Más que una reforma: la alternativa de cerrar el Banco Vaticano

IOR

6.00 p m| 11 jul 13 (NCR/BV).- A pesar que el Banco Vaticano cuenta con nuevas estructuras de gobierno, será realmente de admirar si éstas son suficientes para restaurar la confianza del público en esa institución, sobre todo por la seguidilla de escándalos que le hacen sombra.

A estas alturas el Banco Vaticano es una marca muy dañada y el cierre definitivo de esta institución sería visto por los católicos como la más consistente con las enérgicas medidas del Papa Francisco, que con su pontificado pretende simplificar las maneras cortesanas de su cargo y a identificarlo más de cerca con los pobres del mundo.

Mientras avanza la reforma de la curia el Papa Francisco ha comenzado con el Instituto para las Obras de Religión, a menudo reconocido por el oficialismo de la Iglesia como una especie de pariente lejano y caprichoso de la Santa Sede.

Y no es de extrañar. La semana pasada, las autoridades italianas arrestaron a un sacerdote, empleado de las oficinas administrativas del Vaticano, Monseñor Nunzio Scarano, acusado de conspirar para trasladar para unos amigos, de Suiza a Italia, 20 millones de euros en efectivo. Según informes de prensa, ya antes de su detención, el sacerdote estaba bajo investigación en Salerno por sospechas de lavado de dinero.

El episodio dio crédito a varios rumores que circulan desde hace tiempo sobre el uso de algunas cuentas clericales del banco Vaticano para esconder dinero en efectivo del bajo mundo.

El Papa Francisco se movió rápidamente para limpiar el banco Vaticano. Nombró a un obispo de confianza, creó un comité de obispos y consejeros que le informen directamente a él, y está introduciendo rápidamente mayor transparencia en la rendición de cuentas.

Pero eso tal vez no sea suficiente para restaurar la confianza de las personas. El banco, que opera desde 1942 para promover el trabajo de las organizaciones benéficas papales y religiosas, ha sido lugar de escándalo, intrigas y venganzas, cuya cobertura de prensa, sirve como una incesante fuente de entretenimiento italiano.

Italia prohibió a sus bancos hacer negocios con la Santa Sede por la falta de transparencia financiera del banco Vaticano. El Papa emérito, Benedicto XVI, trató de implementar salvaguardas financieras más fuertes para restaurar la confianza en las operaciones del banco Vaticano. Creó una autoridad financiera centralizada y emitió nuevas normas para satisfacer las preocupaciones de los entes reguladores bancarios europeos. También contrató al actual presidente del banco, Ernst von Freyberg, en uno de los últimos actos de su pontificado. Moneyval, organismo de supervisión bancaria del Consejo de Europa, elogió las reformas, pero también ha sostenido que el banco Vaticano necesita mejoras más sustanciales.

Para consternación de la opinión pública y vergüenza de los católicos en todo el mundo, el banco Vaticano sigue siendo una rica fuente de materiales para periodistas italianos, teóricos de la conspiración y para cualquier persona que quiera construir un caso de intriga vaticana.

La pregunta previa al Papa Francisco es si liquidar totalmente el banco Vaticano -lo que significa renunciar a unos 86 millones de euros de beneficios anuales- será la única manera segura de librarse de escándalos financieros adicionales.

Algunos vaticanistas argumentarán que la continuidad del banco se justifica porque rinde atractivas ganancias y provee el flujo de ingresos para la Santa Sede que ha operado al margen durante décadas. Otros seguirán diciendo que el banco es capaz de mover fondos de caridad para las misiones mundiales de una manera confiable y discreta.

Pero tales argumentos se debilitan en un mundo post 11/9 (atentado al World Trade Center), donde los gobiernos examinan rutinariamente las transacciones financieras sin importar su origen y en donde existe banca de calidad allí mismo en Italia. Para sorpresa de muchos, Italia ha recibido altas calificaciones de la comunidad internacional por su papel en la contribución a la seguridad y la solidez de todo el sector financiero internacional.

Esto no quiere decir que la banca internacional sea conocida hoy por sus virtudes. La manipulación durante los últimos años por algunos de los más grandes bancos del índice Libor, la tasa de referencia diaria basada en las tasas de interés con las que los bancos toman préstamos, da una imagen pavorosa de hasta qué punto la cultura de la estafa ha permeado en el mundo bancario contemporáneo. Pero esto viene cambiando rápidamente.

En los mismos Estados Unidos, la Ley “Dodd-Frank” y las reformas bancarias aprobadas a raíz del retroceso masivo de la economía de los EE.UU. en 2007 han dado al gobierno y al público, herramientas más eficaces para examinar y evaluar la salud de las instituciones bancarias. Las operaciones secretas se están volviendo imposibles de realizar a nivel mundial. Las reformas han traído más luz a este sector, y son condición para la reconstrucción de la confianza y la restauración de la economía global.

A pesar de que el banco Vaticano cuenta con nuevas estructuras de gobierno, en opinión de este escritor, será realmente sorprendente si son suficientes para restaurar la confianza del público, tan alterada por su historial de escándalos. A estas alturas, el banco Vaticano es una marca muy dañada.

La reacción de los católicos devotos frente al cierre definitivo del banco Vaticano, si sucediera, sería vista como la más consistente con las enérgicas medidas del nuevo pontificado de Francisco, orientado a simplificar las maneras cortesanas de su cargo y a identificarlo más de cerca con los pobres del mundo”.

A largo plazo, el cierre del banco Vaticano enviaría el mensaje liberador de que el cuidado de las almas es el foco central de la Iglesia.


Texto de Francis Butler. Publicado en el National Catholic Reporter.

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