Kiev, Bruselas y el lento acercamiento
El acuerdo de asociación entre Ucrania y la Unión Europea desafía a Rusia. Por eso, Bruselas y Kiev deberán demostrar mucho tacto en todo momento, opina Christoph Hasselbach.
Hace cerca de un año, el acuerdo entre Ucrania y la Unión Europea (UE) era casi una realidad. Ambas partes lo habían firmado, pero, en último minuto, el expresidente de Ucrania, Víctor Yanukovich, dio marcha atrás. Moscú lo había amenazado con graves consecuencias si firmaba el acuerdo y, al mismo tiempo, lo atraía con un crédito millonario que solucionaría los problemas del país, altamente endeudado, si se volvía hacia Rusia. Eso hizo efecto en Yanukovich, quien cedió a la presión, provocando la ira de su pueblo, lo que le costó el cargo luego de semanas de protestas callejeras.
Un acuerdo de libre comercio, más tarde
Si bien su sucesor, Petro Poroshenko, llevó a cabo la firma del acuerdo con la UE, actualmente se encuentra en un callejón sin salida muy similar al de Yanukovich, tanto respecto de las relaciones con Moscú como en política interna. Para apaciguar a Rusia, Poroshenko pidió a la UE que el acuerdo de libre comercio, que está unido al pacto de cooperación, se aplace hasta comienzos de 2016. En el interín –esa es su esperanza- las relaciones con Rusia podrían distenderse.
Pero, debido a ese aplazamiento, muchos ucranianos se sienten traicionados por su presidente, a quien consideran prooccidental. Y es posible que también salgan a la calle muy pronto otra vez. En realidad, la cúpula ucraniana no tiene otra alternativa. El país está económicamente en la ruina. Rusia podría volver a someterlo a sus designios en cualquier momento. A eso se suma la situación del ejército ucraniano. La anexión de Crimea demostró que el presidente ruso, Vladimir Putin, no dudaría, de presentársele la oportunidad, en anexar un país extranjero. Sus soldados ya están posicionados en el este de ucrania. Es así como el acercamiento entre la UE y Ucrania se produce, literalmente, en medio de la ofensiva militar rusa.
La UE no solo da, sino que también pide
Es por eso que Kiev y Bruselas deberán tener suma cautela y tendrán que acercarse a pequeños pasos el uno al otro, algo que podría someter a una dura prueba la paciencia de la población ucraniana. El dilema consiste, asimismo, en que las ventajas económicas que representa la UE no se harán sentir sino a largo plazo, mientras que los castigos de Rusia tendrán un efecto inmediato. Y Bruselas no solo da, sino que también pide reformas: las subvenciones de Ucrania al agro, las ayudas para la obsoleta industria del acero deberán desmontarse de manera duradera. Se trata de procesos usuales por los que tiene que pasar todo país que quiera acercarse más a la UE para luego ingresar en ella. Sin embargo, en el caso de Ucrania, tienen un significado especial.
¿Cuál es la alternativa?
A pesar de todo esto, la mayoría de la población ucraniana parece dispuesta a recorrer ese camino, ya que, de lo contrario, ¿cuál sería la alternativa? ¿Una membresía en la Unión Aduanera Eurásica? Seguro que no, al menos no voluntariamente. Allí Rusia se mueve, sobre todo, a través de amenazas, puede retirar beneficios una vez que estos han sido adjudicados, actúa de manera arbitraria y se adueña de lo que quiere. El mejor ejemplo es el caso de Crimea. Pero está claro que a Ucrania no le espera precisamente un paraíso en la UE, y menos de manera automática, pero al menos los ciudadanos saben qué les espera y cómo se desarrollará el proceso de acercamiento. Diversos políticos europeos dijeron que si Ucrania hubiese pasado a ser miembro de la UE en 2004, como otros países satélites de la ex Unión Soviética, hoy podría tener el mismo estándar de vida que Polonia, lo cual no es poco.
Tener en cuenta el factor ruso
Sin embargo, Ucrania no se adhirió aún a la UE, y no está previsto que lo haga a corto plazo porque eso no será posible con la Rusia de Putin. ¿Puede Rusia determinar qué alianzas hace Ucrania? Por supuesto que no. Pero solo un tonto no tomaría en cuenta el factor ruso en la cuestión, ya que hay demasiado en juego. Por ahora, no queda más que recorrer el camino a paso pequeño y dejar la puerta abierta a distintas opciones, además de convencer a Moscú de que Rusia no tiene nada que temer debido al acercamiento de Ucrania a la UE, sino que, por el contrario, solo saldrá ganando. Un estatus especial para Ucrania en la UE también sería una medida inteligente. Junto con eso, la UE debe tener cuidado de que la espiral de sanciones y contrasanciones no salga fuera de control. Sentar precedente contra la violación del derecho internacional: sí. Aplicar castigos para ver quién es el más fuerte: no, ya que así solo habría perdedores.
En: DW