¿CÓMO SE DISTRIBUYE LOS COSTOS DE LA PANDEMIA COVI19?
Efraín Gonzales de Olarte
La inédita pandemia del coronavirus nos está planteando una serie de desafíos económicos, sociales y políticos. Existe un dilema ético entre salvar vidas y reanudar la actividad económica, otros dicen: entre morir de hambre o morir de coronavirus. Según las estadísticas que se tiene a mano entre el 2% y 5% de contagiados fallecen, más de la mitad son personas mayores de 60 años con dolencias previas, por otro lado, ya van más de cien mil muertos en todo el mundo y la cifra se podría doblar fácilmente, pese al aislamiento social que se está practicando en todo el mundo.
El problema de la reanudación de las actividades económicas, sin que se tenga la seguridad de que no habrá un rebrote, es que podría convertirse en una pandemia realmente letal y se hablaría de millones de muertos. El problema parece relativamente claro, es necesario hacer todo lo posible para mantener el aislamiento social hasta que la curva de contagios se aplane o hasta que se esté seguro que el número de contagiados está bajando consistentemente, lo que puede durar de tres a cuatro meses. Sin embargo, el hacerlo ha de tener un costo muy importante: una fuerte recesión económica en todos los países por paralización de una gran parte de actividades, lo que ya se está traduciendo en desempleo, reducción de salarios, mayor pobreza, además de otros costos sicológicos y sociales difíciles de evaluar.
El mayor problema de esta crisis es cómo se reparte sus costos, es decir, cómo se hace para que los costos sean equitativos, o sea los que más tienen deberían contribuir proporcionalmente a sus ingresos y los más pobres que tengan la posibilidad de recibir ingresos de subsistencia a manera de subsidio cruzado, mientras dure la crisis. Pero como se hace para lograr este objetivo. En primer lugar, las empresas deberán reducir sus ganancias y apoyar a sus trabajadores durante estos dos o tres meses, las personas deberán reducir sus sueldos y consumir menos, para que sus empleadores los mantengan. En segundo lugar, será necesario una reprogramación de todas las deudas, de tal manera que los deudores retengan liquidez adicional, para respaldar esta propuesta el Banco Central ha puesto a disposición un fondo muy importante para que se utilice con este propósito. En tercer lugar, habrá que pensar en un impuesto extraordinario a las ganancias y a los ingresos altos, esto para recuperar la caja fiscal. Es decir, hoy más que nunca se requiere una SOLIDARIDAD MACRO-ECONOMICA, para salir de la crisis.
Pero el siguiente paso es tan o más importante que la economía de salvación del período de inactividad económica. ¿Qué se hace después de semejante bache económico? Lo primero es aprender a consumir menos y a invertir más, como lo señala el premio nobel Jean Tirole, es decir, tenemos que cambiar algunos hábitos, no sólo para salir de la crisis, sino para volver a recordar que el problema del calentamiento global tiene como una de sus causas principales el hiper-consumismo, pues se ha observado que durante la inactividad económica se han reducido los índices de emisión de CO2 mostrando de manera inequívoca la relación entre el capitalismo consumista y el calentamiento global. En segundo lugar, cabe revisar y controlar los efectos perversos de la globalización, tales como el incremento de las desigualdades entre países y dentro de ellos. En tercer lugar, esta pandemia nos ha demostrado que se requiere de un sistema de salud mundial, capaz de prepararnos en el futuro para otras pandemias o problemas generados por la globalización. La cooperación entre estados y hasta la integración de los sistemas de salud debería estar en la agenda mundial. En cuarto lugar, repensar seriamente en la reducción de las desigualdades y la pobreza, y al mismo tiempo la reducción de la informalidad. Esta crisis está demostrando que los países con menores niveles de informalidad pueden responder mejor a las necesidades de la población pobre. Finalmente, esta crisis nos está obligando a pensar en los valores morales y en la forma como estamos organizados en nuestras sociedades.
Lima, cuarentena 2.04.2020