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23/09/19: CHINA: GROWTH AND INEQUALITY

SOCIALISM, CAPITALISM AND INEQUALITY IN CHINA
                             Efraín Gonzales de Olarte
Pontifical Catholic University of Peru

China is characterized by being a country with two systems (socialist and capitalist) that coexist in a subordinate manner. However, since Deng Xiaoping initiated the reforms 40 years ago, it has had impressive economic growth, so much so that today it is the second world economic power. Its per capita income has increased from 120 euros in 1978 to 1000 euros in 2015, however inequality has increased almost as in the more developed capitalist countries. These data are from the famous French economist Thomas Piketty, who studies the relationships between growth, accumulation and inequality, who has just published an interesting article in the American Economic Review, according to which China at the same time as the average income per person has increased and poverty reduced, inequality has also increased. The income of the richest 10% of the population increased from 27% of total income in 1978 to 41% in 2015 and the poorest 50% fell from 27% to 15% in the same period. This means that egalitarian and equalizing socialism enters into contradiction, with capitalism as an inequitable and unequal essence.

In the 70s of last century inequality in China was very close to the very egalitarian Nordic countries, today it is very close to the United States very unequal. At the same time, poverty has decreased on average, although much of China is still poorer than the average of Latin American countries. But we must not forget that this economic dynamic occurs in a country with 1,300 million inhabitants, whose 10% population is equivalent to 130 million Chinese who have income from Western levels, in fact in 2018 the number of Chinese billionaires was of 476 versus 585 of the United States.

The Chinese economic model is based on the assumption that the capitalist sector is a function of the Chinese socialist project, consequently it could be inferred that the taxes collected from capitalist activities would be used for investment and spending projects favorable to the Chinese majorities. Consequently, the more capitalist accumulation, the greater the socialist future and the greater redistribution. This sounds interesting and even innovative as a capitalist way to reach socialism, although a special system that does not incorporate democratic institutions in making investment or redistribution decisions.

This from the perspective of the theoretical-political model, but on the other hand we could assume that Chinese capitalism has and will have the same tendency of any of our capitalist countries, that is to say that by the law of capital accumulation it will generate greater inequality whenever there is a sustained growth, as has happened in Peru in the last fifteen years.
However, I believe that in the Chinese case, other variables must be incorporated to try to understand their model of society and economy. The fact that it is the most populous country in the world gives some advantages to its proposal: the first is that its possibilities of growth depending on its internal market are very large, given that only 20% of the population is on the developed side and there is 80% (one billion Chinese) as a future potential market, the second is that with the level of wealth, wealth and income achieved, it is emerging as the world’s first economic power in some years, which makes it an actor worldwide in pursuit of uncontested leadership, the third is that economies of scale are indispensable for its internal growth, which gives it an additional advantage relative to other developed countries.

However, not everything is rosy. The Chinese are aware that the industrialist model that has made them grow at very high rates already has several limitations, because to continue growing at rates lower than their historical rates, even 6%, they require more energy sources, more raw materials, more qualified professionals and technicians and, above all, to have global primacy requires leading the development of science and technology, without which it must be difficult to move from growth based on industrialization to growth based on knowledge management and human capital. This is a big problem for Chinese aspirations. Additionally, they have in their liabilities to be one of the most polluting countries in the environment, which is forcing them to increase clean energy.

It is clear that the accelerated development of Chinese capitalism is a geopolitical necessity of a country and a government with hegemonistic aspirations, and the existing inequalities allow to legitimize the Chinese government with its redistributionist policies, that is to say inequalities are functional to the political project, after the Deng Xiaoping reforms. What is yet to be clarified is whether socialism will really subordinate its capitalist development or if the latter will generate a socio-economic dynamic that will drive changes in Chinese politics. Time will tell. What seems to be a threatening reality is that, being a very large and modern country, it will become the next imperialism.

Sep. 25.2019

 

23/09/19: CHINA: CRECIMIENTO Y DESIGUALDAD

SOCIALISMO, CAPITALISMO Y DESIGUALDAD EN CHINA

Efraín Gonzales de Olarte

Pontificia Universidad Católica del Perú

La China se caracteriza por ser un país con dos sistemas (socialista y capitalista) que coexisten de manera subordinada. Sin embargo, desde que Deng Xiaoping iniciara las reformas, hace 40 años, ha tenido un crecimiento económico impresionante, tanto así que hoy es la segunda potencia económica mundial. Su ingreso per cápita ha pasado de 120 euros en 1978  a  1000 euros en 2015, sin embargo la desigualdad se ha incrementado casi como en los países capitalistas más desarrollados.  Estos datos son del famoso economista francés Thomas Piketty, que estudia las relaciones entre crecimiento, acumulación y desigualdad, quien acaba de publicar un interesante artículo en la American Economic Review, según el cual la China al mismo tiempo que el promedio del ingreso por persona ha aumentado y ha reducido la pobreza, la desigualdad también se ha incrementado. El ingreso del 10% más rico de la población pasó de 27% del total del ingreso en 1978 a 41% en 2015 y el 50% más pobre cayó de 27% a 15% en el mismo período. Esto hace que entre en contradicción el socialismo igualitario e igualador, con el capitalismo por esencia inequitativo y des igualador.

En los años 70 del siglo pasado la desigualdad en China estaba muy cerca de los países nórdicos muy igualitarios, hoy está muy cerca de Estados Unidos muy desigual. Paralelamente, la pobreza ha disminuido en promedio, aunque gran parte de la China aún sigue siendo más pobre que el promedio de los países latinoamericanos. Pero no hay que olvidar que esta dinámica económica se da en un país con 1,300 millones de habitantes, cuyo 10% de población equivale a 130 millones de chinos que tienen ingresos de niveles occidentales, de hecho en 2018 el número de mil-millonarios chinos era de 476 versus 585 de Estados Unidos.

El modelo económico chino parte del supuesto que el sector capitalista está en función del proyecto socialista chino, en consecuencia se podría inferir que los impuestos recaudados de las actividades capitalistas servirían para los proyectos de inversión y de gasto favorable a las mayorías chinas. En consecuencia, cuánto más acumulación capitalista mayor futuro socialista y mayor redistribución. Esto suena interesante y hasta innovador como vía capitalista para llegar al socialismo, aunque un sistema especial que no incorpora instituciones democráticas en la toma de decisiones de inversión o de redistribución.

Esto desde la perspectiva del modelo teórico-político, pero de otro lado podríamos asumir que el capitalismo chino tiene y tendrá la misma tendencia de cualquiera de nuestros países capitalistas, es decir que por la ley de acumulación del capital generará mayor desigualdad cada vez que haya un crecimiento sostenido, tal como ha sucedido en el Perú en las últimos quince años.

Sin embargo, creo que en el caso chino hay que incorporar otras variables para tratar de entender su modelo de sociedad y de economía. El hecho de ser el país más poblado del mundo le da algunas ventajas a su propuesta: la primera, es que sus posibilidades de crecimiento en función de su mercado interno son muy grandes, dado que sólo un 20% de la población está del lado desarrollado y hay un 80% (mil millones de chinos) como futuro mercado potencial, la segunda, es que con el nivel de riqueza, patrimonio e ingreso logrados se perfila como la primera potencia económica del mundo en algunos años, lo que lo hace un actor mundial en pos de un liderazgo incontestado, la tercera es que las economías de escala son indispensables para su crecimiento interno, lo que le da una ventaja adicional relativa con el resto de países desarrollados.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Los chinos están conscientes que el modelo industrialista que los ha hecho crecer a altísimas tasas ya tiene varias limitaciones, pues para seguir creciendo a tasas menores a sus históricas , incluso de 6%, requieren de mayores fuentes energéticas, de más materias primas, de más profesionales y técnicos calificados y, sobre todo, para tener primacía mundial requiere de liderar el desarrollo de la ciencia y la tecnología, sin las cuales ha de ser difícil pasar del crecimiento basado en la industrialización al crecimiento basado en el manejo del conocimiento y en el capital humano. Este es un gran problema para las aspiraciones chinas. Adicionalmente, tienen en su pasivo ser uno de los países más contaminadores del medio ambiente, lo cual los está obligando a incrementar las energías limpias.

Es claro que el desarrollo acelerado del capitalismo chino  es una necesidad geopolítica de un país y un gobierno con aspiraciones hegemonistas, y las desigualdades existentes permiten legitimar al gobierno chino con sus políticas redistribucionistas, es decir las desigualdades son funcionales al proyecto político, tras de las reformas de Deng Xiaoping. Lo que está por ser aclarado es si realmente el socialismo subordinará a su desarrollo capitalista o si este último generará una dinámica socio económica que impulsará cambios en la política china. El tiempo lo dirá. Lo que parece ser una realidad amenazante es que, siendo un país muy grande y moderno lo convertirá en el próximo imperialismo.

Set.25.2019