SEÑOR DR. FUAD KHOURY ZARZAR
CONTRALOR GENERAL DE LA REPÚBLICA
AUTORIDADES Y ALTOS FUNCIONARIOS DEL ESTADO
COMPAÑEROS DE LA CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA
COLEGAS DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE RESPONSABILIDADES ADMINISTRATIVAS Y FUNCIONARIOS DE SU SECRETARÍA TÉCNICA
SEÑORAS Y SEÑORES:
En primer lugar, y con el mayor orgullo, quisiéramos darles la más afectuosa bienvenida en nuestra flamante sede del Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas, órgano colegiado, de composición escabinada, que se halla adscrito a la Contraloría General de la República, y que oficialmente hoy se inaugura recibiendo su bendición.
En segundo lugar, quisiera reiterarles que constituye un privilegio ser parte de esa gran familia que conforma la institución de la Contraloría General de la República, que nos ha acogido en su seno desde hace un año al ser integrantes del primer Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas, colegiado encargado de la importante tarea de resolver, en última instancia administrativo-jurisdiccional, las apelaciones que corresponden ser elevadas en el procedimiento administrativo sancionador.
Como debemos recordar, no hace mucho, y gracias a la actual gestión del Sr. Contralor General de la República, el Congreso de la República devolvió a la Contraloría General de la República la potestad jurisdiccional de sancionar directamente a los distintos funcionarios públicos y administrados en general, que se hallan bajo la competencia del control de la Contraloría General de la República, tanto respecto de los hechos determinados por la ley, cuanto las faltas sancionables, todo ello luego de un debido proceso administrativo. Esta facultad, retirada en el pasado, no posibilitó un efectivo control, ni el que la Contraloría General de la República pudiera ejercer de modo adecuado su mandato constitucional, permitiendo la generación de impunidad en el manejo y gestión de los fondos públicos y del presupuesto del Estado.
Desde hace casi tres años la normativa cambió por Ley del Congreso No. 29622, lo que ha sido desarrollado por normativas reglamentarias diversas hasta llegar al propio Reglamento del Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas -que contribuimos a redactar-, y que fuera aprobado por Res. de Contraloría No. 244-2013-CGde junio del año en curso; haciendo fe el Sr. Contralor General de la República,y su Asesoría Legal, del trabajo conjunto que hemos desarrollado.
Hoy, el Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas es una evidente realidad y ya ha cumplido un año de existencia, funcionando en su plena operatividad. La fortuna, y la confianza de mis colegas en el Tribunal, me hicieron su primer Presidente, lo que acaba de ser reiterado por un periodo reglamentario más; de modo que hoy no solo podemos decir que el proyecto PAS es una realidad, sino que el Tribunal es una realidad, como sus últimas resoluciones dan testimonio de ello.
Si me preguntasen a qué aspiramos en primer lugar, tendría que dividir mi respuesta en dos vectores: por un lado, a que quienes nos eligieron para el cargo de Vocal del Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas no sientan que se equivocaron en su elección, y que sientan legítimo orgullo en el resultado de su labor –modélica, creo yo, en su fase de concurso y elección-. Y, en segundo lugar, a que aquellos administrados que por la fuerza de los hechos y la labor de la Contraloría deban transitar por los pasillos del PAS, llegando al final del túnel procesal al Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas, sientan que aquí sus legítimos derechos son respetados, y que pese al rigor del proceso y a la severidad de las sanciones, o de sus merecidas absoluciones, se les ha tratado con justicia, equidad y probidad; y que han sido protagonistas de un proceso justo, de un proceso debido, de modo que estemos a la altura del parámetro constitucional que tanto el Tribunal Constitucional como la Corte Interamericana de Derechos Humanos han señalado al efecto.
Y si me preguntasen qué puede constituir el debido proceso legal, podría contestarles con una alegoría que podemos adaptar al proceder ante el Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas: “El debido proceso es una garantía destinada a todos aquellos que, para la determinación de sus derechos y bienes, de su familia y su honra, para la protección de sus DDFF, para la defensa de su vida, su integridad física o de su libertad como dones más preciados universal e indiscutiblemente reconocidos al ser humano; aquellos que deben pasar por el drama del proceso. A quienes se acercan a un Tribunal de Justicia con temor, con reverencia, con esperanza, con fe, con suspicacia, con pesimismo, con desesperanza. A los que deben transitar los estrechos pasillos del proceso, muchas veces estrechados por normas antiguas que deben aplicar seres antiguos, por normas nuevas que deben aplicar seres antiguos, por normas nuevas aplicadas por seres nuevos; normas que se tergiversan por el interés político, económico, social o venal de siempre. A todos los forzados actores del drama del proceso que con sus vidas y sus posesiones, sus ilusiones y esperanzas, sus desilusiones, angustias y frustraciones, le dan vida y contenido cotidianamente. A los esperanzados en la justicia y en el cumplimiento de la ley; y también para los agnósticos de la equidad en el proceso y la eficacia del derecho. Por sobre todo, a los desesperanzados que desesperadamente rebuscan un resquicio de fe en la justicia y en el derecho, en la reparación de la honra o la recuperación de la libertad, en la defensa de sus derechos e ilusiones que la sociedad de hoy, y sus prójimos, les escatimamos diariamente”.
Es esa nuestra aspiración y anhelo: dar contenido real al juramento que prestáramos hace más de un año ante el Contralor General de la República , (a quien varios de los nominados –entre ellos yo mismo- recién conocimos en ese momento), se cumpla a cabalidad, y que con la decidida participación del Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas, la tarea y mandato constitucional de la Contraloría General de la República se vea acrecentada con todo merecimiento en su prestigio y eficiencia constitucional. Si eso ocurriese al cabo de los cinco años que dura nuestro mandato, nos sentiremos satisfechos y podremos sentir, con alivio, que hemos cumplido el mandato que, bajo juramento aceptáramos el año pasado. Le reiteramos en este acto, Señor Contralor General de la República, comprometer todo nuestro empeño en ello.
Muchas veces se dice que las instituciones son los hombres y las mujeres que la componen. Y ello es cierto. Dentro de un marco institucional básico, al final las instituciones públicas y privadas llevan el sello y la impronta de quienes las gestionamos. Por ello, quisiéramos compartir un texto de Balo Sánchez León, de “Las Rocas” que describe lo que hoy queremos decir y sentimos:
“El hombre duro no es bruto, terco o insensible. Ha asumido, porque así se lo exige, un papel que debe llevar adelante aunque le rompa el alma, le cueste su felicidad y se tenga que tragar todas sus lágrimas. Los hombres duros lloran, pero en seco. Se guardan sus sentimientos. Su rostro puede adquirir un rostro pétreo y su voz carecer de los altos y de los bajos en la modulación, pero debe mantenerse leal al papel que el destino le ha obligado a asumir. Por nada del mundo titubea, trastabillea o tartamudea.
El hombre duro tiene un gran corazón. Un corazón que le golpea el pecho como un martillo. Se considera a sí mismo fuerte, y su eventual vulnerabilidad la matiza con una tierna sonrisa. Ha entendido que la dureza no es otra cosa que dolor. Que su papel no le permite zafarse o dar un paso hacia atrás. Los hombres duros no pueden flaquear. Miran hacia adelante con una enorme tristeza.”
Quisiéramos terminar agradeciendo, en primer lugar, a quienes han hecho posible el PAS, y su actual desarrollo, y que como consecuencia de ello permitieron dar vida al Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas, incluyendo en esto el valioso apoyo institucional de la GIZ. A quienes participaron en el proceso de selección de los Vocales del Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas que posibilitaron que hoy estemos ante Uds. exhibiendo este Tribunal adscrito a la Contraloría General de la República. A la importante tarea de la Sra. Elsa Marchinares, a quien hemos molestado tanto y que tanto nos ha apoyado. A la infatigable colaboración y decidido apoyo de la Dra. Carla Salazar, nuestra Secretaria General. A todos y cada uno de los integrantes de la Secretaría Técnica que dan soporte esencial, de muy alta factura profesional, al Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas. Por cierto, al propio Sr. Contralor General de la República, cuya iniciativa e impulso ha dotado a la Contraría General de la República de nuevos bríos, nuevos aires, rescatando la importante labor del eficiente control en los términos que la Constitución establece, plantando frontal cara a la lucha contra la corrupción dentro del aparato del Estado y en el manejo de los fondos y la gestión pública. Y, por último, quisiera ante todos Uds., agradecer muy especial y personalmente a mi esposa, Ma. Cristina, con quien hemos conformado una familia de la que nos sentimos orgullosos, y quien a diario me permite ese impulso vital con que puedo abordar todos mis empeños y afanes, con ahínco, devoción, convicción y el mejor de los esfuerzos. Ciertamente, mi empeño en el Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas no sería igual si no estuviera a mi lado. Por ello es de justicia reiterarlo en esta ocasión.
MUCHAS GRACIAS
ANIBAL QUIROGA LEON
Presidente
Tribunal Superior de Responsabilidades Administrativas
Contraloría General de la República