El eclipse total de este martes 15 de abril resulta especial y no solo porque no se producía un fenómeno así desde los años 2003-2004. Quédate en vela esta noche o madruga para disfrutar de esta cita con la astronomía.
¿Te levantas con dolor de cabeza? ¿despiertas a mitad de la madrugada? ¿duermes muy tarde? ¿te despiertas sin ganas de hacer nada? ¿los ojos te duelen? ¿tienes fria la frente o los ojos? ¿dolores de cabeza y cuello? ¿a veces tienes más hambre que de costumbre? ¿tienes focos LED? ¿tu TV, teléfono celular, tablet o Laptop es LED? Cuidado, puedes estar sufriendo alteraciones en tu ritmo circadiano.
Los ritmos biológicos se han clasificado de acuerdo a su frecuencia y a su periodo. Los ciclos circadianos han sido los más estudiados y su valor de periodo les permite sincronizar a los ritmos ambientales que posean un valor de periodo entre 20 y 28 horas, como son los ciclos de luz y de temperatura. Los ritmos circadianos son endógenos y establecen una relación de fase estable con estos ciclos externos alargando o acortando su valor de periodo e igualándolo al del ciclo ambiental.
La luz artificial es una de las peores cosas que existen para tener un buena higiene del sueño. Hay muchas razones por las que hoy día sufrimos de una falta de sueño : desde la hora temprana de ir a trabajar o al colegio, el consumo de cafeína o unos malos hábitos del sueño. Pero, de todos ellos, según un trabajo que se publica en Nature, el peor, y a menudo el más desconocido, es la luz artificial. Sin ella, asegura Charles Czeisler, del Brigham and Women’s Hospital, de Boston (EE.UU.), pocas personas usarían la cafeína para mantenerse despierto en la noche.
Czeisler advierte que la exposición a la luz artificial después de la puesta del sol es quizá el factor contribuyente más relevante al creciente problema de la falta de sueño de nuestra sociedad moderna. Y, advierte, en los niños puede confundirse con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Cualquier persona que viva en una gran ciudad puede mirar a su alrededor cualquier noche y comprobar que, en realidad, casi nunca es de noche. A la luz del exterior se añade la presencia habitual de luces en nuestro domicilio, a la que ahora hemos añadido ahora ordenadores, tabletas o teléfonos móviles con pantallas que emiten una frecuencia de luz que es extremadamente perjudicial para que nuestro organismo se prepare de forma natural para conciliar el sueño.
A finales de 2012 un estudio de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.) advertía que demasiada luz nocturna puede afectar nuestros ritmos, alterar nuestra capacidad de aprendizaje e incluso causar depresión. El informe aseguraba que que la exposición crónica a la luz brillante, incluso el aquella de nuestro propio salón o la que tiene por la noche un trabajador por turnos, aumenta los niveles de una hormona de estrés del organismo, lo que desencadena depresión y disminuye la función cognitiva.
LED
Czeisler advierte que cada vez hay más personas con problemas de sueño. El hecho de sustituir las tradicionales bombillas incandescentes por energías más eficientes, como los LED -cada vez más empleados en televisores y pantallas de ordenador, tabletas y dispositivos de mano- conlleva un problema aparentemente ignorado. Según este experto, la exposición durante la noche a los LED es más perjudicial para los ritmos circadianos, la secreción de melatonina y, por ello, para el sueño que la iluminación incandescente. Por eso, considera una necesidad imperiosa investigar más a fondo sobre el impacto biológico de la luz artificial, y, tratar de avanzar en las tecnologías de luz para mitigar este problema.
Solo 4 horas
Lo cierto es cada vez hay más información sobre los negativos efectos del sueño sobre nuestra salud. No dormir lo suficiente, afirma Elie Dolgin en Nature, altera la vía de señalización de la insulina en aquellas personas que apenas duermen cuatro horas cada noche. La misma cantidad de sueño también puede dañar el sistema inmunológico, presentar signos de enfermedad de la arteria coronaria y e inflamatorias, y la falta de sueño puede incluso hacer que las vacunas sean menos eficaces.
Además, las alteraciones del sueño puede ser un chivato de una enfermedad neurodegenerativa. Perder el sueño, tener problemas para dormir, podría, según un estudio publicado recientemente en JAMA Neurology, ser un paso previo antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad de Alzhéimer, como pérdida de memoria o problemas cognitivos. Podríamos estar, señalan Andrew B. y Gretchen P. Jones, de la Universidad de Washington (EE.UU.), ante un «marcador precoz» de la enfermedad de Alzhéimer.
Neurodegeneración
Pero lo que no saben los científicos es si la falta de sueño conduce a la neurodegeneración o que ésta provoca problemas en el dormir. Aunque está por demostrar, si se ha visto que los niveles de las placas de proteína amiloide, una de las características de la enfermedad de Alzhéimer, aumentan en los ratones privados de sueño. Y, cuando se investigó en humanos, los investigadores encontraron que los niveles de amiloide sube y bajan y durante el ciclo de sueño-vigilia. Los datos preliminares sugieren que el tratamiento temprano de los trastornos del sueño podría ayudar a prevenir la aparición de la neurodegeneración.
Como conclusión, Virend Somers, cardiólogo de la Clínica Mayo en Rochester (EE.UU.), afirma: «tenemos que dormir bien hoy para evitar problemas de salud a largo plazo. Es de sentido común».