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14/12/10: EL DISCURSO POLÍTICO DEL CUERPO

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El siguiente articulo es del connotado Consultor Politico Daniel Eskibel.El tema , Neurolinguistica,tema de interes y que proximamente ,daremos en un Seminario accesible a todos.
Leamos con detenimiento este tema

Gianna

Pinocho el mentiroso:

“¿Qué ves?
¿Que ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad.”

Así canta la banda de rock argentino Divididos, surgida luego del
final de Sumo. Canta y pone el acento sobre un asunto clave. ¿Qué
vemos cuando vemos a alguien?

El cuerpo no es solo un soporte para la palabra
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El cuerpo habla. Todo el tiempo. Antes, durante y después de las
palabras. Sosteniendo un discurso permanente que puede reforzar,
reducir o incluso contradecir al discurso verbal.

El cuerpo habla con gestos, con miradas, con posiciones, con
ademanes, con movimientos, con colores, con formas, con acciones.
Generalmente habla en un idioma que no es plenamente conciente. No
lo es para quien produce ese discurso. Tampoco para quien lo recibe
e interpreta.

Pero ya sabemos que el mundo de la comunicación no se agota en lo
conciente ni mucho menos. Que lo conciente, deliberado y evidente
es más bien la pequeña punta visible del iceberg.

El cuerpo también hace política
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Es obvio pero vale decirlo. También el cuerpo del candidato y del
gobernante es un cuerpo que habla. Que dice mucho.

Es un decir no controlado. No está dirigido por la voluntad expresa
del político. Y expresa, justamente, mucho más de lo que pretende
expresar. Y quien lo ve lo lee, lo comprende intuitivamente. Sabe
lo que significa aunque no lo pueda traducir en palabras.

Es como si político colocara su(s) mensaje(s) en 2 idiomas
completamente diferentes. Y como si el elector lo(s) decodificara,
también, en 2 idiomas completamente diferentes.

Algunos ejemplos de la política argentina pueden ser bien
ilustrativos al respecto.

Menem y el espejo
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Una constante de Carlos Saúl Menem (antes, durante y después de ser
Presidente) fue el reiterado llamado de atención hacia su cuerpo.

“Síganme” fue en un tiempo su eslogan. Pero sus grandes patillas y
su vestimenta parecían decir “Mírenme”. Y buscaba ser mirado a toda
costa. Buscaba permanentemente la escena que fuese atractiva para
los flashes de los fotógrafos y para los camarógrafos de la
televisión.

Menem conduciendo veloces automóviles, jugando al fútbol, jugando
al golf, rodeado de mujeres, exhibiendo su dinero, cambiando su
look, mostrando su aspecto rejuvenecido en base a la cirujía
estética.

¿Cual era el mensaje? “Mírame para que al verme te veas al espejo”.
El discurso verbal de Menem consistía en mostrarse como espejo de
los deseos de un amplio sector de los argentinos de su tiempo:
eternamente jóvenes, ricos, bellos, atléticos, consumistas,
exhibicionistas, algo excéntricos y felices.

Menem espejo. Al derecho y al revés, por cierto. Menem.

De la Rúa y la ausencia
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El discurso corporal de Fernando de la Rúa fue siempre el de la
ausencia, el de la lejanía. “Dicen que soy aburrido” fue la frase
que operó de hilo conductor de su campaña electoral. Y su cuerpo se
empeñaba en demostrarlo.

De la Rúa huyendo de Casa de Gobierno en un helicóptero, De la Rúa
perdido en un estudio de televisión en el que no encuentra la
salida mientras todos se burlan, De la Rúa durmiendo la siesta en
Casa Rosada, De la Rúa contenido y vacilante…Pero siempre
ausente, ese era el mensaje del cuerpo.

Cristina y el exceso
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El maquillaje, la gestualidad y la vestimenta de Cristina Fernández
de Kirchner construyen un mensaje de exceso, de subrayado grueso,
de sobreactuación, de un énfasis tan fuerte que parece artificial.

De esta manera la comunicación se hace más pesada, más densa, más
expresionista, más dramática incluso. Con lo cual su mensaje pierde
simplicidad y pierde también capacidad de persuasión.

Además despierta reacciones emocionales fuertes e intensas.

Ver más allá de lo verbal
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El discurso verbal es solo parte del discurso político. Importante,
sí. Pero solo una parte. El resto no es literatura. El resto es
cuerpo. Cuerpo que habla.

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