Episcopado pide votar con criterio ético y libertad

9:00 p m| 6 abr 16 (CEP/BV).- Con ocasión de las elecciones presidenciales a realizarse el 10 de abril, la Conferencia Episcopal Peruana emitió este año dos comunicados. El primero, difundido el 10 de febrero, que se puede reconocer como el comunicado esperado en una coyuntura que implica la responsabilidad de elegir un presidente. La invocación fue por una participación en la acción política, reflexionada, informada y apoyada en criterios éticos, para sobrellevar un entorno distante de lo ideal, con candidatos cuestionados y un sistema político afectado por la corrupción. Se pidió también por una actitud vigilante hacia nuestros representantes y de servicio al bien común.

El segundo comunicado se publicó después de la polémica creada por el Arzobispo de Arequipa, quien durante una misa advirtió que votar por un par de candidatos sería incurrir en pecado, por la posición de estos respecto al aborto y matrimonio homosexual. El documento aclara que la Iglesia reconoce el valor de la democracia y “que el ejercicio del voto es un signo de la participación activa de los que conformamos la sociedad peruana y que la Iglesia respeta y promueve la libertad de cada persona en el ejercicio de este deber cívico”.

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Aquí los dos mensajes difundidos:

Mensaje de los Obispos del Perú
Una reflexión ante las próximas elecciones generales
Miércoles 10 de febrero 2016

La encrucijada actual

Los peruanos nos encontramos ante el desafío de emitir nuestro voto en las próximas elecciones para la Presidencia y el Congreso de la República. Elegiremos a los representantes que nos guiarán hacia la celebración del bicentenario de la nación. Con esta elección se afianza una continuidad de procesos electorales, inédita en nuestra historia.

Esta satisfacción, sin embargo, viene empañada por una cierta tristeza y perplejidad, al ver cómo se viene desarrollando el proceso electoral. La conformación de las listas parece haber dejado de lado la propuesta programática; los planes de gobierno no aparecen como vinculantes ante la sociedad; algunos de los principales líderes están severamente cuestionados y con procesos judiciales en curso; se dejan de lado honorables trayectorias en aras del pragmatismo, dando la impresión de que “en política todo vale”. Nuestro sistema político está afectado por elevados índices de corrupción. La sociedad civil no ha desarrollado aún los mecanismos de supervisión y vigilancia ciudadanas para exigir a nuestros representantes el cumplimiento de sus promesas electorales. Muchos de nuestros conciudadanos asisten con escepticismo y desconfianza a este nuevo proceso electoral. Nos preocupa la grave crisis de representación política en la coyuntura actual del país.

La ciudadanía va tomando conciencia de que para lograr el desarrollo integral sostenible no basta con hacer principalmente obras de infraestructura, ni basar el crecimiento económico únicamente en factores externos. La pregunta clave en este momento es qué sociedad queremos construir para que los hombres y mujeres, los jóvenes y niños puedan crecer y vivir en paz y con igualdad de oportunidades, sintiéndose seguros y respetados en su dignidad, sin discriminaciones, y habiendo desterrado los persistentes índices de pobreza, informalidad y desigualdad educativa que frenan nuestro desarrollo. Estos son los temas fundamentales que el debate político debe abordar, más allá de promesas populistas, vacías de contenido y difícilmente realizables.

“Sabemos que las cosas pueden cambiar” (Laudato si’ 13)

Esta frase del Papa Francisco, llena de esperanza, nos alienta. Su encíclica Laudato si’ trasciende el problema ambiental y nos sitúa ante la profundidad de la crisis que vivimos hoy a nivel global. Es una crisis social y ética que nos lleva a plantearnos con el Papa: “¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?” (Ls’ 160). En el contexto de esa pregunta, el Papa plantea una noción fundamental: el bien común, entendido como “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección” (Ls’ 156). La actividad política debe estar orientada al bien común.

Desde esta perspectiva, planteamos las siguientes preguntas en el escenario electoral:

– ¿Cómo vamos a asegurar una mayor institucionalidad de la vida social, superando los altos niveles de informalidad y anomia que hoy padecemos?

– ¿Cómo vamos a combatir la corrupción que afecta la sociedad, la política y la vida cotidiana, incidiendo gravemente en nuestro desarrollo? ¿Cómo se va a promover un comportamiento ético, acorde a la dignidad de todos y cada uno de los peruanos?

– ¿Cómo enfrentar la inseguridad ciudadana que afecta negativamente la vida de tantas personas y la convivencia social?

– ¿Cómo superar un crecimiento económico basado en el extractivismo y la mera exportación de materias primas? ¿Cómo impulsar la diversificación productiva, la generación de valor agregado, la innovación, la capacidad emprendedora de nuestra población y una adecuada relación de las empresas con el entorno social y ambiental?

– ¿Cómo vamos a lograr una representación política que acerque el Estado al ciudadano de a pie, de modo que este sienta que sus derechos y deberes son debidamente promovidos y respetados?

– ¿Cómo lograr mayores niveles de justicia y equidad, de respeto a los derechos de todos los peruanos, y en todos los ámbitos de la vida?

Si deseamos participar en organizaciones internacionales con altos estándares de conciencia y convivencia ciudadanas, no podemos esquivar estas preguntas. Invocamos a los candidatos a que se hagan dignos de la función a la que aspiran con sus respuestas y propuestas “¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!” (Evangelii gaudium 205).

Rehabilitar la democracia y la política desde la ética

Proponemos unos criterios éticos a tener en cuenta a la hora de elegir autoridades: obtener información veraz y completa sobre la hoja de vida de los candidatos; exigir un plan de gobierno realista; descartar a los postulantes corruptos y a los oportunistas; evaluar las promesas de campaña así como las fuentes de financiación; verificar el compromiso de los candidatos por la defensa integral de la vida y el cuidado de la Creación.

El ejercicio democrático trasciende el acto electoral. Llamamos a todos los ciudadanos a ejercer el derecho a supervisar y vigilar a nuestros representantes antes, en y después del acto electoral. El signo de una sociedad democráticamente madura es la permanente y transparente rendición de cuentas de los elegidos a sus electores y la organización de estos para exigirla (cfr Ls’, 179).

Finalmente, hacemos un llamado a los cristianos a participar en la acción política desde una actitud de servicio al bien común, propia de los valores evangélicos. No permitamos que la actividad política sea capturada por quienes solo se preocupan por sus propios intereses o los de su facción.

En cinco años más, nuestro país cumplirá los 200 de vida republicana. Elijamos a representantes que sean dignos de ese hito histórico. Los pastores del Perú deseamos sumarnos a la construcción de un país más justo y equitativo, en el que todos podamos vivir con dignidad y en paz.

Los Obispos del Perú

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Comunicado del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana

Ante las recientes declaraciones emitidas por algunos obispos sobre diversos candidatos en este proceso electoral, el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana, manifiesta lo siguiente:

1. La Iglesia reconoce el valor de la democracia como uno de los mejores sistemas para escuchar, proponer, respetar y servir a la sociedad. El ejercicio del voto es un signo de la participación activa de los que conformamos la sociedad peruana. La Iglesia respeta y promueve la libertad de cada persona en el ejercicio de este deber cívico.

2. La Iglesia, en fidelidad al Evangelio de Jesucristo,  defiende principios y valores irrenunciables como son el respeto a la dignidad de la persona, el reconocimiento de la vida humana como un don de Dios y del “cuidado de nuestra casa común”.

3. Ante las diversas propuestas que puedan ofrecer los candidatos en este proceso electoral, la Iglesia invoca a los ciudadanos al voto consciente y responsable y a los candidatos a trabajar en favor del bien común, respetando la pluralidad política y social.

4. En el Mensaje emitido por los Obispos del Perú, el pasado 10 de febrero, con motivo de las próximas elecciones generales, se ponía énfasis en la propuesta de criterios éticos a la hora de elegir a las autoridades; para lograrlo debemos: “exigir un plan de gobierno realista; descartar a los postulantes corruptos y a los oportunistas; evaluar las promesas de campaña, así como las fuentes de financiación; verificar el compromiso de los candidatos por la defensa integral de la vida y el cuidado de la creación”.

Asumimos la súplica del Papa Francisco: “¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo y la vida de los pobres!” (Eg 205)

Lima, 30 marzo 2016
Consejo Permanente
Conferencia Episcopal Peruana

Fuente:

Conferencia Episcopal Peruana

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