidad de compartir más los recursos y el conocimiento. Este seminario nos ofrece una oportunidad importante para continuar por este camino juntos”.


Fuentes:

L’Osservatore Romano / Vatican Insider

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