El Papa revoca suspensión de sacerdote vinculado a Teología de la Liberación
11.00 p m| 7 ago 14 (AGENCIAS/BV).- Francisco ha ordenado la revocación de la suspensión a divinis del padre Miguel d’Escoto Brockmann, de 81 años. El religioso había sido condenado a esta pena en la década de los ochenta, por su participación en el gobierno sandinista de Nicaragua. Cumplió la condena desde el principio, sin llevar a cabo ninguna actividad pastoral. En los últimos años, el sacerdote había dejado el compromiso político.
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Radio Vaticano ha dado noticia, este lunes, de un nuevo episodio de comprensión o, al menos, de misericordia hacia uno de los teólogos castigados. Se trata del sacerdote y ex ministro de Exteriores de Nicaragua Miguel d’Escoto, de 81 años. Suspendido en 1984 a divinis, sin contemplaciones por Juan Pablo II, Francisco ha ordenado ahora que se le levante el castigo, es decir, podrá volver a tener trabajo pastoral, sobre todo la celebración de la Eucaristía y la confesión de fieles.
D’Escoto pertenece a la Congregación misionera Maryknoll y escribió la primavera pasada una carta al Papa para expresarle su deseo de volver a celebrar la Eucaristía “antes de morir”. El pontífice argentino no ha tardado en contestar. Además de aceptar la revocación de la suspensión a divinis, ha pedido al superior general de la congregación que inicie cuanto antes el proceso de reintegración del sacerdote nicaragüense.
Miguel D’Escoto Brockmann nació el 5 de febrero de 1933 en Los Ángeles (EEUU). Ordenado sacerdote en Nueva York en 1961, pronto se convirtió en uno de los exponentes de la Teología de la Liberación. Su colaboración con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) comenzó en 1975 a través del Comité de Solidaridad en los Estados Unidos. Tras el triunfo de la revolución sandinista, fue llamado por la Junta de Reconstrucción Nacional para ser ministro de Exteriores, con Daniel Ortega en la presidencia de Gobierno. Lo fue durante todo el primer mandato del polémico grupo guerrillero. Tras el regreso al poder del presidente Ortega en enero de 2007, fue nombrado asesor para asuntos limítrofes y de relaciones internacionales, función de la que ya está retirado.
Fueron el Papa Juan Pablo II y el cardenal Joseph Ratzinger, ahora emérito Benedicto XVI, quienes emitieron una severa condena de la Teología de la Liberación, echando de sus cargos docentes y del ministerio ordenado a sacerdotes en todo el mundo. Los casos más sonados, sin embargo, ocurrieron en la Nicaragua de la revolución sandinista, sobre todo cuando el Gobierno de ese país, tras derrocar a una brutal dictadura apoyada por Estados Unidos, entró en guerra no declarada con la gran potencia, con el presidente Ronald Reagan empeñado en desalojarlos del poder.
Como señala el profesor Juan José Tamayo, también miembro de la Teología de la Liberación, también castigado por Roma, “la presencia de obispos, teólogos, sacerdotes y religiosos en la vida política es una constante en América Latina desde los inicios de la conquista hasta nuestros días. Y no sólo ni siempre del lado de los colonizadores, sino con frecuencia del lado de los sectores marginados”. Casos emblemáticos de compromiso político liberador son el obispo Bartolomé de Las Casas y el dominico Antonio Montesinos.
Miguel D’Escoto: “Mi condena fue un abuso de autoridad”
D’Escoto, de 81 años, recordó que cuando el Vaticano le aplicó la “suspensión a divinis” lloró y que entonces hubiese preferido lo ejecutaran. “Yo lloré con esa noticia. No por mí, sino por lo pequeña que se iba ver mi Iglesia, a la que yo tanto amo y le he dedicado mi vida”, afirmó el cura revolucionario.
Aseguró que Roma le advirtió que abandonara su labor política o le suspendía sus hábitos sacerdotales, sin embargo, aclara D’Escoto, no podía traicionar a su pueblo ni a Daniel Ortega, optando por sus principios revolucionarios.
“Además yo no podía y siempre he querido ser obediente a la autoridad, pero nunca he querido traicionar mi conciencia y yo no pude obedecer por más que quisiera lo que Roma me pedía: porque eso implicaría traicionar a mi pueblo, traicionar a sus legitimas aspiraciones y derechos, traicionar a la revolución popular sandinista, a nuestros héroes y mártires a Daniel y a todos los compañeros que estábamos en la lucha. Entonces, no podía”, comentó el sacerdote.
El cura revolucionario dijo que nunca tuvo rencor ante la sanción que el Vaticano le aplicó en 1985, bajo el papado del hoy San Juan Pablo II. “En realidad fue un abuso de autoridad y Dios me dio la gracia para cargar esto sin ningún rencor, sin ningún remordimiento y con mucho amor a mi Iglesia”, reiteró el sacerdote.
D’Escoto se comparo a Jesús, al asegurar que seguir los caminos de Jesús “es arriesgarse, porque Jesús, fue el más grande anti imperialista de la historia, quien fue crucificado por ser anti imperialista”.
“Querido pueblo de Nicaragua mi sacerdocio es de ustedes y para ustedes y me alegra volver a celebrar la misa”, dijo Miguel D’Escoto, quien también dio a conocer que hace meses le pidió al cardenal Miguel Obando y Bravo, celebrar misa en su compañía, si sus derechos sacerdotales se le restituyeran.
Fuente:
Religión Digital / El País