Didáctico video te muestra en de diez minutos la crisis en Siria

¿Muchos nombres como abundante información te hace difícil entender el contexto que vive Siria? Para felicidad nuestra, dos jóvenes españoles realizaron un video donde condensan en 10 minutos casi 100 años de historia sobre este país árabe que recientemente fue bombardeado por Francia, en respuesta al atentado terrorista que dejó más de 150 muertos en París.

Sergio de Pazos y Bruno Teixidor explicaron en su video subido a Youtube la crisis interna de Siria, los intereses del mundo entero por la riqueza petrolera de la región, el desborde de la Primavera Árabe, la aparición del grupo terrorista ISIS y la guerra del régimen Assad contra el pueblo Kurdo.

Además, narran los conflictos religiosos en medio oriente en 15 didácticos mapas con algunos plumones de colores.

El video fue publicado el 8 de octubre y cuenta con más de 1 millón 400 reproducciones en YouTube.

No obstante, este video ha recibido críticas por algunos medios españoles. El diario español El Confidencial indicó que la publicación es “simplista” y contiene datos inexactos como decir que Siria es “un gran desierto”, cuando el 21% del PBI sirio se basa en la agricultura.

“En definitiva, la pieza fracasa en su intento de dar una explicación sencilla a una de las cuestiones más complejas del siglo XXI”, asegura El Confidencial.

En: canalN

Incursión militar turca en Irak contra rebeldes kurdos

Ankara. Turquía confirmó este martes una operación terrestre de su ejército en territorio iraquí para perseguir a rebeldes kurdos que mataron el domingo a 16 de sus soldados, y precisó que será de “corta duración”.

“Las fuerzas de seguridad turcas atravesaron la frontera iraquí en el marco del derecho de persecución contra terroristas del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) que llevaron a cabo los recientes ataques”, declaró una fuente gubernamental que requirió el anonimato.

: http://www.milenio.com/internacional/policias-turcos-muertos-atentados-kurdos_0_593340664.html

Bandera del PKK en una calle del centro de Diyarbakir pintada en una pared. Imagen en: http://www.milenio.com/internacional/policias-turcos-muertos-atentados-kurdos_0_593340664.html

Según la agencia de prensa Dogan, que cita a fuentes militares, dos batallones de “boinas granates” del ejército cruzaron la frontera para ir detrás de dos grupos del PKK tras el ataque en el que murieron 16 soldados en Daglica, cerca de la frontera iraquí.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan prometió este martes “no abandonar el país a los terroristas”.

“No hemos abandonado y no abandonaremos esta nación a tres o cinco terroristas”, advirtió Erdogan en un mensaje televisado.

A fines de julio, el gobierno turco ordenó una serie de bombardeos aéreos contra las bases de los rebeldes kurdos en el norte de Irak, en represalia a ataques rebeldes contra sus fuerzas de seguridad.

Según un último balance de la prensa progubernamental, estos enfrentamientos han causado la muerte de un centenar de soldados o policías turcos y de un millar de rebeldes.

En: jornada.unam.mx

Quiénes son los kurdos y por qué todavía no tienen un Estado

Son la minoría étnica sin Estado propio más importante de todo el Medio Oriente. Más de 30 millones de personas –según los cálculos más conservadores– repartidas en un territorio que hoy se dividen Turquía, Siria, Irak e Irán.

Pero unidos por una lengua propia y una cultura milenaria, el pueblo kurdo nunca ha dejado de soñar con un Kurdistán independiente.

Y algunos creen que la amenaza del grupo autodenominado Estado Islámico podría contribuir a hacer ese sueño realidad.

Por un lado los kurdos se han erigido en una de las más importantes líneas de defensa contra los avances de los yihadistas en el norte de Irak y Siria, obligando a Occidente a reconocerlos como aliados clave en la batalla contra EI.

Y también han aprovechado el debilitamiento de los gobiernos de Bagdad y Damasco para expandir el territorio controlado por las autoridades del Kurdistán iraquí y ganar mayor protagonismo en Siria, donde aspiran a obtener un nivel de autonomía similar al que ya tienen en Irak.

Aunque la reticencia de Turquía a involucrarse directamente en la defensa de Kobane también da una idea de las fuerzas que a lo largo de la historia han evitado la unificación e independencia de la nación kurda.

Unas fuerzas que siguen vigentes en la actualidad.

Ajedrez de siglos

En la esta estratégica ciudad siria de Kobane, ubicada al sur de la frontera turca, un puñado de milicianos kurdos apenas ha logrado resistir a los embates de EI, en buena medida gracias al apoyo de los bombardeos de la coalición occidental.

“Los kurdos de Turquía, sin embargo, están furiosos con las tropas turcas que les impiden cruzar la frontera para pelear al lado de las milicias kurdas en Siria, el YPG”, cuenta el corresponsal de la BBC en Turquía, Mark Lowen.

“Creen que a Turquía le alegraría ver caer a Kobane si eso también significa el fin de las esperanzas kurdas para una entidad autónoma en Siria”, explica.

Y ese sólo es un ejemplo del complicado ajedrez político que lleva décadas –cuando no siglos– evitando la existencia de un Kurdistán independiente.

Esa posibilidad tomó especial fuerza luego de la conclusión de la Primera Guerra Mundial.

Historia milenaria

La historia del pueblo kurdo, sin embargo, empieza mucho antes.

En el año 612 a.C., según los historiadores que consideran a los kurdos descendientes directos de los medos, el imperio que dominó la zona desde esa fecha hasta su anexión por el imperio persa en 6 a.C.

Y durante las posteriores invasiones árabes-musulmanas los kurdos terminarían convirtiéndose al islam, pero sin perder su lengua e identidad distintiva y a pesar de estar divididos en numerosos principados.

Esos principados kurdos se los disputaron por mucho tiempo el Imperio otomano y el persa, que tenían sus capitales en lo que hoy son Turquía e Irán.

Y, en esa pugna, los kurdos terminarían alineándose con el Imperio Otomano por razones religiosas y a cambio de una importante dosis de autonomía que sólo empezaría a ser cuestionada a inicios del siglo XIX.

Esa es una de las razones por las que con el desmembramiento del imperio turco, al final de la Primera Guerra Mundial, algunos kurdos –no todos– empujarían con fuerza la idea de un Kurdistán independiente.

Y la idea sería incluso recomendada por el Tratado de Sèvres, que certificó la rendición del Imperio otomano en 1920.

Un conjunto de factores, sin embargo, terminarían haciéndola impracticable.

Por un lado, los sectores más conservadores de la sociedad kurda, más interesados en la protección de su religión que en un incierto proyecto nacionalista, no veían con buenos ojos la separación de la naciente Turquía, que prometía un Estado islámico de turcos y kurdos y terminó quedándose con la mayor parte del Kurdistán.

Y las potencias occidentales también redibujarían las fronteras para darle partes del territorio habitado por los kurdos a sus protegidos: Siria, en el caso de los franceses, e Irak, para la que Reino Unido reclamó la rica zona petrolera de Mosul.

“Los aliados dibujaron las fronteras en función de sus intereses”, explica Murat Nisancioglu, del servicio turco de la BBC.

“Y ya luego los proyectos nacionalistas a lo interno de los nuevos países, como Turquía, hicieron todo lo posible por aplastar cualquier oposición”, agregó.

Luchando por la independencia

Movimientos independentistas kurdos surgirían luego, inevitablemente, en Turquía, Siria, Irak e Irán.

Pero nunca conseguirían el apoyo real de Occidente, más preocupado por lo que las pretensiones kurdas podía significar para la estabilidad regional.

Y la orientación comunista del PKK –el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, la principal fuerza independentista kurda en Turquía, considerada una organización terrorista por el gobierno de Ankara y sus amigos occidentales– tampoco le ayudaría a los nacionalistas kurdos a granjearse la simpatía de EE.UU. y sus principales aliados.

En la actualidad, Turquía está inmersa en un proceso de paz con el PKK marcado por un acuerdo de cese del fuego alanzado en marzo de 2013, el que muchos esperan represente el final de una lucha armada que inició en 1984 y ha causado más de 40.000 muertos.

Pero el objetivo declarado no es independencia, sino autonomía.

Y el máximo líder el PKK –Abdullah Ocalan, en la cárcel desde 1999– ya advirtió que si Turquía deja que Kobane caiga en manos de Estado Islámico, las conversaciones llegarán a su fin.

En ese contexto, las cada vez más fuertes protestas de los kurdos en Turquía y los recientes ataques del ejército turco en contra de posiciones del PKK –los primeros en dos años– no auguran nada bueno para las negocaciones en Turquía.

Mientras en Irak y Siria el cada vez mayor protagonismo de los kurdos, y las menciones cada vez más frecuentes a la posibilidad de su independencia, también ha generado nerviosismo entre las poblaciones no kurdas con las que comparten algunas áreas y ciudades.

Porque la posibilidad de un Kurdistán independiente está de nuevo en el tapete, con más fuerza que nunca.

Aunque está por verse si esta vez las fuerzas se alinearán del lado de los kurdos, por primera vez.

En: BBC

Ver: ¿Por qué Turquía se resiste a intervenir frente a Estado Islámico?

Ataque químico a Halabja

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Kobani and the Future of Turkish Democracy

Why the Military May Get the Upper Hand

Turkey has anticipated Syrian President Bashar al-Assad’s downfall ever since protests first broke out in Syria in 2011. It has been disappointed at every turn, though, and now it is not only Assad who is in trouble but Turkey as well. The way in which Ankara has responded to the violence across its border has upended its own political balance and re-empowered its military. It has also brought the peace process that Turkey started with the Kurdish movement to the brink of collapse.

On October 2, the Turkish parliament voted to allow Turkey to send troops across its southern borders into Syria to deal with “risks and threats against our national security along Turkey’s southern land borders.” The decision was widely interpreted as signaling that Turkey would be going to war with the Islamic State in Iraq and al-Sham (ISIS), the terrorist group that has overrun much of Iraq and Syria. Yet the preamble of the troop authorization neglects to mention ISIS and, instead, refers to the Kurdistan Workers’ Party (PKK), the militant group that has fought against the Turkish state since 1984. On October 4, Turkish President Recep Tayyip Erdogan defended the authorization by stating that “ISIS and PKK are the same” and rhetorically asking why the world is not as enraged about PKK activities as it is about ISIS. In one fell swoop then, he raised serious doubts about his government’s intentions of taking the necessary steps to accommodate the Kurds and the PKK as part of ongoing negotiations

Kurds in Turkey and Syria even believe that Ankara is still offering covert aid to ISIS in its efforts to cleanse the Kurdish population of Syria from areas adjacent to Turkey’s borders. Such accusations first arose in 2012, when Rojava — the Kurdish region in Syria — declared autonomy. In response, the Turkish government retorted that “We are not going to allow any fait accompli in Syria” and then sent support to Jabhat al-Nusra, an al Qaeda affiliate that attacked the Kurds. And now, as ISIS has laid siege to the Kurdish town of Kobani, which is held by a PKK-affiliated party, Turkey has come to face new accusations of complicity for failing to intervene. Last week, Abdullah Öcalan, the jailed leader of the PKK, warned that the fall of Kobani would end the peace process in Turkey. Cemil Bayik, the co-leader of the PKK’s civilian arm, said that if Ankara were to look the other way as Kobani fell, the war would restart in Turkey. He remarked that a “buffer zone (which Turkey plans to establish) would be targeting us. We cannot pursue [peace] with a power that crushes what has been achieved in Rojava.”

So far, at least, Erdogan and the Kurdish movement are still implicitly allied. Indirect Kurdish support has been, in many ways, crucial for Erdogan. The relative peace since the PKK agreed to a unilateral cease fire last year has benefited his regime. And it mattered that the Kurdish movement remained neutral, with a pro-government tilt, during the Gezi protests 2013. If the Kurds had also joined in, Erdogan would have faced a much more difficult challenge.

Öcalan hopes that accommodating Erdogan will pay off — that the Kurds will get what they covet, namely some form of autonomy for the Kurdish-dominated parts of Turkey and that he himself will be released from jail. Yet that logic was always flawed. After all, it makes little sense that Erdogan would be prepared to (or could somehow be induced to) devolve power to the Kurds while he is otherwise concentrating all power into his own hands. The Kurdish leaders must know that Diyarbakir, the Turkish Kurds’ unofficial capital, will not get more democracy while Ankara gets less; however, they have had no choice but to put their faith in Erdogan.

Erdogan, for his part, has a continued interest in stringing the Kurds along. But the turmoil in Syria is forcing both sides’ hands. The Kurds have had to deal with growing anger among their younger generation, who are incensed at what they see as Turkish complicity in the assault on Syrian Kurds. That pushes the Kurdish leadership into a more radical stance. Meanwhile, the growing insecurity on Turkey’s southern borders is pushing Erdogan to be more attentive to the views and recommendations of the military.

On August 30 this year, the Turkish military high command went public with its displeasure with the peace process. Necdet Özel, the Chief of the General Staff, expressed dissatisfaction at not having been consulted by the government. He reminded the country that the military’s red lines — the unity and the territorial integrity of the nation — remain unchanged. He vowed that the armed forces will “act accordingly” if those red lines were to be crossed. Özel’s thinly-veiled message to the government was that Kurdish self-rule would not be tolerated.

Before the Turkish parliament voted to allow troops to intervene in Syria and Iraq, Özel and the army and air force commanders held a briefing — the first of its kind in years — for the government. The generals requested that the government move quickly to establish buffer zones at four points in Syria — one of them including the Kurdish town of Kobani — in order to preserve Turkey’s security interests. They said that this should be done even if the United States disapproves. The details of the briefing were reported in the main pro-government daily Yeni Safak, which observed that “The presidency, the military and the government nowadays speak with one voice.”

The last time the Turkish military was in a similar position to shape the policies of a civilian government was during the 1990s, when the war between the PKK and the Turkish state escalated. It is now set to wield power once more as security threats mount. The AKP had supposedly domesticated the military by jailing hundreds of officers and by asserting the authority of the elected government in the National Security Council, which used to be dominated by army generals. But the officers were freed earlier this year after the country’s constitutional court ruled that the officers’ rights had been violated. Perhaps in trying to make lemonade out of lemons as the military grows stronger, Erdogan has come to see military support as crucial to help him root out supporters of his erstwhile ally turned enemy, the U.S.-based cleric Fethullah Gülen, within the state bureaucracy.

And, at any rate, Erdogan is a rightist, so it is not a terribly big step for him to embrace the generals’ views on the Kurdish issue. Historically, democratically elected rightist governments have been just as prone as the military to curtail freedoms and liberties. In this light, the anti-Kurdish alliance of Erdogan and the generals is but the latest affirmation of the nationalist–conservative identity at the core of the Turkish republic; civilian rightist governments and the military alike have subscribed to it.

But the effects of the Syrian turmoil could also be a catalyst for a political realignment that would put Turkey on a different, more democratic trajectory. For the Kurds, restarting hostilities is a dead end: They simply cannot defeat Turkey. The alternative for the Kurdish movement is thus to explore the possibility of an alliance with the social democratic Republican People’s Party (CHP). A de facto alliance did in fact emerge during the vote to authorize the military incursion into Syria and Iraq. Against the pro-war camp — which included the AKP and the anti-Kurdish Nationalist Action Party — stood an anti-war coalition composed of the CHP and the pro-Kurdish People’s Democratic Party (HDP).

The CHP and HDP share a common social democratic ideology, but they are also divided by nationalism. CHP has become more consistently social democratic under the leadership of Kemal Kilicdaroglu, but the party still has a vocal, Turkish nationalist wing that would not be comfortable with a broad Turkish–Kurdish social democratic coalition. Still, the strong showing of HDP co-chairman Selahattin Demirtas during the recent presidential election might change some minds. Although the pro-Kurdish party does not usually attract more than six percent of the votes nationwide, Demirtas received nearly ten percent. He did so by highlighting liberal and leftist themes that resonated with urban liberals and Turkish and Kurdish social democratic constituencies.

The HDP and CHP are in the process of exploring the possibility of some form of cooperation in the upcoming parliamentary elections slated for 2015. For that to happen, though, both parties would have to undergo significant changes and distance themselves from their respective nationalist strains That is, in all probability, a long shot, especially in the case of the CHP. But if Turkish and Kurdish social democrats were to present a united front, Turkey would get what it has lacked since the 1970s, a strong social democratic alternative to the dominant, authoritarian right.

Unfortunately, given Turkey’s history, it is more likely that growing insecurity and heightened conflict is going to further entrench authoritarianism.

By: Halil Karaveli

En: foreignaffairs

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EE.UU. bombardea posiciones de Estado Islámico en Iraq

Washington (EFE). Los aviones de guerra de Estados Unidos atacaron unidades de artillería de las fuerzas del Estado Islámico (EI) en el norte de Iraq, informó hoy el portavoz del Pentágono, el almirante John Kirby.

En un mensaje en su cuenta de Twitter, Kirby aseguró que antes la artillería del EI disparó contra las fuerzas kurdas que defienden la ciudad de Erbil, “cerca de donde se encuentra personal estadounidense”.

Fuentes militares citadas por los medios estadounidenses especificaron que se lanzaron dos bombas de 230 kilogramos desde el portaaviones de la Armada USS George H.W. Bush, que fue desplegado en junio pasado en la zona del Golfo Pérsico junto al crucero USS Philippine Sea.

El jefe del Pentágono, Chuck Hagel, quien se encuentra de visita en India, había indicado previamente que las fuerzas militares de Estados Unidos tenían información suficiente como para saber si eran yihadistas y atacarlos si amenazaban los intereses estadounidenses.

El presidente estadounidense, Barack Obama, en un anuncio inesperado el jueves por la noche, dijo que autorizó ataques contra posiciones del yihadista Estado Islámico, además de una operación humanitaria para asistir a los desplazados en el norte de Iraq.

ENVÍAN AYUDA
Dicha operación de auxilio, que comenzó la pasada madrugada, hora local, tiene como fin distribuir ayuda a decenas de miles de iraquíes que han buscado amparo en una montaña del norte de Iraq asediados por los yihadistas.

El Pentágono informó de que tres aviones Hércules de carga, custodiados por dos aviones de combate, descargaron agua, alimentos y otros suministros y abandonaron la zona sin incidentes.

Pero los militares tienen la autorización de Obama para emplear la fuerza si los yihadistas impiden la misión de socorro para los desplazados o amenazan al personal de EE.UU. que se encuentra en la zona.

En: elcomercio

Ver: Estado Islámico de Irak y Levante

Campaña contra el Estado Islámico de Irak y el Levante en Siria

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