TC: ZAFARRANCHO DE COMBATE

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AQL-BLOG TC ZEl Tribunal Constitucional (TC) es una institución relativamente nueva en el marco constitucional peruano que ha devenido en esencial desde su original aparición con la Carta de 1979(D). La actual Constitución cambió su composición (9×7) y, sobre todo, la forma de elección de sus magistrados.  Antaño fueron elegidos por tercios: 3 el Ejecutivo, 3 el Legislativo y 3 el Poder Judicial.  Ese sistema colapsó casi desde su inicio. En la actual Carta sus 7 integrantes son nombrados por el Congreso con una mayoría sobrecalificada de 2/3, lo que requiere el voto de 87 de 130 congresistas.  En un Parlamento variopinto y multipartidario, es cosa difícil de lograr.  De hecho, acabamos de ver lo del Defensor del Pueblo que, requiriendo lo mismo, el Congreso fue incapaz de lograr esa elección por más de 5 años.

Lamentablemente esa misma importancia constitucional y democrática –quizás producto de la forma eminentemente política de elección de sus integrantes- no ha ido de la mano con la actuación de algunos de los integrantes del TC.  Ha habido mejores épocas y de mayor uniformidad, pero ha habido épocas de franco encono institucional, de pugnas, rencillas y escaramuzas entre sus integrantes –que casi han llegado a las manos en los Plenos- que han terminado lastrando a tan importante institución constitucional.

Una de esas malas épocas se vive en la actualidad. Hay un claro desconocimiento de cómo debiera funcionar un colegiado –que habla a través de la suma de los votos de sus integrantes- y que, en caso de discrepancia, hace que la institución colegiada hable como institución a través del voto mayoritario de sus integrantes.  Esa es la esencia democrática sobre la que se ha construido el derecho constitucional.  No es posible que los votos en minoría, o las disensiones,  que son normales, y hasta saludables, terminen siendo más importantes que la posición mayoritaria porque eso hiere el verdadero sentido democrático.

En los últimos tiempos, a raíz de algunos casos en que la mayoría del TC dijo una cosa, y un voto en minoría dijo otra, se produjo el despecho de la posición no acogida.  De manera inédita e ilegal, ese voto minoritario -más un alegato de defensa de la parte vencida- su redacción se enfiló, generosa en epítetos y denuestos nada menos que contra sus colegas.

Llovido sobre mojado: para mayor inri el insultante voto fue deliberadamente filtrado a la prensa, y luego su autora desapareció del TC, con sueldo pagado con los impuestos de todos los peruanos, por casi 42 días, entre viajes, licencias y demás.  Al final, frente al mayúsculo escándalo, el voto filtrado fue deliberadamente morigerado en su versión final. Ardió Troya en el TC.  Los ofendidos por el inmerecido agravio (bastaba con exponer las razones técnico-jurídicas de la discrepancia, no hacer un alegato de defensa y menos insultar a la mayoría) terminaron pidiendo la vacancia del magistrado infiel con la institucionalidad.

Al final la sangre no llegó al río pero el TC ha quedado severamente herido.  Es imprescindible mejorar la designación congresal de los magistrados, a los que lamentablemente no se les elige ni por su prosapia académica ni menos por su trayectoria constitucional, sino solo por su afinidad política. Ese parece ser el caso del magistrado infiel.

LA REBAJA DEL IGV

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AQL-BLOG IGVNo se entiende porqué la polémica sobre la intención de rebajar el IGV aparece divorciada de la realidad económica en la que habita. Es un debate eminentemente economicista. Y si lo es, se entiende menos porqué la oferta tributaria se presenta alejada de las esenciales leyes del mercado (oferta y demanda), casi siempre en perjuicio del ciudadano y del propio fisco, quien termina disparándose a los pies cuando lleva a cabo una política equivocada al imponer una tasa elevada.

El IGV (impuesto general a las ventas) no es otra cosa que el IVA (impuesto al valor agregado).  Es un impuesto indirecto que grava distintos tramos de la producción de bienes y servicios arrastrando su costo hacia el consumidor final, ya que los consumidores intermedios descontarán su pago como crédito fiscal. En el precio de venta de los bienes y servicios el consumidor pagará, además del precio del producto adquirido, una tasa en beneficio del Estado. A eso le llamamos IGV en el Perú. Es un impuesto al consumo. A mayor consumo, mayor recaudación impositiva.  A menor consumo, menor será esa recaudación. Así de simple.

Si la pirámide contribuyente en el Perú es muy estrecha, la masa impositiva también lo será y, con ello, habrá una menor recaudación, por más que la tasa sea muy alta. Mucho de poco es poco. Una simple ecuación. Los grandes negocios, o los negocios a escala lo saben muy bien. Vender poco y caro. Pero mucho de menos hace más atractivo el producto y logra la masividad del consumo. Por lo tanto, menos de mucho hace bastante y, con ello, se logra una mayor ganancia. Por eso las ofertas en la masividad del consumo. Es una regla económica muy simple.

La idea de rebajar el IGV no está alejada de la necesaria ampliación de la base tributaria ni de la mayor formalización de nuestra economía. Si gran parte de la producción económica es informal, de qué sirve tener una alta tasa del IGV cuando esa informalidad pasará por el costado del impuesto, sin afectarlo y sin aportar al mismo. Una tasa alta de cero da como resultado cero.

Por el contrario, una menor tasa con una necesaria ampliación de la base tributaria y una política eficaz de mayor formalización de la economía (menos economía informal y más agentes formalizados) dará como lógica consecuencia una mayor recaudación. Es simple de entender.

Tampoco se entiende porque la SUNAT vive tan alejada del contribuyente (su usuario), de las reglas esenciales del derecho y de la economía: si la SUNAT debe pagar y el contribuyente también, no acepta la compensación como forma de pago, derogando en esa parte del código civil que rige en todo el país, menos en la SUNAT. Si esta se demora en pagar, paga reducidos intereses legales. Pero si el contribuyente debe pagar, calcula los intereses tan abismalmente leoninos que -de ordinario- vuelve las deudas impagables, quedándose sin cobrar (¿?). Y, finalmente, siendo el Tribunal Fiscal su superior jerárquico, si este revira una resolución de la SUNAT, esta demandará al Tribunal Fiscal ante el Poder Judicial en acción contenciosa-administrativa, acción legal reservada sólo para el ciudadano, no para que el Estado litigue contra sí mismo, (Art. 148° de la Constitución). ¿Alguien entiende eso?

EL DÍA DESPUES DE MAÑANA

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AQL-KRL EL DÍA DESPUES DE MAÑANAEl 1er. Juzgado Constitucional de Lima ha dispuesto, mediante resolución cautelar, que el Ministerio de Salud –en 30 días- entregue gratuitamente –según protocolo- el anticonceptivo oral de emergencia “Levonorgestrel” (AOE), conocido como la “píldora del día siguiente”. Como todo tema de orden constitucional que toca valores y derechos fundamentales encontrados, que afecta fibras morales y de fe, el asunto no pasa desapercibido y ha generado natural revuelo.

En este asunto preexistía una sentencia de un amparo del TC (Exp. 2005-2009) en que se había ordenado, con claro contrasentido, que el AOE no podía distribuirse por el Estado a través de una política pública para evitar el embarazo adolescente, no consentidos o producto de violación, ya que tenía duda razonable sobre sus abortivos. Pero, en grosera discriminación, no prohibió su libre venta libre en farmacias, para el que pueda pagarlos, claro está.  La prueba de su posición “no pero sí” está en el fundamento 52 de entonces, al precisar que esa posición jurisprudencial podría cambiar a futuro si la ciencia demostraba sus efectos inocuos respecto del aborto.

Sin embargo, desde el 2009 ocurrieron dos cosas: la Corte Interamericana de DDHH, en el caso “Artavia Murrillo” contra Costa Rica determinó con efecto vinculante los efectos no abortivos del AOE, zanjando el debate acerca del inicio de la vida, que no se iniciaría con la sola fecundación del gameto masculino en el óvulo maduro, dando lugar a un embrión, sino con la necesaria anidación del embrión en el endometrio preparado para recibirlo, dando lugar a una anidación viable a partir de la cual se generará el saco vitelino, la placenta y el desarrollo fetal. Antes de ello no se puede hablar de posibilidad de vida. El desarrollo del embrión no puede estar desligado del cuerpo de la mujer, que es donde tiene viabilidad fisiológica, por lo que el embrión por sí mismo carece de esa viabilidad sin anidación. Como prueba: los embarazos ectópicos (en las trompas, dando lugar a cirugía de emergencia) o cuando el embrión fecundado (cigoto) cae en un endometrio no preparado, con endometriosis, sin posibilidad de anidación.

Por otro lado, tanto la OMS, cuanto la OPS, han demostrado científicamente que el AOE no afecta al cigoto (no lo destruye) ni menos aún al embrión ya anidado, ante lo cual simplemente resulta ineficaz. Es decir, si al momento de tomar el AOE ya el embrión está anidado no se alterará en forma alguna el ciclo vital ya iniciado, ni removerá del endometrio esta anidación. Antes bien, se consolidará. El bebé se desarrollará con normalidad.

Lo que produce el AOE –debido a su alta dosis de progesterona que solo se debe tomar en situación de emergencia- es retraso en la ovulación o la anovulación en el ovario.  Pero en ningún caso tendrá efectos abortivos.

La jurisprudencia está hecha para cambiar. Así como las leyes se cambian por otras leyes, las sentencias también deben cambiar por el paso del tiempo, el avance científico y los cambios culturales, sociales y axiológicos. A ese proceso se llama overruling. Es normal, natural y deseable. Resulta sano que el Poder Judicial se ponga en la vanguardia y enmiende una equivocada plana del TC. El sistema constitucional de protección de DDFF funciona y se consolida.

EL VOTO DE INVESTIDURA

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AQL-BLOG EL VOTO DE INVESTIDURA 1Existen en el derecho constitucional regímenes políticos presidencialista, semipresidencialista y parlamentario.  En los primeros la conformación del Ejecutivo por el voto popular es independiente de la formación del Legislativo, también por mandato de las urnas.  En cambio, en los parlamentarios el Ejecutivo nace de las entrañas del Legislativo y se “investirá” como jefe de gobierno del Ejecutivo al líder de la mayoría parlamentaria.  De ahí la palabreja.

La Constitución de 1993 estructura un presidencialismo atenuado.  El Presidente elegido tiene plena libertad para escoger a su Jefe de Gabinete y, a propuesta de éste, a todo el Gabinete.   Hasta ahí lo usual.  Pero, señala la Carta Magna que, conformado el nuevo Gabinete bajo la égida de un nuevo Premier, forzosamente deben comparecer dentro de los 30 días siguientes a su nombramiento ante el Congreso “para  exponer y debatir la política general del gobierno y las principales medidas que requiere su gestión”. Nada extraordinario.

Lo novedoso está en el candado que la Constitución pone al Ejecutivo en favor del Congreso.  Dice que, finalizada esta primera exposición obligatoria, el nuevo Premier debe plantear “cuestión de confianza”.  Si la logra podrá continuar en funciones hasta que renuncie, sea renunciado o se le censure.  De no conseguirla, se produce una “crisis total de gabinete”.  El Presidente tendrá 72 horas para aceptar la dimisión de todo el Gabinete debiendo obligatoriamente nombrar a un nuevo Premier, pues en él recae la recusación parlamentaria. Podrá repetir algunos ministros, o todos, pero forzosamente deberá licenciar al Premier derrotado.

Si el segundo Gabinete tampoco logra la confianza, el candado dará la vuelta hacia el Ejecutivo y, entonces, el Presidente estará facultado a “disolver el Congreso” convocando nuevas elecciones parlamentarias para que nuevos congresistas, con una mayoría diferente, complete el mandato trunco de los originales congresistas.  Es decir, si el Congreso censurase o negase la confianza a dos gabinetes dentro de un periodo constitucional –excepto en el último año- se haría un harakiri autolicenciándose, lo que resulta imposible pueda hacerse realidad.

Dos son los mecanismos de control del Congreso sobre el Ejecutivo: la cuestión de confianza y la censura.  En su tramitación, votación y consecuencias  son idénticas. Lo que varía es su iniciativa: la confianza sólo es requerida por un ministro, o el Premier, y –de obtenerla- saldrá legitimado por el Congreso continuando su función.  De no alcanzarla, forzosamente deberá dimitir siendo apartado malamente del gobierno. La censura es –por el contrario- solo iniciativa del Congreso.

Por ello el sentido de la votación será diferente: se pugna por la confianza para no ser renunciado; en tanto se pugna por la censura para renunciarlo.  Así debe ser considerada la votación.  Alcanzar mayoría simple para obtener una confianza que no se tiene y, de no obtenerla, debe entenderse denegada.  En tanto se debe alcanzar la mayoría simple para lograr una censura que no preexiste y, de no lograrla, no habrá censura y el ministro sobrevivirá.

Foto tomada de larepublica.pe

NI UNA MÁS

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blog aql niunamenosA despecho de la nominación #NiUnaMenos, este título pretende decir lo mismo con una semántica quizás más coherente con su significado. Finalmente, como bien dijo una valiosísima mujer, #NiUnaMenos ya es un valor por sí mismo simbolizando –sin ninguna duda- la necesaria protesta por el innegable maltrato, dejación, machismo y violencia moral y física contra la mujer desarrollados a lo largo de la historia de la humanidad y que, en pleno Siglo XXI, en la era tecnológica más avanzada de la civilización, cuando casi ha sido posible explorar el universo, cuando la ciencia y su avance han logrado sus más altas cotas, resulta intolerable que aún subsistan atávicas condiciones de agresión y minusvalía a la mujer tan solo por su género.

Nacemos fisiológicamente diferentes. Pero convivimos en la misma comunidad entrelazados de manera inseparable ya que los unos sin las otras no podríamos desarrollarnos, ni tener progenie, ni dar curso a la esencia de la vida que sólo se logra cuando los géneros se encuentran y –por igual- dan lugar a la maravillosa y permanente generación de la vida. Por eso la igualdad se da en el plano de los valores, de los derechos, de las obligaciones, de las oportunidades y de los beneficios. No existe razón que permita sustentar lo contrario.

Pero no ha sido así: en el Perú la mujer adquiere el derecho al voto recién en la década de los ’50. Por más de 120 años nuestro sistema constitucional las ignoró como si no fueran parte de la comunidad política, como si su participación, importancia y aporte valiera nada. La Constitución española de 1978 privilegia la sucesión real en el hijo varón, aunque sea menor, sobre las hijas mujeres del rey. Por eso Felipe VI, siendo menor a sus dos hermanas, fue coronado rey y no Elena de Borbón. Pero la Carta española grita que todos sus ciudadanos tienen exactamente los mismos derechos en plena igualdad. Son las groseras contradicciones de la hora actual.

Subsisten comunidades donde las mujeres no pueden tener permiso de conducir. Las hay en que no pueden salir de su casa sin taparse la cabeza, como con vergüenza.  En una de esas –hace poco- un hermano dio muerte a su hermana invocando el “honor familiar” ya que no le gustaba su exposición en las redes sociales. Por alguna razón solo se habla de “trata de blancas” y no de “blancos y blancas”. Y, cuando se refiere a la explotación sexual, sólo las mujeres son las víctimas, nunca los hombres.

Uno de los primeros casos que Gonzalo vio como practicante,   en 1978, se trató de una mujer que –estando embarazada- había sido masacrada con particular sadismo por su pareja, lesionándola severamente hasta provocarle el aborto. El juez en primera instancia fijó en apenas 10,000 soles -de esa entonces- la “justa” reparación. Apelado el fallo por el agresor, la Corte Superior rebajó la condena a 5000 soles.

¿Subsiste el machismo? Sin duda; muchas veces soterrado, muchas veces escondido en una supuesta broma o sarcasmo, muchas veces refinado en el doble sentido, cuando no de modo abierto con grotescas expresiones. Es la cultura en la que nos hemos criado y que hemos bebido junto –cruel ironía- con la tibia  leche materna.

UN VOCERO POR FAVOR

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AQL-BLOG VOCEROComo ya lo habíamos señalado no hace mucho tiempo desde estas mismas páginas, la consolidación de nuestra democracia constitucional pasa, entre varios aspectos, por la urgente necesidad de que la Presidencia de la República cuente con una vocería oficial, tal como ocurre en muchos países (Chile, para no ir muy lejos) de manera que las comunicaciones oficiales se canalicen por allí, institucionalmente, protegiendo al presidente de los diarios diálogos con la comunidad política haciéndole incurrir en dislates, yerros y metidas de pata que no solo afectan innecesariamente a su figura y gobierno, sino que logran un efecto paradojal y una perversión política: la discusión va por los detalles y la anécdota y se pierden los grandes mensajes o importantes anuncios de la línea de gobierno o de las relaciones con los demás poderes del Estado.

Ahí están los resultados.  En menos de una semana de gobierno el Presidente ya ha tenido que disculparse, por sí o interpósita persona, por sus excesos verbales en la política (que serían nimiedades u obvias verdades si fuera un político común y corriente) adquiriendo mayúsculas dimensiones cuando se trata nada menos que del Jefe de Estado.

A contramano, en el estrenado gobierno se han decantado varios voceros(as) oficiales y oficiosos(as) que hablan de todo, que traducen todo y que todo explican.  Son un número indeterminado, logrando que -del otro lado- siempre haya una múltiple respuesta en una suerte de mata-gente con la figura presidencial al medio, a quien suben y bajan a su regalado gusto ya que sus propios adláteres, y su clamorosa falta de tacto político, le exponen como piñata.

A ello hay que sumarle el natural figuretismo que conlleva el ser “vocero” oficioso.  Todos los medios los llaman, la agenda de presentaciones siempre estará recargada y sus labores arrancarán muy temprano con los madrugadores  noticieros, continúan al medio día con los despachos, avanzan en la tarde con el resumen del día y culminan en la late show con las entrevistas nocturnas.  Total, dicen lo mismo y a cada rato, y se los puede ver todo el día desfilando de set en set, maquilladitos, creyéndose que así hacen la patria.  Y cuando se les acabe el rollo político, contarán sus intimidades, reales o ficticias, como para la ocasión.

Un importante productor periodístico se quejaba de dos personajes de la farándula política que todos los días le repasaban la plana antes de las 8 am, luego de revisar la prensa, autoinvitándose cotidianamente para comentar la noticia del día.  Ese es el síndrome que embarga la vocería oficial u oficiosa.  En verdad, flaco favor político y de imagen le hacen a quien creen representar.  Serán los que tengan la ultimita, que siempre despacharán “con el hombre”, el oráculo de la voluntad presidencial, los únicos que sabrán lo que pasa y los que siempre dirán: “mira, yo te voy a explicar cómo es la nuez…”

…la urgente necesidad de que la Presidencia de la República cuente con una vocería oficial, tal como ocurre en muchos países…

EL GRAN RETO

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AQL- BLOG EL GRAN RETOAl inaugurarse un nuevo gobierno democrático, hemos ingresado a un periodo histórico inédito en nuestra historia constitucional ya que –como lo señalamos hace tiempo desde esta tribuna, por primera vez entramos a un cuarto cambio constitucional consecutivo desde  el año 2000 en que el régimen autocrático y perpetuacionista –como varios en Latinoamérica con traza de seudorevolución- cedió paso a un gobierno de transición y, a partir de allí, a cuatro gobiernos democráticos pacifica y legítimamente elegidos por la mayoría del pueblo e instalados en el poder sobre la base de la Constitución.

Más allá de los infaltables sicosociales sobre alucinados “golpes de Estado” (incluyendo el no menos desopilante indulto a AFF de la semana pasada), lo cierto es que los periodos y protocolos constitucionales se han cumplido con rigor y, a despecho de las altas y bajas en el trabajo del JNE, nadie ha discutido los resultados oficiales que este año la ONPE entregó en tiempo récord, sobre todo contando con la dificultad geográfica del Perú y la diáspora de los compatriotas sufragantes en el extranjero.

Ahora en que pasó la embriaguez del la toma del poder, los saludos,  abrazos y sobonerías, se iniciará un gobierno que tiene por delante ingentes retos. En primer lugar, debe lidiar con un Congreso en que la oposición, picona por cierto, tiene una abrumadora mayoría y cuya demostración de poder se efectuó con la elección de su nueva presidenta: 87/130.  Con ese numeral esa sola mayoría, sin el Ejecutivo puede: modificar directamente y sin escalas la Constitución, nombrar al Defensor del Pueblo, a los Magistrados del TC y dar la legislación que le plazca.  También podrá acusar a cuanto funcionario desee, ya que el juicio en el Congreso no es jurídico, sino político; incluyendo la inhabilitación para la función pública, censurar Ministros, tumbarse por a un Gabinete, negar su investidura y hasta vacar al propio Presidente de la República por “incapacidad moral” para lo que no se requiere justificación ni fundamento, sino tan solo la fuerza del número de votos.  Que se los cuente el ex presidente Lugo en Paraguay, o la suspensa Presidenta Roussef en Brasil.

Ese es el gran reto: continuar nuestro desarrollo constitucional, profundizar nuestra democracia y sacar adelante al país con un eficiente Ejecutivo y una oposición híper mayoritaria que ya demostró su fortaleza y que se abstuvo -siquiera por cortesía- aplaudir las palabras del nuevo presidente constitucional.  Es decir, tiene sangre en el ojo.  A ello se sumarán los áulicos(cas) que, habiendo perdido su cuota de poder, ya empezaron a criticar ácidamente cuanto movimiento hace o hará PPK.

Luce difícil, sino imposible, pero estamos en el Siglo XXI con un país más desarrollado en su conciencia política y económica y que a diario tiene una mayor presencia fiscalizadora.  Habrá que hilar muy fino (el Ejecutivo) y andarse con mucha cautela (el Legislativo) si quieren tener viabilidad política en el recambio constitucional del 2021.

EL GOBIERNO DE LOS ECONOMISTAS

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AQL-BLOG EL GOBIERNO DE LOS ECONOMISTAS 20 JUL 2016Es sus clases un antiguo tributarista definía a los  economistas como “contadores sofisticados”. También decía: “los economistas dividen su tiempo en dos: en la primera parte pronostican el futuro; en la segunda se la pasan explicando por qué no acertaron en su vaticinio…”.

Maldades aparte, es cosa curiosa observar cómo en el gobierno que se instalará este 28 de julio sus principales autoridades son predominantemente economistas. Lo serán el Presidente de la República, su recién nombrado Primer Ministro, la segunda Vicepresidenta, y así…  Parecería que en la hora actual de la no política, de la ostensible debilidad de los partidos políticos, del declive de la ideología y de la presencia de un pragmatismo en que cuesta distinguir una opción de la otra y donde la izquierda ideologizada tiene un  espacio cada vez más acotado, prevalece una clara hegemonía economicista de la política, de la vida y de la sociedad, dejando de lado la retórica populistoide, el discurso inflamado, el verbo florido que parece decir mucho y no dice nada.  Hasta el metalenguaje de los abogados cuando trasuntan hacia lo político en nombre de la ciencia política.

Eso no es bueno ni malo. Tan solo es una realidad.  Hemos tenido gobiernos izquierdistas que fracasaron en sacar adelante al país. Gobiernos populistas que nos sumieron en el caos económico, la pobreza, la debacle de la inflación y la postración de nuestro desarrollo nacional.  Y gobiernos claramente ineficientes.

Se quiera admitir o no, desde se uniformizó el manejo económico hace un cuarto de siglo y desde que las reglas democráticas empataron con una estabilidad y rigor en el manejo de las arcas fiscales y el gasto público, el desarrollo ha sido sostenido, bien sea por la redefinición del rol del Estado en lo económico, bien sea por el impulso a la inversión privada, bien sea por la clarificación de las reglas esenciales para proteger la inversión privada, sea nacional o extranjera.

Mucho ha ayudado la llamada “constitución económica”, que no es otra cosa que el Capítulo Económico de la Constitución del ’93 que -casi transformado en cláusula pétrea- ha no ha podido ser tocado, modificado o manipulado, ni ha sufrido intento serio de cambio a despecho de quienes han hecho de su radical  alteración su principal bandera política.

Ahora la política doméstica y el manejo económico van a estar casi monopolizados por economistas como nunca antes se dio en nuestra historia.  Debemos suponer que los principales fundamentos de nuestra bonanza y riqueza serán maximizados en su rédito lográndose el ansiado desarrollo nacional sostenido y, sobre todo, un alejamiento tangible de los márgenes de pobreza, desigualdad y atraso que aún laceran nuestra realidad.

Claro, es con dinero que se compra la comida.  Y con dinero se compran los materiales -y se pagan los salarios de los profesores- para que se eduquen nuestros hijos.  Con dinero es que se provee la necesaria seguridad interna que tanta falta hace.  También con dinero se garantiza nuestra seguridad externa que, con 5 fronteras, nos debe tener siempre vigilantes para no repetir nuestra funesta historia del Siglo XIX, protegiendo nuestros recursos naturales, siempre apetitosos para los demás.

La oposición ha tenido la candidez de señalar que los líderes designados vienen de la “gran empresa”, a la que seguro beneficiarán; sin darse cuenta que una gran empresa significa un gran capital, grandes puestos de trabajo, mejores salarios, grandes impuestos, mayor tecnología, grandes mercados y un Estado más fuerte.  Una “gran rentabilidad” con la que ganamos todos.  ¿Tan difícil es entender de algo tan elemental?

No hay almuerzo gratis, se dice una en la economía moderna.  Y es verdad: en el mundo real nada es gratis, y la lucha contra la pobreza o la seguridad ciudadana tampoco.   Para lograr tan solo esos dos aspectos que nuestra sociedad clama necesitamos de una solidez patrimonial que solo un manejo adecuado de la cosa pública y de nuestra economía lo puede intentar con alguna posibilidad de alcanzarlo.

Confiemos en que nuestros actuales líderes políticos puedan afrontar con éxito el reto que se han autoimpuesto.  No quisiéramos que, al final, tan solo se la pasen explicando por qué no lograron cumplir sus metas que, al fin de cuentas, son también nuestros más grandes anhelos.

EL CONTROL CONSTITUCIONAL

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JURAMENTACION DE LOS SEIS NUEVOS MAGISTRADOS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Nuestro control constitucional está repartido entre el Tribunal Constitucional (TC) y la Corte Suprema de Justicia de la República (CSJR) determinando un sistema mixto de control de la constitucionalidad.

Así fue perfilado por la Constitución de 1979(D), repetido con ajustes en la Carta de 1993 y desarrollado en el Código Procesal Constitucional (CPConst.). En los últimos 25 años, como consecuencia del notorio activismo del TC, su jurisprudencia y la herencia fujimorista (19902000), la posición de la CSJR ha declinado con evidencia y la faz del TC se ha levantado, como da cuenta la opinión pública. Eso no es bueno para nadie –aunque con algún infantilismo en el TC no se entiende así- ya que ninguna democracia constitucional se consolidará con un Poder Judicial (PJ) devaluado ante su sociedad, claudicante en el control constitucional.

Los constituyentes quisieron que el control sea mixto, entre un sistema americano de “judicial review” y un sistema europeo “concentrado”. Por eso tanto el PJ como el TC pueden hacer interpretación constitucional y ambos tienen posición en los instrumentos del control constitucional. El control de los reglamentos pertenece al PJ, en tanto que las contiendas de competencia y el control de las leyes pertenecen al TC. La mixtura resalta en las acciones de amparo, hábeas corpus, hábeas data y cumplimiento donde la responsabilidad es compartida: todas empiezan en sede judicial y pueden terminar en el TC.

Claro, el TC se ha irrogado ser el preferente intérprete de la Constitución pero, a despecho de lo que piensan sus magistrados, y lo que indebidamente dice su ley orgánica, eso no lo dice la Constitución. Y tanto los magistrados de la CSJR cuanto los del TC han juramentado, biblia en mano, cumplir el texto escrito de la Constitución.

Un connotado penalista al ver perdido un caso de extradición en que la CSJR autoriza el traslado del acusado al extranjero, acaba de “consultar” al TC si podía “revisar” la sentencia extradictoria del PJ. Un sonoro portazo fue la respuesta porque eso no es competencia del TC. Como tampoco es absolver consultas sobre diferentes tópicos de la constitucionalidad, como a veces políticos y funcionarios despistados suelen pedir.

El problema principal radica en que los magistrados de la CSJR no se sienten representantes de la defensa de la constitucionalidad y creen que ese terreno les ha sido parcialmente usurpado por el TC. Y los magistrados del TC –que suelen no tener experiencia forense ni en la justicia- se creen los únicos, exclusivos, excluyentes y omnímodos titulares del control de la constitucionalidad.

Esta interfase –entre la CSJR y el TC frente al control constitucional- es una tarea pendiente de construir apropiadamente. Ese es el reto de la academia, la docencia, la investigación y, ciertamente, de los propios actores en el PJ y en el TC.

Si a eso le sumamos el origen político en la designación congresal de los integrantes del TC que hacen aterrizar en el mismo a –algunos- sin preparación, sindéresis, madurez o cordura, y que luego generan una tormentosa la relación entre sí, complicándole la vida a su colegiado. ¿Quién paga los platos rotos de ello? El ciudadano común o las empresas, cuyos abogados simplemente representan sus derechos, que luego se verán afectados con sentencias dispares o fuera de la Constitución o con actuaciones manifiestamente arbitrarias, lo que evidentemente va contra la Constitución.

En un recientísimo caso, cuya sentencia ni siquiera se ha publicado, un voto singular fue filtrado a la prensa por los propios magistrados del TC interesados en petardear, al mejor estilo talibán, a sus propios colegas. Con una redacción inédita para un fallo constitucional y con lenguaje inapropiado, este voto singular más parece un ofensivo alegato de defensa del perdedor antes que una ecuánime e imparcial fundamentación jurídica. Allí se lee, con pésima redacción precedida de un huachafito epígrafe, que: “Con indignación, voto en contra de la (…) posición en mayoría del TC, porque considero con certeza, y sin ningún margen de duda, que por puros motivos subjetivos y amparándose en normas (…) citadas de modo incompleto, carentes de veracidad e irrelevantes para este caso, han otorgado un millonario beneficio tributario (…). No existe ley tributaria que así lo autorice, consagrando de este modo la “muerte” del legislador tributario(¿?), al haberse convertido el TC (…) en un legislador no diría activista sino irresponsable.” Y, así, otras lindezas. Tarea pendiente para el nuevo Congreso.