Archivo por meses: marzo 2020

VIDAS PARALELAS

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Aníbal Quiroga León [1]

La abrupta aparición de la pandemia del Covid 19, de etiología, alcances y real letalidad aun desconocidos, pero con una velocidad de contagio ciertamente exponencial, ha puesto de vuelta y media a los aparatos del Estado de varios países, se ha desbordado en no pocos países del primer mundo, ha puesto en vitrina a los verdaderos estadistas y a aquellos que solo son un mero remedo de tales.  Desde aquellos que han tomado en serio tan grave amenaza, tomando las mejores previsiones del caso, hasta aquellos bufos que creen que, con demagogia y populismo, como los brujos de antaño, alejarán al maléfico virus de sus fronteras y que con sus naciones no será. El tiempo y los resultados les enrostrarán la fatalidad de sus equívocas decisiones.

El gran peligro para la salud pública que esta pandemia representa es que su incontrolado avance sobrepase en mucho la magra oferta que el Estado ofrece y se vea avasallado por la enfermedad, sin tener cómo asistir a los contagiados en sus diversos niveles de gravedad.  Esa línea media es la que no debería sobrepasarse so riesgo de caer en el caos social.

A nivel social esto presenta un caos laboral y económico. Servicios que no se prestan, gente atrapada dentro y fuera de su hogar, ingresos que no se perciben, salarios que no se reciben, sueldos que hay que pagar sin obtener las ganancias para eso, obligaciones que se vencen, bancos implacables, la Sunat, etc.

Poco a poco todo aquello irá solucionándose después del 30 de marzo, y recogeremos los platos rotos, nivelaremos la economía, recompondremos la política en lo que queda del Congreso corto que a duras penas se acaba de instalar, literalmente entre gallos y medianoche, y también evaluaremos las experiencias que el manejo publico de esta pandemia dejará para el futuro.  Esperemos que en ese balance nuestra lista de fatalidades sea inexistente o, en el peor de los casos, la menor posible.  No queremos la selección natural darwiniana ni menos aún la solución inglesa de corte economicista exhibida por uno de los máximos exponentes del populismo mundial.

A nivel social esta pandemia -grado mucho más grave que una epidemia- también nos dejará diversas experiencias, ya que el afrontarla tan abrupta y duramente nos muestra lo mejor y lo peor del ser humano en sociedad. Desde el egoísta que corre al supermercado a llenarse de mercadería que no necesita sin importarle dejar desabastecido a su vecino, sin darse cuenta que le está regalando pingues ganancias a sus empresas propietarias con una artificial e innecesaria sobre demanda, hasta aquella apacible ama de casa, adulta mayor, que de pronto se arrancha como fiera leona una plancha de papel higiénico con su vecina; desde aquella joven profesional que envía un mensaje a su vecindario ofreciéndose para hacer las compras de sus vecinos mayores, sin recargo alguno, bastando que se lo pidan, hasta aquellos adultos mayores que sin paciencia ni empatía alguna mandan callar a los críos -en obligado confinamiento- del apartamento contiguo.

Egoísmo y generosidad, entrega y desprendimiento, irresponsabilidad y disciplina. Este forzoso aislamiento inevitablemente sacará lo mejor y lo peor de nosotros. Desde las autoridades, policías, militares, enfermeras, médicos y trabajadores de los servicios básicos que se baten heroicamente en medio de la  emergencia, so riesgo de contagio, y que han merecido el espontáneo reconocimiento de la ciudadanía, hasta alcaldes distritales reyezuelos que creen que tienen “fronteras” allí donde la ley y la Constitución solo les otorgan límites jurisdiccionales administrativos, tratando de sacar ventaja política pensando en cargos mayores -que ciertamente les quedarán muy grandes- por lo que sólo han recibido un unánime rechazo.

[1] Jurista. Profesor Principal PUCP

PANDEMIA

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Mapa de regiones con pacientes diagnosticados con coronavirus al 18 de marzo de 2020. Fuente: https://cnnespanol.cnn.com/2020/03/18/este-mapa-te-muestra-la-situacion-del-coronavirus-en-el-mundo-en-tiempo-real/


Aníbal QUIROGA LEON (*)

Constituye un atavismo del ser humano el temor a lo desconocido. Y nada causa mayor miedo en una población que la propagación veloz e incontenible de una enfermedad desconocida, sin tratamiento eficaz y, sobre todo, sin vacuna. Si antes del 31de diciembre de 2019, ya entrados en el primer quinto del Siglo XXI, alguien hubiese vaticinado que el Comité de Salud Municipal de Wuhan -una remota provincia china- iba a reportar una desconocida súbita neumonía de 27 trabajadores de su Mercado de Mariscos como prolegómeno de una pandemia mundial, poniendo en vilo a naciones desarrolladas del primer mundo, paralizando el tránsito mundial, el turismo, cerrando fronteras, afectando seriamente la economía globalizada y haciendo estallar los controles y la contención de la salubridad en casi todos los continentes, nadie le hubiese prestado atención o lo habrían puesto en la sección de ciencia ficción.

Pero no, lo que estamos viviendo -y lo que falta por ver- no es una ficción producto de una afiebrada mente; es la realidad cruda y madura que ha hecho que en tan solo dos meses del verano meridional el planeta se vea conmocionado con una verdadera “pandemia”, palabra muy superior en gravedad a la “epidemia”, guardada por mucho tiempo en los anaqueles de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que ahora rápidamente se ha tenido que desempolvar para enfrentar el severo ataque que significa el rapidísimo contagio del nuevo coronavirus o Covid 19.

Una “pandemia” es la propagación a nivel de un gran territorio de una nueva enfermedad donde la mayoría de los afectados no tiene inmunidad ni existen remedios o vacunas eficaces contra ella. Es una verdadera emergencia de salud pública a nivel masivo, nacional e internacional. Se caracteriza por causar muchos casos graves en grandes áreas geográficas, traspasando fronteras y, muchas veces, continentes.

Desde la Peste, pasando por la Gripe Española, para aterrizar en el Cólera, el Sida o la Gripe H1N1, no se vivía una verdadera “pandemia” de la agresividad y velocidad de contagio que la que hoy enfrentamos, sin que tengamos una verdadera cura a la mano. Ni siquiera tenemos los reactivos suficientes para atender la determinación oportuna de la simple confirmación o descarte de los contagios.

Sin precedentes, el Presidente de la República ha anunciado necesarias medidas de emergencia que pueden lucir drásticas frente a nuestros antecedentes, pero que sin duda son más que necesarias ante el enorme riesgo al que nos enfrentamos y que algunos se resisten en admitir, disponiéndose el cese de las actividades escolares públicas y privadas. Han seguido las superiores y universitarias prontas a iniciarse, y todo evento que congregue a público masivo, ya que se trata de contener el contagio y no de propiciarlo. Con verdadera responsabilidad, si miramos la realidad, nadie podría asegurar que puede estar exento del contagio del Covid 19. Ni ricos ni pobres, ni obreros ni empresarios, ni profesionales ni empleados. Esta pandemia no distingue territorio, condiciones sociales, edad, sexo o nacionalidades. Por eso debemos extremar las precauciones sin riesgo a la exageración. La protección de la salud pública y la vida de los ciudadanos lo requiere.  Disciplina y solidaridad social hasta que el peligro pase. Aún estamos en medio de la tormenta.

(*)   Jurista. Profesor Principal PUCP