Corpus Christi: El cuerpo de Jesús entre nosotros nos inspira a la caridad
4.00 p m| 9 jun 15 (BV).- La vida que la Eucaristía celebra nos desafía a los católicos a manifestar el “estilo de Jesús” en nuestra vida. De ese estilo de vivir y convivir Dios se encarga de resaltar un aspecto: todos los cristianos estamos llamados a cuidar a los más frágiles de la tierra. Y así lo recuerda el jesuita Carlos Cardó en su homilía por el Corpus Christi: “Lo que Jesús hace en su Última Cena no es un simple rito, una simple ceremonia, una representación. Por eso, no tiene sentido celebrar la Eucaristía como una mera costumbre piadosa, si no procuramos hacer que nuestra vida sea una memoria viva de su presencia en nosotros”. Una segunda parte de la publicación expone varias calles de ciudades brasileñas, en donde se puede apreciar al Corpus Christi como una de las celebraciones más llamativas de arte popular.
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Homilía del P. Carlos Cardó, SJ – 7 de junio 2015
La Iglesia revive el misterio del Jueves Santo a la luz de la Resurrección. Agradecemos el regalo que Jesús nos dejó antes de su pasión: la Eucaristía, memorial de Pasión, sacramento de nuestra comunión con él, y de su presencia real entre nosotros.
Es un mandato que Jesús nos dejó: “Hagan esto en memoria mía”. Al cumplirlo, celebrando la Cena del Señor, hacemos el memorial de su vida entregada por nuestra salvación, de lo que padeció por nosotros en la cruz y de su victoria en la resurrección: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección”.
En los actos sencillos de ofrecer un pedazo de pan y una copa de vino, y en esas palabras sencillas: “Esto es mi cuerpo…, mi sangre”, actualizamos todo lo que Jesús es y todo lo que nos da. Lo que encierran y significan no lo podemos experimentar de una vez: ahí recordamos la despedida de Jesús, se actualiza el sacrificio de su vida, damos gracias, y nos unimos todos como un solo cuerpo (la Iglesia) comulgando en su Cuerpo y en su Sangre. La Eucaristía condensa todo lo que creemos, esperamos y amamos; por eso, la Eucaristía es norma de vida del cristiano y de la comunidad.
No podemos dudar: lo que Jesús hace en su Ultima Cena no es un simple rito, una simple ceremonia, una representación. Por eso, no tiene sentido celebrar la Eucaristía como una mera costumbre piadosa, si no procuramos hacer que nuestra vida sea una memoria viva de su presencia en nosotros.
La liturgia cristiana es la vida hecha “eucaristía”, vida vivida en comunión con Dios en Cristo y comunión entre nosotros, vida hecha acción de gracias por todo lo que Dios nos da y que debemos compartir, vida hecha servicio, regida por el mandamiento nuevo del amor. Eso es lo que nos mandó Jesús cuando, después de lavar los pies de sus discípulos y después de partir el pan y ofrecer el cáliz, les dijo “¡Hagan esto!”.
Comulgar, alimentarnos con el Pan de Eucaristía es permitir que nuestras personas sean arrastradas por el dinamismo de amor y servicio que vence al egoísmo y a la injusticia del mundo. Comemos el cuerpo del Señor para superar los obstáculos que nos impiden amar. No tener en cuenta esta verdad: que comulgar con Cristo lleva indisociablemente a comulgar con los hermanos, es “comer y beber sin discernir el Cuerpo” y, por tanto, es “comer y beber su propio castigo”. Cuando no se capta esta amplitud de la presencia del Señor en la Eucaristía y en los hermanos, entonces sucede lo que en Corinto: una comunidad dividida, a la que Pablo echa en cara “no apreciar el Cuerpo del Señor” y, por eso, celebrar algo que “ya no es la Cena del Señor” (1 Cor 11,20).
No podemos dividir lo que Jesús ha unido: el “sacramento del altar” y el “sacramento del hermano”.”El descubrimiento de Jesús en los que sufren es parte tan real de este culto como son las especies de pan y de vino” (Joseph Ratzinger: Introducción al Cristianismo). Se da aquí el criterio para comprobar la autenticidad de nuestras celebraciones eucarísticas.
Así lo decía el gran doctor de la Iglesia, San Juan Crisóstomo: “¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo encuentres desnudo en los pobres, ni lo honres a quién el templo con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que dijo: ‘Esto es mi cuerpo’, y con su palabra llevó a realidad lo que decía, afirmó también: ‘Tuve hambre y no me disteis de comer’, y más adelante: ‘Siempre que dejasteis de hacerlo a uno de estos pequeñuelos, a mí en persona lo dejasteis de hacer’ […]. ¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de Cristo” (San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de Mateo, 50, 3-4: PG 58,508-509).
Hagamos nuestros los sentimientos que tuvo Jesús al instituir este Sacramento de su amor y digamos también nosotros nuestra acción de gracias.
– “Gracias, Padre, por el pan que nos das. Creador de todo, eres fuente de vida. Padre Nuestro, tú alimentas a todas tus criaturas”.
– “Te damos gracias porque, por medio de este pan y de este vino podemos asociarnos a tu obra creadora e imitar tu generosidad, compartiendo nuestro pan con nuestros hermanos más necesitados”.
– “Gracias, Padre, porque por medio de este pan que recibimos, nosotros mismos nos convertiremos en pan para la vida del mundo. Gracias por haberme dado la vida, que puedo transformar en una vida al servicio de los demás. Gracias porque así puedo establecer alianza nueva contigo y con todos mis hermanos”.
– “Somos muchos y recibimos un solo pan; un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un mismo pan”. Cristo, maestro, ayúdanos a realizar tu deseo supremo: que seamos uno para que el mundo crea. Para que sea efectiva la unidad, enséñanos Jesús a compartir generosamente los bienes espirituales y materiales en verdadero amor fraterno.
– Fortalécenos en nuestra lucha por la justicia, en nuestros diario quehacer por superar tantas diferencias que humillan a nuestros hermanos pobres frente a los demás y contradicen el amor que decimos tenerte y la unidad en tu Iglesia.
– Te adoramos en laEucaristía, confesamos que en ella estás, conmoviendo nuestro corazón, cambiando nuestras actitudes, uniéndonos íntimamente a ti, hermano y Señor de todos.
Otros enlaces de interés:
– Homilía del Papa Francisco en la festividad del Corpus Christi
– Homilia del Padre José Antonio Pagola por el Corpus Christi
El arte de las alfombras del Corpus Christi en Brasil
En Brasil, los portugueses fueron los responsables de traer esta fiesta católica al país, pero fue en la ciudad de Ouro Preto, del interior de Minas Gerais (en el sureste de Brasil), donde nació la tradición de adornar las calles. Todo tipo de material es utilizado para adornar las calles, como los posos del café, harina, arena, serrín de colores, tapones de botellas, flores y cualquier accesorio que pueda usarse para festejar esta celebración religiosa.
Brasil recibe la influencia del barroco portugués a la hora de celebrar esta fecha y su principal característica es la profusión de colores, música y expresiones o motivos de grandeza. En las diferentes ciudades brasileñas, un grupo de voluntarios prepara las calles unos días antes de la fiesta trabajando para manifestar su fe en el día del Corpus Cristi con verdaderas obras de arte. Algunas de las ciudades más famosas del país en el arte de hacer alfombras de calle en Corpus Cristi son estas:
Matão, São Paulo
Corpus Cristi es una de las fiestas más importantes de esta ciudad, que tanto a habitantes como a visitantes ofrece un espectáculo de religiosidad utilizando todo tipo de material para la puesta en escena de sus alfombras.
Caçapava, São Paulo
Centenares de personas colaboran para preparar cada año la alfombra de cerca de tres kilómetros de extensión de esta región.
Atibaia, São Paulo
En la madrugada de la fiesta del Corpus Cristi comienza la tarea de cubrir y diseñar la gran alfombra que cubrirá las calles del centro con creaciones compuestos de serrín y polvo.
São João del-Rei, Minas Gerais
Esta ciudad minera ofrece desde el año 200 talleres en vivo de Alfombras de Calle para enseñar a todo el que lo desee a confeccionar una alfombra de Corpus Cristi.
Castelo, Espíritu Santo
Más de medio millar de voluntarios y turistas acuden a esta ciudad situada en el sur de Espíritu Santo para ver la alfombra de 1,2 metros de longitud llena de mensajes de amor, donaciones, solidaridad y religión.
Flores da Cunha, Rio Grande Do Sul
Esta ciudad es conocida por ser una de las mayores productoras de vino del país y también por su fiesta del Corpus Cristi, que también figura en el calendario de eventos Uruguai-Rio Grande do Sul.
Fuentes:
Revista Ecclesia / Notimerica