Francia: En defensa de la laicidad, uno de los pilares de la República

Los atentados terroristas de París de la semana pasada no solo sacudieron a los franceses y al mundo entero; despertaron también en la socidad francesa una serie de debates a propósito de los principios en los que descansa la República, entre otros el de la laicidad. Henri Pena-Ruiz, filósofo, especialista en temas de laicidad, autor del Diccionario amoroso de la laicidad, habló con RFI.

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La laicidad descansa en tres pilares: la libertad de conciencia, lo que significa que la religión es libre pero solo compromete a los creyentes, y que el ateismo es libre pero solo compromete a los ateos; la igualdad de derechos, que impide todo privilegio público de la religión o del ateismo; y la universalidad de la acción pública, esto es, sin discriminación de ningún tipo. Esas son las tres exigencias indisociables del laicismo, afirma nuestro entrevistado.

Francia es un país laico pero no en su totalidad. La historia francesa, así como las presiones de los religiosos, han hecho que el poder público dé dinero a escuelas religiosas, en su aplastante mayoría católicas. En cuanto a Europa, hay una mayoría de países que privilegian claramente la religión, aunque no se puede negar que hay libertad de conciencia, opina Henri Pena-Ruiz.

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¿Pseudociencia?: “Trascendemos a la vida, pero nuestra mente nos impide verlo”

La física demuestra que hay vida después de la muerte, pero “nuestra mente no lo ve”. La ortodoxia médica suele explicar estos casos como meras alucinaciones causadas por la anoxia (carencia de oxígeno).

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Robert Lanza afirma que según la teoría del Biocentrismo la muerte es una ilusión. La vida crea el universo, y no al revés. El espacio y el tiempo no existen en la forma lineal que pensamos que lo hace; y si el espacio y el tiempo no son lineales, entonces la muerte no puede existir en el ‘sentido real’

“La muerte, tal y como la concebimos, no existe, sólo es una ilusión”. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado el médico y director de Advanced Cell Technology Robert Lanza, defensor de la teoría del biocentrismo, en la que se niega que el tiempo o el espacio sean lineales. Para la gran mayoría de científicos este tipo de afirmaciones son sólo sandeces o, al menos, hipótesis indemostrables. Sin embargo, Lanza parece haber encontrado en el famoso experimento de Young, también denominado de la doble rendija (doble-split), el perfecto aliado para defender su tesis. Si con este se logró demostrar la naturaleza ondulatoria de la luz, Lanza pretende hacer lo propio con el espacio y el tiempo.

En la obra Biocentrism: How Life and Consciousness are the Keys (BenBella Books), el físico norteamericano parte de la premisa de que la vida crea al universo, y no al revés, la base misma del biocentrismo. A partir de aquí, va deduciendo paso a paso que la mortalidad es una idea falsa, creada por nuestra conciencia.

En primer lugar, sugiere que la conciencia de una persona determina la forma y el tamaño de los objetos en el universo. Para explicarlo, utiliza como ejemplo la forma en la que percibimos el mundo que nos rodea: “Una persona ve un cielo azul, y se le dice que el color que están viendo es azul, pero las células cerebrales tienen la capacidad de variar esta percepción, pudiendo ver el cielo de color verde o rojo”. En pocas palabras, concluye, “lo que vemos sólo existe gracias a nuestra conciencia”.

El multiverso y la teoría de las cuerdas

Este es el motivo por el que Lanza dice que creemos en la muerte. Al observar el universo desde el punto de vista del biocéntrismo, erramos a la hora de concebir el espacio y el tiempo, pues lo haríamos en función de lo que nos dicta la conciencia. En resumen, el espacio y el tiempo son “meros instrumentos de nuestra mente”, por lo que entender la muerte como algo terminal no tendría sentido según sus tesis.

Al concebir que las dimensiones espacio-temporales son meras construcciones mentales, la inmortalidad sería una realidad para Lanza. Es decir, hay vida después de la muerte (física) debido a que habitaríamos un mundo sin fronteras lineales de espacio y tiempo, lo que entronca con la teoría de las cuerdas.

A pesar de ello, lamenta el científico, seguimos creyendo que “la vida es sólo un poco de carbono y una mezcla de moléculas, las cuales dan forma a nuestra existencia durante un tiempo y luego vuelven a descomponerse en el suelo”, explica el físico. ¿Por qué? Simplemente, “porque se nos ha ensañado que las personas se mueren, aunque sólo existe la evidencia de que desaparece el cuerpo en un momento dado”.

http://www.youtube.com/watch?v=8U27M_Jc0EA

Eben Alexander es un reputado cirujano estadounidense de la universidad de Harvard que en 2008, cuando ya contaba con más de 50 años de edad, tuvo una experiencia cercana a la muerte. Sufrió un derrame cerebral y estuvo siete días en coma, en el curso de los cuales vivió una serie de vivencias extracorporales que transformaron por completo su mentalidad

“Trascendemos a la vida, pero nuestra mente nos impide verlo”

Para explicar la muerte física del cuerpo, Lanza recurre a la teoría del multiverso o universos paralelos. Una interpretación a la que se ha dado un fuerte pábulo debido a los datos recogidos por el satélite Planck, que mostró una serie de anomalías supuestamente causadas por la atracción gravitatoria de otros universos. Así, según Lanza, “todo lo que ocurre en nuestro universo está sucediendo también en el multiverso, por lo que la vida nunca dejaría de existir en este sentido.

“Cuando morimos, nuestra vida se convierte en una planta perenne que vuelve a florecer una y otra vez en el multiverso”, explica gráficamente el físico. Por tanto, la vida trascendería a la forma lineal bajo la que se rige nuestro pensamiento. Esto es porque, como sucede con las partículas de la luz, la materia y la energía “funcionan como las ondas”.

El estudio del fenómeno de las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM) ha centrado en los últimos años la atención sobre la posibilidad de que exista la inmortalidad. Una de cada cinco personas que sobrevive a una parada cardíaca asegura haber tenido una ECM durante el tiempo de duración de un coma o de muerte clínica, en el que supuestamente desaparecen todas las señales externas de vida, pero que son capaces de narrar luego sus sensaciones y percepciones.

Investigaciones millonarias para demostrar la inmortalidad

Cada vez son más los investigadores médicos interesados en este fenómeno, y la literatura sobre el tema llegó a su cénit con la publicación el pasado año de La prueba del cielo: El viaje de un neurocirujano a la vida después de la vida (Zenith). Un libro superventas en el que el neurocirujano Eben Alexander narra su supuesta experiencia en el más allá durante el tiempo que estuvo en coma.

Para intentar acabar con esta incertidumbre, la fundación fundación John Templeton que, con base en Filadelfia, se describe a sí misma como “un catalizador filántropo para la investigación sobre las Grandes Cuestiones de la vida”, financiará con cinco millones de dólares una selección de proyectos de investigación sobre las experiencias al borde la muerte. Es lo que se ha dado en llamar el Proyecto Inmortalidad.

Entre los elegidos en el Proyecto Inmortalidad destaca Sam Parnia, director de investigación sobre reanimaciones en la Universidad de Nueva York, quien tratará de de determinar si las ECM son reales. Es decir, discernir si sus causas son físicas o, por el contrario, parapsicológicas o metafísicas. Para ello, el autor de Erasing Death: The Science That Is Rewriting the Boundaries Between Life and Death analizará la actividad cerebral de los pacientes que sufren un paro cardíaco. De este modo, tratará de determinar si las conexiones neuronales son susceptibles de provocar una experiencia subjetiva, verse a uno mismo fuera del cuerpo y en tercera persona mientras los médicos tratan de reanimarlo.

En: Elconfidencial

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“La física cuántica demuestra que hay vida después de la muerte”

Científico afirma que la física cuántica es capaz de demostrar que la muerte no es real

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“Puedo asegurar que la mía fue la perfecta experiencia cercana a la muerte”

“Sí, hay vida después de la muerte, lo he comprobado”

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Retrasar la jubilación reduce riesgo de Alzheimer

Siempre he considerado que mantener la mente y actividad al 100% en la persona cualquiera sea su edad, ayuda a mantenerla ocupada y por ende lúcida, ello crea nuevas redes neuronales y aumenta las capacidades cognitivas y físicas de modo que contribuye a una mejor calidad de vida, especialmente en el grupo de personas mayores de 60 años. Entonces, mantenerlos activos es un buen ejercicio.

Inclusive creo que este grupo etáneo debería seguir desarrollándose en el aspecto sexual por lo que no sólo es alentar el intelecto, sino también la fuerza física y la libido que en buena cuenta cerraría un círculo perfecto, pues un buen sexo no sólo es prerrogativa de las personas jóvenes.

Cambiemos nuestra perspectiva sobre la vejez, no veamos esta condición como un obstáculo, no dejemos a nuestros padres en asilos, veamos a los adultos mayores como una oportunidad para adquirir conocimiento, de cualquier tipo, pero conocimiento al fin y al cabo. Cambiemos nuestro chip con ellos.

Este estudio, que se realizó con 429 mil personas, concluyó que cada año adicional de trabajo después de cumplir los 60 años reduciría casi un 3 por ciento el riesgo de padecer esa enfermedad cerebral irreversible y progresiva.

París.- La frecuencia del Alzheimer podría ser menor y su riesgo se reduciría si se retrasa la jubilación, reveló un estudio realizado por científicos en Dinamarca.

Aunque aún no existe un tratamiento eficaz para tratar o retrasar el Alzheimer, las investigaciones arrojan algunas luces de esperanza.

Los estudios apuntan a que aplazar la fecha de jubilación contribuiría a retrasar el Alzheimer.

La conclusión fue obtenida por el Instituto francés de la Salud y la Investigación Médica (Inserm), cuyos resultados preliminares fueron presentados esta semana en Boston, en el noreste de Estados Unidos, durante la Conferencia de la Asociación Internacional del Alzheimer.

Este estudio, que se realizó con 429 mil personas, concluyó que cada año adicional de trabajo después de cumplir los 60 años reduciría casi un 3 por ciento el riesgo de padecer esa enfermedad cerebral irreversible y progresiva, que destruye paulatinamente la memoria y las habilidades cognitivas.

“Nuestros datos demuestran que una edad tardía de jubilación está asociada a una disminución altamente significativa del riesgo de demencia”, subrayó Carole Dufouil, quien dirigió el estudio del Inserm.

Anteriores investigaciones epidemiológicas demostraron que personas que tienen un nivel alto de estudios o actividades estimulantes en el plano cognitivo tienen menos riesgo de desarrollar la enfermedad.

“La hipótesis evocada con más frecuencia es que los estímulos (intelectuales) contribuirían a preservar la reserva cognitiva, retrasando así las consecuencias clínicas de anomalías cerebrales”, explicó la investigadora francesa.

Más allá de la estimulación cognitiva, la actividad profesional permite mantener una red social, factor también asociado por ciertos estudios a “un menor riesgo de demencia”, señaló la investigadora.

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En: Europress

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