Maduro elimina facultades del Parlamento para despedir directivos del Banco Central

Nicolás Madurol, presidente de Venezuela

Nicolás Madurol, presidente de Venezuela

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha eliminado por decreto la facultad de la Asamblea Nacional de cambiar la junta directiva del Banco Central, complicando uno de los planes de la oposición que controlará el Parlamento a partir del martes.

Hasta ahora, los diputados tenían que ratificar los nombres enviados por el presidente y podían despedir a los funcionarios, pero una Gaceta Oficial extraordinaria difundida este lunes incluye una reforma que permite al mandatario nombrar a los directivos del Banco Central de forma directa y elimina toda facultad de los diputados sobre la entidad monetaria.

La publicación está fechada el 30 de diciembre del 2015, un día antes de que terminen los poderes especiales otorgados a Maduro por la Asamblea previa, controlada por el oficialismo. Y se conoce un día antes de que asuman los nuevos diputados.

Tras romper con la hegemonía que tuvo el ‘chavismo’ durante 16 años en la Asamblea en los comicios legislativos de diciembre, la oposición dijo que buscaría reformar la ley del Banco Central en medio de una crisis de inflación, recesión y escasez, y que exigiría cifras económicas no publicadas desde el año pasado.

Con la reforma difundida este lunes, la autoridad monetaria podrá clasificar información como secreta cuando considere que existen “situaciones internas o externas que representen amenaza a la seguridad nacional y a la estabilidad económica”.

Además, bajo el mismo escenario de amenaza a la seguridad nacional, el Banco podría financiar al Estado o sus instituciones. Esa medida permitiría llevar dinero de las arcas públicas a los entes estatales aún si la Asamblea rechaza autorizar fondos adicionales.

A pesar de todo, la ley podría ser nuevamente reformada por la mayoría opositora del parlamento.

En: economiahoy.mx

Trifulca entre Maduro y las hijas de Chávez por la residencia oficial

Virginia y Gabriela siguen en La Casona, que le corresponde a Maduro y a su esposa, muy molesta con esta situación

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La pelea por La Casona, la residencia oficial del presidente de Venezuela y su familia, según reza en la Constitución, ha llegado a su capítulo más intenso desde la muerte del presidente Hugo Chávez hace ocho meses. Sus hijas siguen instaladas allí, lo que ha provocado diversos altercados con el actual jefe del Estado, Nicolás Maduro, y su mujer, Cilia Flores. Y es que el nuevo presidente venezolano no ha podido ocupar todavía esta residencia desde su toma de posesión el pasado 19 de abril. Maduro duerme algunas noches en el Cuartel de la Montaña, junto a la tumba de Chávez, para que el espíritu de su antecesor le inspire, tal y como ha reconocido en sus apariciones televisivas. Otras lo hace con la «primera combatiente» –como se acostumbra a llamar a su mujer Cilia–, en otra residencia oficial: La Viñeta.

Las hijas, Rosa Virginia y María Gabriela Chávez, con sus respectivas familias ya vivían en La Casona cuando Chávez era presidente, aunque no deberían haberlo hecho porque la ley se lo impedía al ser las dos mayores de edad y tener sus propios recursos. También por ley deberían haber desalojado la residencia presidencial desde el mismo momento en que juró el nuevo mandatario, Nicolás Maduro.

Sin embargo, ninguna de las dos hijas parece tener prisa por mudarse del que fue su hogar durante los últimos 15 años. Tiempo suficiente para acostumbrarse a los privilegios, la buena vida y el lujo de una mansión decorada con muebles caros, obras de arte y varias decenas de empleados, entre personal de servicio y miembros del cuerpo de seguridad.

Parece que las hijas de Chávez son alumnas aventajadas del viceministro para «la felicidad suprema», nombrado hace dos semanas, para dedicarse al gozo infinito del pueblo. Para ellas ha sido suficiente con usurpar los bienes e inmuebles de la nación, como si fueran propios. Maduro empieza a estar bastante molesto y ha ordenado ya que se trasladen a una de las casas de la urbanización Fuerte Tiuna donde viven altos cargos chavistas (miembros del gabinete, ministros, diputados, oficiales de las Fuerza Armadas bolivarianas) y donde también se ubica el Ministerio de Defensa.

La primera dama, molesta
Pero aún no se ha visto movimiento de mudanza por parte de las hijas de Chávez. Se presume que lo harán poco a poco, sin prisas, para mayor molestia de Cilia Flores, la nueva primera dama de la República Bolivariana, que ha hecho valer su posición desde que se casó oficialmente con Maduro en junio pasado. Parece ser que es ella la que más ha presionado a Nicolás Maduro para que ambos puedan disfrutar de La Casona.

Rosa Virginia, la hija mayor del difunto, tiene dos hijos con Jorge Arreaza, yerno de Chávez y designado por Maduro vicepresidente de la República. La relación conyugal parece que ha naufragado. Rosa Virginia se ha separado de Arreaza y lo ha echado de La Casona, según afirmaron fuentes solventes consultadas por ABC. Arreaza negocia alguna Embajada para alejarse del país y de Rosa Virginia. La segunda hija de Chávez, María Gabriela, es tan decidida y pragmática como su hermana mayor. Su cuenta de Twitter @Maby80 lo dice todo. Ha pasado de un romance a otro con la velocidad del rayo y le cuesta dejar la «dolce vita» que ha llevado hasta ahora. No se le conoce ninguna actividad profesional.

Lo cierto es que las hijas de Chávez han tenido desavenencias con Maduro. En un homenaje al fallecido, no figuraron en los actos que se le dedicaron en el Cuartel de la Montaña. Las hijas rechazan los esoterismos de Maduro cuando se refiere a Chávez, eso de que su espíritu se le aparece como un pajarito es difícil de digerir… pero no justifica que se eternicen en La Casona.

En: abc.es

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Venezuela abandona el sistema de derechos humanos interamericano

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Ya es oficial: Venezuela ha abandonado, hasta nuevo aviso, el sistema interamericano de justicia. Este martes 10 de septiembre se hace efectiva la denuncia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos anunciada hace un año por el entonces presidente Hugo Chávez. Esto implica que, a partir de ahora, la Corte Interamericana de DDHH perderá su jurisdicción sobre Caracas y con ello, las víctimas venezolanas perderán también la posibilidad de encontrar en instancias internacionales la justicia que les ha sido negada en los tribunales locales.

El Estado venezolano se va, además, en deuda: queda aún pendiente el cumplimiento total de las 16 sentencias condenatorias emitidas por la Corte Interamericana de DDHH entre 1995 y 2012, que solo han sido acatadas parcialmente y que contemplan, entre otras medidas de reparación, el pago de unos 9.700 millones de dólares en indemnizaciones para más de 250 víctimas.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos, también llamada Pacto de San José, fue aprobada en noviembre de 1969 por la Organización de Estados Americanos (OEA) con el propósito de “consolidar dentro del cuadro de las instituciones democráticas un régimen de libertad personal y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre” y ha sido suscrita desde entonces por 25 de sus 35 países miembros.

En los 82 artículos de la Convención se establecen los deberes de los Estados para garantizar los derechos de sus ciudadanos y las atribuciones de las dos instancias supranacionales encargadas de vigilar su cumplimiento: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), responsable de estimular, recomendar y promover el respeto de los derechos humanos por parte de los Estados; y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), encargada de juzgar a los Estados cuando los llamados de atención de la CIDH no son suficientes.

Venezuela fue el tercer Estado miembro de la OEA en ratificar la Convención, en junio de 1977, y también es el tercero que, luego de firmarla, la ha denunciado. Antes lo hicieron: Trinidad y Tobago, en 1998, y Perú, en 1999, durante el Gobierno de Alberto Fujimori.

El desencuentro entre Venezuela y las decisiones adoptadas por el sistema interamericano de derechos humanos comenzó hace tres años, cuando la CIDH presentó un informe en el que denunciaba el deterioro de la democracia en Venezuela. “Es una mafia lo que hay ahí. Instituciones como esta nefasta Comisión Interamericana de Derechos Humanos lo menos que hacen es defender los derechos humanos. Es un cuerpo politizado, utilizado por el imperio para agredir a Gobiernos como el venezolano”, bramó Hugo Chávez el 25 de febrero de 2010 y ordenó a su Cancillería preparar la retirada.

Caracas formalizó la denuncia el 9 de septiembre de 2012 y habría bastado una nota diplomática para revertirla, pero el sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, opina igual que su mentor: “La Comisión y la Corte lamentablemente degeneraron [sic]. Se creen un poder supranacional, se creen un poder por encima de gobiernos legítimos del continente”, ha dicho este lunes, en la víspera de la despedida.

Desde 1995, la Corte IDH ha emitido 16 sentencias contra el Estado venezolano. Por su responsabilidad en el asesinato de 18 pescadores a manos de militares en 1988, en el caso conocido como El Amparo. Por la represión de la revuelta popular de 1989 conocida como El Caracazo. Por la desaparición forzada y el asesinato de decenas de reclusos en el retén de Catia en 1992. Por vulnerar la labor de los medios con el cierre del canal Radio Caracas Televisión en 2007. Algunos de estos episodios ocurrieron durante Gobiernos anteriores a la era del chavismo, que comenzó en 1998; pero muchos de los soldados y policías hallados responsables de muertes, torturas o desapariciones de entonces, son los generales y comandantes del presente.

La Corte IDH ha sido, en todos los casos, el único tribunal que ha juzgado y condenado las violaciones más sonoras a los derechos humanos ocurridas en Venezuela en los últimos 25 años. “En un caso histórico como El Caracazo, la única sentencia que existe es de la Corte IDH. Ningún tribunal venezolano ha emitido una sentencia sobre estos hechos, a pesar de la propaganda política que rodea el caso en estos momentos”, explica Liliana Ortega, abogada fundadora de la ONG venezolana Cofavic, que ha acompañado cerca de la mitad de las denuncias que han sido presentadas ante la CIDH y la Corte. De acuerdo a cifras del Ministerio Público venezolano, solo el 3% de las violaciones a los derechos humanos que se cometen en Venezuela llegan a juicio; el 97% restante acaba en sobreseimiento o archivo fiscal.

Para Ortega, este paso que ha dado el Gobierno de Caracas representa una reducción importantísima del derecho a la defensa de las víctimas y no se trata de un hecho aislado. Este año también entró en vigor una nueva reforma al Código Orgánico Procesal Penal de Venezuela que elimina la facultad, que hasta ahora tenían las organizaciones no gubernamentales, de dar apoyo jurídico a las víctimas y de querellarse en su nombre contra funcionarios policiales o militares que hayan incurrido en presuntas violaciones a los derechos humanos.

“Ya no podemos ir a revisar los expedientes, estamos limitados. La única manera de que las ONG puedan representar a las víctimas es a través de poderes otorgados a abogados, pero no a fundaciones ni a organizaciones de derechos humanos. Hay un debilitamiento progresivo de las garantías de trabajo de los defensores de derechos humanos en el país”, ha dicho Ortega a EL PAÍS. Las víctimas atendidas por estas organizaciones y por las decisiones de la Corte IDH son, en su mayoría, pescadores, obreros, reos, trabajadores de la economía informal, venezolanos bajo la línea de pobreza que no tienen dinero para pagar servicios jurídicos. En el 70% de los casos, además, han recibido amenazas.

Aún a pesar de la denuncia de la Convención, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) mantendrá intactas sus funciones sobre Venezuela. Podrá emitir informes, recibir casos, realizar audiencias y hacer recomendaciones; y solo los hechos ocurridos hasta la vigencia de la Convención –hasta este 10 de septiembre de 2013– podrán ser presentados ante la Corte. Pero en el caso de que el Gobierno de Caracas decidiera concretar todas sus amenazas y abandonar también la Comisión, ya no habría vuelta atrás, pues esto también significaría su retiro de la OEA.

En: Diario ElPais

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Del Nacionalismo al Marxismo: Quién es Nicolás Maduro, sucesor de Hugo Chávez?

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Nicolás Maduro fue recomendado por Hugo Chávez como su sucesor en el gobierno de Venezuela. El problema es que aún Diosdado Cabello no asume la presidencia interina y Maduro ya comenzó a gobernar como Presidente Encargado ¿y dónde queda la Constitución venezolana?

Caracas, Venezuela.- El vicepresidente Nicolás Maduro, protagonista de una meteórica carrera política inimaginable 2 décadas atrás cuando recorría las calles de la capital venezolana al volante de un autobús,tomó el martes 5 de marzo las riendas del país como presidente encargado y jefe del movimiento oficialista tras la muerte del mandatario Hugo Chávez debido a un cáncer.

Maduro, de 50 años, ya había tomado anticipadamente el liderazgo del movimiento oficialista luego de que el gobernante anunció el 8 de diciembre que le habían reaparecido células cancerígenas y que regresaba a Cuba para ser sometido a una cuarta operación desde que le detectaron la enfermedad en junio de 2011.

Por primera vez en 14 años de gobierno, el mandatario, en una suerte de testamento político, delegó aquel día el poder político en su leal vicepresidente y dijo que en el caso de que quedara inhabilitado y se llamara a nuevas elecciones Maduro debía ser el candidato del oficialismo, lo que avivó las preocupaciones sobre el estado de salud del mandatario. Chávez acababa de ser reelegido para un nuevo período de 6 años (el 7 de octubre) con 55.07% de los votos.

Maduro ahora enfrenta las difíciles tareas de conseguir apoyo en un país dividido y mantener la unidad dentro de las filas de su partido, conformado por grupos que van desde los civiles de izquierda radical hasta los militares poco dados al socialismo.

El ex conductor de autobús, que es señalado como miembro del ala de izquierda radical del oficialismo y de ser el más afín al gobierno cubano, aparece como un líder que ve como su cruzada personal la defensa del legado de su mentor.

El 10 de enero se efectuó una toma de posesión simulada de Chávez gracias a un fallo del Tribunal Supremo según el cual el presidente podía juramentarse en una fecha posterior, que no había ausencia temporal del presidente y que se mantenía la continuidad administrativa de su gobierno.

Después de la cirugía de Chávez el 11 de diciembre, Maduro intensificó sus apariciones públicas y visitas a los diferentes estados del país en un intento por llenar inmenso el vacío comunicacional que generó la ausencia del gobernante que siempre ha utilizado la televisión como su principal medio de propaganda.

En esas apariciones Maduro ha ofrecido pinceladas de cómo intentaría continuar el proyecto político de Chávez, de inspiración socialista. Durante un mitin que tuvo en diciembre de 2012 se comprometió a mantener las políticas que han generado numerosas fricciones con Fedecámaras, la organización gremial que afilia a cientos de miles de empresas grandes y pequeñas.

“A Fedecámaras no le vamos a dar dólares, lo que le vamos a dar son dolores de cabeza con esta revolución bolivariana. Compañeros, por la lealtad y el amor a nuestro comandante Hugo Chávez….jamás vamos a traicionar al pueblo de Venezuela”, gritó con voz desgarrada.

Steve Ellner, politólogo de la Universidad de Oriente, explicó que “Maduro combina 2 características que influyeron a Chávez en su decisión de designarlo como sucesor: en primer lugar, su lealtad a la dirección del partido y en segundo, sus posiciones en favor de medidas populares” como la expansión de los programas sociales del gobierno y puestos locales médicos con médicos cubanos para proporcionar tratamiento gratuito a los pobres.

Maduro fue nombrado vicepresidente el 10 de octubre de 2012 tras la tercera reelección que logró Chávez en los comicios del 7 del mismo mes.

Previamente estuvo al frente de la cancillería, cargo que ocupó desde 2006 hasta enero de 2013, cuando lo sucedió el exvicepresidente Elías Jaua.

En las relaciones exteriores Maduro consolidó su imagen de leal colaborador del mandatario así como de fiel cumplidor de todas las tareas que le asignó, como la consolidación de los bloques regionales del ALBA y Unasur, el estrechamiento de las alianzas con países como Irán, Rusia y China y el mejoramiento de las relaciones con Colombia.

Durante la convalecencia y el tratamiento del cáncer que siguió Chávez en Cuba entre junio de 2011 y la primera mitad de 2012 el robusto y discreto vicepresidente fue de las pocas personas que estuvo cerca del gobernante en ese difícil proceso, lo que alimentó las versiones sobre la estrecha relación entre ambos.

Chávez, que solía reprender públicamente con dureza a algunos de sus ministros o funcionarios, siempre se mostró cordial y afectuoso con Maduro. También le gastaba alguna broma sobre los enormes sándwiches que suele comer o sobre sus orígenes como chofer de autobuses de un servicio complementario del Metro.

El vicepresidente es “uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad”, dijo Chávez en su último discurso televisado al defender la elección de Maduro como su posible sucesor.

Al igual que el resto del grupo que integraba el entorno más cercano de Chávez, el vicepresidente, de formación marxista-leninista, se caracteriza por ser un hombre incondicional al gobernante, sin mayor brillo público y de escaso discurso.

Carrera política

Inició su carrera política cuando integró, siendo muy joven, la Liga Socialista, una organización política surgida como fachada legal de la Organización de Revolucionarios, luego de la división del Frente Guerrillero Antonio José de Sucre. Luego consolidó su formación como dirigente sindical en el Metro de Caracas.

Maduro es considerado el colaborador de Chávez más allegado a Fidel y Raúl Castro y la revolución cubana, a la que se vinculó desde su juventud cuando viajó a la isla para fortalecer su formación.

Dentro del movimiento oficialista, Maduro comenzó como constituyente en 1999 y un año después fue elegido diputado, puesto desde el cual llegó a la presidencia de la Asamblea Nacional en 2005.

En 2006 dirigió el Ministerio de Relaciones Exteriores y fue el canciller de mayor permanencia en el cargo durante la presidencia de Chávez. En enero de 2013 lo sucedió Jaua, quien había abandonado la vicepresidencia para postularse como gobernador del estado Miranda, pero fue derrotado por el opositor Henrique Capriles.

Maduro y Jaua integran el sector más radical del oficialismo y entre ambos existe una estrecha relación que ha llevado a los analistas a descartar que pueda darse una rivalidad por el control del gobierno.

Luis Vicente León, directivo de la encuestadora local Datanálisis, dijo en diciembre de 2012 en entrevista telefónica que existía gran incertidumbre sobre si Maduro podría manejar las rivalidades que hay dentro del chavismo y asumir el liderazgo de la “revolución”.

“En ese escenario que obligaría a convocar, como manda la constitución, de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente… Yo se los pido desde mi corazón”, expresó Chávez.

La constitución estipula que cuando se produzca la falta absoluta del presidente electo antes de tomar posesión se procederá a una nueva elección dentro de los 30 días consecutivos siguientes y que mientras se elige y toma posesión el nuevo presidente se encargará al presidente de la Asamblea Nacional como responsable del Ejecutivo.

Maduro a la par que se convirtió en un miembro destacado en los albores del movimiento político de Chávez, también desarrolló una relación personal con otra aliada del mandatario, Cilia Flores, procuradora general de la República desde comienzos de 2012 y ex diputada de la Asamblea Nacional.

Maduro y Flores no están casados y ambos tienen hijos de relaciones anteriores.

Flores formó parte del equipo de abogados defensores de Chávez después de su arresto por el intento de golpe de Estado de 1992.

Flores, abogada en derecho penal y laboral, fue la primera mujer en presidir el Poder Legislativo venezolano en 2006, elegida por la mayoría oficialista justo después de que Maduro fue designado canciller.

En: Reuters
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