Who Are The Sikhs?
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A principios de los años 20 del siglo XVII, Mary Dyer y su jóven marido dejaron Inglaterra, se instalaron Boston y comenzaron una familia. En cuatro años, María había dado a luz a tres veces. En 1637, el cuarto niño nació muerto y fue enterrado en secreto. María casi muere.
Estos acontecimientos eran comunes en la temprana América. Pero no lo que sucedería después. Una de las expertas parteras que atendió a María Dyer era Ann Hutchinson, amiga y alborotadora.
Un año más tarde, Hutchinson, quien había organizado salones intelectuales y teológicos para las mujeres de Boston y creía que Dios hablaba directamente a individuos – no por la intervención del clero – fue enjuiciada por considerarse que su conducta equivalía a la subversión en contra de la autoridad masculina en la iglesia y el estado (herejía antinomianista).
Luego del proceso, Hutchinson fue excomulgada de la iglesia Puritana. María Dyer la acompañó. Las insubordinadas se mudaron con sus familias a una colonia mas tolerante: Rhode Island, dejando atrás una feroz campaña en contra de ellas liderada por el gobernador John Winthrop quien por un comentario casual se enteró de la noticia del bebé nacido muerto y ahora tenía el cuerpo desenterrado.
Winthrop utilizó el cuerpo del niño para demonizar a Dyer y sus amigas, incuyendo a Hutchinson como una “mujer antinatural”, un “Monstruo infantil” quien, en sus discursos cargados de detalles escabrosos, tenía “garras en vez de dedos del pie”.
Dyer escuchó las ideas de George Fox, fundador de la Sociedad Religiosa de los Amigos, lo que le recordaba las ideas de Hutchinson. Los cuáqueros creían no sólo en la primacía de la conciencia individual, sino en la igualdad de género.
Luego Mary Dyer se convertiría en predicadora y ministra cuáquera. Pero Massachussetts estaría fuera de los límites. Dyer tuvo que regresar desde Rhode Island muchas veces para rogar por la vida de muchos cuáqueros que habían sido arrestados y amenazados de muerte en esta represiva colonia. En 1658, ella fue arrestada y sentenciada a muerte. Mientras estaba en la horca y con la soga alrededor de su cuello junto con dos compañeros cuáqueros, un aplazamiento de último minuto llegó a través de un pedido concedido a su esposo por John Winthrop.
Ella fue desterrada pero una vez más, volvió, decidida a ser testigo de la libertad de conciencia. Esta vez – el 01 de junio 1660 – no hubo tregua. Rodeada de tambores para ahogar cualquier cosa que ella pudiera decir, fue llevada en una marcha hacia el olmo gigante del Boston Common y ahorcada.
Hoy en día, dos estatuas se erigen cerca del lugar – una de Ann Hutchinson y la otra de Mary Dyer – mártires de la libertad de credo.
En: womensenews.org