El Maestro de la Psicología Política Daniel Eskibel comparte esta deliciosa experiencia fílmica que nos revela los entretelones de la Comunicación Humana,los Bloqueos y el Porque un Político ,jamás debe encerrarse en un entorno
A leer y aprender
Gianna Tassara
** HABEMUS PAPA, O LA SABIDURÍA DE CONOCER A LOS OTROS
VERDADERAMENTE OTROS **
Anoche fui al cine y vi ‘Habemus Papa’, la película del italiano
Nanni Moretti.
La historia es bastante original, por cierto.
Un nuevo Papa es elegido pero cuando va a dirigirse por primera vez
a la multitud de fieles sufre un ataque de pánico que le hace huir.
Entonces el Vaticano recurre a un renombrado psicoanalista para
encarar el problema.
A partir de allí la trama se complica: el Papa recorriendo
anónimamente las calles de Roma, interactuando con la gente común,
el psicoanalista ateo atrapado dentro del Vaticano e interactuando
con los dignatarios religiosos, un guardia ocupando secretamente
las habitaciones del Sumo Pontífice…
La película encierra un secreto que todo aquel que trabaja en
política debería grabarse a fuego.
Es vital tratar de conocer a los otros.
No a los otros parecidos.
No a los otros vinculados.
No a los otros que no son tan otros.
Sino a los otros diferentes.
Muy diferentes.
Otros.
Hay que ver al maravilloso Michel Piccoli poniendo rostro a ese
Papa que descubre a la gente común, de carne y hueso, la gente que
tiene una vida tan cerca y tan lejos del Vaticano.
La gente, simplemente.
Hay que ver al psicoanalista dialogando y hasta jugando con esos
Cardenales tan alejados de su vida y de sus concepciones y hasta de
su manera de sentir.
Hay que ver a ese guardia confinado en la recámara del Papa y
poniéndose durante algunas horas en la piel y en la costumbre de
aquel ser humano tan lejano al que custodia detrás de la puerta.
Los 3 descubren, experimentan, se asombran, aprenden.
Los 3 comprenden.
Los 3 crecen.
No hay peor error político que enclaustrarse entre los iguales.
Hundirse por completo entre quienes piensan lo mismo y sienten lo
mismo.
Y no hay mayor virtud que abrir puertas y ventanas y salir a
descubrir a los otros.
No a más de nosotros.
A los otros verdaderamente otros.
‘Habemus candidato’, decimos a veces. Y nos preguntamos si la gente
conoce a ese candidato.
Pero esa es la pregunta equivocada.
Porque la pregunta decisiva es si ese candidato conoce a la gente.