Atrapar a los mentirosos

Corrupción, estafas, dobles vidas… Tanto en la vida pública como en la privada, vivimos rodeados de engaños. Mentir es fácil, pero las mentiras no duran siempre. Éstas son algunas pistas para desenmascararlas.

Mentir es un acto consciente y deliberado, no un accidente como a menudo el mentiroso nos quiere hacer creer. Hay dos formas básicas de mentir: la primera es ocultar, y consiste en retener cierta información sin decir nada que no sea verdad. La segunda es falsear, y se basa en presentar la información falsa como si fuera cierta. El ocultamiento es pasivo, mientras que el falseamiento es activo. Desde esta perspectiva, la persona que oculta suele sentirse menos culpable que la que falsea, aunque en ambos casos las consecuencias pueden ser igual de perjudiciales para sus víctimas.

Por lo general, la gran mentira se teje con el tiempo. Se empieza con un engaño banal, al que sigue un segundo engaño algo mayor. No pasa nada, y el mentiroso no es detectado. Esto le da alas para cometer un engaño todavía mayor, en un proceso que no conoce límite hasta que comete algún error y es desenmascarado.

El mentiroso habitual se crece hasta que, creyéndose más listo que los demás, relaja el control y baja la guardia, momento en el que comete un desliz y es descubierto. Como afirma el profesor Ekman, “la práctica del engaño, así como el éxito reiterado en instrumentarlo, reducirá siempre el recelo a ser detectado”.

mentir no es complicado. Lo que es complicado es aguantar una mentira en el tiempo. Alexander Pope decía que el que dice una mentira está obligado a decir veinte más para sostenerla, y Abraham Lincoln declaró en una ocasión que no tenía suficiente memoria como para ser un buen mentiroso. Cuando uno miente, puede tener preparada una buena explicación para quien le interpele, pero va a tener que recordarla porque en el momento menos pensado alguien volverá a preguntar, y si no somos rápidos en la respuesta, quedaremos en evidencia.

Además, en el curso de una mentira solemos improvisar respuestas a preguntas que no habíamos previsto, creando un montón de mentiras adicionales. Se requiere una habilidad prodigiosa para recordarlas a fin de evitar delatarnos.

Así pues, no es fácil que la mentira -especialmente la mentira reiterada- dure siempre. Sófocles afirmaba que “una mentira nunca vive hasta hacerse vieja”, porque el mentiroso no puede controlar ni esconder todas sus conductas. Parece haber también una relación entre el tiempo en que se aguanta una mentira y el número de gente a la que se quiere engañar, ya que a más gente por engañar, más posibilidades hay de cometer un desliz. Como dijo J. F. Kennedy, “se puede engañar a muchos poco tiempo, o a pocos mucho tiempo. Pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”.

Desenmascarando la mentira. La mentira se desenmascara por errores que comete el mentiroso. No hay garantía de que los cometa, sobre todo si la mentira se sostiene por un corto periodo de tiempo, con lo que no todas las mentiras necesariamente fallan. Pero lo normal es que lo haga. Aunque hay verdaderos “profesionales de la mentira” que evitan cualquier signo delator, la mayoría de nosotros cometeremos más bien pronto que tarde errores evidentes que desenmascararán nuestro engaño. Y aun en el caso de grandes mentirosos, nadie puede controlar todo lo que ocurre a su alrededor ni evitar que un suceso fortuito le delate.

Hay, según el profesor Ekman, dos indicios fundamentales del engaño: los indicios revelatorios y los indicios de comportamiento mentiroso. En el primer caso se trata de manifestaciones que hacemos sin querer y que ponen de manifiesto la verdad (por ejemplo, mentimos afirmando que estamos reunidos con el jefe, y a los tres días accidentalmente negamos haber hablado con él). En el segundo caso, el mentiroso, sin decir nada que le delate específicamente, se comporta de manera que revela que lo que nos está diciendo no es cierto.

Los indicios revelatorios son más fáciles de controlar que los de comportamiento. Saber lo que uno está diciendo es relativamente fácil, mientras que conocer lo que nuestra expresión verbal o facial revela es complicado. Además, la expresión facial está conectada con zonas del cerebro vinculadas a las emociones, que son de difícil control voluntario.

En la voz y en los gestos encontraremos grandes pistas para detectar la mentira. Dentro de los indicadores de voz, pausas demasiado largas o frecuentes, y vacilaciones al empezar a hablar cuando nos interpelan, nos han de poner en alerta. Y dentro de los gestos, un parpadeo inusualmente rápido o la incapacidad de sostener la mirada serán claramente delatores. El mentiroso puede hacer gestos muy elocuentes que contradigan lo que dice o reducir notablemente la gesticulación, señalando que inventa lo que dice.

Es importante tener en cuenta dos aspectos: el primero, que hay gente entrenada a lo largo de los años para mentir que no caerán en los errores obvios. El segundo, que la valoración de todas las expresiones corporales sólo puede hacerse en comparación con el nivel habitual del sujeto: si uno vacila habitualmente al hablar y no lo sabemos, podemos estar pensando que miente por un comportamiento que es natural en él.

Las pistas que no engañan y escapan del control del mentiroso son las relacionadas con la alteración fisiológica del cuerpo: respiración entrecortada, sudoración, enrojecimiento… pero aun así los mentirosos compulsivos aprenden a no sentir la tensión de estas reacciones.

A veces, sin darse cuenta, el que engaña da muchas más explicaciones de las solicitadas. Y otra técnica consiste en decir la verdad de forma inverosímil para que no se crea (por ejemplo, admito haber pasado la noche fuera no con una, sino con tres mujeres, y describo una gran cantidad de detalles de la fiesta).

CONSECUENCIAS DE LA MENTIRA. Mentir no es neutro y tiene fatales consecuencias para las relaciones. La confianza se teje poco a poco, y se rompe con una sola mentira. Tras una mentira podemos obtener el perdón, pero seremos objeto de sospecha en adelante. Se necesitarán muchas verdades y mucho tiempo para volver a merecer la confianza de aquel a quien hemos mentido. Como afirmó Nietzsche, “lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que de ahora en adelante ya no podré creer en ti”.

EXPLICACIONES Y COARTADAS

1. un libro.
El psicólogo Paul Ekman (Washington, 1934) ha dedicado una buena parte de su trabajo de investigación a la mentira. En su libro ‘Cómo detectar mentiras’ (Paidós, 2005) nos ofrece una completa guía de cómo desenmascarar a los mentirosos, y en su página ‘web’ (www.paulekman.com) ofrece programas de entrenamiento para detectar las expresiones faciales.

2. una teleserie.
La serie ‘Miénteme’ (Antena 3) ofrece casos de investigación que son resueltos a partir de la capacidad de un grupo de expertos de detectar las mentiras a través de las microexpresiones faciales.

3. una película.
‘La cortina de humo’ es una excelente sátira sobre la mentira y el poder. Tras ser pillado ‘in fraganti’ en un desliz amoroso, el presidente de EE UU inventa una guerra en Albania para distraer a la prensa de su ‘affaire’.

En: elpais

Manipuladores y manipulables

Existen auténticos expertos en maniobrar en la vida de los demás y personas susceptibles de ser manejadas. Perder el miedo a no agradar siempre es el primer paso para librarse de los profesionales del chantaje. Cuidado con los chantajistas emocionales.

Se ha sentido presionado a realizar algo que no quería? ¿Se ha sentido coaccionado a decir sí cuando en realidad quería decir no? Cuando actuamos bajo la influencia de otro y nos dejamos llevar por opiniones ajenas, no estamos centrados en nuestro poder personal. Para que no nos manipulen, debemos tener claro dónde y cuándo poner límites. Debemos atrevernos a decir no sin miedo al juicio del otro, al fracaso o al rechazo. Mientras tengamos miedo a que nos rechacen, seremos manipulados. Porque esta es precisamente una de las armas del manipulador: “Si no actúas como quiero, no te hablaré más”. El manipulador depende del manipulado y viceversa. Es una relación de pérdida de libertad.

Un ser libre se atreve a decir no y actúa basándose en sus convicciones, sin temor a quedarse solo ni a ser rechazado. Al sistema no le interesan seres libres, con poder de voluntad desarrollada, que piensen conscientemente, actúen y se responsabilicen de sí mismos. Por esto se nos manipula a muchos niveles, social, político, mediático, publicitario, a nivel de relaciones interpersonales.

Este artículo se centra en la importancia de comprender los procesos de manipulación interpersonal, en cómo darse cuenta a tiempo de que una persona es manipuladora para así no permitir que nos manipule y en recuperar nuestro poder interior.

Cómo es su personalidad. Aunque no existe un perfil propio de estas personas, sí podemos detectar actitudes propias de las personas con tendencia a manipular. Isabelle Nazare-Aga define algunas características:

– Cambia de opinión, de comportamiento y de sentimientos en función de las personas y las situaciones.

– Culpabiliza a los demás, traspasándoles a ellos la responsabilidad que le corresponde a él o ella.

– Critica sin que se note, desvalora y juzga. Juega con la ignorancia de los otros para evidenciar su superioridad.

– Sabe hacerse la víctima para que lo compadezcan.

– Divide para reinar mejor. Miente. Es egocéntrico. Cuando puede, procura dejar notas escritas, llamar o mandar mensajes en vez de dar la cara.

– No tiene en cuenta los derechos, las necesidades o los deseos de los demás.

– Espera al último momento para pedir, dar órdenes o hacer trabajar a otros.

– Utiliza la adulación, hace regalos o nos mima súbitamente.

Entre las formas habituales de manipulación está el chantaje emocional, en el que, por ejemplo, uno amenaza con poner fin a una relación si el otro no hace lo que él quiere; si no se le conceden sus deseos, tacha al otro de egoísta, interesado o insensible. En cambio, afirma Susan Forward, “se deshacen en alabanzas cuando se cede a sus deseos y las retiran si el otro se mantiene firme”.

Dudas y miedo

“Nadie puede herirle sin su consentimiento” (Eleanor Roosevelt)

La persona vulnerable a ser manipulada o a aceptar el chantaje emocional suele tener una autoestima baja, vive sin rumbo, ha perdido el sentido de su vida, es demasiado ingenua, le falta sentido común, depende del otro, teme la soledad. Forward considera estas características: un alto nivel de dudas sobre uno mismo, un profundo miedo al conflicto, la necesidad de que haya paz al precio que sea, una necesidad exacerbada de aprobación, la tendencia a asumir un exceso de responsabilidad con relación a la vida de los otros.

El camino hacia la autonomía emocional se inicia en el momento en que nos damos cuenta de que estamos siendo manipulados. Debemos escuchar a nuestra intuición y ser conscientes de lo que sentimos. A veces hay que poner distancia para observar desde lejos lo que se está viviendo y darse cuenta de lo que se quiere y a qué hay que poner límites. Es importante reconocer que su responsabilidad en cualquier situación de manipulación en la que esté involucrado es su contribución a la misma. El proceso de responder a cualquier persona o situación es algo que sucede en usted. Nadie puede hacerle sentir nada sin su permiso.

Recuperar nuestro poder

“Podemos cambiar la conducta y conseguir que los demás cambien la suya” (Josep Redorta)

Para alcanzar y mantener un estado de plenitud, ha de saber qué es lo que le acerca a la realización plena y aquello que le aleja de ella. Debe arriesgarse positivamente a concederse poder, liberarse de cualquier aspecto que le haga sombra y permitir que su ser se manifieste con todo su potencial. Para lograrlo, debe tener la soberanía sobre su mundo interior y asegurarse de no dejar puertas abiertas a la sumisión. Es decir, que sepa poner límites, no le de vueltas a las cosas innecesariamente y no se regocije en el dolor ni en sentirse víctima. Porque si por un lado se fortalece y por el otro se debilita, no logrará centrarse en el poder interior que necesita para vivir libre de dependencias emocionales.

Para recuperar la soberanía personal, revise sus creencias. ¿Cree que para ser amado necesita siempre complacer al otro? ¿Las preocupaciones le dan salud, bienestar, le ayudan a canalizar la energía de su mente, a encontrar soluciones? ¿Le beneficia complacer al otro renunciando a lo mejor para usted? Si la respuesta es que no, revise por qué mantiene estos comportamientos.

Ponga límites y exprese sus necesidades

Para evitar el conflicto, solemos ceder a las peticiones del otro en contra de nuestro bienestar interior. La necesidad de que haya paz al precio que sea nos lleva a enfermar, ya que no ponemos límites, no declaramos nuestras necesidades y nos volvemos dependientes de las decisiones y actitudes del otro. Es importante que no tengamos miedo al enfado del otro. El miedo disminuye nuestra capacidad asertiva de responder sin ser manipulados. Cuando vamos a la defensiva, expresamos al manipulador que estamos bajo su influencia, y él o ella se regocijan del poder que tienen sobre nosotros. Así lo alimentamos. Podemos ser asertivos, comunicar sin atacar y sin ir a la defensiva. Si su relación con el otro se basa en una necesidad, en la constante búsqueda de gratificación, intentará que la persona satisfaga sus carencias. Al relacionarse desde la necesidad, es inevitable que haya expectativas, conflictos, frustración. Mientras vayamos al encuentro del otro desde nuestras necesidades dependientes, las relaciones seguirán siendo nidos de conflictos, de malentendidos y de manipulación. Por el contrario, ir al encuentro del otro desde la plenitud de nuestro ser nos ofrece un vínculo creativo y complementario.

En: elpais

Trabajadores del Banco de la Nación se niegan a pagar a fonavistas

Que bueno que hayan recapacitado: ACTUALIZACION: Fonavi: Banco de la Nación inició pagos antes de lo programado

Considero que esta es la jugada mas baja realizada contra los fonavistas. Los trabajadores del Banco de la Nación se niegan a atender el pago de los fonavistas programado para este sábado y domingo porque “no quieren sacrificar su día de descanso”. 

Indigna ver como quisieran matar a los Fonavistas a punta de decepciones o sorpresas desagradables: 1) Lo que recibirán no es equivalente a lo que aportaron en su tiempo, 2) Las famosas listas (que sería mas fácil que se colgaran en un documento .pdf con opción de búsqueda (Alt+F) ) , 3) No saber cuál fue el método u operación para el cálculo del pago asignado, y por último, 4) No ser atendidos en día que se programó el pago.

El servicio público debería distinguirse por la vocación de servicio y no por disfuerzos institucionales que mas que ayudar afectan el normal desenvolvimiento de un proceso que se suponía cerrado para este fin de semana.

En respuesta, invocaría alguna norma relacionada con el Decreto de Urgencia N° 099-2009 que estableció como días hábiles para el cómputo de determinados plazos administrativos a los días sábados, domingos y feriados no laborables, y con mayor razón, la naturaleza de su atención dada su regulación por el régimen laboral de la actividad privada (DLeg. 728) que es el que mejores condiciones tiene en la administración pública: 2 gratificaciones equivalentes a un sueldo completo (ojo, no son los magros aguinaldos de S/. 300.00 nuevos soles), vacaciones de 30 días, Compensación por Tiempo de Servicios – CTS, estabilidad laboral, canasta navideña, etc. Bueno, ahí se las dejo. Suerte.

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Lima. La programación del pago de los fonavistas para este sábado y domingo corre riesgo de no materializarse, debido a que los trabajadores del Banco de la Nación no están dispuestos a renunciar a su descanso semanal.

A través de un comunicado, los servidores de la mencionada entidad “acordaron rechazar la imposición de la jornada extraordinaria programada por el directorio del banco de atender el pago de los fonavistas programada para el sábado 17 y domingo 18, como respuesta a la actitud de la administración que no atiende su pliego de reclamos desde el 2014”.

Cabe recordar que el gobierno había adelantado el proceso de pago a los fonavistas. Incluso el presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia se habían pronunciado al respecto.

El mandatario de la República aseguró que su gobierno era el primero que toma la decisión de cumplir con pagar a fonavistas, como lo prometió en la campaña.

Por su lado, la primera dama Nadine Heredia señaló que este hecho constituye “un acto de justicia e inclusión social”.

En: peru.com

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Interesante artículo sobre los recuerdos de una infancia: ‘Vladimir Putin y la reconstrucción de la Rusia ‘soviética’ ‘

El mundo se estremeció cuando Rusia se anexionó Crimea. Pero, ¿por qué tanta sorpresa? El escritor y periodista Oliver Bullough sostiene que el presidente Vladimir Putin nunca ocultó su intención de recuperar el poder ruso. Lo que aun queda por verse, dice, es cuánto más puede sostenerse este ascenso.

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El 16 de agosto de 1999, los miembros del Parlamento de Rusia -la Duma Estatal- se reunieron para aprobar la candidatura de un primer ministro. Escucharon el discurso del candidato, le hicieron unas preguntas y debidamente lo confirmaron en el cargo.

Era la sexta persona en ocupar el puesto en los 16 meses de la presidencia de Boris Yeltsin y un alto miembro del partido se confundió con el nombre. Expresó que apoyaría la candidatura del Stepashin -el apellido del recién destituido primer ministro- en lugar de su desconocido remplazo, antes de rectificar el embarazoso error.

Si los altos diputados de la Duma ni siquiera podían recordar el nombre del nuevo primer ministro, tampoco se podía esperar que el resto del mundo prestara mucha atención a su discurso. Era poco probable que fuera líder del gobierno ruso por más de unos meses así que, ¿para qué tomarse la molestia?

De desconocido …

Ese individuo era un exagente de la agencia de inteligencia KGB, Vladimir Putin, y ha estado a cargo del país más extenso del mundo, como presidente o primer ministro, desde entonces.

Pocos se dieron cuenta en ese momento, porque pocos estaban escuchando, pero ese discurso esbozaba el esquema de casi todo lo que ha hecho, de cómo reformularía un país que estaba al borde de un colapso catastrófico.

Hacía apenas 364 días que Rusia había entrado en cesación de pagos de su deuda. Los salarios de empleados del sector público y las pensiones se pagaban, con suerte, con meses de atraso. La infraestructura básica se desmoronaba. Los bienes más preciados de la nación estaban en manos de un manojo de “oligarcas” bien conectados que manejaban el país como un feudo privado.

El otrora poderoso ejército ruso había perdido la guerra en Chechenia, un lugar con menos habitantes que el número de soldados rusos.

Ademas, tres antiguos aliados del Pacto de Varsovia se habían afiliado a la OTAN, llevando la alianza de Occidente hasta las fronteras de Rusia.

Entretanto, el país era conducido por Yeltsin, un borracho irascible en frágil estado de salud. La situación era apremiante, pero Putin tenía un plan.

“No puedo abarcar todas las tareas que enfrenta el gobierno en este discurso. Pero de una cosa estoy seguro: ninguna de esas tareas pueden realizarse sin la imposición de un orden y disciplina básicos en este país, sin el fortalecimiento de la cadena vertical”, manifestó a los parlamentarios congregados.

Nacido en Leningrado, en 1952, Putin se crió en los años de oro de la Unión Soviética, el período después del espectacular triunfo de la URSS en la Segunda Guerra Mundial.

Sputnik, la bomba de hidrógeno, la perra Laika y Yuri Gagarin eran testimonio del ingenio soviético. Las apabullantes intervenciones en Hungría, en 1956, y Checoslovaquia, en 1968, fueron una muestra de su determinación.

Los ciudadanos soviéticos gozaban de un período de paz y prosperidad. La vida era estable. La gente recibía su salario. Cada quien estaba en su puesto. El mundo los repetaba.

Cuando Putin habló ante la Duma, su patria era otro lugar, caído en desgracia ante el resto. Hablaba como un hombre que añoraba las épocas cuando Moscú era tomada en serio. No lo mencionó de manera explícita pero claramente estaba golpeado por la inhabilidad rusa de evitar que la OTAN explusara las fuerzas de su aliado, Serbia, de Kosovo hacía unos pocos meses.

…. a omnipresente

“Rusia ha sido una gran potencia durante siglos y aún lo sigue siendo. Siempre ha tenido y tendrá zonas de interés legítimo…No deberíamos bajar la guardia en este aspecto ni permitir que nuestra opinión sea ignorada”, dijo.

u política interna era restaurar la estabilidad, frenar lo que llamó las “revoluciones” que habían hundido a Rusia. Su política exterior era recuperar el lugar de Rusia en los asuntos mundiales.

Esos dos objetivos fundamentales han dirigido todo lo que ha hecho desde entonces. Si lo hubieran escuchado, ninguna de sus medidas los hubiera tomado por sorpresa.

Desde entonces, se ha aferrado de cuanta oportunidad le ha brindado la historia -desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 hasta la revolución en Ucrania de 2013- para concretar sus metas. Ha sido tácticamente astuto y despiadadamente oportunista.

Tanto en el interior como en el exterior, quiere que Rusia recupere el prestigio que tenía cuando crecía.

El lugar obvio para iniciar esta campaña fue Chechenia, el símbolo del colapso de Rusia. Los chechenos derrotaron la campaña de Yeltsin de aplastar su independencia autodeclarada, pero resultó ser una victoria amarga. La guerra devastó el pueblo, la economía y la infraestructura de Chechenia. El territorio se convirtió en un antro de secuestros, violencia y crimen sin que nadie -hasta que llegó Putin- hiciera algo al respecto.

Finalmente, para los acongojados rusos patrióticos, aquí tenían a un hombre no solamente capaz de pagar sus pensiones, sino preparado para ensuciarse las manos defendiendo a la patria. Al cambio del milenio, cuando Yeltsin abandonó la presidencia y designó a Putin como su sucesor, los índices de aprobación del desconocido primer ministro superaban el 70%, un nivel que ha bajado poco desde entonces.

Grupos de los derechos humanos y algunos gobiernos de Occidente acusaron a Putin de violar la ley rusa e internacional en la cacería de sus opositores chechenos. (El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha fallado contra Rusia en 232 casos de “derecho a la vida”, efectivamente señalando a Rusia de asesinatos continuos durante la campaña chechena). Pero eso no ha mermado la popularidad de Putin.

En Chechenia, murieron cientos de soldados y miles de civiles. Centenares de miles de chechenos huyeron buscando asilo fuera de Rusia, pero la integridad territorial se conservó y Putin inició su tarea de recuperar el prestigio ruso.

Después del 11 de septiembre de 2001, Putin reformuló su campaña en Chechenia como parte de la guerra global contra el terrorismo, acallando así a la crítica internacional por la conducta de sus tropas.

Se acercó brevemente al presidente estadounidense George W. Bush -quien inclusive afirmó haber avistado el alma de Putin- hasta que la guerra en Irak los volvió a apartar.

En Irak, Putin insistió en el cumplimiento de la ley internacional; ninguna invasión podría realizarse sin la aprobación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y esa aprobación no estaba a la mano.

… y domésticas

Internamente, aplastó a los oligarcas más poderosos, primero aquellos que controlaban los medios, doblegando así la animada escena televisiva y, luego, en 2003, arrestó a Mijáil Khodorkovsky, el hombre mas rico del país.

Su compañia petrolera fue desmenuzada y comprada por una empresa estatal. Jorokovsky fue encarcelado en un proceso tan indignantemente predeterminado que Amnistía Internacional lo declaró un prisionero de consciencia.

“Creo que quedó absolutamente claro, cuando arrestaron a Khodorkovsky, que Putin no iba detrás de los oligarcas para reafirmar el poder de la sociedad democrática civil sobre esos titanes. Él lo hacía como parte del plan para construir un régimen autoritario”, opina Chrystia Freeland, que era editora en jefe de la oficina en Moscú del diario Financial Times cuando Putin llegó al poder y ahora es diputada liberal en el Parlamento de Canadá.

Freeland también es una de los 13 canadienses a quienes se les prohibió la entrada a Rusia por la respuesta de Canada a la imposición de sanciones contra funcionarios rusos.

Putin mantuvo un férreo control sobre las elecciones parlamentarias a finales de 2003 y sus aliados obtuvieron dos terceras partes de la Duma. Elogió el proceso como un paso hacia el “fortalecimiento de la democracia”, un proceso al que los observadores de la Organización de Seguridad y Cooperación Europea tildaron de “abrumadoramente distorsionado”.

En apenas cuatro años, Putin había aplastado a Chechenia, dominado los medios libres y a los oligarcas, ganado una mayoría parlamentaria que le permitía hacer lo que quisiera y demostrado que Rusia tenía una voz fuerte en asuntos internacionales.

“Él dice lo que piensa y hace lo que dice -por lo menos con mayor frecuencia que ninguno de los otros políticos o estadistas contemporáneos. Los analistas y políticos de Occidente siempre tratan de encontrar un fondo falso a sus declaraciones y frecuentemente no lo encuentran. Eso se puede aplicar a muchos otros líderes soviéticos, incluyendo Stalin -por lo menos antes y durante la Segunda Guerra Mundial”, sostiene Dmitry Linnik, jefe de la oficina en Londres de la emisora La Voz de Rusia.

La ideología

“Él es un nacionalista -en el sentido del país ruso, no de la etnia rusa. Esa es su mayor fuerza conductora, creo yo, no una sed de poder ni ambición personal”.

Pero Freeland no está de acuerdo.

“Creo que ha tomado una serie de decisiones, de manera muy racional desde su estrecho punto de vista, que le dan en este tipo de régimen autocrático la mayor cantidad de poder y riqueza personal”, argumenta.

Pero faltaba algo para que el mundo de su infancia fuera completo: la ideología.

Putin restauró los símbolos soviéticos: el himno nacional y los emblemas y elogió el triunfo soviético en la Segunda Guerra Mundial. Pero también adoptó algunos objetivos de la era presoviética.

Se acercó a la Iglesia Rusa Ortodoxa y mencionó a filósofos antisoviéticos como Ivan Ilyin, cuyos restos repatrió a Rusia y enterró con honores.

Esa tendencia hacia una forma exclusiva de conservadurismo de Rusia se aceleró después de la ola de protestas contra el fraude electoral que estalló en Moscú entre 2011 y 2012 y que enemistó a Putin con los liberales rusos.

Contradicciones en su círculo cercano

Entre sus ideólogos favoritos está Vladimir Yakunin, un viejo amigo y compañero de la KGB, creyente ortodoxo, y que ahora es el jefe del sistema de ferrocarriles rusos, una de las compañías más estratégicas y significativas.

“Rusia no está entre Europa y Asia. Europa y Asia están a la izquierda y a la derecha de Rusia. No somos un puente entre ellos, sino un espacio de civilización separado, donde Rusia une las comunidades del este y el oeste”, dijo Yakunin en una entrevista reciente con la agencia rusa Itar-Tass.

La semana pasada, supo que su nombre estaba en la lista “de los miembros más cercanos al círculo de liderazgo de Rusia” que Estados Unidos elaboró para aplicar sanciones tras la anexión de Crimea.

La idea de que Rusia esté separada pero no equiparada a occidente le conviene, puesto que le permite al Kremlin rechazar las críticas de Occidente de que sus elecciones, sus sentencias judiciales y su política exterior son parcializadas e irrelevantes.

Muchos de los amigos de Putin, pese a ser críticos con las políticas, los valores, las estructuras y la economía occidental, están muy apegados a sus comodidades. Los dos hijos de Yakunin viven en Europa occidental, uno en Londres y el otro en Suiza, y sus nietos están siendo educados allí.

Según el activista contra la corrupción Alexei Navalny, el propio Yakunin se ha construido un palacio a las afueras de Moscú con piedra caliza y materiales llevados de Alemania, algo extraño en un hombre que se supone que aboga por crear una economía rusa independiente de Occidente.

Los principios de Putin

Putin también abrazó algunos principios que después dejó de lado cuando vio que no le valían.

En 2003 en Irak, hizo una defensa pública del derecho internacional en la que se oponía a una eventual invasión sin el visto bueno de Naciones Unidas.

En Georgia, en 2008 envió tropas sin ni siquiera tratar de consultarlo en el Consejo de Seguridad.

El año pasado no se planteaba la intervención en Siria. Y este año, justifica la intervención en Ucrania y la considera indudablemente legítima.

Debe ser que los principios nunca han sido un problema y que el objetivo de Putin ha sido siempre maximizar el poder de Rusia y desafiar los intentos de Occidente de controlar su país.

“Tenemos todas las razones para asumir que la infame política de contención llevada a cabo en los siglos XVIII, XIX y XX sigue vigente hoy. Tratan continuamente de acorralarnos porque tenemos una posición independiente”, afirmó Putin en un discurso este mes, al anunciar la anexión de Crimea.

En esa alocución repitió los puntos de 1999, pero con 15 años de resentimiento adicionales.

“Si comprimes el muelle hasta su límite, regresará a su posición incial de manera violenta. Recuérdalo siempre”.

Grupo clave de colaboradores

No es fácil rediseñar un país por tu cuenta y Putin necesitó la ayuda de un grupo clave de la sociedad rusa. Mientras que aplicó mano dura contra periodistas independientes, hombres de negocios y políticos, se apoyó en autoridades estatales para asegurarse de que sus ideas se implementan.

Y han sido muy bien recompensados por su ayuda. Los salarios para los más altos funcionarios aumentaron el año pasado en un 20%, una cifra que se cuadruplicó en los presupuestos generales.

El atracón de gastos de Putin significa que, para conseguir el equilibrio presupuestario, el crudo Brent ahora debe rozar los US$117 por barril, más de cinco veces el nivel de 2006, según el análisis de Deutsche Bank.

Pero ni siquiera eso es suficiente para los más altos funcionarios. El ministro del Interior, Vladimir Kolokontsev, dijo la semana pasada que en 2013 el precio del soborno medio en el país se duplicó a los US$4.000.

El año pasado, Transparencia Internacional situó a Rusia en el número 127 del Índice de Percepción de Corrupción, un lugar que le pone a la altura de países como Paquistán, Mali y Madagascar.

“Putin se ha descalificado a sí mismo al destruir todas las fuertes independientes del poder en Rusia. Ahora sólo puede confiar en la burocracia y debe seguir aumentando sus fondos para asegurarse las lealtades“, asegura Ben Judah, el autor británico del libro El Imperio Frágil, un estudio de la Rusia de Putin.

“Al final, el dinero se acabará y entonces se encontrará en la misma posición que los líderes soviéticos a finales de 1980, cuando se vieron obligados a enfrentar la crisis política y económica mientras trataban de mantener unido su país. Ahora parece fuerte, pero su Kremlin está construido en algo que Rusia no puede controlar: el precio del petróleo”, afirma Judah.

La Rusia de su infancia

Putin ha conseguido construir una versión del país de su infancia que puede actuar de forma independiente en el mundo y en el que la disidencia se controla y el poder del Kremlin no lo desafía nadie. Pero es una espada de doble filo porque la Unión Soviética se desmoronó por un motivo y una Rusia creada a su imagen y semejanza se arriesga a compartir ese destino.

Según Vladimir Bukovsky, un disidente que pasó una década en prisión en la era soviética antes de exiliarse en Occidente en 1976, Putin es totalmente sincero cuando dice que la desintegración de la Unión Soviética fue una “catástrofe geopolítica”.

“No entiende que el colapso soviético fue predeterminado, por lo tanto, cree que su misión es restaurar el sistema soviético lo antes posible”, dice.

Bukovsky considera que, como oficial de rango intermedio de la KGB que amaba la Unión Soviética, Putin careció de la perspectiva de los del alto mando, que sabían perfectamente que el desplome vino dado por el peso de su propia ineficiencia en lugar de por un complot occidental.

“Eso lo lleva exactamente a… repetir los mismos errores. Quiere que todo su país sea controlado por una persona del Kremlin, lo que lo va a llevar al desastre”, dice.

La decisión de Putin de invadir Crimea fue tomada de forma rápida e impulsiva por un pequeño grupo de sus favoritos en el alto mando.

Eso significa que Putin no tiene a nadie que le advierta de las consecuencias de sus acciones a largo plazo y hasta que se dé cuenta por sí mismo, seguirá con este rumbo, lo que implica que la relación con Occidente seguirá siendo incómoda, especialmente en áreas que considera ser su “zona de legítimo interés”.

Pero no podemos decir que no estaba advertido.

Oliver Bullough
Para BBC *

*Oliver Bullogh es editor para el Cáucaso del Instituto de Información de Guerra y Paz (IWPR, en inglés). Su último libro, “El último hombre en Rusia”, detalla el declive demográfico ruso.

En: BBC

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