Salvar al Consejo Nacional de la Magistratura, ahora: Los miembros del CNM que avalaron a Quispe Pariona deben renunciar.
Los bochornosos sucesos en el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) y la manera cómo son encarados por sus integrantes implican el colapso de este organismo y su agotamiento institucional. La opinión pública no puede permanecer impasible ante la sucesión de infracciones en las que incurren sus miembros, algunos de los cuales son delitos increíblemente amparados y convalidados por quienes paradójicamente evalúan y nombran a los magistrados del país.
Los últimos episodios son deplorables. La mayoría del CNM decidió reincorporar al suspendido consejero Alfredo Quispe Pariona, luego de que un audio revelara su confesión de haber participado en actos de corrupción en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. A Quispe Pariona se le acusa también de acoso sexual en dicha casa de estudios.
El CNM decidió en setiembre pasado tramitar su vacancia por incapacidad moral y por afectar la dignidad del cargo. Durante el proceso en que se analizó la vacancia han jugado en favor del acusado un conjunto de presiones a cargo de intereses ajenos a las funciones del CNM. La unanimidad anterior convencida de que Quispe Pariona era indigno de ser miembros del CNM se ha transformado en una vergonzosa mayoría que lo ha absuelto con argumentos sin rigor jurídico.
El Presidente del CNM ha renunciado dignamente en protesta por la grosera maniobra y ha sido reemplazado por otro consejero en su momento cuestionado porque tenía a su cargo una academia de capacitación de jueces cuyo nombramiento ahora evalúa.
Las funciones constitucionales del CNM son extremadamente relevantes como para que el sistema político tolere estas prácticas nefastas. El CNM tiene entre sus funciones designar y destituir a los fiscales y jueces, entre ellos a los fiscales supremos y vocales de la Corte Suprema y ratificar a los magistrados cada 7 años.
Este organismo ha sido impactado en varias oportunidades por la corrupción al punto que uno de sus integrantes debió ser destituido por haber accedido a sobornos para la designación en tanto que se han publicado evidencias de maniobras de sus miembros para favorecer a postulantes a magistrados. Es conocido por ejemplo que dos de sus miembros fueron muy diligentes en la designación de un fiscal supremo a instancias del procesado Ex Presidente Regional de Ancash César Álvarez.
Las cosas han llegado a su límite; la sociedad civil ha demandado la renuncia de los miembros del CNM que reintegraron a Quispe Pariona y exige la reorganización total de esa institución.
Está claro que este organismo moralmente agonizante ya no puede designar los fiscales y jueces de nuestro país, menos aún llevar a cabo con probidad la selección de fiscales y vocales supremos. Ellos ya no nos representan y la autonomía no puede ser una coartada para el delito. Como antes con el Ministerio Público es hora de limpiar la casa. Mientras más se demore la reforma del CNM la democracia y la justicia del Perú sufrirán más.
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