Sínodo sobre la familia: concluyen exposiciones preliminares

Sínodo sobre la familia

11.00 p m| 14 oct 14 (AGENCIAS/BV).- El lunes 13 de octubre con la presentación de la Relatio post disceptationem culminó la etapa de reflexiones preliminares en el Sínodo. Luego se dio un espacio para el debate abierto a propósito del documento expuesto por el cardenal Erdo, con el que se trabajará estos días en los denominados “círculos menores”. El 16 de octubre se presentará lo realizado a la Asamblea en la Congregación general matutina programada. Aquí un recuento de lo reflexionado desde la sétima Congregación general en adelante.

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Congregaciones Generales del 9 al 13 de octubre:

El Sínodo aborda las trabas para vivir una sexualidad abierta a la vida

El jueves 9 de octubre comenzó la séptima congregación del Sínodo, esta vez enfocada en debatir “Los desafíos pastorales sobre la apertura de la vida”, de acuerdo con el orden indicado en el Instrumentum Laboris.

Luego de la oración, el primero en intervenir fue el obispo de Xai-Xai, en Mozambique, monseñor Lúcio Andrice Muandula, quien invitó a dejarse “guiar por la sabiduría bíblica, en un mundo cada vez más globalizado, con el cual estamos llamados a instaurar un diálogo de fe”. El prelado reconoció que hoy existe el peligro “de perder la propia confianza en Dios, para adoptar un estilo de vida completamente pagano”, y pidió que Dios “ilumine con su Espíritu de sabiduría los trabajos” del sínodo.

El presidente delegado de turno, el cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de París, indicó que debido a la mentalidad hoy dominante, existe una dificultad en aceptar la concepción antropológica cristiana favorable a los métodos naturales de control de la natalidad. El purpurado francés propuso hacer conocer con un nuevo lenguaje, y en colaboración con el mundo universitario, la coherencia de la visión antropológica propuesta por la Iglesia. Porque, dijo, existen consecuencias en la práctica sacramental. “Hay parejas que consideran que los métodos anticonceptivos no son pecado, y reciben la comunión sin hacerse problemas”, advirtió.

El arzobispo de París concluyó invitando a “incentivar la mentalidad abierta a la vida”, para contraponerla a la “mentalidad contraceptiva” y a la difusión de un modelo antropológico individualista, que producen en diversas regiones del mundo una baja natalidad, y cuyas consecuencias sociales y humanas no son tomadas en consideración”.

Una paternidad responsable

En las deliberaciones, los padres sinodales también abordaron el tema de una paternidad responsable, reiterando que el don de la vida -como así también la castidad- son valores fundamentales del matrimonio cristiano. El tema del aborto y el crimen que significa volvió a aparecer al abordar las muchas tragedias que viven tantas familias. También se destacó que en Asia se dan casos de infanticidio, violencia contra las mujeres o trata de seres humanos.

Un tema importante fue la educación de los hijos en la fe y en las enseñanzas de la Iglesia. Esa responsabilidad es primordial y requiere atención, dijeron los padres sinodales. Se observó que la atención pastoral de los niños debe crear un punto de contacto con las familias que se encuentran en situaciones difíciles. Por último, se reiteró el papel fundamental de los laicos en el apostolado de la familia y en su evangelización, así como el de los movimientos laicos que pueden acompañar a los núcleos familiares en dificultad.

Las situaciones particulares difíciles

La séptima congregación también continuó el debate iniciado el miércoles 8 por la tarde, cuando se abordaron las uniones entre personas del mismo sexo, la Eucaristía para los divorciados vueltos a casar, las uniones de hecho y los matrimonios mixtos.

Los padres sinodales reanudaron la reflexión sobre la cuestión del acceso al sacramento de la Eucaristía para los divorciados unidos en nuevas nupcias reafirmando la indisolubilidad del matrimonio, basada en el hecho de que el vínculo sacramental es una realidad objetiva, obra de Cristo en la Iglesia. Insistieron en que este valor debe ser defendido y tratado en las catequesis prematrimoniales y observaron como oportuno que se acompañe pastoralmente a las parejas después de la boda.

Al mismo tiempo, se insistió en que se deben considerar los casos individuales, las situaciones concretas -algunas de gran sufrimiento-, distinguiendo, por ejemplo, entre las personas que han abandonado a su cónyuge y las que ha sido abandonadas. Se repitió varias veces que la Iglesia no puede dejar de lado a ninguno de lo casos. La pastoral no debe ser exclusiva, “o todo o nada”, sino misericordiosa, resaltaron.

Se insistió en que los divorciados vueltos a casar no pueden acercarse a la Eucaristía, pero eso no significa que estén excluidos de la comunidad eclesial. Al contrario, se invitó a reconsiderar que hay varias responsabilidades que pueden ejercer. También se hizo hincapié en la necesidad de simplificar y acelerar los procedimientos para la declaración de nulidad matrimonial.

Acerca del concubinato, en algunas regiones se constata que con frecuencia se debe a razones económicas y sociales, y no a una especie de rechazo de las enseñanzas de la Iglesia. Del mismo modo, reiterando la imposibilidad de reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, los Padres sinodales subrayaron la necesidad de un enfoque respetuoso y no discriminatorio a los homosexuales.

También se volvió a hablar de la cuestión de los matrimonios mixtos, señalando que, además de las dificultades, es bueno tener en cuenta también la posibilidad de testimoniar la armonía y el diálogo interreligioso. Y se afrontó de nuevo el tema del lenguaje para que la Iglesia sea capaz de involucrar a creyentes y no creyentes, y a todas las personas de buena voluntad en individuar patrones de vida familiar que promuevan el desarrollo integral de la persona y el bienestar de la sociedad. La propuesta es hablar de la familia con una “gramática simple” que llegue a los corazones de los fieles.


La educación en la fe

Durante la octava congregación general, celebrada el jueves 9 por la tarde, y siguiendo el esquema del Instrumentum Laboris, los padres sinodales discutieron acerca de “la Iglesia y la familia frente al desafío educativo” y la educación cristiana en “situaciones familiares difíciles”.

Los cardenales y obispos reiteraron la vocación a la vida como elemento fundamental de la familia; de ahí la invitación a los fieles a profundizar en el conocimiento de la encíclica de Pablo VI, Humanae Vitae, también para comprender mejor la importancia de la utilización de los métodos naturales de regulación de la fertilidad y el rechazo de la anticoncepción. Al afirmar que la unión y la procreación no están separadas del acto conyugal, los obispos condenaron enfáticamente la manipulación genética y la crioconservación de embriones.

También se evidenció que la expresión “derechos a la salud sexual y reproductiva” no tiene, en el marco del derecho internacional, una definición precisa y que puede terminar por abarcar principios que se contradicen entre sí, como la condena del aborto forzado y la promoción del aborto seguro, o la defensa de la maternidad y la promoción de la anticoncepción. Si bien carezcan de valor vinculante, la promoción de tales “derechos” supone un riesgo, porque puede influenciar la interpretación de otras normas, en particular en el ámbito de la lucha contra la discriminación de la mujer.

La preparación al matrimonio

Algunos padres sinodales se sumaron a las voces ya escuchadas en favor de una mayor preparación de los novios para el matrimonio, y advirtieron que la celebración del sacramento está reduciéndose en algunos ambientes a la dimensión social y jurídica, dejando en segundo lugar la religiosa y espiritual.

También se dijo que a menudo los novios perciben el curso de preparación como una imposición o una tarea que hay que cumplir sin convicción y que, además, es demasiado corto. Además se dijo que los novios adolecen con frecuencia de una escasez de conocimiento del valor sacramental del matrimonio. Tanto es así que la celebración del rito matrimonial -indicaron- no es automáticamente la celebración del sacramento del matrimonio.

En cuanto a la simplificación de los procesos de nulidad matrimonial, se mencionó la Comisión Especial de Estudio para la reforma del proceso matrimonial canónico, instituida por Francisco el 20 de septiembre de 2014. Se espera en un procedimiento más sencillo siempre que sea uno y único para toda la Iglesia. Por otra parte, sobre la doble sentencia conforme a la apelación obligatoria, surgió la pregunta de si era posible dejar al discernimiento del obispo la determinación de apelar o no. Al mismo tiempo, se insistió en la necesidad de una mayor presencia de jueces laicos debidamente preparados, en particular de mujeres, en los tribunales eclesiásticos.

Durante la hora dedicada al debate libre surgieron tres temas: respecto a los divorciados que se han vuelto a casar, se puso de relieve la necesidad de un camino de penitencia, que esté acompañado de una reflexión sobre los divorciados que se han quedado solos porque a menudo sufren en silencio y están marginados de la vida social.

En segundo lugar, se señaló la necesidad de proteger a los hijos de los cónyuges divorciados de las repercusiones psicológicas que el divorcio pueda tener sobre ellos. En este contexto, se señaló que a menudo una adecuada pastoral de los niños hace que sus padres se acerquen de nuevo a la Iglesia.

En tercer lugar se habló de la importancia de la relación entre la familia y la educación de los niños, con particular referencia al derecho de los padres a elegir el programa educativo más adecuado para que sus hijos puedan recibir una educación de calidad.

Por último, el secretario general del Sínodo, el cardenal Lorenzo Baldisseri, anunció que en el transcurso de las ocho congregaciones generales, las intervenciones de los Padres sinodales fueron un total de 180, a los que hay que sumar las 80 durante las horas de debate libre.


Escuchar más a los laicos

Durante la Novena Congregación General, el día viernes 10 de octubre, se dieron 15 intervenciones (6 de parejas y 9 de auditores), casi todos laicos comprometidos en los ámbitos de la pastoral familiar, la bioética y la ecología humana. Procedentes de diferentes países y en representación de casi todos los continentes los auditores han llevado al Aula su testimonio vivo, de apostolado familiar en la vida cotidiana.

En primer lugar, se recordaron las dificultades que viven las familias de Oriente Medio, en particular de Irak. Los numerosos conflictos repercuten gravemente en la familia, disgregada por la muerte de sus miembros, obligada a emigrar en busca de un lugar seguro para vivir, privada de futuro para los jóvenes -substraídos a la escolarización- mientras los ancianos se ven abandonados a sí mismos.

La unidad de la familia cristiana en Oriente Medio está profundamente sacudida y este hecho afecta también a la cohesión social y nacional de los países de la región. Ante estos escenarios dramáticos la Iglesia representa un refugio seguro, una “familia de familias” que ofrece consuelo y esperanza. Y también es necesario preparar a las parejas casadas a ser “mediadoras” de paz y reconciliación.

Otro punto destacado por los auditores fue la necesidad de que la Iglesia escuchase más a los laicos a la hora de buscar soluciones a los problemas de las familias, en particular en lo que respecta a la esfera de la intimidad de la vida matrimonial. Por esta razón, se hizo hincapié en la importancia de la sinergia entre el mundo académico y el mundo pastoral, para no formar “técnicos”, sino agentes pastorales que conozcan y sepan promover los temas de la familia y de la vida, a través de una sólida “visión antropológica católica del mundo”.

Además, los auditores subrayaron la necesidad de un mayor diálogo entre la Iglesia y el Estado, también a través del compromiso de fieles laicos que, lejos de ambiciones personales, sean capaces de promover la protección de los derechos de la familia y la defensa de la vida, trabajando en pro de un Estado de rostro humano. Los laicos deben ser activos y competentes en la defensa pública de los valores de la vida y la familia.

También se reflexionó en el Aula sobre la importancia del testimonio. Los jóvenes no necesitan tanta teoría pero entienden muy bien la centralidad de la familia cuando la demuestran sus miembros, testigos creíbles y sujetos de evangelización. Para ello, se ha insistido en acompañar a las parejas con una pastoral adecuada, incluso después del matrimonio y no sólo antes.

Más tarde se habló de la importancia de una “ecología humana”, que ayude a contrarrestar los efectos negativos de la globalización económica, a menudo portadora de modelos contrarios a la doctrina católica. Ha habido también una fuerte condena de todas las formas de violencia doméstica, en particular contra las mujeres, señalando que a menudo es perpetrada por los jóvenes.

Por último, se hizo hincapié en la necesidad de la comunicación dentro de la familia, porque la compartición entre los cónyuges, así como también en la educación de los hijos y sobre todo la oración en el hogar, contribuyen a fortalecer el núcleo familiar.


Los Delegados Fraternos. Familia y ecumenismo

El viernes 10 de octubre se realizó la Décima Congregación General que se caracterizó por la audición de siete delegados fraternos de diversas confesiones cristianas. La intervención del octavo delegado, Su Eminencia Hilarión, presidente del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, tendrá lugar en los próximos días. En sus intervenciones, los delegados fraternos expresaron al Santo Padre y a los Padres Sinodales su gratitud por haber sido invitados a participar en la asamblea. A continuación cada uno expuso el tema de la familia en el ámbito de su confesión cristiana.

En general los desafíos y las esperanzas que atañen al núcleo familiar son comunes a todos los cristianos. La familia es clave para la sociedad, es la base fundamental de la comunión en la justicia. Ciertamente no faltan dificultades: la crisis económica avanza, los medios de comunicación reducen los momentos de diálogo en el hogar, y a veces proponen modelos que inducen al adulterio. Las guerras, las migraciones, la globalización, el drama de enfermedades como el SIDA y el ébola, el fundamentalismo islámico presente en algunos países, ponen continuamente en peligro el bien de la familia, en todos los contextos.

También es común entre los cristianos la necesidad de una adecuada preparación para el matrimonio así como de una cuidadosa reflexión sobre el matrimonio entre creyentes y no creyentes. En cuanto a los divorciados y vueltos a casar, se ha reiterado que su acogida en la Iglesia puede dar nuevas esperanzas y favorecer un clima familiar más sereno, que a su vez redundaría en beneficio de toda la sociedad.

Es esencial, por lo tanto que todas las confesiones cristianas escuchen a los que se encuentran en situaciones familiares difíciles ya que necesitan, día tras día, misericordia y compasión y las iglesias siempre quieren ayudar a los que sufren, teniendo en cuenta tanto la Santa la Escritura como los problemas del mundo contemporáneo.

Por cuanto respecta a las personas homosexuales , lejos de cualquier tipo de condena, se puso de manifiesto la voluntad de escuchar y comprender, reiterando al mismo tiempo que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. También se habló de la atención especial que merecen los niños nacidos en contextos difíciles y todas las víctimas de la violencia, especialmente las mujeres y los menores de edad , porque los cristiano tienen en común la defensa de los más vulnerables, de los que no tienen voz, tanto si son creyentes como si no lo son.

Otro tema central en las intervenciones de los delegados fraternos, fue el anuncio del Evangelio. La familia – se afirmó – es la primera escuela de fe, es el lugar donde se aprende a conocer y difundir la Buena Nueva, y por lo tanto es esencial que los cristianos compartan la “alegría del Evangelio”, ese Evangelii gaudium frecuentemente recordado por el Papa Francisco.

Se encontraron algunas diferencias de enfoque, por ejemplo en el tema de la regulación de los nacimientos y a este respecto se subrayó la libertad de conciencia de los creyentes, siempre que se respete el significado del amor y el matrimonio. Además, en relación con el segundo matrimonio, los ortodoxos afirmaron que todavía representa una desviación y que se celebra, después de un período de acompañamiento de la Iglesia, para intentar que los cónyuges se reconcilien.


Padres sinodales constatan que la relatio capta “adecuadamente” el espíritu de la asamblea

Durante la undécima Congregación General tuvo lugar la presentación en el Aula de la Relatio post disceptationem, leída por el relator general, el cardenal húngaro Péter Erdő. Poco después, comenzó el debate libre de los padres sinodales. En general, la Relatio post disceptationem fue apreciada por su capacidad de “retratar” adecuadamente las intervenciones de estos días en el aula, captando el espíritu de la Asamblea y destacando la recepción como tema principal de los trabajos.

Del documento, se dice, emerge el amor de la Iglesia por la familia fiel a Cristo, pero también su capacidad de estar cerca del ser humano en cada momento de su vida, de comprender que, detrás de los desafíos pastorales, hay muchas personas que sufren. La mirada del Sínodo -se reitera- tendría que ser la del pastor que da la vida por sus ovejas, no la del que las juzga “a priori”.

Además, dado que la Relación recoge diversos puntos de vista para proporcionar una base de trabajo a los círculos menores, se han sugerido algunas ideas adicionales. Por ejemplo, teniendo siempre presente que la Iglesia debe acoger a los que atraviesan por dificultades, sería bueno hablar más de las familias que se mantienen fieles a las enseñanzas del Evangelio, animándolas y dándoles las gracias por el testimonio que ofrecen. Del Sínodo debería emerger más claramente que el matrimonio indisoluble, feliz, fiel para siempre, es hermoso, es posible y está presente en la sociedad, evitando así de centrarse principalmente en las situaciones familiares imperfectas.

También se habló de acentuar más el tema de la mujer, de su tutela y su importancia para la transmisión de la vida y de la fe; de integrar alguna reflexión sobre la figura de los abuelos en el hogar; de incluir una referencia más específica a la familia como “iglesia doméstica”, a la parroquia como una “familia de familias”, y a la Sagrada Familia, como modelo de referencia. En este contexto, también se trató de cómo valorizar la perspectiva misionera de la familia y de su anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo.

Es necesario profundizar y aclarar la cuestión de la “gradualidad”, que podría dar origen a una serie de confusiones. Por ejemplo, en cuanto al acceso a los sacramentos para los divorciados que se han vuelto a casar, se ha dicho que es difícil aceptar excepciones sin que, en realidad, se conviertan en una regla común.

Asimismo se hizo notar que la palabra “pecado” no está casi presente en la Relatio. Y también se recordó el tono profético de las palabras de Jesús, para evitar el riesgo de conformarse a la mentalidad de este mundo.

En relación a los homosexuales se puso de relieve la necesidad de aceptación, pero con la prudencia adecuada, con el fin de no crear la impresión de una evaluación positiva de esa orientación por parte de la Iglesia. La misma atención se solicitó respectó a las convivencias.

Igualmente se apuntó a la necesidad de reiterar la importancia del sacramento del Bautismo, que es esencial para comprender plenamente la sacramentalidad del matrimonio y también su ser un “ministerio” en el anuncio del Evangelio.

En cuanto a la agilización de los procedimientos para las causas de nulidad matrimonial, ha suscitado alguna perplejidad la propuesta de dar más competencias al obispo diocesano, cargando así demasiado peso sobre sus hombros. Se ha solicitado una reflexión más profunda y articulada sobre los casos de poligamia – en especial los de aquellos que se convierten y quieren recibir los sacramentos – y sobre la difusión de la pornografía (de forma particular en la web) que representa un riesgo real para la unidad familiar. Por último, en relación con la apertura a la vida por parte de las parejas, se hizo hincapié en la necesidad de abordar con más detalle y decisión no sólo el tema del aborto, sino también el de la maternidad subrogada.

Tras las reacciones y discusiones originadas por la publicación de la Relatio post disceptationem, y a raíz de que se le haya atribuido “un valor que no corresponde a su naturaleza”, la Secretaría General del Sínodo reitera que ese texto es un documento de trabajo, que resume las intervenciones y el debate de la primera semana, y que ahora se propondrá a la discusión de los miembros del Sínodo reunidos en los Círculos menores, según lo previsto por el mismo reglamento del Sínodo.


El próximo sínodo tratará la vocación y misión de la familia en la actualidad

El Papa Francisco ya definió el tema convocante del próximo sínodo ordinario de la familia, por desarrollarse en el Vaticano durante el próximo año: el pontífice y los padres sinodales avanzarán en el debate y la discusión acerca de la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo.

En el inicio de las deliberaciones del lunes 13 por la mañana, se dio a conocer que la decimocuarta Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos versará sobre “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.

Los padres sinodales también fueron informados de la fecha de la próxima cita: comenzará el domingo 4 de octubre del año próximo y culminará el 25 de octubre.

Con la celebración del próximo sínodo, el Papa Francisco daría por concluido el período de consultas y se encontrará en condiciones de realizar algún pronunciamiento, o bien adoptar alguna medida pastoral.

Fuentes:

Vatican Information Service / AICA

Puntuación: 4.50 / Votos: 2

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